Enrique de Navarra, de Baier

Ofrezco el texto de mi presentación en la Filmoteca Navarra, Pamplona, del filme de Jo Baier “Enrique de Navarra”, el 18 de septiembre de 2014.

El escenario político en la segunda mitad del siglo XVI

Situación previa de Navarra

El reino de Navarra ya se había fracturado en dos: la Alta Navarra había sido conquistada por Castilla tras un largo proceso que se inicia en 1512, con la invasión de tropas al mando del Duque de Alba, y termina en 1524 con la rendición de Fuenterrabía a las tropas imperiales y la amnistía de Carlos V a los legitimistas navarros que por tres veces se le habían opuesto con las armas y la ayuda de Francia. Pero la Baja Navarra y el Bearne (“Tierra de Vascos”) subsiste como Reino independiente desde 1527 bajo el control de Enrique II de Albret y sus sucesores hasta 1620 en que Luis XIII la anexionará al reino de Francia. La guerra por la posesión de Italia entre Francia y España (Francisco I y Carlos V) se impone a la prioridad de Enrique II por recuperar la Alta Navarra. El distanciamiento entre las dos Navarras se agrandará cuando los Albret se conviertan al Calvinismo y la reina Juana III sea excomulgada. Ambas partes de Navarra unirán sus destinos a España y Francia, respectivamente, convirtiéndose los Pirineos en frontera política.

Francia

El espacio político francés está dominado por las guerras civiles de religión (hasta ocho entre 1562 y 1598).

(La historia que narra la película comienza en 1563, cuando Enrique de Navarra tiene 10 años y Nostradamus vaticinará que “unirá los reinos de Francia y Navarra bajo una misma corona”).

Su detonante fueron las disputas religiosas entre católicos y protestantes calvinistas (“hugonotes”), exacerbadas por el antagonismo de las casas nobiliarias que no buscaban sino su primacía (Navarra su supervivencia como estado): por parte católica los Guisa, a cuyo frente se encontraba Enrique, príncipe de Lorena; y del lado protestante los Borbón, que sucederían a los Valois en el trono de Francia si se extinguiese esta estirpe (los Borbón eran descendientes directos de San Luis IX, siendo por ello herederos de la casa de Valois, reinante en Francia); y el linaje de los Montmorency, liderado por Gaspar de Coligny, jefe político de los hugonotes.

Tuvieron dimensiones internacionales, implicando en la lucha a la potencia protestante del momento, la Inglaterra de Isabel I, y a la máxima defensora del catolicismo y mayor potencia de la época, la España de Felipe II.

El conflicto acabó con la extinción de la dinastía Valois-Angulema y el ascenso al trono francés de Enrique IV de Borbón y Albret (III de Navarra, la antigua Baja Navarra).

Pero veamos que sucede en Francia y en Navarra antes de esta circunstancia.

Estatua ecuestre del rey de Francia Enrique IV en el Pont Neuf de París (Detalle)

Enrique IV de Francia y III de Navarra

Enrique de Borbón, llamado Enrique de Navarra, nació en Pau, el 13 de diciembre de 1553 y falleció en París, el 14 de mayo de 1610. Fue rey de Navarra con el nombre de Enrique III entre 1572 y 1610, y rey de Francia como Enrique IV entre 1589 y 1610, primero de la Casa de Borbón en este país, al que la historia conocerá como Enrique el Grande o el Buen Rey.

Nacimiento, primer matrimonio y ascenso al trono de Navarra

Fue hijo de Juana de Albret (Reina Juana III de Navarra) y de su consorte Antonio de Borbón, Duque de Vendôme y Borbón. Fue bautizado como católico pero después educado por su madre en la fe calvinista (a la que en 1560 se había convertido, introduciendo la Reforma en su reino, para facilitar la cual encargó a Joannes de Leizarraga la traducción del Nuevo Testamento al euskara).

Enrique IV y la reina Margot en el filme de Baier

Ya fallecido su padre en 1562 y tras heredar sus títulos, combatió en el bando hugonote durante la tercera guerra de religión, que terminó con la Paz de Saint-Germain (1570), con la que se pretendió alcanzar la reconciliación entre los bandos católico y hugonote. Como parte de este plan, la Reina de Navarra convino el matrimonio de su hijo con Margarita de Valois, hermana del Rey Carlos IX de Francia (“la reina Margot”). El matrimonio se celebró el 18 de agosto de 1572 en contra de los deseos de Enrique (se anularía en 1599). Ese mismo año, al fallecer la Reina Juana de Albret, se convierte en Enrique III de Navarra.

Matanza de San Bartolomé

El matrimonio no era deseado por los novios, ni por el Papa Gregorio XIII (que no autorizó la boda), ni por el pueblo francés. Una semana después del enlace, los extremistas católicos rompieron todo entendimiento y desataron en París la Matanza de San Bartolomé contra los hugonotes (noche del 24 de agosto de 1572), cuyo líder, Gaspar de Coligny, fue herido y defenestrado. Se cree que la orden fue dada por Catalina de Médici, madre del rey Carlos IX, que había sido regente de Francia durante la minoría de edad de su hijo, por temor al poder de los hugonotes, y que había contado con el apoyo de los Guisa.

Los asesinatos se extendieron por otras tantas ciudades de Francia durante varios días (murieron unos 30.000 hugonotes). Enrique, para salvar su vida, se vio forzado a convertirse al catolicismo (5 de febrero de 1576) y a seguir en la corte bajo vigilancia de todos sus movimientos. No obstante, a finales de ese año consiguió escapar de la corte y tras abjurar de su reciente adhesión al catolicismo, se puso al frente de las fuerzas protestantes durante la Cuarta Guerra de Religión.

Candidatura y ascenso al trono francés

Tras la muerte de Carlos IX asumió el trono de Francia su hermano Enrique III, pero la muerte del tercer hermano, Francisco duque de Anjou en 1584, que era el primero en la línea de sucesión, convirtió a Enrique de Navarra en el legítimo heredero de Francia (su hermana Catalina quedaba fuera de la sucesión por la Ley Sálica, quedando como regente de Navarra y Bearn en representación de su hermano.

El protestantismo de Enrique llevó a la que sería conocida como la Guerra de los Tres Enriques. Enrique de Guisa y la Liga Católica se negaban a que Francia fuese gobernada por un hugonote, así que el rey Enrique III lo mandó asesinar temiendo su poder. Al poco tiempo, el rey fue asesinado también en venganza por el asesinato cometido.

Julien Boisselier en el papel de Enrique IV

La muerte de Enrique III de Francia el 2 de agosto de 1589 hizo recaer formalmente la corona francesa sobre la cabeza de Enrique de Navarra, pero sólo fue reconocido como rey por los hugonotes. La Liga Católica, el Papa y Felipe II de España no le aceptaron por su adscripción al protestantismo y propusieron en su lugar al cardenal Carlos de Borbón. En tales condiciones, la Liga –reforzada con la ayuda de España– le obligó a retirarse al sur del país y a convencerse de que tendría que acceder al trono por la fuerza de las armas. Aunque los protestantes consiguieron significativas victorias en las batallas de Coutras (1587), Arques (1589) e Ivry (1590), Enrique no pudo tomar París ante la intervención española al mando de Alejandro Farnesio.

Sin embargo, la intervención de Felipe II de España en los asuntos franceses (quería convertir a su hija Isabel Clara Eugenia en reina de Francia al estar emparentada con la casa real de ese país) dividió a los partidarios de la Liga Católica, facilitando a Enrique el acceso efectivo al trono francés con la condición de que abjurara, una vez más, del Protestantismo. Logrado esto el 25 de julio de 1593 se le entregó la ciudad de París, que mantuvo asediada sin vencerla por la fuerza de las armas. Es el momento en que se le atribuye la célebre frase: “París bien vale una misa”.

Su reinado

Fue coronado rey con el título de Enrique IV en la Catedral de Chartres, el 27 de febrero de 1594. Por la Paz de Vervins (1598), Felipe II renunció a intervenir en los asuntos franceses y reconoció la legitimidad del monarca.

Ese mismo año, por el Edicto de Nantes (1598) –de Fontainebleu para los territorios de Navarra y Bearne-, el rey declaró la tolerancia hacia los hugonotes, acompañada del reconocimiento del catolicismo como religión del Estado y de una política de reconciliación basada en la renuncia a toda revancha o depuración.

El 17 de diciembre de 1600 se casó, en segundas nupcias, con la princesa italiana María de Médici, Duquesa de Toscana, con el beneplácito del Papa, la cual le daría seis hijos (aunque tuvo hasta once hijos ilegítimos identificados). Muy dado a las mujeres, se cuentan hasta cincuenta las amantes que tuvo, la más querida Gabrielle d’Estrées.

Enrique IV sentó las bases del absolutismo monárquico. No admitió primer ministro, dejó de convocar los Estados Generales, redujo la influencia de los parlamentos y controló el acceso a los puestos de la administración y de la corte. Emprendió proyectos de todo tipo para mejorar la vida de sus súbditos («Un pollo en las ollas de todos los campesinos, los domingos»), lo que le convertiría en uno de los gobernantes más populares del país.

En ese período, Francia vivió un importante avance económico (el Duque de Sully o Barón de Rosny fue su artífice). Financió varias expediciones de Pierre Dugua y Samuel de Champlain para colonizar Canadá. Fue nombrado el primer Ministro de Relaciones Exteriores de la historia de Francia, Louis de Revol.

Asesinato

Enrique IV fue un hombre compasivo y amado por su pueblo, pero también odiado por los que se oponían a su política religiosa. El 14 de mayo de 1610 sería asesinado por el fanático católico François Ravaillac.

Su muerte, paradójicamente, hizo que protestantes y católicos alabaran a quien tanto habían atacado. André Maurois (en su Historia de Francia) afirma lo siguiente: “Enrique IV es hoy, junto con Carlomagno, Juana de Arco y San Luis, uno de los héroes de Francia. Representa no su aspecto místico, sino el valiente, sensato, alegre, popular, picaresco y siempre grande”.

La caballería de Enrique III de Navarra en orden de combate

La versión fílmica de Jo Baier

Jo Baier es un cineasta alemán nacido en Munich (Baviera) en 1949. Antes de orientarse al mundo audiovisual se doctoró en Filosofía. Ejerció como realizador de televisión durante dos décadas, interesado tanto por el documentalismo como por los temas de ficción. Antes de dirigir la película objeto de este comentario rodó “Operación Valkiria” (Operation Vlakyrie, 2004) y “Marcados por el III Reich” ( Nicht alle waren Mörder, 2006), sobre el atentado contra Hitler y la persecución judía y, después de “Enrique de Navarra”, “El fin es mi principio” (Das Ende ist mein Anfang, 2011), una obra intimista acerca de la preparación ante la muerte.

En 2010 aborda su filme “Enrique de Navarra” (Henri IV, Henri of Navarre en la versión inglesa para TV) en forma de coproducción germano-francesa-austriaco-española.

Se basa en la adaptación al cine del propio Baier y Cooky Ziesche de la novela de Heinrich Mann “La juventud y el final del rey Enrique IV” (Die Jugend des Königs Henri Quatre, literalmente El joven rey Enrique IV) con la que en 1935 buscaba denunciar el régimen dictatorial y militarista de Adolf Hitler en la preguerra. La idea fructifica en Baier que lo explica así: «Se me ocurrió que tenía que hacerla a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, sentí que tenía que denunciar el fanatismo religioso» [1].

El mérito de esta cinta de Baier se debe en gran manera a la creación realista del pasado siglo XVI:

  • Los personajes están bien caracterizados según el “tipo” atribuido por la Historia al rey navarro, encarnado por Julien Boisselier; Armelle Deutsch es Marguerite de Valois (la reina “Margot”); Marta Calvó (Juana de Albret); Hannelore Hoger (Catalina de Médicis); Gabriela Maria Schmeide (María de Médicis); Chloé Stefani (Gabrielle d’Estrés); Joachim Król (Théodore d’Aubigné); Andreas Schmidt (Guillaume du Bartas); Roger Casamajor (Maximilien de Béthune “Rosny”).
  • Las localizaciones se han centrado en Alemania, Francia y Chequia.
  • El vestuario empleado es otro de sus aciertos, pues en él se manifiesta la mejoría de la economía) francesa a lo largo del tiempo transcurrido, a lo que contribuye el atrezzo del film (salvo las banderas que no se corresponden con las del rey Enrique IV). En suma, una magnífica ambientación que resalta la cotidianidad conclaroscuros naturales.
  • La reconstrucción de batallas es otro de sus puntos de interés. Así, el uso de armamento, las tácticas de combate mediante tomas de travellings, barridos, zooms de cámara y un montaje dinámico gracias al uso de minicámaras puestas en los cuerpos de los combatientes, dan idea verdadera de la crueldad de la época, del odio odio entre facciones.
  • La musicalización, obra de los compositores Henry Jackman y Hans Zimmer, contribuye a lograr las sensaciones pretendidas por el director.
  • La puesta en escena es en general sobresaliente. Se puede afirmar que este título de Baier contribuye eficazmente a la búsqueda de nuevas posibilidades para el género histórico y, más en concreto, el género biopic en la tendencia actual de valoración positiva de este rey de nacimiento navarro que llegaría a ostentar el trono de Francia, anunciándose ya como un personaje clave del futuro europeísmo. Baier sintetiza en la película muchos aspectos como la niñez del rey, las luchas religiosas, su ascenso al trono de Francia, su vida amorosa, las conspiraciones que le rodean, su muerte, otros personajes históricos de su tiempo, las relaciones internacionales y la sociedad francesa.

En cuanto a la veracidad de los hechos narrados, ciertos aspectos se han novelado a favor de una visión proclive al protestantismo (Jo Baier es alemán) o de la vida íntima del rey, dejando de lado las disputas territoriales, la colonización de Canadá…. ensalzando la figura de Enrique IV como monarca demócrata, cuando en realidad acumuló sobre sí mucho poder.

Notas

[1] http://gazetaeuropea.blogspot.com.es/2013/04/largometraje-henri-iv.html