Se ofrece a continuación la alabanza de María Ángeles Mezquíriz Irujo, directora honoraria del Museo de Navarra, pronunciada por mí en el acto de entrega del Premio “Francisco Jordá”, en su edición de 2001, que le fue concedido el 28 de abril de 2001, en acto solemne celebrado en el paraninfo de la Universidad de Oviedo por el Ilustre Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias del Principado de Asturias, presidido por don Rafael García Domínguez, con ocasión de la celebración de su patrono San Isidoro.
Como sucesor en la dirección del Museo de Navarra de la que fue su directora durante varias décadas, tuve el honor de solicitar al mencionado Colegio la concesión a su favor de dicho Premio.
En la consideración de sus merecimientos se destacaban en la solicitud los siguientes:
– Su trayectoria científica en el ámbito de la Arqueología Romana peninsular y, en concreto, navarra, a la que se ha dedicado desde 1954 hasta la actualidad, tras haberse especializado en Italia con el Dr. Lamboglia, y en España con el Dr. Tarradell. Fruto de esta especialización son sus numerosas publicaciones, dirección de excavaciones y proyectos de musealización de yacimientos llevados a cabo.
Su pasado como Conservadora primero (1953-1957) y Directora después (1957-1998) del Museo de Navarra, compatibilizado entre 1990 y 1998 con la Jefatura de la Sección de Museos, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Navarra. Desde su puesto directivo contribuyó a modelar y expandir en las últimas décadas el Museo de Navarra, configurándolo como centro de conservación e investigación del Patrimonio Arqueológico Navarro, no sólo romano, y en los últimos años como centro cultural en su más amplio sentido, al amparo de las amplias competencias dispuestas por Navarra en este campo desde la creación de la Institución Príncipe de Viana en 1940, labor que ha sido reconocida por el Ministerio de Educación y Cultura con la concesión en 1998 del Premio Nacional en Restauración y Conservación de Bienes Culturales a la Institución Príncipe de Viana, en la que orgánicamente se inserta el Museo de Navarra como centro competente en materia de bienes muebles.
– La proyección social de la Prehistoria y Arqueología navarras, apoyándose en “uno de los más prestigiosos servicios de investigación arqueológica de todo el país… [cuyas] actividades de campo… de divulgación en textos y de constitución de colecciones públicas –ejemplarmente expuestas en el Museo de Navarra- marcan una ejecutoria ciertamente brillante y modélica”, según expone don Ignacio Barandiaran Maestu en “La Prehistoria de Navarra: Estado actual de los estudios”, ponencia presentada al Primer Congreso General de Historia de Navarra, 1986 (Príncipe de Viana, 1987, Anejo 6, p. 65). Sirva de muestra la colaboración estrecha del Museo de Navarra con instituciones y centros especializados como la Universidad de Navarra, Universidad de Zaragoza, Universidad del País Vasco, Sociedad de Ciencias Naturales Aranzadi, de San Sebastián, y Museos Arqueológico Nacional y Museos Provinciales de Álava y Logroño principalmente.
– Y, finalmente, la destacada colaboración de la personalidad propuesta en cuantos organismos colaboran en la coordinación técnica de los museos españoles (Junta Superior de Museos, Comité Español y Comité Internacional de Museología del I.C.O.M.), contribuyendo de esta forma también a la divulgación del Patrimonio Arqueológico de Navarra.
Se adjunta el texto admirativo del discurso pronunciado ante las autoridades académicas por entonces director del Museo de Navarra:
Ilmo. Sr. Decano del Ilustre Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias del Principado de Asturias,
Estimados miembros de dicho Colegio Oficial y Colegiados Distinguidos del mismo,
Querida María Ángeles,
Señoras y Señores:
Me es gratísimo acceder a la invitación de presentar, en este acto tan significativo de la cultura asturiana, que reconoce trayectorias profesionales en los ámbitos de la Arqueología y de la Prehistoria, a la persona a cuyas órdenes he trabajado en los últimos diez años en el Museo de Navarra y con la que he desarrollado mi aprendizaje en esa disciplina teórica, que se perfecciona en la práctica diaria, que es la Museología.
Esta razón y mi proximidad indirecta al campo de la Arqueología, hacen que mi conocimiento de María Ángeles Mezquíriz sea extenso.
No es extraño, pues, que no pueda, ni deba, ocultar mi aprecio por la hoy galardonada con el Premio Francisco Jordá 2001, a la que dirijo mi admiración, sobre todo, por una entrega tan dilatada y coherente a la ciencia arqueológica, como la que voy a exponer a continuación. Por tanto, me sentía obligado por afecto a presentarla a la edición de este Premio, prestigiado a lo largo de sus nueve años de existencia, además de por el acierto de su creación, por su título, que hace justicia a la decidida entrega del Profesor Jordá a las tareas docentes e investigadoras desarrolladas por él dentro del Principado de Asturias, tierra tan querida por mí al ser cuna de buena parte de mis mayores. Y cuál no sería mi alegría al conocer que el Premio terminaría recayendo en mi maestra, la Dra. Mezquíriz. Por ello, agradezco personalmente al Jurado que se lo concediera, y puedo asegurar que el mismo ha tenido para la galardonada un significado especial, ya que siempre se ha enorgullecido de la amistad mantenida con el Profesor Jordá desde sus tiempos de estudiante universitaria.
María Ángeles Mezquíriz Irujo nace en la villa navarra de Falces. En 1951 se licencia en Filosofía y Letras, especialidad de Geografía e Historia, en la Universidad de Zaragoza. Por mediación del Profesor Antonio Beltrán, siendo en ese momento Profesora Ayudante de la Cátedra de Numismática, realizará dos cursos de ampliación de estudios en Canfranc y Jaca, en uno de los cuales conocerá al Dr. Nino Lamboglia, especialista en cerámica antigua romana, entonces Director del Istituto Internazionale di Studi Liguri y del Museo Bicknell, de Bordighera, quien atraerá a la Dra. Mezquíriz hacia Italia, en concreto para colaborar con él en las excavaciones de aquella ciudad de Ventimiglia y en el yacimiento de Tyndaris, en Sicilia (años 1951 y 1952). Se puede decir que es aquí donde tomará la decisión de orientar toda su vida y esfuerzos al conocimiento de la Antigüedad romana. A partir de entonces ya no se desligará de Italia, a la que volverá en sucesivas ocasiones para intervenir en nuevas excavaciones o misiones arqueológicas (Vulci, Etruria, 1956; Tusculum, Frascati, 1998).
Proseguirá su formación de campo en la civitas de Ampurias (en 1954), para continuarla al año siguiente en los antiguos asentamientos de Tamuda (Tetuán) y Lixus (Larache), entonces Protectorado Español de Marruecos, bajo la responsabilidad del Dr. Miguel Tarradell, Director del Museo de Tetuán y posterior Catedrático de la Universidad de Barcelona. De los conocimientos obtenidos y de las enseñanzas del Prof. y Dr. Antonio Beltrán, se beneficiará su tesis doctoral sobre la Terra sigillata hispánica, que presentará en la Universidad de Zaragoza en 1957, siendo por entonces la tercera de las defendidas en su Facultad de Filosofía y Letras.
Su relación con los primeros maestros, arqueólogos y museólogos a un tiempo, le descubrió el poderoso atractivo de los museos como lugar de depósito, conservación e investigación de las colecciones arqueológicas. La oportunidad de estarse formando entonces el Museo de Navarra, bajo la dirección del, en aquella época, Inspector General de Museos, D. Joaquín María de Navascués y de Juan, a iniciativa de la Institución Príncipe de Viana, posibilitó el que la Dra. Mezquíriz accediese al mismo en calidad de conservadora, colaborando a la creación de este centro en los decisivos pasos que lo precedieron. Un año después de su inauguración, en 1957, sería nombrada Directora del mismo, donde desarrollaría su trabajo profesional hasta su reciente jubilación.
La aportación de María Ángeles Mezquíriz al desarrollo del Museo de Navarra, como puede presumirse tras una presencia continuada en él de cuarenta y cinco años, ha sido inconmensurable, no sólo por el incremento de las colecciones –y en consecuencia, por las diferentes ampliaciones del antiguo Hospital de Nuestra Señora de la Misericordia donde éste se ubicaría-, el impulso dado a la investigación de sus fondos, y la progresiva importancia de sus acciones culturales paralelas, sino por el fomento de la investigación arqueológica de campo y la coordinación (desde la Sección de Museos, Bienes Muebles y Arqueología que se le asignaría en 1990) de las iniciativas conducentes al control y protección del Patrimonio Mueble de Navarra (arqueológico, artístico y etnológico).
Ostentando la Institución Príncipe de Viana, de la Diputación Foral de Navarra, desde 1940, competencias culturales de amplia cobertura, el Museo de Navarra, de ella dependiente, llegó a representar pronto un destacado protagonismo en los círculos museísticos españoles, participando su Directora en los espacios de coordinación técnica que le son propios, como la Junta Superior de Museos, Comité Español y Comité Internacional de Museología del Consejo Internacional de Museos.
Si el Museo de Navarra se inauguró en 1956 con veintidós Salas, poco antes de cerrarse para su remodelación arquitectónica, en 1986, dispondría de treinta y siete, más salón de actos y de exposiciones, una magnífica biblioteca especializada en Arqueología y en Arte, un Laboratorio de Restauración modélico en ambas especialidades, y un sistema de seguridad avanzado. Contaba en su haber con publicaciones arqueológicas regulares –como la serie Excavaciones en Navarra y Trabajos de Arqueología Navarra– además de la Revista Príncipe de Viana. A través de sus páginas y como consecuencia de la labor de coordinación científica desarrollada por la Dra. Mezquíriz como Presidenta de la Comisión de Excavaciones de la Diputación Foral, entre 1974 y 1986, y más tarde Presidenta de la Comisión de Excavaciones del Consejo Navarro de Cultura desde 1999, han visto publicados sus trabajos de investigación arqueólogos navarros, amparados por la proyección del Museo, como Javier Armendáriz, María Amor Beguiristain, Juan José Bienes, Amparo Castiella, Romana Erice, María Luisa García, Susana Irigaray, Carmen Jusué, Jorge de Navascués, Javier Nuin, Jesús Sesma, María Inés Tabar y Mercedes Unzu, entre los principales, y otros oportunamente atraídos de las Universidades españolas, como Blas Taracena, Juan Maluquer de Motes, Carmen Castillo, Ignacio Barandiarán y Enrique Vallespí, Guillermo Fatás, Teresa Andrés, Pilar Utrilla, Francisco Marco, y César González Sainz.
Las sucesivas campañas de excavación y las adquisiciones artísticas posibilitaron en esos años completar el rico legado obtenido por la Comisión Provincial de Monumentos y la Institución Príncipe de Viana en sus años de existencia, de modo que hoy puede ostentar el Museo de Navarra, en gran parte por el celo de su antigua Directora, conjuntos señalados como la amplísima colección de materiales prehistóricos, un magnífico lote de mosaicos romanos, pinturas murales góticas, escultura medieval, tallas renacentistas y la completa colección numismática que le caracterizan, así como por piezas singularísimas internacionalmente conocidas, como la Arqueta hispano-árabe de Leire, los capiteles románicos de la Catedral de Pamplona y el retrato del Marqués de San Adrián, obra ejecutada por Goya en 1804.
Tras su reinauguración en 1990, el Museo de Navarra amplió su superficie hasta cerca de 8.000 m2. construidos, incorporando al itinerario visitable la antigua Iglesia del Hospital, configurada a la vez como sala de exposición de arte sacro y auditorio. El incremento de los fondos obliga a que se habilite una vieja fábrica como Almacén de Arqueología, donde se albergan de manera ordenada materiales de seis décadas de excavaciones arqueológicas sistemáticas. Se potencian servicios de apoyo como Biblioteca, Videoteca, Fototeca, Fondo Documental de Artistas Navarros Contemporáneos, y Gabinete Didáctico. Estos recursos permitirán expandir mejor la cultura desde el Museo de Navarra mediante actividades de difusión (más de un centenar de exposiciones temporales, nueve años de ciclos de cine regulares, varios congresos científicos, innumerables conferencias, etc.) y atención a numerosos investigadores. Se impulsan los Inventarios Arqueológico, de Bienes Muebles Eclesiásticos y Etnográfico, éste al ritmo de crecimiento del nuevo Museo Etnológico de Navarra “Julio Caro Baroja”, creado en 1993, todavía en proceso de formación.
El Museo de Navarra cuenta hoy con una plantilla de ocho técnicos superiores y su personal, incluida la Sección, se acerca al medio centenar de personas, lo que puede considerarse como otra importante contribución de la Dra. Mezquíriz al frente de ella, como igualmente la creación de una red integradora de los principales museos de la Comunidad Foral de Navarra, a consecuencia de la cual han mejorado las expectativas laborales en el sector, los centros adscritos cuentan con una dirección técnica más cualificada y, como consecuencia, la protección patrimonial es más eficaz. Esto ha posibilitado la mejora de los actuales equipos directivos y la coyuntura favorable a la expansión museística que se registra en la actualidad, estando en proceso de formación el ya citado Museo Etnológico, el Museo de la Fundación Oteiza, el Museo de la Colección Muñoz Sola, el Museo del Carlismo y, en fase actual de despegue, el Centro de Arte Contemporáneo. Esta iniciativa está siendo potenciada por la contribución particular, de tal modo que el panorama museístico en Navarra está en una prometedora transformación, a lo que no es ajeno el prestigio alcanzado por la persona hoy galardonada. Así lo supieron reconocer tanto el Gobierno de Navarra como sus propios colegas, al nombrársele Directora Honoraria del Museo tan eficazmente dirigido, a propuesta del Comité Español del ICOM, y premiar, el año pasado, su trayectoria profesional la Asociación Profesional de Museólogos de España.
La Dra. Mezquíriz, como atestigua su currículo, nunca se ha mantenido aislada. Lo demuestra, además de lo ya dicho, su pertenencia a distintas sociedades científicas : Sociedad Española de Estudios Clásicos, Sociedad Española del Mosaico, Sociedad de Estudios Históricos de Navarra, Sociedad Andaluza para el Estudio de la Sigillata, Institut d’Arqueología i Prehistoria de la Universidad de Barcelona, Deustches Archäelogische Institut, y Rei Cretariae Romanae Favtores (Sociedad Internacional de Estudios Cerámicos), en varias de las cuales ha desempeñado cargos de representación. Es extensa la lista de los Congresos y Reuniones Científicas en las que ha participado, y varias las Universidades donde ha colaborado como docente (Universidad de Zaragoza, de Navarra y del País Vasco), accediendo a dar cursos monográficos y conferencias de Arqueología en el Instituto di Studi Liguri y en Bordighera (Italia), así como en Ampurias, Tarragona, Madrid, Pamplona y otras ciudades. Son muy numerosas también sus intervenciones como conferenciante en materia de museos, tanto para explicar la teoría museológica, como aspectos relacionados con la gestión, organización de museos, atención a sus reservas y utilización museográfica de yacimientos excavados.
Con todo, la vocación de María Ángeles Mezquíriz por la Arqueología Romana es predominante en su vida. Con su bagaje formativo de tipo clásico y los medios de que ha dispuesto al frente del Museo de Navarra durante tantos años, ha tenido la suerte, y el mérito, de llevar a cabo acciones decididas a descubrir y valorar el peso que la Romanización ha tenido en Hispania y, más en concreto, en la antigua Vasconia, hoy Navarra.
Su tesis doctoral le dará la autoridad que ostenta como conocedora de la Terra Sigillata Hispánica. Todavía hoy son reconocidas internacionalmente sus clasificaciones tipológicas en cerámica romana y así lo confirmó la Williams Bryant Foundation al encargarle la elaboración del Corpus de evidencias de Terra Sigillata Hispánica en los Museos Españoles, aparecido en 1961, con una revisión publicada en 1986 por el Instituto della Enciclopedia Italiana, en Roma. Además de ello, la Dra. Mezquíriz ha dedicado una treintena de artículos especializados dirigidos a estudiar la cerámica prerromana, romana y medieval, con atención preferente hacia la aparecida en Navarra.
Los escenarios testigos de su investigación se corresponden con el ager y el saltus vasconum romanizados, donde María Ángeles Mezquíriz ha rendido sus más importantes contribuciones, principalmente en lo que se refiere a la ciudad de Pompelo fundada por Pompeyo el Magno en el año 75 a. C., cuyas huellas ha rastreado con la sistemática permitida por la ocupación urbana de Pamplona, donde a partir de sus excavaciones en el Arcedianato de la Catedral, Plaza de San José, Claustro e interior de la Catedral, y antiguo Palacio de los Reyes de Navarra, ha podido establecer una secuencia estratigráfica segura desde la Edad del Hierro hasta época romana e incluso medieval. Datos que da a conocer en la serie Excavaciones en Navarra, Trabajos de Arqueología de Navarra y la serie Navarra. Temas de Cultura Popular. Se propuso también, en línea con sus clasificaciones de tipos cerámicos anteriores, catalogar los mosaicos romanos aparecidos en Navarra, que vieron la luz en el Corpus de Mosaicos de España, tomo VII, publicado en Madrid, año 1985.
Otras investigaciones dirigidas a valorar el alcance de la penetración romana en Navarra irán dirigidas a la necrópolis de Corella, Cascantum (Cascante), Tudela, Lodosa (para conocer la extensión e importancia del Acueducto que pudo enlazar a través de Alcanadre con Calagurris), Bezares, en la vecina Rioja, con el fin de evaluar su alfar romano, a las villae de San Esteban de Falces y de los Villares, de esta su población natal, de Villafranca, de Liédena y de “Las Musas” de Arellano. Pero particularmente insistentes han sido sus excavaciones en civitati romanas como Cara (Santacara) y Andelos (Andión, Mendigorría), además de la ya mencionada Pompaelo, a las que dedica en su bibliografía cuarenta y siete artículos y dos monografías.
Del deseo por conocer mejor las condiciones de vida de estos emplazamientos, pasó la autora a interesarse por las infraestructuras y recursos naturales que hicieron posible la pervivencia estable de las comunidades hispano-romanas del Alto Valle del Ebro. Entre sus trabajos aparecidos a partir de 1970, figuran algunos sobre temas como la explotación minera o el abastecimiento y utilización del agua mediante el acueducto, la presa y las termas. En este caso ha dedicado especial atención al complejo urbano de Andelos, dependiente de obras de ingeniería para el suministro de agua que son sorprendentes, así como a la Villa de las Musas (en Arellano), dotada de lagar y bodega para el almacenamiento de vino, además de un espacio ritual. Unos yacimientos tan sugestivos no podían menos que ser musealizados, con el fin de comunicar al visitante toda su importancia, y a este propósito dedica ahora la Dra. Mezquíriz toda su energía.
Esta es, de manera resumida, la trayectoria de una vida profesional, a la que hay que sumar su no menos importante plano familiar, faceta cuya consideración todavía engrandecería más la figura de María Ángeles Mezquíriz Irujo.
María Ángeles, mi más sincera y afectuosa enhorabuena.
Muchas gracias.
Fotografías: Mª Amor Beguiristain