Arte contemporáneo. IV. El Expresionismo

TEMA 27

EL FAUVISMO EN EL CONTEXTO EXPRESIONISTA

El Fauvismo en el contexto expresionista. La formación del grupo Fauve y su estética. Henri Matisse. Otros pintores fauvistas: Dufy; Marquet; Vlaminck y Derain; Van Dongen. Un pintor independiente: Rouault. Referencia a España. Bibliografía.

EL FAUVISMO EN EL CONTEXTO EXPRESIONISTA

Los primeros años del siglo XX contemplan el nacimiento del Expresionismo, fenómeno europeo con dos focos distintos:

  • El movimiento francés de los Fauves (Fieras), que desembocará en el Cubismo (1908)
  • El movimiento alemán Die Brücke (El Puente, 1905), que alimentará otra corriente: Der Blaue Reiter (El Jinete azul, 1911)

Ambos se forman casi al mismo tiempo (1905), dentro de la corriente anti-impresionista, que busca la superación del carácter esencialmente sensorial del impresionismo, y que se manifiesta a finales del siglo XIX con Toulouse Lautrec, Gauguin, Van Gogh, Munch y Ensor.

La posición de estos movimientos respecto a los de su tiempo es la siguiente:

  • Son antítesis del Impresionismo: mientras que la impresión es un movimiento del exterior al interior, la expresión es un movimiento inverso, es el sujeto el que se manifiesta en el objeto, es decir, en la obra de arte.
  • Nacen en el contexto de las corrientes modernistas, como superación de su eclecticismo, concentrándose en los problemas específicos de la razón del ser y de la función del arte. Van Gogh identificaba el arte con la totalidad de la existencia. Bergson y Nietzsche identifican la conciencia del ser humano con la “vida” y la “existencia”, en lucha contra la rigidez de esquemas lógicos. En cuanto a la función del arte, ya no es primordial agradar sino expresar el yo interior.
  • El Expresionismo no se puede descontextualizar del Romanticismo, ni de la experiencia visual del Impresionismo, ni de aspectos del Existencialismo nórdico (el ansia religiosa de Van Gogh, el fatalismo de Kierkegaard en Munch)

El grupo de los fauves no es homogéneo, ni tiene un programa definido, a no ser su oposición al metodismo rígido del Neoimpresionismo; a la ornamentación hedonista del Art Nouveau; y a la evasión del pensamiento del Simbolismo.

Matisse retratado por su colega Derain, 1905 (Tate Gallery, Londres)

La persona en torno a la que se agrupan los Fauves es Henri Matisse, en principio a través del taller de Gustave Moureau (Albert Marquet, Henri Charles Manguin, Charles Camoin, Jean Puy); después se les unen dos pintores de Chatou (cerca de París): Derain y Maurice de Vlaminck; más tarde otros procedentes del taller de Bonnat: Othon Friesz, Raoul Dufy y Georges Braque; más el independiente Kees van Dongen, holandés.

En la génesis es importante la libertad de expresión con que Moureau forma a Matisse y Marquet, de cuyas relaciones entre 1899-1901 surgirá el fauvismo, alimentado en contacto con los pintores de Chatou y estimulado por la exposición que de Van Gogh se organiza en parís en ese año.

Georges Rouault, que algunos califican de independiente, se orienta junto a Vlaminck hacia un fauvismo expresionista, en tanto el resto de sus compañeros prefieren la sensibilidad o el intelecto a la violencia interior, dando los pasos que preparen el Cubismo.

Picasso también se verá tocado por el Fauvismo en sus etapas iniciales “azul” y “rosa” (hasta 1906), con acento entre simbolista y expresionista.

Precisamente, la irrupción de Picasso en 1907 con “Las señoritas de Aviñón” provoca la crisis del grupo “fauve”, al oponer frente a “Lujo, calma y voluptuosidad” de Matisse (que puede entenderse como paradigma de la nueva pintura fauve), otra obra con diferente lenguaje, mucho más abstracto e intelectual.

La llegada del Cubismo obliga a los fauvistas a replantearse su camino estético. Matisse se retira de la lucha, adoptando una postura independiente. Dufy sigue en tono menor el ejemplo de Matisse. Vlaminck y Friesz prosiguen en la línea fauve, pero menos comprometida. Van Dongen mezcla el fauvismo con un expresionismo amargo de tipo alemán. Derain y Braque se alinean con Picasso, sobre todo este último, al frente del naciente Cubismo. La influencia de Cézanne borrará las de Van Gogh y Gauguin.

Apollinaire describe el Fauvismo como “una especie de introducción al Cubismo”.

El Fauvismo finaliza en torno a 1908.

El nombre con que se designa al grupo data de 1905, cuando los coloristas, incluido Matisse, exponen en el Salón de Otoño, de París. El crítico Louis Vauxcelles (en el periódico parisino Gil Blas del 17 de octubre) les dará el nombre de “fieras” o “salvajes” y a la sala de exposición el de “jaula de las fieras”.

Para el Salón de 1906 el Fauvismo ya ha adquirido su madurez. El mismo crítico lo llamará entonces “verdadero castillo de fuegos artificiales”.

La estética fauvista obedece a unos caracteres:

  • Sus pintores investigan la función plástica-constructiva del color, entendido como elemento estructural de la visión. Profundizan en las teorías de Cézanne, Signac y Van Gogh sobre la descomposición del parecido natural, para evidenciar la estructura de la imagen pintada. Esto les lleva a acentuar la autosuficiencia del cuadro como realidad en si misma.
  • Emplean colores fuertes y brillantes, y no descriptivos, libremente escogidos, aplicados en zonas contrastantes, por ejemplo rojo y verde (Matisse), que provocan una vibración óptica extrema (choc), por ser de tonalidad semejante, lo que provocaba el carácter plano de la superficie. Es un color emocional, como un “rugido”, es ante todo “expresión” (Matisse). Afirmaba Derain: “nosotros tomamos los colores como cartuchos de dinamita, explotándolos para producir luz”, en oposición a la fotografía, por aquél entonces en creciente auge, que ofrecía una visión objetiva de la vida.
  • El color construye el espacio y la forma, con ayuda de la línea pero no del claroscuro ni del modelado; crea su propia luz: las sombras se traducen por medio de otras tintas, sobre todo frías. La composición la obtienen por medio del color y de las líneas (por influjo de la decoración islámica en Matisse, que impone efectos decorativos y estilizaciones pre-abstractas)
  • Sus temas revelan inspiración impresionista, aunque la tendencia de Rouault sale al encuentro del expresionismo escandinavo de Munch.

HENRI MATISSE

Nace en Le Cateau-Cambrésis, 1869 y fallece en Niza, 1954.

En su pintura se advierte una evolución que tendremos en cuenta. A partir de 1900 lleva sus teorías al campo de la escultura, que abordaremos más adelante.

Primera etapa (1896 hasta aproximadamente 1913):

Es el periodo de su formación y descubrimiento del propio lenguaje, que se va a cimentar sobre varias influencias:

  • El Neo-Impresionismo, del que toma la técnica de puntos, pero con mayor libertad que aquellos, aproximándose a la

    Retrato de Amélie Noellie Matisse-Parayre, esposa de Henri Matisse. Statens Museum de Copenhague

    pintura de Pierre Bonnard, así como de Signac (con quien trabaja en Colliure, Cataluña francesa, entre 1904-05). Obra: “Madame Matisse” también conocido como «La raya verde» (1905).

  • La pintura constructiva de Cézanne: orden y claridad.
  • El sintetismo de Gauguin. Bajo la influencia de estos dos maestros realiza su “Naturaleza muerta con armónium” (1900).
  • La intensidad cromática e instintiva de Vlaminck, al que conoce en 1907.
  • El arte musulmán, que estudia entre 1903 y 1906.

Partiendo de estas premisas, Matisse investiga el color y el trazo y llega a conclusiones:

  • Quiere expresar su pureza
  • Rechaza el modelado, el claroscuro y la perspectiva “clásica”.
  • Quiere dar al mismo tiempo sensaciones de volumen-luz-y espacio.
  • Busca un arte decorativo, bajo influencia de los Nabis y de Gauguin, de modo que va a obtener la luz mediante el contraste de colores; el volumen mediante el contorno (el arabesco); y el espacio con la elección de colores y objetos que hacen de jalones.
  • Quiere expresar un estado de felicidad, un arte “que no inquiete ni turbe”.

Henri Matisse. Lujo, calma y voluptuosidad. Musée d’Orsay, París

Henri Matisse. La mujer del sombrero. Museum of Modern Art, San Francisco

Obra:

  • “Ventana abierta en Colliure” (1905)
  • “Lujo, calma y voluptuosidad” (1905) y “Alegría de vivir” (1906): paradigmas de su pintura fauve sobre una temática hedonista de

    Henri Matisse. Ventana abierta en Colliure. National Gallery, Washington D.C

    inspiración literaria: usa el color de manera subjetiva; simplifica drásticamente las formas, con intención decorativa; obtiene un colorismo sorprendente (rosas junto a amarillos y azules)

  • “La raya verde” (1905): retrato de su esposa con yuxtaposición de verde y naranja de forma inhabitual. Invierte la espacialidad: el naranja del fondo acerca, el verde de la cara aleja.
  • “La gitana”, “La mujer del sombrero” (1905), donde emplea una pincelada instintiva a lo Vlaminck.
  • “Danza y música” (1910): obra esencialmente decorativa.

Segunda etapa (1913-1918):

Hacia 1913 el Cubismo le obliga a reducir parte de su lirismo en beneficio del rigor:

  • El dibujo se geometriza.
  • Los rojos y anaranjados ceden ante violetas, grises y negros.
  • La composición se depura hasta casi la severidad.
  • Se intelectualiza, pero no hasta llegar a la frialdad ni a la sequedad.

Obra: “Marroquíes en oración”, “La lección de piano”, “La familia del pintor” (1911).

Henri Matisse. La familia del pintor. Museo del Ermitage, San Petesburgo

Henri Matisse. Odalisca con pantalón rojo. Colección Fundación Museos Nacionales / Museo de Arte Contemporáneo, Caracas

Tercera etapa (1918-1930):

La tensión provocada por el Cubismo se relaja. Se deja ganar por la amabilidad del Midi francés, donde vive: renuncia a nuevas conquistas, reconsidera su pintura anterior a 1913.

  • Retoma principios de la tradición realista: modelado, perspectiva lineal (interiores con odaliscas).
  • Investiga de nuevo el color, más seductor que antes.

Obra: “Las plumas blancas” (1919), “La odalisca roja” (1928)

Henri Matisse. La blusa rumana. Musée National d’Art Moderne, París

Cuarta etapa (A partir de 1930):

  • Recupera sus audacias cromáticas y la simplificación.
  • Se torna voluptuoso y sigue cultivando sus temas tradicionales (interiores con muchachas, desnudos, naturalezas muertas, flores).
  • La luz es intensa.
  • Se aproxima a Bonnard, pero siendo más abstracto que aquél.

Obra: “La blusa rumana” (1940), “Dama en azul” (1937), “La tristeza del rey” (1952) (de simplificación y geometría evidentes).

En sus últimos años experimenta collages dinámicos con papeles de colores puros, dentro ya de la abstracción geométrica: “Desnudo en azul”, “El caracol”.

OTROS PINTORES FAUVISTAS

Raoul Dufy (1877-1953):

Comienza hacia 1908 por pintar paisajes del Estaque, pueblecito pesquero al OE de Marsella, geometrizando las formas, reduciendo el colorido a verdes, azules, grises y ocres.

Raoul Dufy. Fuegos artificiales en Trouville. Musée des Beaux-Arts Jules Chéret, Nice (Francia)

En 1905, la contemplación de “Lujo, calma y voluptuosidad”, de Matisse, le descubre el camino del Fauvismo, que en su caso se impregna de sentimiento de felicidad.

La temática es impresionista (escenas al aire libre, paisajes, pero también interiores y flores), que se caracterizan por:

  • El placer de la mirada.
  • La sensualidad de la vida natural: el cielo azul, la frescura del agua, la transparencia del aire, el sol.
  • Expresa sus sensaciones de forma directa, mediante un color que es mezcla de exaltación y calma.
  • Su dibujo es ágil y fino. No busca definir del todo los objetos, deja abiertas sus formas para que se comuniquen con el ambiente.
  • Temas: series de paisajes de la Costa Azul (Niza), regatas, trigales, la trilla, y orquestas.
  • Obras: “Las sombrillas”, “La playa de Saint André, “Veleros en El Havre”, “Fuegos artificiales en Trouville”.

Albert Marquet (1875-1947):

Albert Marquet. El Sena en Pont-Neuf, efecto de niebla. Musée des Beaux-Arts, Nancy (Francia)

Es principalmente paisajista (la ciudad, el puerto, la playa, lugares naturales animados por gentes vistas en la distancia)

Emplea matiz y plano de color, por su sensibilidad ante los fenómenos atmosféricos “impresionistas” (lluvia, nieve, bruma), que trata, no obstante, de sintetizar.

Vlaminck y Derain:

Ambos proceden de la denominada “Escuela de Chatou”, cerca de París, donde ambos pintan en sus comienzos.

Maurice de Vlaminck (1876-1958) sigue el camino primitivista e instintivo de Van Gogh, pero se orienta al drama y tenebrosidad en sus paisajes de Chatou. Como él afirma, pinta “con el corazón y los riñones”, sin preocuparle el estilo (en ello se distancia de la pintura reflexiva de Matisse) Merecen destacarse sus pinturas “La jardinera” y “Southampton”.

Maurice de Vlaminck. La jardinera. Col. Particular

André Derain. El Puente de Charing Cross, Londres. Museum of Modern Art, New York

André Derain (1880-1954). Las mejores muestras de su fauvismo son unos paisajes londinenses y en particular del Támesis, de poderosa construcción lineal, amplias manchas de colores fuertes y puntos de vista inesperados. Obras: “Puente de Londres”, “Sobre el Támesis”.

A partir de 1910 se orienta hacia una pintura constructiva cézanniana, volviendo su mirada a los grandes maestros a partir de 1920. Obra: “L’Estaque. Tres árboles”.

Kees van Dongen (1877-1968):

La pintura de este holandés pasa por varios momentos:

  • Simbolismo modernista análogo al de sus compatriotas Toorop y Thorn-Prikker (escenas portuarias, muchachas

    Kees Van Dongen. Retrato de Fernande Olivier, 1907. Musée Fabre, Montpellier (Francia)

    alegres, pintadas con fuerte empaste)

  • En París, desde 1897, se torna fauve con un matiz expresionista, carente sin embargo del dramatismo de Rouault (escenas de la vida parisina; “Fernanda”; “Autorretrato”)

UN PINTOR INDEPENDIENTE: ROUAULT

Georges Rouault (1871-1958) mantiene una actitud de independencia respecto al grupo, próxima a la de Picasso, con inquietudes cristianas y expresionistas (desde 1903) Éstas llegan a deformaciones crueles, de fuerte claroscuro, en las que se manifiestan ecos de Daumier y personajes marginales como los representados por Toulouse Lautrec, donde se intuyen influencias picassianas y una orientación germánico-escandinava-española.

Georges Rouault. Crucifixión. The Adolph Lewisohn Collection of Modern French Paintings and Sculptures (Estados Unidos)

Rouault rechaza el decorativismo fauve y busca un lirismo a ultranza (en prostitutas y payasos, contorneados con gruesos trazos negros que los relacionan con las vidrieras medievales). Obra: “Cristo ultrajado”, “Es duro vivir”, “El viejo clown”.

REFERENCIA ESPAÑA

En España se aplica a esta manera de pintar el término de “fierismo”.

Hay pintores que realizan su obra de manera contemporánea a como la desarrollan los pintores anteriores: así Riancho, Iturrino y Echevarría.

Agustín Riancho, montañés, se centra en el paisaje de su tierra cántabra.

Francisco Iturrino (Santander, 1864-Cagnes-sur-Mer, Francia, 1924) es aguafortista además de pintor. Su pintura es de gran riqueza cromática como se ve en sus temas de jardines andaluces, caballos, perros galgos, toros y mujeres (gitanas), que, a decir del poeta Juan Ramón Jiménez, “chorrean belleza”.

Vive a caballo entre París, Sevilla y Bilbao.

En su madurez se interesó por el grabado al agua fuerte.

Juan de Echevarría (Bilbao, 1875-Madrid, 1931) realizó estudios de ingeniería industrial en Inglaterra y Alemania y se empleó en la empresa hidroeléctrica y siderúrgica. Su formación artística la obtuvo en Bilbao (1903) y París (1910), donde se sintió influido por la pintura de Cézanne, Van Gogh y Gauguin.

Agustín Riancho. Árbol, 1929. Museo Nacional del Prado, Madrid

Francisco Iturrino. Potros en el campo, h. 1912-14. Museo de Bellas Artes de Bilbao

Juan de Echevarría. Familia Gitana, 1925. Museo Nacional del Prado, Madrid

Se le considera el retratista de la Generación literaria del 98: Azorín, Ramiro de Maeztu, Valle Inclán y Unamuno.

Destacan el lirismo y delicadeza de sus paisajes y bodegones.

Otros pintores se interesaron por el Fauvismo en época tardía, partiendo del sustrato realista de la escuela Madrileña: tales fueron Benjamín Palencia, Godofredo Ortega Muñoz y Rafael Zabaleta.

Benjamín Palencia. Paisaje, 1926. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid

Benjamín Palencia. Cesta, 1943. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid

Benjamín Palencia (Barrax. Albacete, 1901-Madrid, 1980) tuvo una formación autodidacta, pertenecía a una familia de labradores. Realiza sus primeras obras en el París de 1926, mostrando inclinación por la materia, el color grisáceo y una estructura que destaca el relieve. Evolucionó hacia una semi-abstracción monócroma o bícroma. Se siente atraído por la igura (niños, campesinos) y el bodegón (“Cesta en el campo”, “Las perdices”), pero su mayor aportación se da en el paisaje, un paisaje muy apegado a la tierra castellano-manchega. Fue impulsor de la Escuela paisajística de Vallecas (1945)

Godofredo Ortega Muñoz (San Vicente de Alcántara, Badajoz, 1905- Madrid, 1982)

Recibió su formación en Madrid, París e Italia. Como paisajista se aferra a las entonaciones bajas y distinguidas por su paleta carente de efectismo y de vibrante sobriedad. Obras: “Paisaje extremeño”, “Paisaje de las piedras blancas”, “Castaño”, “Viñas”.

Godofredo Ortega Muñoz. Castilla o Tierras blancas, 1953. Museo de Bellas Artes de Bilbao

Rafael Zabaleta. Campesino andaluz, 1958. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid

Rafael Zabaleta (Quesada, Jaén, 1907- 1960). Su pintura muestra una síntesis entre neo-cubismo y fauvismo de colores planos, muy bien armonizados. Su temática preferida fueron los tipos rústicos de barba cerrada, cejijuntos y rudos, y mozas que son vistas por él mientras duermen en las eras, trabajan, descansan o se divierten, pues prefiere la figura al paisaje. Su dibujo es exacto, construido; el color agrio, intenso, optimista. Obras: “El cabrero”, “Segadores”, “El cazador”, “Campesinos y tierras de secano”, “Niños campesinos”, “Pareja del carro”, “Maternidad”, “Nocturno cubista”.

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TEMA 28

EL EXPRESIONISMO

Introducción. Caracteres del expresionismo germánico. El grupo “El Puente”. El “Jinete Azul”. El Realismo Expresionista. El Expresionismo fuera de Alemania: Bélgica; El Expresionismo eslavo; Italia; Francia; España. Bibliografía.

INTRODUCCIÓN. CARACTERES DEL EXPRESIONISMO GERMÁNICO

Der Sturm. Wochenschrift für Kultur und die Künste (La tormenta. Revista semanal de cultura y arte) Número de 1910

El fenómeno del Expresionismo se manifestó, sobre todo, en Alemania, donde Pechstein denominó así –como “expresionista”- a un cuadro suyo presentado a la Secesión de Berlín (Berliner Secession, 1901). El esteta Wörringer lo acuñará definitivamente en 1910 en la revista alemana de arte y literatura Der Sturm (La Tormenta)

Para DE MICHELI el nacimiento de esta nueva actitud ante el arte halla su cultivo en el ambiente pangermanista y amoral que reinaba en este país bajo el régimen “imperial, feudal y militarista” de Guillermo II, en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial.

Para WÖRRINGER, en cambio, hay motivos psicológicos que impulsan al hombre del norte a la introspección y al aislamiento social, esto es, a una creatividad subjetiva, que será la exigida por el Expresionismo.

Lo cierto es que en el arte y la literatura se va a pasar del naturalismo, mediante la exasperación del mismo, al expresionismo. El paso de uno a otro, que es complejo, no puede entenderse sin apuntar unas actitudes concretas en los artistas:

  1. Se van a oponer a la falsa moral de la burguesía: con la libertad de instinto, la sinceridad en sus pasiones y la violencia de sus impulsos primitivos.
  2. Se refugian en el mundo del espíritu, huyendo de la vulgaridad y de la dureza de la vida civil.
  3. Adoptan una postura de oposición crítica, incluso socio-política, contra las instituciones acomodadas, recurriendo para ello a una serie de medios acusadores como son lo grotesco y la caricatura.

El papel del artista en este contexto será el de prescindir de lo aparencial de las personas o de la naturaleza y fijarse en su esencia, por ello actúa de modo directo, guiado por su sentimiento y no por el pensamiento.

Es un modo de actuar subjetivo, pero su subjetivismo está al servicio de la verdad.

Esta búsqueda se oponía al Impresionismo, que era más superficial. Se trataba de presionar sobre la realidad para que brotara de ella su secreto latente. En este presionar estriba el origen de la deformación expresionista, que se relaciona particularmente con Van Gogh y Munch.

No será el Expresionismo, por tanto, ni una secuela ni un movimiento artístico (como el surrealismo francés o el futurismo italiano), sino una corriente de sensibilidad, ligada a un contexto histórico-social determinados.

De suyo el Expresionismo cristalizará tanto en las artes plásticas y gráficas como en la literatura y el cine.

Unos mismos temas atraen a todos los artistas:

  • La ciudad moderna, tentacular y asfixiante.
  • La imagen del hombre oprimido y condenado a la mediocridad.
  • La miseria de los hospitales.
  • La prostitución.
  • La mendicidad.
  • El hambre.
  • Las relaciones mixtificadas por la explotación y el conformismo.
  • Los espectros de la guerra.

El Expresionismo es ante todo una manifestación de la rebeldía de la juventud, que busca el sueño utópico de una fraternidad universal entre seres libres y creadores: recoge el dolor cósmico en forma de grito desesperado.

Pero, además, el Expresionismo tiene un trasfondo ideológico:

  • Nietzsche y su actitud nihilista y crítico ante los valores de la sociedad.
  • Strindberg y su actitud amarga/fatalista ante la vida.
  • Freud y la revelación de un mundo oculto de oscuros significados (subconsciente)

Ya desde el punto de vista estrictamente pictórico, todos los pintores deformadores de la apariencia (Van Gogh, Gauguin, Cézanne, Matisse) les influyen y de manera directa: exponen sus cuadros en Munich, Dresde y Berlín entre 1904 y 1909.

Ello sin hablar de una tradición gótica final (Cranach, Grünewald), de un expresivismo exacerbado e incluso violento, que también pesa sobre sus conciencias.

Ahora bien, el terreno ya había sido abonado para que surgiera el Expresionismo en Alemania, por una serie de pintores nacidos entre 1849-1864: Christian Rohlfs, Ferdinand Hodler, James Ensor y Alexei Von Jawlensky. Todos ellos fueron seres aislados, absolutamente introvertidos, místicos y mordaces.

Edvard Munch. El grito, 1893. Nasjonalgalleriet. Galería Nacional de Noruega, Oslo

James Ensor. Entrada de Cristo en Bruselas, 1889. J. Paul Getty Museum, Los Ángeles (Estados Unidos)

Edward Munch (1863-1944):

Fue un noruego influido de forma determinante por Kierkegaard, Strindberg, Ibsen y Nietzsche. En sus cuadros presenta estados de ánimo morbosos y turbadores: la soledad, la angustia, el amor insatisfecho, en las distintas edades del ser humano; o bien el alcoholismo.

Formalmente presenta figuras sintetizadas a lo Gauguin, con contornos puros y líneas sinuosas de origen modernista: “Muchacha enferma”, “Pubertad”, “La danza de la vida”, “Muchachas en el puente”; “El grito” (para algunos punto inicial del Expresionismo)

James Ensor (1860-1949):

El arte visionario de este belga es heredero de la pintura fantástica de El Bosco y de Brueghel. Después de atravesar un “periodo oscuro” de tipo impresionista-francés (paisajes, naturalezas muertas e interiores burgueses con figuras), llega al “claro”, ya expresionista, con una obra titulada “Entrada de Cristo en Bruselas”, en la que una multitud de máscaras y de personajes burlescos escoltan a Cristo montado en un asno, acogiéndole en una especie de carnaval callejero.

En su obra abundan máscaras y esqueletos, protagonistas de extraños carnavales entre lo grotesco y lo trágico (“La intriga”, 1840; “Esqueletos luchando” h. 1891)

Mediante colores violentos traduce su soledad e incomprensión.

EL GRUPO “EL PUENTE”

El primer grupo de expresionistas alemanes organizados fue le que en 1905 tomó el nombre de “Die Brücke” (El Puente)

Ernst Ludwig Kirchner. Retrato grupal de la comunidad de artistas expresionistas «Die Brücke», 1926: Otto Mueller, Kirchner, Heckel, Schmidt-Rottluff. Museo Ludwig, Colonia (Fuente: Wikipedia)

La asociación se formó en Dresde y sus fundadores fueron Kirchner (que hará de jefe del grupo), Nolde, Bleye, Heckel y Schmidt-Rottluf; un año más tarde se les unió Pechstein, en 1910 Otto Müller, y en 1911 Van Dongen, que servirá de intermediario con los Fauves (constituidos en grupo también en 1905, en París) Ese es el año en que El Puente se traslada a Berlín.

Con la palabra “puente” se quiere manifestar uno de los principales objetivos del grupo: “atraer a todos los elementos revolucionarios y en fermento”.

Sus bases ideológicas serán las siguientes:

  1. Impulsar la destrucción de las viejas reglas y buscar una inspiración espontánea, a través del propio temperamento.
  2. El artista se propone crear sin unas reglas fijas, que irán surgiendo de manera casual durante el proceso de ejecución de la obra artística, dependiendo de la personalidad del creador, de su técnica y maneras y del tema que se propone llevar al soporte.
  3. Ello obliga a actuar siguiendo el instinto, es decir, impulsivamente.
  4. Se trata de obedecer a las presiones emotivas, rechazando toda ley o disciplina.

Esta forma de actuar se manifestará sobre todo en Kirchner, Müller y Nolde, y a partir de 1910; en los demás mucho menos: se interesan mas bien en la belleza primitiva de la creación.

Hasta 1910 sus cuadros son una especie de excitación impresionista.

La pintura de todos tiene una fisonomía particular:

  • Casi nunca es agradable, hedonista o brillante.
  • Siempre hay en ella algo estridente y grosero.
  • El contenido preocupa: la perfección formal menos, pues toman de manera desordenada los influjos franceses (los fauves).

Otto Müller. Las hermanas, h. 1920. Col. Morton D. May, Estados Unidos

Ernst Ludwig Kirchner. Mujer ante el espejo, 1912. Musée national d’Art Moderne, Paris

Los que llegan más lejos en la evolución del grupo son:

Otto Müller (1874-1930):

Sus figuras son gitanas y muchachas, equivalentes a los pordioseros y saltimbanquis de los periodos azul y rosa de Picasso. Pero son más crudas, más marcadas en sus azules espesos y en los violetas.

Ernst-Ludwig Kirchner (1880-1938):

Configura un lenguaje más original, sobre una temática urbana de vida artificial, en la que sus seres son resultado de descargas nerviosas, tienen un aspecto mecánico de títeres, en el hormigueo de la metrópoli, amenazada por la apocalipsis de la guerra: “Mujer ante el espejo” (1912), “La calle” (1913), “Escuela de danza” (1914), “Autorretrato” (1918)

Emil Nolde (1867-1956):

Comienza por pintar en una especie de impresionismo alemán vigoroso, pero ya después de conocer la pintura de Van Gogh y a Munch en persona, sufre la decisiva influencia de Ensor. A fines de 1907 abandona El Puente y realiza en solitario su obra.

Emil Nolde. Atardecer de otoño, 1924. Museo Nacional Thyssen Bornemisza, Madrid

Emil Nolde. Cristo y los niños, 1910. Museum of Modern Art, New York

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nolde está marcado por su origen nórdico (era alemán del norte de su país) y se siente atraído por lo salvaje y primitivo como Gauguin: estudia los fetiches negros, viaja por países exóticos, en definitiva busca un estado de pintura fuera de todo sometimiento a las reglas sociales.

El descubrimiento de lo primitivo se transformará en descubrimiento de lo primordial, es decir, de aquel fermento originario que transforma la materia.

Su obra tiene dos orientaciones genéricas: paisaje y composiciones de figuras:

  • Paisajes (1908-1918 en plenitud), que parecen salidos del caos primigenio, donde los elementos se mezclan de manera dramática, incluso trágica. Emplea en ellos manchas intensas, fuertes de color, como gritos. Siguen un esquema holandés de horizonte bajo y cielo alto (al modo de Ensor y Permeke) Su procedencia nórdica se aprecia en el rudo misticismo de estos paisajes.
  • Composiciones de figuras (plenitud hacia 1909): aparecen tras una grave enfermedad y constituyen el origen de sus cuadros de tema religioso, donde muestra afinidades en los temas homónimos de Ensor. Los cuadros religiosos de Nolde son más místicos que sus paisajes: lo grotesco hunde sus raíces en el misticismo medieval: “La Cena”, “Pentecostés”, “Cristo y los niños”, “Crucifixión”, “Cristo en el infierno”, “Tríptico de Santa María Egipciaca”, escenas de la “Vida de Cristo”, y “Cristo escarnecido”. En ellos recrea sus sentimiento interior.

Nolde emplea un colorido pastoso y acre, febril, irritante (verdes, rojos, violetas y amarillos)

Su iconografía lleva a desconfiar de la civilización: sus figuras son grotescas y salvajes.

EL JINETE AZUL

Kandinsky. Cubierta del almanaque Der Blaue Reiter, 1911 (Wikipedia)

Kandinsky. Cartel de la primera exposición de la Neue Künstlervereinigung Munich (Nueva Asociación de Artistas de Múnich)

En 1913 el grupo de “El Puente” se disuelve. Pero poco antes, en 1911, Kandinsky y Franz Marc habían fundado en Munich otro llamado “Der Blaue Reiter” (El Jinete Azul).

Munich era una ciudad de intensa vida intelectual y artística, que desde 1890 recibía gran número de futuros pintores. En 1909 había surgido en ella La Nueva Asociación de los Artistas de Munich, cuyo presidente era Kandinsky, y de la que formaban parte Marianne Von Werefkin, los hermanos  David y Vladimir Burlink, Alfred Kubin, Paul Klee, Gabriela Münter, Alexander Kanoldt, Karl Hofer y Adolph Erbeslöh.

De una escisión de esta Asociación nacerá El Jinete Azul. Pero, antes, en el catálogo de una exposición de fauvistas y cubistas franceses, organizada por ella, Kandinsky ya nos habla de sus formas preferidas: “manchas que estallan en desorden”, “construcción matemáticamente exacta”, “dibujo silencioso o estridente”, “charangas de color de superficies anchas” o bien “tranquilas” o “desmenuzadas”.

Manchas que son como trasunto del dolor que surge de la confrontación entre lo espiritual y lo material.

Es decir: Kandinsky y sus amigos no aceptan la poética de El Puente. Parten como ellos de un espíritu de negación contra lo anterior, pero se orientan de manera especulativa.

Kandinsky opina que hay que:

  • “Hablar de lo recóndito a través de lo recóndito”
  • “Hacer vibrar la esencia secreta de la realidad en el alma, actuando sobre ella con la fuerza pura y misteriosa del color liberado de la figuración naturalista”.

En 1912 publicará La espiritualidad en el arte, insistiendo de nuevo en estas formulaciones estéticas.

Formación y desenvolvimiento del grupo:

Diferencias estáticas con la Asociación motivan la salida de Marc, Kubin y Gabriela Münter. De esta manera nace El Jinete Azul en 1912, cuyo nombre se debe a Kandinsky (por la imagen fabulosa de los caballeros que pintaba) y a Marc (por su inclinación a la belleza de los caballos: pinta en 1919 el “Caballito azul”) y ambos amaban el color azul.

Su existencia tampoco fue larga: la Guerra de 1914 los dispersa. Macke y Marc además mueren en ella.

Intervienen en las siguientes exposiciones:

  • Munich, 1911.
  • Munich, 1912: grabados, dibujos y acuarelas. Comparece Paul Klee.
  • Primer Salón de Otoño Alemán (Berlín, 1913). En él divulgan una declaración reafirmándose en su voluntad de mantenerse ajenos al “mundo”, dado que en éste el arte no está al servicio de la vida. Buscan, por tanto, la evasión, pero hacia la espiritualidad, hacia el yo interior. Es una orientación místico-ascética.

No basta –como había hecho El Puente- deformar la naturaleza física de las cosas para mostrar su desencanto: el artista debe ahora desencarnarse, destruir la antigua idolatría hacia la realidad, purificar lo impuro: con lo que el camino hacia la abstracción está abierto, dado que sienten repugnancia ante la fealdad de la naturaleza por sus impurezas, quieren plasmar de nuevo sus formas originarias.

Estas teorías llevaron a calificar de “expresionistas líricos” a Kandinsky, Marc y Klee, pues buscaban en la libertad abstracta la visión pura.

Sus principales representantes son Kandinsky y Klee.

Wassily Kandinsky (1866-1944):

Sobre él pesan el conflicto revolucionario ruso y la Primera Gran Guerra. Opinaba que “cuanto más espantoso se vuelve el mundo, más abstracto se torna el arte; mientras que un mundo feliz crea un arte realista”.

Wassily Kandinsky (Fuente: Wikipedia)

Edición alemana del libro Sobre lo espiritual en el arte, de Wassily Kandinski

En su libro, ya citado, y en otros como La comprensión del arte (1912), La pintura como arte puro  y Autobiografía (1913), y en El punto y la línea sobre el plano (1926), expone sus complejas teorías acerca del color, que –como la música, que en él también pesa- ejerce el mayor influjo sobre el alma.

Del color estudia su calor o frialdad y sus implicaciones psicológicas; su movimiento, sea horizontal, centrífugo o centrípeto; su relación con la forma y su delimitación en el espacio a través de la línea; y su adaptación a la necesidad interior del artista.

La obra de arte se transforma, para Kandinsky, en un mundo aparte, en un universo autónomo, con leyes propias: así llega a la imagen abstracta en 1910 (pero es cierto también que se dan en su obra influencias del color fauvista y de la línea modernista, como también de los iconos y del arte popular ruso)

Kandinsky distingue tres fuentes de inspiración:

  1. Una impresión directa de naturaleza exterior, a la que llama “impresión”. Hasta 1910 su obra acusará este tipo de impresiones, dentro de una serie de cuadros “fauvistas” (“Paisaje con casas”, 1909).
  2. Una expresión espontánea de carácter interior, en parte inconsciente, inmaterial (es decir espiritual), a la que llamará “improvisación”. Entre 1910 y 1921 seguirá esta fuente de inspiración, surgiendo sus abstracciones expresionistas (“El arco negro”, “Pintura 199”, “El otoño”)
  3. Una expresión de un sentir interior lentamente formado, pero sin intervención del cálculo, sólo del sentimiento. A esto le llamaba “composición”. Método que emplea a partir de 1921 y le llevará a sus abstracciones constructivas (“Construcción ligera 1940”, “Composición IX”, “Puntas en forma de arco”)

Las “improvisaciones” serán precursoras del arte informal actual (que se desarrollará de 1945 en adelante) y las “composiciones” del arte constructivista.

Paul Klee (1879-1940):

El suizo Klee, sin embargo, rechaza la abstracción absoluta, para expresarse mediante alegorías, analogías y símbolos, interesado en comunicar con las fuerzas generadoras de las formas que conocemos en nuestro planeta y en el cosmos.

Su iconografía recuerda el mundo microscópico y los reinos mineral, vegetal, animal o los espacios cósmicos.

Obra: “Una paloma que baja del cielo”, “Pájaros acuáticos”, “El pabellón de las mujeres”, “Techo azul”, “Luna anaranjada”, “Parque bajo la lluvia”, “Flores en la noche”, en los que busca la vida en su estado germinal.

Wassily Kandinski. Paisaje con casas, 1909. Stedelijk Museum, Amsterdam

Wassily Kandinski. Cuadro con arco negro, 1912. Musée National d’Art Moderne, Centre Georges Pompidou, Paris

Wassily Kandinski. Composición IX, 1936. Musée National d’Art Moderne, Centre Georges Pompidou, Paris

El lenguaje de estas formas refleja varias influencias: modernismo, música, Van Gogh, Delaunay y el encanto cromático-lineal del Islam.

EL REALISMO EXPRESIONISTA

Terminado El Jinete Azul, aún en 1924 se formará el grupo “Die Blaue Vier” o de Los Cuatro Azules, constituido por Kandinsky, Klee, Jawlensky y Feiminger. Este último recogía las búsquedas de Marc fundiéndolas con elementos cubistas y futuristas, y una gran exigencia de pureza formal.

Pero, al mismo tiempo, la Guerra del 14 y la abstracción replantearon la necesidad de una vuelta a un realismo expresionista que cubre los años primeros de la posguerra (década de 1920):

  • Un arte tan duro y despiadado como la realidad, pero al propio tiempo útil al hombre (se retoma el camino de El Puente)
  • Un arte que no fuera sólo revolucionario en la forma, sino también en el contenido.

Este arte será conocido como Nueva Objetividad (Neue Sachlichkeit), una especie de “nuevo realismo”.

Esta fue la posición de una serie de pintores y escultores como Käthe Kollvitz, Ernst Barlach, Otto Dix, George Grosz, Max Beckmann, Otto Nagel, John Heartfield, Max Lingner, Hans Grundig, Egon Schiele, Oskar Kokoschka y Karl Hofer.

Kate Kollvitz. La viuda I, 1921-22. Serie Guerra. Tate. Tate Gallery, Londres

Otto Dix. Tríptico de la guerra, 1929-32. Albertinum – Staatliche Kunstsammlungen, Dresde (Alemania)

Las aportaciones más interesantes del grupo se centran en:

  • Käthe Kollvitz (1867-1945) y sus litografías sobre la miseria de los barrios pobres de Berlín, el espectáculo de los desocupados, el dolor de las madres de la guerra, las luchas y manifestaciones. A nivel de estilo profundiza en los gestos y movimientos, con una plástica sintética y potente.
  • Otto Dix (1891-1969) y sus aguafuertes que muestran la cruda realidad de la guerra: “La trinchera” (1920); “Los siete pecados capitales” (1933); o bien de la ciudad moderna: “La gran ciudad” (1927-28)
  • George Grosz (1893-1959) y sus dibujos sobre el desorden moral, el crimen y la violencia del ambiente berlinés de la

    George Grosz. Metrópolis, 1916-17. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid

    Max Beckmann. La noche, 1919. Museo Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen, Düsseldorf

    posguerra.

  • Max Beckmann (1884-1950) Sus cuadros están llenos de figuras que gesticulan dramáticamente; su composición obedece a una “furia visionaria”. Busca un “objetivismo transcendente”, esto es, que haga brotar un amor profundo hacia la naturaleza y los hombres.
  • Oskar Kokoschka (1886-1980) se forma en la Viena expresionista, aprendiendo de Gustav Klimt y de Egon Schiele. Hacia 1910 toma contacto

    Oskar Kokoschka. La novia del viento o La tempestad, h. 1914. Kunstmuseum, Basel (Suiza)

    con Berlín y en Dresde alcanza su madurez (1917-1924). Para él la pintura es exaltación, por un lado, y expresión de una idea por otro, lo que le llevará a plasmar su crítica socio-política en el plano de la gran composición (racismo, violencia hitleriana): “Previsión infantil de Viena socialista” (1931) En sus retratos se muestra analista inmisericorde de la naturaleza humana (“Autorretrato”, “Pablo Casals”, “Mujer en azul”)

Con la llegada de Hitler al poder, el que llamará “arte degenerado” será perseguido, pues los expresionistas demostraban el fracaso de un orden.

Pero el Expresionismo Alemán fructificará en otras experiencias fundamentales para el Arte Moderno:

  • En el Arte Mexicano: en el muralismo de temática revolucionaria mexicana, en los pinceles de Rufino Tamayo, Diego Rivera y Clemente Orozco.
  • En el Arte Norteamericano de la época roosweltiana, con John Marin, Ben Shahn y Jack Levine.
  • En el Arte Italiano del Fascismo.

Permanecerá como una de las experiencias más candentes del arte moderno.

Diego Rivera. Mural de la vida de los mexicas en el mercado de Tlatelolco, 1929-35. Palacio Nacional, en la Ciudad de México.

EL EXPRESIONISMO FUERA DE ALEMANIA

En el resto de Europa se producen diversas manifestaciones del Realismo Expresionista.

Bélgica:

Los contactos con el Expresionismo Alemán son poco influyentes. Aquí se manifiesta el Expresionismo con algo de retraso, desde 1909. Y a él se llega de forma independiente.

No será, por tanto, un Expresionismo cerebral o metafísico, como el germánico.

Sus figuras clave son Gustave de Smet, Constant Permeke, Frits Van der Berghe y Albert Servaes.

Constant Permeke (1886-1952) es el más destacado. Se interesa por los pescadores y los campesinos por influencia de Brueghel, Millet y Van Gogh, con un sentimiento trágico (Rembrandt) Emplea un diseño esencial y vigoroso, con paleta ocre, que hace a sus figuras monumentales.

El Expresionismo eslavo:

Está ligado a numerosos pintores y escultores emigrados a los centros de la Europa Occidental (Berlín, Dresde, París), desde Rusia, Lituania, Polonia, Ucrania y Rumanía, en los primeros veinte años del siglo XX. Muchos de ellos eran hebreos.

En lo que concierne al Expresionismo pictórico, debemos recordar a Segall, Soutine y Chagall. De este último hablaremos al referirnos a la Pintura de Fantasía.

Arthur Segal (1875-1944) desarrolló un expresionismo de aspecto cubista. Su temática es el trasfondo de la guerra (vagabundos, éxodos) Su visión es elegíaca más que trágica, quizás por su religiosidad hebraica. Obras: “Recuerdo de Vilna”, “Interior de gente pobre”, “La familia enferma”.

Chaim Soutine. Buey abierto en canal, 1926. Musée de l’Orangerie, París

Chaim Soutine (1894-1943) es judío lituano. Da con sus imágenes obsesivas una idea de la destrucción: carnes descuartizadas o pollos desplumados de las carnicerías con valor emblemático como metáfora de las matanzas de los ghettos (“Buey en canal”) Pinta por instinto: emplea el rojo como si se tratase de sangre; también el verde, blanco, amarillo y azul. En sus figuras asoma la tristeza secular de su pueblo perseguido. En su “Autorretrato” (1918) se pinta como un Ecce Homo moderno, deformado, humillado y sólo. También pinta “Mujer vestida de rojo” (1922).

Italia:

Amedeo Modigliani. Jean Hebuterne con gran sombrero, 1918. Col. Particular. Japón

Amedeo Modigliani (1884-1920). Su expresionismo posee una elegancia, palpable en su tendencia al arabesco y en un gusto por la deformación, en la tradición florentina del Renacimiento (figura en forma de huso, largos cuellos frágiles, nitidez del dibujo) Aunque revela también otras influencias (Cézanne, Toulouse-Lautrec, la escultura negra, Picasso, el Modernismo, y el Cubismo) Combinará esteticismo con diversos sentimientos. Su repertorio abarca obreros, amigos intelectuales, muchachas –desnudos- y niños. Obras: “Chica de pueblo”, «Jeanne Hebuterne”, “Autorretrato”, “Max Jacob”)

Lorenzo Viani y Ottone Rosai, por el contrario, tienen una temática popular más comprometida.

En los años 30, durante el Fascismo, y en la Escuela de Roma, destaca Scipione (Gino Bonichi), y en Milán Mario Sironi, centrado en la crítica a la civilización traída por el capitalismo moderno.

Francia:

El Expresionismo francés no aparece generalizado como en Alemania, sino ligado a algunas personalidades como Rouault y Gromaire. Al margen queda la denominada Escuela de París, que acoge a inmigrados expresionistas (Soutine, Modigliani y otros) Fuera de Rouault, la figura de mayor importancia es Marcel Gromaire (1892-1971), a quien la experiencia del frente francés de la Guerra del 14, en que es herido, forja su visión expresionista, dando una pintura sombría, centrada en el dolor del hombre moderno. Se verá influido por el Cubismo: sus figuras son monumentales, de construcción rigurosa (“El vagabundo”, 1925)

En el periodo de entreguerras se sumarán varios pintores más al Expresionismo francés, como Tal Coat, Jean Fautrier, Edouard Pignon y Francis Gruber.

España:

Las tres figuras señeras del Expresionismo español están ligadas al pasado pictórico nacional, en especial a Valdés Leal y a Goya (sobre todo los dos últimos que mencionaremos). Se trata de Valle, Gutiérrez Solana y Mateos.

Evaristo Valle. Faena del carbón, h. 1925. Fundación Museo Evaristo Valle. Somió (Gijón. España)

Francisco Mateos. La muñeca y el músico, h. 1969

Evaristo Valle (1873-1951) Asturiano. Se centra en los carnavales de mineros, campesinos y pescadores de su tierra, empleando en su pintura colores crudos y la supervaloración gestual, con sentido crítico (“Carnaval”, “Faena del carbón”)

José Gutiérrez Solana (1886-1945) es un madrileño con antecedentes montañeses. Siente atracción por lo sórdido, lo macabro y lo grotesco:

  • Le atraen los bajos fondos de los arrabales madrileños.
  • Visita los toscos pueblos castellanos para retratar tipos.
  • Transcribe corridas de toros sangrientas y bárbaras (“Plaza de las Ventas”)
  • Representa mascaradas y carnavales.
  • Y todo un retablo de desheredados: prostitutas, torerillos, ciegos de romance, tratantes, arrieros y hasta maniquíes (por los que se interesa tras su visita en París el Museo Grevin de figuras de cera)
  • Le interesa el retrato o más bien la efigie prototípica (“El armador”, “El físico”) y el colectivo (“La tertulia del Café de Pombo, Madrid” presidida por Ramón Gómez de la Serna)
  • También le atraen las composiciones de figuras, buscando la pluralidad de rostros: “La visita del obispo”, “La espera en la barbería”, “La vuelta del indiano”, “El juicio final”.

En su paleta abundan el rojo sanguíneo y los ocres, ayudándose del negro para siluetear y contrastar todo con la rudeza que le caracteriza. Su modelado es fuerte y brusco.

Su expresionismo (que no es gesticulante como el europeo), hunde sus raíces en la pintura española: GAYA NUÑO prefiere llamarle “expresivista”.

José Gutiérrez Solana. La tertulia del Café de Pombo, 1920. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. Aparecen representados algunos de los más destacados intelectuales de la épocas: Gómez de la Serna -de pie, en el centro de la escena- junto al propio Solana, Manuel Abril, Mauricio Bacarisse, Tomás Borrás, José Bergamín, José Cabrero, Pedro Emilio Coll y Salvador Bartolozzi

Francisco Mateos (1894-1976) Sevillano. Hay en su pintura una crítica a la hipocresía (sus personajes son máscaras), aunque también pinta iconografía cristiana y quijotesca. Pero su tema característico es el carnaval de extrañas caricaturas, frecuentemente agitadas, en diversión o dramáticas. Un carnaval de desbordante fantasía y colorido audaz. Para GAYA es el “creador del expresionismo español”. Obra: “La muñeca y el músico”, “El angustiado”, “Los ciegos”.

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Imagen de la portada: Edvard Munch. El grito, 1893. Nasjonalgalleriet. Galería Nacional de Noruega, Oslo