Guion para su desarrollo: Historiografía. Introducción histórica. Piezas importadas: el mecenazgo real; el mecenazgo eclesiástico. Talleres locales. Tipologías. Otras manifestaciones
Historiografía
Las artes suntuarias de este periodo han sido también objeto de estudio: esmaltes y orfebrería sobre todo, pues es poco lo escrito sobre rejería (en el Boletín de la Comisión de Monumentos de Navarra se recoge la reja del presbiterio de la Catedral de Pamplona, obra de Guillermo de Ervenat) y vidrieras góticas, que además son escasas. URANGA e ÍÑIGUEZ ofrecen una síntesis de ellas en su Arte medieval navarro, tomo V, 1973 (ed. de la Caja de Ahorros de Navarra)
Esmaltes:
Aparte de la obra clásica de Victoriano JUARISTI (Esmaltes, con especial mención de los españoles, Barcelona, Labor, 1933), la última obra que resume la bibliografía anterior es la de Marie-Madeleine GAUTHIER- Carmen HEREDIA, El retablo de Aralar y otros esmaltes navarros, Pamplona, Institución Príncipe de Viana-Caja de Ahorros de Navarra, 1982, que considera en particular el relicario llamado Ajedrez de Carlomagno, el Cáliz de Carlos III donado a Ujué y el Relicario “Lignum Crucis” de la Catedral de Pamplona, con bellas ilustraciones a color.
Orfebrería:
Las primeras investigaciones aparecen en el Boletín de la Comisión de Monumentos de Navarra por obra de ALTADIL y ARIGITA. Después se suceden alusiones en obras generales como: Santiago ALCOLEA, Artes decorativas en la España Cristiana, vol. XX de Ars Hispaniae, Madrid, 1975; y José Esteban URANGA y Francisco ÍÑIGUEZ, ya mencionado.
En lo referente a cruces procesionales, contábamos con el trabajo de Jacinto CLAVERÍA-Antonio VALENCIA, Crucifijos en Navarra. Esculturas, cruces procesionales y cruces de término, Pamplona, 1935 (reed. por Gómez en 1962. Aunque inédita, Joaquín de Navascués y de Palacio realizó su tesis doctoral sobre este tema, realizando un catálogo de ellas.
Sobre platería contábamos con la obra de Fernando de MENDOZA, Los plateros de Carlos III el Noble rey de Navarra, Pamplona, 1925.
Pero la síntesis más completa es la realizada por María Concepción GARCÍA GAÍNZA y Carmen HEREDIA, Orfebrería de la catedral y del Museo Diocesano de Pamplona, Pamplona, EUNSA, 1978. Un 13% de sus fondos son obras de esta época.
En la actualidad se puede decir que conocemos mejor la situación de la orfebrería en la Navarra gótica gracias a catalogaciones y estudios sistemáticos que inician Carmen HEREDIA y Mercedes ORBE (que publican en Pamplona, en 1986, un catálogo de la exposición Orfebrería navarra. Edad Media, y prosiguen otros autores en la edad Moderna.
Introducción histórica
El advenimiento de dinastías francesas en el periodo gótico (siglo XIII a la primera mitad del XVI), como fueron las de Champaña, Evreux y Albret, favorece la importación de piezas de orfebrería francesas, con ejemplares muy refinados, y el establecimiento de un elevado número de orfebres –extranjeros o navarros- que trabajan desde la Corte.
En contraste, los talleres locales permanecen adormecidos hasta el siglo XV, para iniciar en el XVI una verdadera explosión, en la que no es ajena la incorporación de Navarra a Castilla, con la penetración de influencias aragonesas, castellanas y, sobre todo, riojanas.
A este panorama hay que añadir el despertar del gremio de plateros y orfebres, que irá estableciendo normativas y determinará el sistema de marcaje de la plata.
Todo ello dará lugar al establecimiento en Navarra de tres talleres, que perdurarán hasta bien entrada la edad Moderna: Pamplona, Estella y Sangüesa.
El estudio de la orfebrería navarra ha sido posible en gran medida al fondo documental de la Sección de Comptos del Archivo General de Navarra y ha permitido documentar el llamado Cáliz de Carlos III como obra de Ferrando de Sepúlveda.
Piezas importadas
El mecenazgo real
En este apartado se incluyen todas aquellas piezas que han llegado a Navarra por donación real y son de origen francés:
Relicario del Santo Sepulcro (de la Catedral de Pamplona):
De alrededor de 1285. Es de plata sobredorada y esmaltados los rosetones del sarcófago y del gablete. Fue mandado hacer por Felipe el Hermoso de Francia (Evreux), casado con la reina de Navarra Doña Juana. Elaborado en París, es semejante a otro que también encargó Don Felipe llamado de la Santa Corona y se custodiaba en la Sainte-Chapelle de la Isla de Francia. Su origen queda avalado por su estilo gótico radiante francés por su armonía, jerarquización y sistematización de las partes.
Descripción: Es un templete de forma rectangular, con grandes ventanales trilobulados bajo gabletes y cubierta a cuatro aguas en forma de cruz que lleva en el centro una flecha con un ángel en su vértice. En el interior se narra de forma anecdótica la escena de las Tres Marías ante el sepulcro vacío, que les muestra un ángel sentado, de manera casi indolente. Dos soldados duermen en el suelo, acurrucados, con los dados y el cubilete esparcidos por el suelo.
De gusto exquisito y gran pericia técnica, y naturalismo en las figuras.
La escultura, llena de encanto y belleza formal, se relaciona con la de las catedrales de Reims, Poissy, etc.
Relicario de Lignum Crucis (de la Catedral de Pamplona):
De hacia 1400. Obra de plata sobredorada y esmaltes traslúcidos con azul predominante, rojo y verde. Seguramente realizado en París.
Historia: en origen pudo ser el pie de una custodia o relicario, pero que a comienzos del XV se transformó para contener las reliquias de la Santa Cruz que el emperador de Bizancio Miguel II Paleólogo regaló a Carlos III y que se introdujeron en las cruces del remate.
Descripción: reproduce otra arquitectura gótica, muy francesa, de planta central, con ventanales geminados, con tracerías y pináculos. Cada uno d ellos frentes los rematan figurillas de San Pedro y San Pablo. El templete es encuadrado al exterior por un gran arco polilobulado apoyado en contrafuertes, que se coronan por pequeñas cruces-relicario. En el vértice del gablete va una cruz moderna, de mayor tamaño, con brazos florenzados y decoración de piedras engarzadas. En los lóbulos del basamento lleva una rica iconografía con escenas alusivas a la Pasión de Cristo (desde la Entrada en Jerusalén al Descenso al Limbo), como en el basamento de la Virgen de Juana de Evreux, del Louvre.
El mecenazgo eclesiástico
Está altamente representado por el que ejerció la Colegiata de Roncesvalles durante el siglo XIV, en orden a las artes suntuarias, con objetos encargados fuera de nuestras fronteras, en Toulouse y Montpellier (donde Roncesvalles tenía propiedades y encomiendas).
Este mecenazgo está representado por la Virgen tutelar de la Colegiata y el Relicario “de Carlomagno”, obras casi contemporáneas, e mediados del XIV aproximadamente:
La Virgen de Roncesvalles:
Encargo posible de un prior de la Colegiata, se hizo en Toulouse.
Posee alma de madera recubierta de plata (este procedimiento tiene tradición románica en España, pero en Francia es novedoso.
Responde al tipo iconográfico de Virgen sedente, pero el Niño no está de pie ni sentado sino que se le capta en pleno movimiento para levantarse, modelo que prolifera en el E de Francia (Toulouse) En Navarra ha servido de modelo para otras, como las del Tesoro de Roncesvalles, Janáriz o Artanga.
Análisis formal: magnífico trabajo de platería en los amplio pliegues, fina labor de filigrana (cinturón, cojín, taburete); éste se decora con galería de arcos ojivales que cobijan personajes entre arquitecturas, lo que plantea una posible relación con el retablo de Aralar. Postulados esencialmente góticos pues la Virgen y el Niño se acercan al mundo real, sus formas se hacen agradables, las actitudes se tornan cercanas en conexión con la sensibilidad del fiel (en contraposición al románico que busca el “entendimiento” del fiel).
Relicario llamado Ajedrez de Carlomagno:
De origen francés, elaborado en Montpellier (lleva la marca MOP).
Disposición en damero, como si de un ajedrez se tratase, esquema poco común cuyo precedente está en las Tablas Alfonsíes de Sevilla, anteriores en un siglo.
Análisis formal: obra mixta de plata y esmaltes traslúcidos azules, que alterna con los espacios destinados a guardar las reliquias, éstas envueltas en lienzo dorado con sus correspondientes etiquetas. En los fondos esmaltados destacan las figuras cubiertas con ropajes malvas, amarillos y verdes, todas ellas enmarcadas por arcos góticos.
Análisis iconográfico: en torno a la figura central de Cristo en Majestad, a cada lado se reparten la Virgen y San Juan, rodeados por la parte exterior por el Tetramorfos. En la zona inferior van personajes de las distintas clases sociales en el momento de la Resurrección del último día. En la superior, santos ya reconocidos por la Iglesia, presididos por el Lignum Crucis, que en unión al resto de las reliquias y al mensaje iconográfico justifican la Redención de Cristo.
Talleres locales
Desde el siglo XII-XIII en Navarra debían existir talleres de plateros, aunque se desconoce su localización exacta. De ellos podían proceder el Evangeliario de Roncesvalles y la Cruz de Monjardín.
En el siglo XV es cuando se agrupan los plateros en talleres y cofradías, rigiéndose por normas propias.
Estos talleres se localizaron en las cabezas de merindad: Pamplona, Estella y Sangüesa. Se desconoce si hubo un taller en Tudela.
Pamplona:
Se estructura en el Burgo de San Cernin, cuya población franca se dedica al comercio y la artesanía. Entre estos figuraban los orfebres que fundaron la Cofradía de San Eloy, con sede en la iglesia de San Saturnino.
Carlos III recortó muchas de las prerrogativas de que gozaban, estando los plateros a partir de entonces bajo estrecha vigilancia de los funcionarios reales.
El Privilegio de la Unión (1423) determinó el cambio de troquel anterior (PPLON sobremontado por la estrella y la luna, divisas del Burgo) y su sustitución por el nuevo (PPLON sobremontado por la corona real), lo que permitirá dataciones seguras ante y post quem. Es sistema de marcaje más parecido al aragonés que al castellano.
El nuevo marcaje se mantendrá hasta bien entrado el siglo XVI, incluso en obras renacentistas. (Desde el siglo XVI se troquelan la marca del taller y el autor; desde 1750 en adelante la práctica es usual)
Estella:
Carlos III otorga a los plateros estelleses la facultad de poder utilizar su marca STELA sobremontado por una estrella.
Sangüesa:
En esta época elige también su marca: SANG coronado por una parte de su escudo, terciado en palo.
Tipologías
Cruces parroquiales
A. Taller de Pamplona. Adopta dos tipos de cruces, de difusión en el XV:
– uno parte de la Cruz de Arandigoyen (siglo XIV). El modelo se corresponde con una de brazos con terminación florenzada. Su iconografía es, en el anverso, el Crucificado y, debajo, Adán saliendo de la tumba (alusión a la muerte de Cristo), y tres ángeles con los símbolos de la Pasión; en el reverso, el titular en el crucero y el Tetramorfos en los extremos de los brazos. Ejemplos: Cruces de Epároz, Uriz, Abaurrea Baja (Sangüesa participa de estos postulados)
– otro añade al modelo anterior unos candiles horizontales con la Virgen y San Juan sobre ellos, a la altura del Cristo. Ejemplos: Cruces de Ichaso y Sorauren (siglo XV), que sirven de modelo para las de Ituren, Aizcorbe, Belzunce y Berriozar en el siglo XVI. Destaca la Cruz de San Cernin (1527) con nudo de arquitecturas góticas (a diferencia del nudo poliédrico de las anteriores)
B. Taller de Estella. Sintetiza los dos modelos anteriores: brazos en terminación florenzada y no adopta los candiles, pero sí incorpora a la Virgen y San Juan, que toman el lugar de dos de los tres ángeles (Cruz de Artavia), y se mantiene el Tetramorfos y el Adán saliendo de la tumba.
Relicarios
Adoptan formas muy variadas (fuera de los importados).
A. Taller de Pamplona: tenemos el Relicario de la Santa Espina (Catedral de Pamplona) y el de San Martín de Urzainqui, que forman en ellos arquitecturas góticas sencillas (anteriores a 1425); y el de Santa Bárbara (san Agustín de Pamplona), de ornamentación más compleja (mitades del siglo XV) a base de arquitectura sostenida por un pie en forma de blandón.
B. Taller de Estella: en la Iglesia de San Miguel tenemos El Lignum Crucis, en forma de cruz con doble brazo, y el Relicario de los Santos Inocentes, que adopta la forma de la cabeza de un niño.
C. Hay también relicarios tipo brazo, que proliferan en el gótico por toda Navarra y llegan hasta el barroco. Como ejemplo tenemos el de la Iglesia de San Saturnino (Pamplona), con basamento esmaltado, se compone de basamento + arquitectura + brazo bendicente.
Cálices
El esquema del cáliz donado por Carlos III a la iglesia de Santa María de Ujué, obra de Ferrando de Sepúlveda (1394), perdura hasta el siglo XVI en los cálices de Burgui, Aranguren o Góngora, marcados con el troquel de Pamplona.
Su tipo es el siguiente:
- Nudo esferoide (que en el de Carlos III presenta seis resaltes romboidales con esmaltes alternantes rojo y azul decorados con el escudo de Navarra y el de Evreux)
- Copa lisa, abierta, de perfil suavemente curvo.
- Basa de traza lobular hexagonal (que en el regio lleva un medallón de seis lóbulos lisos en alternancia con mixtilíneos con el Cristo en Majestad.
- Astil de sección hexagonal.
Otras manifestaciones
- Arquilla con filigrana gótico-mudéjar de la Colegiata de Roncesvalles (principios del XIV), en plata dorada.
- Custodia de la iglesia de Santa María de Sangüesa, turriforme, de tres cuerpos decrecientes en altura, con tracería gótica y pináculos; se corona por el viril sostenido por ángeles; el tipo turriforme es flamenco. Es del siglo XV. Lleva punzón de la ciudad.
Imagen de la portada: Virgen de la Colegiata de Roncesvalles (Foto: Navarra, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1984, pág. 76)