Guion para su desarrollo: Estado de la cuestión. La pintura renacentista en Navarra. Las artes decorativas: la platería renacentista
Estado de la cuestión
Según los datos aportados por m. C. GARCÍA GAÍNZA (Ponencia de Historia del Arte en el I Congreso General de Historia de Navarra, 1986), la pintura del siglo XVI no puede compararse en calidad con la escultura, aunque hay algunas obras destacadas:
- Principios del XVI: Es la época menos conocida, aunque de estos momentos daten las obras más refinadas como el Retablo de Ororbia, obra del llamado “Maestro de Ororbia” por Diego ANGULO ÍÑIGUEZ en la revista Príncipe de Viana: “La pintura del Renacimiento en Navarra” (1943) y “Nuevas pinturas del Renacimiento en Navarra” (1947) Otros pintores de este momento (Juan de Bustamante, el Maestro de Gallipienzo y Aponte) también han merecido atención de los autores en Príncipe de Viana (por ejemplo PELLEJERO, NAVASCUÉS) y de POST en Historia de la pintura española (1966).
- Fase manierista: mejor documentada, es más conocida, sobre todo en el foco de Pamplona con Bosque, los Oscáriz y Juan de Landa, y el foco de Tudela: J. R. CASTRO en sus Cuadernos de arte navarro facilita la mayor parte de la documentación; E. CASADO ALCALDE intenta un estudio de conjunto centrado sobre todo en Juan de Landa (La pintura navarra en el último tercio del siglo XVI, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1976).
No se ha conseguido deslindar por completo la aportación de los pintores flamencos Mois y Scheppers, aunque se ha conseguido conocer mejor la obra del primero.
Las pinturas murales escasean, pero las conservadas (Oriz y Palacio del Marqués de San Adrián en Tudela) tienen ya sus estudios en F. J. SÁNCHEZ CANTÓN y M. C. GARCÍA GAÍNZA (revista Goya). J. ITURRALDE Y SUIT habla de otras en el Convento pamplonés de Santa Eulalia (en el Boletín de la Comisión de Monumentos de Navarra).
Sabemos poco sobre la importación de tablas pintadas desde Flandes, objeto de E. BERMEJO en el I Congreso General de Historia de Navarra.
La platería atraviesa un brillante momento, con gran actividad en Estella (C. HEREDIA en el IV Congreso Nacional de Historia del Arte, Zaragoza, 1984); Pamplona (Hnas. ORBE, Convento de Agustinas Recoletas; C. HEREDIA y GARCÍA GAÍNZA, Catedral de Pamplona, 1978; J. NAVASCUÉS Y DE PALACIO, Cruces del Museo de Navarra, 1967, inédito); Sangüesa (FERNÁNDEZ GRACIA – ECHEVERRÍA GOÑI, en las Actas del IV Congreso Nacional de Historia del Arte, Zaragoza, 1982); y en otros templos (J. M. CRUZ VALDOVINOS en la revista Príncipe de Viana, con los estudios de la platería de la parroquia de Los Arcos, Santa María de Viana y San Gregorio Ostiense de Sorlada)
Respecto a otras artes decorativas, los estudios sobre esmaltes son escasos (con alguna pieza importante); la rejería, rica, está prácticamente sin trabajar; sobre los bordados hay abundante documentación, pero pocas obras conservadas, estudiadas por J. RIVAS y J. C. LABEAGA; en el arte popular es difícil marcar sus límites con el arte mayor (F. J. ZUBIAUR)
Las obras generales de este periodo son:
- ANGULO ÍÑIGUEZ, D. “Pintura del renacimiento”, en ARS HISPANIAE, XII, Madrid, 1954.
- BUENDÍA, R. “Pintura. El Renacimiento”, en HISTORIA DEL ARTE HISPÁNICO, III, Madrid, 1980.
- CAMÓN AZNAR, J. “La pintura española del siglo XVI”, SUMMA ARTIS, XXIV, Madrid, 1970.
- ÍDEM. “La arquitectura y orfebrería española del siglo XVI”, SUUMMA ARTIS, XVII, Madrid, 1970.
- CRUZ VALDOVINOS, J. M. “Platería del renacimiento en Navarra”, en Goya, 1988.
- Dos síntesis de este momento en GARCÍA GAÍNZA, GRAN ATLAS DE NAVARRA, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, II, 1986, pág. 180; y BUENDÍA, en “Navarra”, serie Tierras de España de Fundación March-Noguer, 1988.
La pintura renacentista en Navarra
Sobre un sustrato hispano-flamenco todavía cultivado a principios del XVI por los seguidores de Pedro Díaz de Oviedo, va a extenderse la corriente italiana venida de Aragón, que presenta dos fases bien diferenciadas:
– 1500-1570, en que se reciben influencias florentinas (de Leonardo y Rafael).
– 1570-comienzos del XVII, de italianismo más puro, coincidente con el manierismo. Esta fase empalmaría ya con el barroco del siglo XVIII. Están presentes las influencias romanistas y las venecianas incluso, en las pinturas de Mois y Scheppers.
Periodo 1500-1570:
Las características que señala BUENDÍA son:
- La expresividad: que llega a distorsionar las figuras encajándolas en los espacios con un sentido en ocasiones monumental (Bustamante); los personajes principales sobresalen exageradamente sobre los demás (influencia aragonesa). Esta compresión lleva a un horror vacui que recuerda el gótico.
- Composiciones y tratamiento de figuras están inspirados en grabados nórdicos e italianos, que se desvirtúan según conviene.
- Influencia flamenca en ropajes abundantes con atención a los plegados de las telas; color y claroscuros expresivos, oro en orlas y nimbos; rostros dramáticos y paisaje de fondo con arquitecturas.
No hay figuras que marquen un hito a nivel peninsular, salvo quizás el llamado Maestro de Ororbia.
Representantes:
- Pedro de Aponte: en sus retablos de Santa María de Olite y de Cintruénigo aparecen las primeras formas italianizantes, aunque presenten rasgos todavía flamencos en su excesivo dramatismo y tendencia a la caricatura.
- El Maestro de Ororbia: que toma su nombre del retablo dedicado a San Julián de este lugar. El protagonismo de un paisaje húmedo, con delicadas luces y colores, así como el alargamiento de las figuras, hacen pensar que fuese nórdico su autor. Buendía le ve parecidos con Durero y lo alemán, a lo que se opone Angulo reconociendo en Bustamante a un artista de temple dramático muy diferente del Maestro de Ororbia.
- Juan de Bustamante: él y el siguiente, Juan del Bosque, introducen en la Cuenca de Pamplona las características renacentistas. Bustamante se encuentra en la misma indefinición
de Aponte, es decir, evolucionando desde el goticismo a las tendencias manieristas. Es autor de la pintura de los retablos de Cizur Mayor y de Huarte-Pamplona. La aplicación del claroscuro y el color son en él muy expresivos (de ahí que Buendía lo creyese también nórdico), a lo que hay que unir gigantismo en sus personajes y dramatismo.
- Juan del Bosque: su única obra documentada es la pintura del retablo de San Juan Bautista de Burlada (hoy en el Museo de Navarra). Practica un estilo rafaelesco con algunos rasgos manieristas, inspirado en la pintura aragonesa del momento y especialmente en Jerónimo Cosida. Conserva algunos rasgos de tradición flamenca. Este peculiar estilo será continuado por los pintores avecindados en Pamplona.
- Los Oscáriz: se trata de una familia de pintores-artesanos, que configuran perfectamente el tipo de los seguidores de Juan del Bosque. Trabajan en una serie de retablos de los alrededores de Pamplona: Eguiarreta, Lete, Cía, Sarriguren, Arre y Aldaz, la mayor parte de ellos obra de Ramón Oscáriz.
- Miguel de Baquedano: se encuentra marcado por el goticismo y las nuevas formas manieristas del primer momento. Buendía lo relaciona con Bustamante por su gusto por el paisaje y los árboles, así como por servirse, como aquél, de grabados. Su obra, el retablo de San Pedro de Ichaso y el de Lepuzain. Baquedano dramatiza los paisajes con ruinas, castillos incendiándose, etc. (“Sagrada Familia con San Juanito” en colección particular)
Periodo 1570- comienzos del siglo XVII:
La implantación del manierismo romanizante en Navarra y Aragón vendrá de la mano de dos pintores originarios de Flandes: Roland de Mois y Pablo Scheppers. Proceden de Aragón, importante foco en el XVI.
- Roland de Mois / Pablo Scheppers pintan juntos los retablos de los Monasterios de la Oliva (hoy en Recoletas de Tafalla) y de Fitero, muy influido por la escuela veneciana, se sitúan entre las obras más importantes de la pintura contrarreformista. Son sus características el rico colorido en la representación de los tejidos, el lujo escénico con intervención de arquitecturas y el gusto por la perspectiva.
- Pietro Morone es de origen sienés. Se establece en Fustiñana después de trabajar en Cataluña y Aragón. El retablo de este pueblo es su obra más importante, dentro del manierismo miguelangelesco, así como las mujeres fuertes del rellano de la escalera del Palacio del Marqués de San Adrián (Tudela)
- Juan de Landa cubre la última etapa del XVI y comienzos del XVII, trabajando en la Cuenca de Pamplona. Sus obras importantes son los Retablos de Eransus, Lumbier y los laterales de Cáseda. A través de estas obras se pone de manifiesto el último manierismo que Casado llama “reformado” y que hace patente los primeros rasgos barrocos.
Se caracteriza este último momento renaciente por:
- La grandiosidad: mayores dimensiones en las figuras, pero también mayor distinción y elegancia, hasta posturas heroicas en los hombres; dimensiones alargadas y escorzadas las posturas.
- Colorido grato y rico.
- Iluminación tenebrista barroca.
- Composiciones jerarquizadas.
Pinturas murales conservadas:
- Pinturas murales del Palacio de Oriz (Museo de Navarra): al temple y en grisalla, representan varios pasajes del Emperador Carlos V contra los príncipes alemanes en la Guerra de Sajonia. Su composición está inspirada en grabados, y son coetáneas de los hechos que se narran. Es obra de compleja composición y dibujo detallista con presencia del claroscuro. Interesa la impresión que se da del conjunto: las masas, el fragor de la lucha, pero hay desproporciones frecuentes. Cenefas con amorcillos que danzan o juegan. Pertenecieron a la familia Cruzat. De mediados del XVI.
- Pinturas de la escalera del Palacio del Marqués de San Adrián (Tudela): pinturas de grisalla y al temple. Representan, bajo arquillos de medio punto enmarcados por una arquitectura fingida de columnas estriadas y orlas exteriores con grutescos, a una docena de mujeres ejemplarizantes, castas, guerreras y mitológicas, sacadas de la Antigüedad grecorromana. Dentro del manierismo italianizante entre 1560-70, quizás obra de Pietro Morone, inspirado en grabados. Son alegorías del amor sacro y profano.
Las artes decorativas: la platería renacentista
La orfebrería navarra atraviesa un espléndido momento, preparado ya por la última etapa del gótico.
La anexión de Navarra a Castilla favoreció este despertar:
- Las conexiones con La Rioja serán muy estrechas: abundan en tierras navarras obras labradas en Logroño y Calahorra.
- Desaparecen las influencias francesas.
- Se mitigan, salvo en la Ribera, las aragonesas.
La pujanza de la platería crece desde 1587, en que Felipe II aprueba las ordenanzas de los plateros de Pamplona.
Se sigue empleando la marca de las localidades (Pamplona, Estella, Sangüesa) y pocas veces aparece la marca de los artífices.
Evolución estilística:
Las piezas de orfebrería y platería sufren, como es lógico, una evolución estilística desde el plateresco o expresivismo al purismo final.
A grandes rasgos, esta evolución puede condensarse de la siguiente manera:
- Primera mitad del XVI: es la época plateresca o expresivista en la que aún se aprecian caracteres góticos. La decoración plateresca afecta primero a la decoración externa (motivos a candelieri) En las cruces los brazos son florenzados, el crucero cuadrado. En los cálices, las bases son de diseño mixtilíneo con pestañas verticales.
- Años centrales: el plateresco se impone ahora en las estructuras de las piezas: la forma circular aparta al juego mixtilíneo. Las cruces llevan brazos abalaustrados, cruceros circulares, nudos en forma de jarrón o templete circular; los cálices con base circular y nudo esferoide. El repertorio decorativo es abundante a base de grutesco, guirnaldas de flores, medallones, bustos, tondos etc.
- Bajo Renacimiento (1550 en adelante): en principio el manierismo afecta a lo decorativo, después a lo estructural, en dos direcciones, decorativa, con temas ahora de corte geométrico (ces, óvalos, cuadrados), que anuncian el barroco, y purista, bajo la influencia de la Corte y de Herrera, en que se potencia la forma y se agotará en sí misma; y se reduce la decoración a cabujones de esmalte, pirámides, costillas, artesones etc.. Son representantes de la corriente decorativa Velázquez de Medrano (Templete Eucarístico de Pamplona), Hernando de Oñate y Sancho Montalvo; de la corriente purista Diego de Zabalza (Cáliz de las M.M. Recoletas de Pamplona), con un motivo característico, la cartela de cueros retorcidos.
Talleres:
Se da en este siglo su máximo apogeo. Tudela se incorpora como taller independiente (a partir de 1600), pero nunca llegó al florecimiento de los otros:
- Pamplona: destaca sobre los demás en cuanto a la organización del gremio de plateros (con ordenanzas desde 1587), como a la calidad de alguno de ellos, el número de piezas y la calidad de alguna de las mismas. Continúan reuniéndose en su sede, la Iglesia de San Cernin (Capilla de San Eloy). En la segunda década del XVII se estrena nueva impronta –PP coronada- que será utilizada hasta mediados del siglo, pues a partir de 1655 se empleará otra –PP con corona y orla de cadenas. Las ordenanzas permiten, incluso obligaban, a poner la marca del artífice, aunque fueren escasos los plateros que la utilizasen. Ello nos ha permitido conocer nombres de plateros como José Velázquez de Medrano, Luis de Suescun, Sancho Montalvo, Felipe de Guevara, Hernando López de Marbán y Hernando de Oñate. La estructura de las marcas que graban llevan en un primer renglón las iniciales del nombre y en un segundo el apellido desarrollado en letras capitales.
- Sangüesa y Estella: el sistema de marcaje es similar al de Pamplona: STELA con estrella superior y SANG con un terciado en palo, respectivamente. Los artífices que destacan son, en Estella, Álvaro de Espinosa, y, en Sangüesa, Pedro Gallués, Martín de Bidax y Pedro de Eslava.
- Tudela: aunque se sabe que trabajaban plateros en esta localidad desde el siglo XIV, sólo hacia 1600 empleará troquel propio: un puente con tres torres (tomados del escudo de la ciudad).
Influencias:
Las naturales por su ubicación geográfica: Sangüesa y Tudela las reciben de Aragón; Estella de La Rioja.
Tipologías:
A. Relicarios:
- Tipo busto: el de Santa Úrsula (Catedral de Pamplona), marcado por Juan de Ochovi.
- Tipo de cuerpo entero: el de San Marcos (San Nicolás de Pamplona), que en ambos casos hay elegancia en las indumentarias y fina labor de cincel para representar motivos platerescos. Se relacionan con lo aragonés.
- Tipo ostensorio: Lignum Crucis de Artajona, de Luis de Suescun.
- Tipo arqueta: los de Azuelo y Sorlada.
- Tipo brazo: el del convento de las Benedictinas de Estella.
B. Piezas eucarísticas:
– Custodias procesionales: la de la Catedral de Pamplona, plateresca, de Pedro de Mercado.
– Custodias de simple exposición/ostensorios: proliferan desde fines del XVI, son ejemplos las de Puente la Reina, Mendigorría, Abárzuza y Galdeano.
– Templetes Eucarísticos: el de la Catedral de Pamplona, obra de José Velázquez de Medrano, en estilo purista y relieves eucarísticos anchetianos.
C. Cruces:
– La sencilla con los candiles de la Virgen y San Juan: de tipo gótico pero con decoraciones ahora a candelieri de tipo vegetal. Se mantiene en el taller de Pamplona. Ejemplos: las cruces de Usoz y Artozqui.
– Con crucero con elementos circulares, tondos laterales y nudo de influencia aragonesa, con grutescos. Ejemplo: Cruz de Munárriz, de Pedro del Mercado.
– La renacentista plateresca: con iconografía unitaria y decoración plateresca, como aparecen en las cruces del platero Luis de Suescun, por ejemplo en la del Ayuntamiento de Pamplona.
– La renacentista purista o herreriana: la cruz de Cirauqui.
D. Cálices:
– Con perfil mixtilíneo en la base y astil abalaustrado: la base es goticista pero no así el astil, que es renacentista. Se concentra en el taller de Sangüesa en el segundo tercio del XVI. Cálices de Isaba, Roncal villa y Ochagavía.
– Con base circular elevada, astil con cilindro inferior y grueso nudo, y subcopa bulbosa, decoración geométrica, propio del bajo Renacimiento. Así en cálices de San Nicolás de Pamplona, Santa María de Olite y Sangüesa.
– Con estructura arquitectónica y liso, con nudo semi ovoide, propio del purismo, en cálices de Mendigaría y Artajona.
E. Copones: presentan estructuras similares a los cálices, a los que se añade una gran copa con tapa.
F. Crismeras:
– Anforillas: tipo excepcional que no prospera. Roncesvalles.
– Doble arqueta rectangular sobre patas, cubierta con medio cañón o escalonada: popularizadas por el taller de Pamplona a fines del XVI, en los obradores de los plateros Luis de Suescun y José Vélazquez de Medrano.
– Arqueta horizontal única, sin patas, cubierta plana y frentes articulados por Hermes, en el taller de Sangüesa, a fines del XVI.
– Síntesis de las dos anteriores, en el taller de Estella.
G. Otros:
– Evangeliario de la Catedral de Pamplona: que sigue el modelo de lo románico de la colegiata de Roncesvalles pero con gusto plateresco. Se representa el Crucificado con la Virgen y San Juan, y Cristo resucitado con el Tetramorfos.
– Las lámparas de Tulebras, manieristas, de Ferrán.
– Las Coronas de la Virgen de Ujué.
NOTA.-
En tanto no se especifique lo contrario, las imágenes reproducidas en el texto han sido obtenidas del libro El arte del Renacimiento en Navarra, de los autores Ricardo Fernández Gracia (coord.), Pedro L. Echeverría Goñi y Mª Concepción García Gaínza, editado por el Gobierno de Navarra (Departamento de Cultura y Turismo, Institución Príncipe de Viana), en Pamplona, 2005. Fotos: José Luis Larrión.
Imagen de la portada: Juan de Ochovi. Busto-relicario de Santa Úrsula, Catedral de Pamplona