Charles Chaplin: la humanización del cine

 “Charles Chaplin: la humanización del cine ”, es el título de mi conferencia dentro del ciclo “Historias de cine. Los grandes Directores”, en el Civivox Iturrama, de Pamplona, el 14 de octubre de 2009, que se apoyó con la proyección de su película «Luces de la ciudad» (1931).

Se suele decir que, si bien los hermanos Lumière inventaron el cine, Charles Chaplin lo humanizó. Genio indiscutible del séptimo arte, su visión del ser humano siempre estuvo cargada de sensibilidad frente a la crueldad del siglo XX. En sus obras, Chaplin intentó plasmar la importancia del hombre frente al desarrollo industrial, a los totalitarismos o a la eterna lucha entre el hombre y el paso del tiempo. Además de ser un referente cinematográfico es artífice de uno de los iconos más célebres de la historia del cine: Charlot el vagabundo.

Su vida

De origen inglés, nacido el 16 de abril de 1889 en East Lane, Walword, Londres, padeció una infancia trágica: su padre Charles, cantante vocalista, murió alcoholizado a los 37 años, después de haber confiado sus dos hijos –Sidney y Charles- al cuidado de su esposa Hannah Hill para realizar una gira por Europa y Estados Unidos; su esposa, también cantante y bailarina de variedades, vio seriamente dañada su voz por el exceso de representaciones para sacar a sus hijos adelante, obligada a ser también costurera por la misma razón; enfermó y debió ingresar en una hospital psiquiátrico. Charles, junto con su hermano Sydney fueron internados en un orfanato en 1896. Esta experiencia le marcará de por vida. Leprohon asegura que «su niñez le dio los temas más conmovedores, su poesía más firme, la pureza de su personaje (Charlot), su candor y a menudo también su crueldad» [1]. Lo reafirma Manuel Villegas al decir que “las películas de Chaplin son una honda autobiografía” [2].

Charles, a sus cinco años de edad, se da a conocer en giras por Inglaterra como mimo de «music-hall», en compañía de su madre, quien le enseña a traducir sus emociones mediante las manos y el rostro, y a aprender de la observación. Le enseña incluso a bailar y a cantar. Su interpretación será esencialmente visual (mima el diálogo, no da la sensación de hablar).

Antes de su llegada al cine, Chaplin trabaja como actor de mimo, con su hermano, en la compañía londinense de variedades de Fred Karno, contratado por un año, en que viaja por toda Inglaterra y llega a París en 1909 (donde debió de conocer el cine). En 1912 realiza con la compañía de Karno una gira por Estados Unidos. Con Karno, Chaplin completa su formación como actor, mimo, parodista, gimnasta, todas aquellas actitudes que después llevará al cine cómico.

Mack Sennnet le contrata para su compañía Keystone tras verle trabajar como borracho en Los Ángeles. A partir de entonces interviene como actor en treinta y cinco de sus cortometrajes, adoptando aspecto de «gentleman» elegante a lo Linder. Pero el estilo interpretativo mecánico de la Keystone, el trabajo en grupo que anulaba la personalidad individual del cómico y su sutileza inglesa, le empujaron a abandonar esta productora.

Manuel Villegas se refiere a las incompatibilidades surgidas entre ambos con estas palabras: “Chaplin se obstinaba en filmar las pantomimas al estilo Karno… en ellas todo era insinuación, elipsis, frustración continua de algo que no se logra nunca, y en escenas sueltas, como números teatrales. Mack Sennet, en cambio, formado en la gran escuela de Griffith, hace un cine rápido, trepidante, caricaturesco, montado sobre el absurdo y el disparate, eminentemente cinematográfico, y con una unidad total lograda mediante el montaje que hace él mismo” [3].

Períodos de su carrera cinematográfica

Su obra cómica se divide en varios períodos, que se corresponden con su paso por las productoras que le contrataron:

Keystone (1914 > 35 comedias)

Películas de persecuciones y garrotazos sin el patetismo de las posteriores, en el que su personaje y el propio director se van definiendo. «Charlot periodista» (Making a living, Henry Lehrman,1914, 8,56’), como «gentleman» a lo Max Linder, refinado caballero parisino cuya comicidad se basaba en superar complicadas situaciones; «Carreras sofocantes» (Kid auto races at Venice, Henry Lehrman, 1914), donde aparecen los primeros rasgos de su indumentaria, pero sin bastón todavía ; «Aventuras extraordinarias de Mabel» (Mabel’s strange predicament, Henri Lehrman-Mack Sennet, 1914),  en la que inaugura su viraje típico sobre un pie al doblar la esquina ; en abril de 1914 interviene en «Charlot, camarero» (Caught in a cabaret, Mabel Normand-Charles Chaplin, 1914), ya no sólo como actor, sino como guionista y realizador, práctica que desde entonces mantendrá.

Charlot

Essanay (1915 > 14 películas)

Ya encarnando el personaje de Charlot (con grandes zapatones, bombín y bastón de junquillo) [4], escribe, dirige y controla la producción de sus películas, donde impone su mundo poético personal con elementos como la bella ingenua que le enamora (papel encarnado por Edna Purviance por el descubierta) y el señor grande, gordo e irascible, con frecuencia barbudo, del que se burla (Bud Jamison, también descubierto por Chaplin). Se muestra más humano. Contrata a Roland Totheroh, su operador durante más de treinta años. Destacan en este período “El campeón” (The Champion), “Charlot vagabundo” (The Tramp) y “Charlot trasnochador” (A Night Out). Ya es admirado por las masas de Estados Unidos. Georges Sadoul denomina sus comedias como películas-ballet, por la armonización de todo el conjunto de elementos que las componen. Su hermano Sydney se convierte en su agente.

Mutual (1916-1917 > 12 películas)

Se muestra ahora más sentimental; «Charlot bombero» (The fireman, 1916); «Charlot músico ambulante» (The vagabond, 1916), donde deja de ser el tradicional patoso para convertirse en el ser sensible y tímido de sus obras posteriores; «Charlot a la una de la madrugada» (One a. m., 1916), Charlot borracho «ve» moverse los objetos a su alrededor; «Charlot emigrante» (The inmigrant, 1916), película con mensaje político y humor que señala el paso a una temática social donde desaparecerá la improvisación y los guiones se definirán del todo. Este último título pone en cuestión su actitud ideológica: pega por primera vez a un policía en la pantalla y un representante burocrático de inmigración no le comprende cuando su personaje afirma considerarse “ciudadano del mundo”. Comienza a ser considerado rebelde.

First National (1918-1922 > 8 películas)

Lo patético y cómico se hallan perfectamente fundidos; «¡Armas al hombro!» (Shoulder’arms, 1918), película antimilitarista; «El chico» (The kid, 1921), evocación de su infancia solitaria y pobre: Charlot llora al descubrir una niña abandonada, que interpretaría Jackie Coogan, una sensible historia que muestra el amor entre padre e hija; «Día de paga» (Pay day, 1922); «El peregrino» (The pilgrim, 1923, 16’ primeros), en la que aparece como pastor protestante realizando un soberbio mimo con su sermón acerca de David y Goliat.

United Artists (1923-1956 > 9 largos)

Esta compañía fue creada en 1919 por el propio Chaplin con la colaboración de sus amigos Mary Pickford, Douglas Fairbanks y el realizador D.W. Griffith, con el fin de producir y distribuir sus propias películas con total independencia. En esta época realiza las películas más relevantes de su carrera:

  • “Una mujer de París” (A woman of Paris, 1923): que dirige y para la que escribe argumento y guión, pero en la que no actúa como actor. Su tema es la tragedia de la imposibilidad de amar al ser querido por la intransigencia de la sociedad. Para Chaplin supuso un gran paso en la expresión de la intimidad y la profundidad psicológica, con lo que sus futuros títulos ganarán en humanidad.

Su trilogía de tragedias cómicas:

  • «La quimera de oro» (The gold rush, 1925): Chaplin no olvida el sueño americano y muestra las desventuras de un torpe Charlot-buscador de oro en Alaska, que finalmente se hace millonario. Representa a los inmigrantes europeos en busca de otra oportunidad. Chaplin se manifiesta en esta cinta como un poeta sensible, un lírico, un marginal, y un dramaturgo al mismo tiempo.
  • «El circo» (The circus, 1927): es un tributo a todos los artistas que trabajan duro para presentar su espectáculo por todo el mundo. Muestra la tragedia de Charlot fracasado como payaso de circo y el amor de una caballista. Ganó con esta película un Óscar conjunto como productor, director, guionista y actor.
  • «Luces de la ciudad» (City lights, 1931): centrada en un vagabundo que lucha por conseguir dinero con que curar a una florista ciega, que comentaré al final con más detalle. Es la última película en que Chaplin mueve a Charlot en su mundo propio. En lo sucesivo su obra se abrirá al mundo exterior con sus problemas actuales, su lucha y sus polémicas.

Entre 1931 y 1932 viaja por el mundo y toma contacto con las acuciantes realidades sociales y políticas. En Londres, incluso, se entrevista con Mahatma Gandhi y Albert Einstein. Decide entonces realizar varias películas críticas hacia cierto estado de cosas:

  • «Tiempos modernos» (Moderns times, 1936): o una “historia sobre la industria, la iniciativa individual y la cruzada humana en busca de la felicidad”(tal como se dice en la introducción). El vagabundo inmigrante se ha convertido en un obrero de una fábrica de la creciente industrialización: una vez más nos hace reír mostrándonos las imperfecciones de aquella sociedad y nos da esperanza cuando se enamora de una joven sin hogar. Por encima de su visión satírica del maquinismo, el desempleo y la deshumanización del trabajo productivo, Chaplin presenta el amor como el único medio capaz de salvaguardar la dignidad del hombre.
  • Después de considerar varios proyectos, entre los que se encontraban una vida de Cristo y un Napoleón, Chaplin decidió enfrentarse al problema por antonomasia que pendía sobre la humanidad: el ascenso del nazismo, personificado por Hitler. «El gran dictador» (The great dictador, 1940) es su siguiente film donde realiza una feroz sátira antinazi en las circunstancias más patéticas, coincidiendo con la imposición del nazismo en gran parte de Europa. Chaplin interpreta dos papeles: el de un barbero judío de un ghetto de la ciudad que  ha perdido la memoria y el de Hitler, al que se presta por su parecido para suplantar al dictador, con tal de no volver al campo de concentración del que se ha evadido.
  • “Monsieur Verdoux” (1947): o “una comedia de asesinatos”. Sátira hacia la hipocresía de la sociedad, que supedita la moral a los negocios de los hombres: un hombre cínico sostiene a su familia casándose con mujeres ricas y asesinándolas por dinero. Mediante este oscuro tema, una macabra idea de Barba Azul, representa atrocidades que no nos conmueven en las que incluso aceptamos al personaje y puede que hasta tengamos compasión de él. Su genio convierte la tragedia en comedia. En esta cinta Chaplin acierta con su famosa frase: “Mata a una persona y serás un asesino, mata a mil y serás un héroe”.

Últimos años de su carrera

Coincidiendo con el estreno de “El gran dictador”, es encausado en Estados Unidos por la Comisión de Actividades Antiamericanas a iniciativa del senador McCarthy acusado de filocomunista y de haber fabricado una “moral en detrimento de América”. Es, además, muy criticado por sus numerosos matrimonios. Él se declara pacifista y defiende la libertad de expresión, pero es expulsado de Estados Unidos en 1952 y se ve obligado a regresar a Europa, donde trabajará en Inglaterra y en Francia, estableciéndose posteriormente en Suiza.

En Inglaterra estrenará “Candilejas” (Limelight, 1952), rodada todavía en Estados Unidos, que versará sobre los recuerdos de su padre y de su propia y difícil infancia en los music-halls: un viejo payaso impide que una bailarina se suicide, cuida de ella y le ayuda a recuperar su autoestima. Teresa, la bailarina, se enamora de este viejo payaso que no se atreve ni a mirarse al espejo. “Candilejas” también ofrece el singular placer de ver a Chaplin trabajar con Búster Keaton. Esta película es fascinante, cautivadora y dramática. En el país de acogida dirigirá «Un rey en Nueva York» (A king in New York, 1957), con la que condena violentamente el oscurantismo del macarthysmo que le había perseguido y causado un gran sufrimiento.

Entre 1958 y 1962 escribe sus memorias (“Mi autobiografía”), publicadas en 1964 por Max Reinhardt y empieza a componer la música de sus anteriores películas, como “El chico”, “La quimera del oro” y “El circo”.

En 1967 realiza su último filme, “La Condesa de Hong-Kong”,  en torno a los deseos de una condesa rusa de emparentar con un rico americano para instalarse en los Estados Unidos, cuyo resultado estuvo por debajo de lo esperado. Chaplin dirige a la actriz más bella del momento, Sophia Loren, y al considerado entonces como mayor mito sexual, Marlon Brando. El rodaje fue bastante intenso, por las personalidades de los tres y por un accidente de Chaplin, que se rompió un pie. La película fue en color, procedimiento que no era de su gusto, pues opinaba que el color carecía de la profundidad que daba el blanco y negro.

Llegado a este punto de su vida, se puede decir que Chaplin había logrado hacer todo lo que había querido ser: intérprete, director, escritor de guiones, productor y compositor de las bandas sonoras de sus películas. En 1972, Charlie y Oona O’Neill (1925-1991), su mujer entonces, volvieron triunfalmente a Estados Unidos para recibir un Óscar por el trabajo de toda una vida [5].

Aún escribiría un guión más: “El monstruo” (The Freak).

En la Navidad de 1977, Charlie Chaplin murió mientras dormía en la localidad suiza de Vevey, donde residía.

Un fotograma de la película

“Luces de la ciudad” (City Lights, 1931):

Su argumento presenta a Charlot, el personaje interpretado por Chaplin, como un pobre vagabundo sin hogar que se enamora de una florista ciega (Virginia Cherrill). Poco después evita el suicidio de un millonario borracho (Harry Myers), quien le hace promesas de amistad eterna. Sin embargo, cuando está sobrio, el millonario no le reconoce. Tras probar suerte inútilmente en trabajos ocasionales (entre ellos, una competición de boxeo) para ayudarla a recuperar la vista, obtiene mil dólares de su amigo millonario, quien se los regala generosamente cuando se encuentra ebrio, pero después niega conocerle y hace que le persiga la policía. Charlot da el dinero a la florista, que así consigue evitar ser desahuciada y operarse los ojos. El protagonista, en cambio, es capturado por la policía, acusado del robo del dinero, y pasa una larga temporada en prisión. Al salir vuelve a encontrarse con la florista, que ahora regenta una tienda en lugar de un puesto callejero y vive con la esperanza de reencontrar a su supuesto millonario. La película termina con la escena en que la florista reconoce a Charlot como su benefactor.

Es una sinfonía patética sobre los dos equívocos que guían la acción: la florista ciega que cree a Charlot rico y poderoso –engañada por el ruido de la portezuela de un auto- y el millonario ebrio que considera a Charlot como su mejor amigo durante su estado de embriaguez y que le rechaza una vez está sereno. Esta doble situación le permite a Chaplina reflexionar sobre la relación entre ambas clases sociales.

Fue su primera película sonora. En ella se sirvió de la música y los efectos sonoros para intensificar ciertas escenas o producir efectos burlescos), pero careció de diálogos, confiando la interpretación a la gestualidad de Charlot, que tiene la habilidad de pasar del llanto a la sonrisa y de ésta a la risa. “Las habladas sí, las odio. Están arruinando el arte más antiguo, el arte de la pantomima, destrozan la gran belleza del silencio”, dijo Chaplin en aquella ocasión.

Ficha técnico-artística: Producción: United Artists. Argumento y guión: Charles Chaplin. Fotografía: Rollie Totheroh, Gordon Pollock y Mark Marklatt. Música: Adaptación de Chaplin de “La Violetera”, del español José Padilla, que hizo famosa Raquel Meller, orquestada por Arthur Johnston y Alfred Newman. Decorados: C. H. Hall. Intérpretes: Ch. Chaplin, Virginia Cherrill, Harry Myers, Florence Lee, Allan García, Hank Mann. Rodaje: 2 años y 8 meses. Duración: 87’.

Conclusión

Como conclusión, se puede decir que Chaplin, a través de su personaje Charlot, nos ofrece en sus películas su visión particular de la sociedad con un sentido satírico tomado de Sennet, que le lleva a dinamitar las llamadas «instituciones respetables», al que añade una apremiante llamada al amor y a la fraternidad humana. El papel que juega el humor en este contexto es el de servir de arma corrosiva para lograr sus fines.

El cine burlesco le debe a Chaplin prácticamente todo: la mecánica cómica de Harold Lloyd; la reiteración sistemática de Laurel y Ardí; la ingenuidad de Búster Keaton; la candidez poética de Harry Langdon, el absurdo surrealista de los Hermanos Marx y el carácter bufo de Cantinflas.

Chaplin utiliza su comicidad para expresar la tragedia. Manuel Villegas, en la biografía del cineasta, pone un ejemplo que revela esto mismo: el recurso de creer que es Charlot a quien saludan amablemente, y, cuando corresponde a ese saludo, resulta que a quien saludan es a una persona situada detrás de él. Se podrían poner muchos ejemplos en que Chaplin escenifica este recurso, pero, quizás, su más patético empleo se de en “Monsieur Verdoux”, cuando se encuentra ante un tribunal acusado de haber asesinado a catorce mujeres para apropiarse de sus ahorros. El fiscal le señala con su dedo acusador y dice: “He aquí al monstruo”. Toda la sala vuelve la cabeza hacia él y Mr. Verdoux también mira detrás de si a ver quien es el monstruo señalado. En este caso no hay nadie, pero es que él no se considera un monstruo, ni siquiera un gran asesino, sino un modesto aficionado al lado de quienes fabrican armas en serie o declaran guerras internacionales.

Imagen de la portada: Charles Chaplin fotografiado por Granger.

Notas

[1] LEPROHON, Pierre. Charles Chaplin. Rialp, Madrid, 1961. P. 20.

[2] VILLEGAS LÓPEZ, Manuel. Los grandes nombres del cine. Barcelona, Planeta, 1973, tomo I, p. 180.

[3] ID., p. 181.

[4] El distribuidor francés Jacques Haik le llamará Charlie, pues Sennet le apodaba Chas, que sonaba como chase (caza o persecución). En los países le lengua latina se le llamará Charlot. Aunque en el mundo anglosajón se le ha conocido como The Tramp, el vagabundo. Ver la descripción que del personaje hace Villegas en la p. 186 del primer tomo de su libro citado.

[5] Se puede decir que hasta el momento su vida sentimental había sido un fracaso con tres divorcios e indemnizaciones millonarias a sus ex cónyuges que estuvieron a punto de arruinarle en varias ocasiones. Se divorció de Mildred Harris (1920), Lita Grey (1927) y Paulette Goddard (Paulina Levy) (1941). Oona Chaplin era hija del escritor y Premio Nobel Eugen O’Neill, aunque su relación mutua fue prácticamente inexistente por haberse divorciado sus padres siendo ella muy niña. Inicialmente azafata, quiso ser actriz de cine en Hollywood, pero su padre empleó toda su influencia para impedirlo. En estas circunstancias la conoció Charlie Chaplin y se casaron el 14 de mayo de 1943, ella tenía 18 y Chaplin 54 años.  Vivieron felices durante treinta y cuatro años. Se instalaron en Corsier-sur-Vevey (Suiza). Tuvieron 7 hijos (cinco niñas y dos varones. Aunque de Lita Grey ya tenía dos hijos varones.