Capítulo 12 – El museo como centro cultural. La participación del público en su promoción. Formas de proyección social. Exigencias arquitectónicas.

  1. Museo, público y sociedad.
  2. La participación del público en la promoción del museo: las asociaciones de amigos.
  3. Formas de proyección social del museo.
  4. Cómo atraer al público.
  5. Estructura de su labor de difusión. 
  6. Las repercusiones arquitectónicas que genera.
  7. Bibliografía.
  8. Anexo 12. Asociaciones de Amigos de los Museos.
  9. Anexo 13: Reflexiones y consejos ante la creación de una asociación de amigos de los museos.

1. MUSEO, PÚBLICO Y SOCIEDAD

De acuerdo con la definición del ICOM, el museo es una institución al servicio de la sociedad que sobre todo expone, con finalidad de estudio, educación y recreo.

La función del museo es, pues, una función social: de servicio a la sociedad. Aunque el museo tiene a su cargo la conservación y custodia del patrimonio cultural, en el fondo ésta sería una tarea sin sentido de no estar orientada a la educación y recreación de la sociedad.

Ya hemos explicado que la nueva museología ha contribuido a transformar el museo en un centro cultural y cómo por ello se le considera una institución social.

El museo ya no está solo al servicio de los especialistas. Es un laboratorio de trabajo para los estudiantes, en especial los niños de la primera etapa de la enseñanza básica. Y es también un centro al que cada vez asisten con más frecuencia las masas para la formación de su gusto y cultura. Los museos han tomado conciencia de su papel cultural y expertos en museología, en política cultural y en sociología dialogan sobre como hacer más efectiva la difusión de los museos.

La nueva dimensión social de la cultura que ha acompañado al progreso exige la transformación del museo  tradicionalmente estático en otro dinámico. En este proceso de acomodación hemos podido observar experiencias de tipo renovador:

  1. El crecimiento de la dimensión pedagógica del museo: mediante la apertura de salas acondicionadas a los fines pedagógicos y la creación de gabinetes didácticos, la apertura de museos para niños, la puesta en funcionamiento de museobuses, etc.
  2. Su proyección sobre el entorno social: mediante planes de promoción sociocultural dirigidos a la comunidad, tendentes a la superación de marginaciones sociales y culturales. Ejemplos: las galerías de vecindad norteamericanas[1], la Casa del Museo de México o los ecomuseos franceses proyectados también sobre la naturaleza.
  3. Intentos de ruptura formal con el museo tradicional: con la aplicación de las técnicas museográficas para solucionar problemáticas sociales, urbanas o religiosas. Ejemplos: el Museo «de las ratas» de Anacostia (New York) y el Museo de Lagos (Nigeria), transformado en templo para asegurar el abastecimiento artístico con esculturas sagradas[2].
  4. La intensificación de las relaciones público-museo: con la creación de asociaciones de amigos de los museos para el apoyo económico de esta institución y la propagación de sus objetivos culturales; la instauración de servicios de préstamo de obras de arte en Canadá y Estados Unidos; la formación de colecciones cooperativas entre empresas industriales y financieras; la apertura de museos locales por iniciativa de las propias asociaciones.

El museo del mundo desarrollado responde a las exigencias de la democratización de la cultura.

La democracia cultura implica, según Depaigne[3]:

  1. Poner al alcance más amplio posible de la población el legado cultural y artístico.
  2. Utilizar para conseguirlo los medios de difusión y la animación sociocultural, lo que en el caso del museo supone:
    • en el plano económico: la gratuidad o reducción de los precios de entrada o de los bienes de consumo cultural;
    • en el plano sociológico: la realización de actividades en colaboración con grupos organizados;
    • en el plano geográfico: la descentralización cultural (museos locales), el reforzamiento de la movilidad de actividades culturales (exposiciones itinerantes) y el libre empleo de los medios de comunicación social con fines culturales (en referencia especial a los audiovisuales y redes de contacto);
    • en cuanto a la animación: atraer al público al museo por medio de un ambiente acogedor y vivo, y organizando centros culturales.
  3. Superar los límites tradicionales que impidieron el libre acceso a la cultura:
    • actuando sobre el sistema educativo
    • estimulando la acción colectiva y la vida asociativa
    • extendiendo la cultura a la sociedad entera.

Estos parámetros han forzado la evolución del museo en el sentido de exigir una mayor participación social.

Recordemos lo que dijimos en el Cap. 1: hoy el museo es más dinámico, tiene un papel sociocultural,  una actitud autocrítica, y potencia la comunicación[4].

2. LA PARTICIPACION DEL PÚBLICO EN LA PROMOCIÓN DEL MUSEO: LAS ASOCIACIONES DE AMIGOS

En el contexto del mecenazgo y de la acción colectiva de grupos socioculturales han surgido las asociaciones de amigos de los museos, cuyos objetivos se han dirigido a apoyar económicamente al museo, de modo especial con la adquisición de obras; promocionar y proyectar el museo en el entorno social; y promover el voluntariado.

Las asociaciones de amigos son una forma de participación del público en las tareas de desarrollo y difusión de los museos.

Entre los fines más específicos que persiguen estas asociaciones destacan los de:

  • Dotar al museo de una biblioteca especializada y/o contribuir a la organización de un fichero bibliográfico.
  • Crear y presentar en el museo una actividad cultural que lleve al público al mismo, convirtiéndolo en un centro de enseñanza «dinámica», que amplíe y vivifique la enseñanza «estática» que le ha sido característica.
  • Hacer propaganda del museo y servir de caja de resonancia de las iniciativas técnicas de su director.
  • Tratar de publicar boletines o revistas, de amplia tirada y distribución gratuita.
  • Contribuir a organizar la venta de reproducciones.
  • Crear un distintivo de la asociación.
  • Capacitarse sus miembros como guías voluntarios y prestar sus servicios para: informar y asesorar al visitante; realizar labores administrativas; vender reproducciones, libros y otros materiales;  y vigilar las salas, suplencias de personal, etc.
  • Promover la organización de exposiciones y actividades culturales.
  • Gestionar ampliaciones de horarios de visita, etc.

Los Amigos, a su vez, se benefician de una serie de ventajas, como recibir información puntual de las actividades del museo; obtener la gratuidad en la visita al propio museo y rebaja del 50% en los Museos Estatales; disponer de las instalaciones del museo fuera del horario de visita pública; reducciones en los cursos y publicaciones, etc.

[Ofrecemos más información en los Anexos 12: Asociaciones de Amigos de los Museos; y 13: Reflexiones y consejos ante la creación de una asociación de amigos de los museos]

Son interesantes algunas experiencias en este campo, como la de la Asociación de Amigos del Museo Municipal de Badalona, ciudad industrial del cinturón de Barcelona, con una población superior a los 210.000 habitantes. El descubrimiento de unas termas romanas motivó su creación y su intervención cara a que las autoridades adquiriesen el recinto del yacimiento, donde la Asociación fundó un museo. Redactó un catálogo de las piezas amenazadas, propuso un plan para su conservación en el lugar del hallazgo y potenció la idea de que fuese la propia población la responsable de la conservación. Paralelamente, el museo realizaba su actividad cultural. Es un ejemplo de museo al servicio de la comunidad.

En España se observa en los últimos años una tendencia a ampliar el radio de acción de las asociaciones con el fin de sumar esfuerzos, dirigiéndolos con mayor determinación a la conservación del patrimonio integral. Así lo han hecho, por ejemplo, los Amigos de los Museos de Cataluña.

La Sociedad de Amigos de la Galería de Arte de Ontario (Canadá) tiene un servicio de préstamo de obras de arte (art rental), creado en 1965. Pretende proyectar el museo al exterior y averiguar las preferencias del público, en tanto que los jóvenes artistas se dan a conocer por medio de él. Creó también un servicio de venta dirigido a promocionar el arte contemporáneo mediante la constitución de colecciones cooperativas entre empresas industriales y financieras

Los Amigos de la Tate Gallery (Londres, 1958) apoyan  decisivamente la compra de obras de arte y gracias a ellos el museo ha adquirido un importante significado social. Organiza gran número de actividades culturales.

Según define el I Congreso Internacional de Amigos de los Museos (Barcelona, 1972): «Las Asociaciones de Amigos de los Museos están formadas por miembros del gran público, sin fines lucrativos, y se organizan para la promoción y desarrollo del museo como institución al servicio del hombre».

3. FORMAS DE PROYECCIÓN SOCIAL DEL MUSEO

En un desarrollo óptimo del museo influyen las relaciones con el exterior.

Para Caballero Zoreda estas relaciones deben hacerse desde el mismo museo y sus peculiaridades, en un plano igualitario y para cubrir alguna función del museo insuficientemente atendida[5].

Las instituciones con las que un museo arqueológico o de bellas artes puede colaborar son las relacionadas con la defensa, documentación o comunicación del Patrimonio Artístico-Cultural, de investigación arqueológica, asociaciones divulgativas y centros de enseñanza (entre ellos las universidades).

De modo más específico, las relaciones del museo con otros entes pueden clasificarse de este modo:

  1. Relaciones con la Administración Política: sea el Estado, el Gobierno Autónomo, la Diputación o el Municipio. En muchas ocasiones estas relaciones son contradictorias, pero son básicas para el museo, pues de ellas depende su existencia. En este apartado hay que considerar, en lo referente al Estado, las relaciones con los servicios del Ministerio de Cultura (Dirección General de Museos, Juntas de Museos, de Adquisiciones de Obras de Arte y de Arqueología, Subdirección de Arqueología y Monumentos, Instituto del Patrimonio Histórico Español y otros servicios equivalentes), incluyendo la relación directa con los patronatos de los museos, las relaciones con otros centros análogos y Ministerios de la Administración Pública (por ejemplo del Ministerio de Educación y Ciencia). Algo similar, pero a escala regional o provincial, hará el museo dependiente de un gobierno autónomo o de una Diputación provincial.
  2. Relaciones con la Administración Eclesiástica: con las Delegaciones del Patrimonio Cultural de la Iglesia Católica, desde la Conferencia Episcopal a los Obispados. Las relaciones son sobre todo a nivel de defensa del patrimonio artístico y arqueológico especialmente (la mayoría de las iglesias rurales anteriores al siglo XIX se asientan sobre yacimientos arqueológicos).
  3. Relaciones con Instituciones Educativas, Investigadoras y Académicas:
    • Universidades: fuente constante de personal. Son fundamentales la renovación del personal del museo a través de las cátedras y la potenciación de equipos mixtos de investigación. Para la cátedra universitaria el museo es centro de estudio y fuente de investigación. El museo refuerza así su categoría de centro de estudio e investigación universitaria
    • Institutos del CSIC[6]: cabe decir lo mismo
    • Academias e Institutos de investigación y estudio
    • Asociaciones educativas
  4. Relaciones con Asociaciones Profesionales y Sindicales:
    • ICOM (Consejo Internacional de Museos) y sus Comités Nacional y especializados (Comité Internacional de Educación y Acción Cultural-CECA…)[7].
    • ANABAD (Asociación Española de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas y, dentro de ella, la Federación de Asociaciones de Museólogos), que publica una «Biblioteca Profesional Anabad» e incluye títulos sobre museología de Bravo Juega, Nieto y Caballero Zoreda entre otros[8].
    • Asociación Profesional de Museólogos Españoles[9].
  5. Relaciones con otras Asociaciones Culturales, como la Federación Española de Amigos de los Museos (FEAM)[10], la Asociación Española de Museólogos[11], cada una de las Asociaciones de Amigos de los Museos en particular o de protectores del Patrimonio como la Asociación de Defensa Ecológica y del Patrimonio Histórico-Artístico (ADELPHA) o Hispania Nostra[12].
  6. Relaciones con Fundaciones Culturales: BBVA, Caja de Pensiones, Caja Madrid, Banesto, Maeght, March, Miró, Lázaro Galdiano etc.
  7. Relaciones con los artistas, singularmente en los museos de arte contemporáneo, donde actúan como mediadores entre el museo y el público
  8. Relaciones con el museo internacional, para abrirse a panoramas ideológicos y metodológiocos más amplios.

4. CÓMO ATRAER AL PÚBLICO

El público se divide en dos categorías: los que visitan el museo y los que nunca lo hacen, pero que podrían frecuentarlo. El problema más difícil y complejo del museo es cómo incitar, cómo mentalizar, cómo estimular a visitar el museo a este público potencial, que en España sigue siendo limitado[13] .

Para orientar la manera de hacerlo posible debe recurrirse a la evaluación  del público real y potencial, así como a la evaluación crítica de las propias presentaciones museales, para condicionar una estrategia futura más acorde a las necesidades de ese público.

La evaluación se hará  por medio de encuestas  y sondeos con el fin de conocer las condiciones sociales de la práctica cultural, y para observar de cerca el comportamiento del visitante en el museo

Son útiles, al respecto:

  • Las encuestas cuantitativas, que son de tres clases:
    • encuestas de frecuentación al museo, utilizando para ello la estadística;
    • sondeos acerca de las prácticas culturales de los que van y no van al museo, para comparar sus perfiles sociológicos, con relación también a otras clases de consumo cultural;
    • encuestas sobre el público específico de un museo o de una exposición.

Ahora bien, no conviene confundir el número de visitantes con el número de visitas: la misma persona puede frecuentar varios museos o varias veces el mismo, con lo cual el cálculo cuantitativo puede ser engañoso.

  • Los estudios cualitativos, cuyo objetivo es saber no quién visita los museos, sino cómo o por qué se visitan: motivaciones, centros de interés, actitudes, juicios emitidos acerca del museo etc.[14]

Esta tarea de incitación al museo se topa con una serie de dificultades específicas (pues no nos referimos ahora a las limitaciones económicas de los museos, de las que también dependen sus realizaciones):

  1. La abundancia de los medios audiovisuales de comunicación, el impresionante volumen de datos que recibe la persona continuamente, la tecnología avanzada, el marketing y los mensajes publicitarios, la difusión de las teorías hedonistas, todo ello favorece el disfrute de bienes con una actitud pasiva. No es necesario que el hombre haga un esfuerzo para recibir las informaciones. Estas llegan fácilmente al hogar y envuelven al ciudadano. Ante esta situación es difícil sentir el deseo de visitar los museos. Por ello hay que acercar el hombre al museo, hay que estimularle a que realice el esfuerzo de ir a él.
  2. La educación actual orienta demasiado al hombre hacia lo práctico, a lo inmediato y utilitario. Y como consecuencia, el museo está fuera de la vida diaria y sobre los museos existe una extendida opinión de aburrimiento.

¿Cómo debe actuarse para introducir el museo en la vida cotidiana?

Fernando de Salas, en su libro El museo cultura para todos[15],  opina que:

  • Hay que cambiar la opinión de las gentes, de modo que vean el museo como un lugar grato, interesante, entretenido, ameno, recreativo, que incite a la imaginación. Debe verse como un medio cultural que contribuya a la humanización de las personas y a una convivencia más ética.
  • Hay que actuar en el campo de la educación, convenciendo a alumnos y profesores para que valoren y utilicen la función pedagógica del museo.
  • Hay que incluir en los planes de estudio estatales las asignaturas de museología y museografía, tanto en la escuela primaria como en la universidad.
  • Es preciso lograr que el mismo museo sea visitado varias veces por una persona a lo largo de su vida: de niño, de joven, de adulto y como padre acompañado de sus hijos. En cada ocasión observará cuestiones diversas y obtendrá distintas enseñanzas.
  • Hay que atraer la curiosidad del pueblo hacia los museos y esto se logra mediante la información. Esta información debe contemplar que el público no es culturalmente homogéneo. Y debe hacerse de diversas formas: con campañas de publicidad en los medios de comunicación; mediante concursos, conferencias, conciertos, proyecciones, y toda clase de motivaciones que se crean eficaces; incluso con polémicas en la prensa con cartas abiertas; con intercambio de exposiciones; o con museos itinerantes, que son noticia al llegar y al marcharse
  • Hay que llevar el museo al hogar  por medio de la TV, que entre en el museo, muestre obras, recoja opiniones; colecciones de audiovisuales; y la venta de reproducciones, aspecto muy extendido en USA,  donde se persigue con ello difundir en la sociedad las obras de arte, desanimar a los falsificadores y obtener ganancias con que sufragar en parte los gastos generados por los museos

En definitiva, y según opinión de Salas, hay que buscar la solución por dos caminos: la modernización y potenciación de la función pedagógica de los museos; y la elevación del nivel cultural, partiendo de la infancia y de la juventud.

Los grupos de personas  que se presentan como potencial cliente de los museos, si se actúa adecuadamente sobre ellos, son: los niños y adolescentes, los estudiantes, los turistas, los soldados, los obreros de empresas, los jubilados y disminuidos:

  • Respecto a los niños y adolescentes, recordaremos que los primeros dan prueba de una gran capacidad receptora, aunque habrá que alentarles en su espíritu crítico, sus capacidades de observación y su sensibilidad. Los segundos se inician en la especialización, dejándose guiar por su vocación y su formación, conviene darles libertad para elegir contenidos.
  • Con relación a los estudiantes  en general,  se trata de incrementar las visitas de los escolares de Primaria con sus profesores y/o padres, estimulando su participación activa mediante unidades didácticas. También hay que estimular la visita al museo de estudiantes de grado superior.
  • En cuanto a los turistas: hay que recabar la colaboración de entidades públicas y privadas, por ejemplo los operadores turísticos o las agencias de viaje, y los ayuntamientos. Las agencias pueden asesorar al cliente, sea extranjero o nacional, respecto a los museos que conviene visitar en su itinerario, ya dentro o fuera del territorio nacional, y también pueden programar de antemano visitas a los museos en los circuitos turísticos. Los directivos de los hoteles son unos permanentes orientadores en este sentido y habrá que solicitar también su colaboración. Los ayuntamientos pueden ayudar de distintas formas: manteniendo el buen funcionamiento de los museos a su cargo, señalizando su localización, creando estacionamientos especiales etc.[16].
  • Para las Fuerzas Armadas: el período del servicio en filas es un momento que los soldados pueden aprovechar para su formación como personas al tiempo que combatientes. Es preciso que la labor de extensión cultural se amplíe en este tiempo y dentro de ella deben contemplarse las visitas a los museos, con evaluaciones posteriores, concursos y otros medios para asimilar los conocimientos entre los soldados. Podría hacerse que oficiales y suboficiales tuvieran la adecuada preparación para poder explicar el museo a los soldados.
  • Respecto a los obreros y técnicos especializados de empresa, el museo representa un medio interesante para llevar a cabo su reciclaje formativo, en el caso de los museos de las técnicas agrícolas o industriales.
  • Para las personas mayores,  el museo puede ayudarles a sentirse menos aislados, integrándolos en sus programas culturales.
  • En el caso de los disminuidos físicos o sensoriales el museo representa un medio para continuar su aprendizaje, siempre que se les posibilite una adecuada comunicación con las piezas expuestas.
  • Cara a los parados, presos y otros marginados sociales  el museo debe estar siempre abierto para favorecer su adaptación social por medio de la educación, evitando todo tipo de discriminación.

5. ESTRUCTURA DE SU LABOR DE DIFUSIÓN

La definición de «museo» contenida en los estatutos del ICOM señala que tiene cuatro funciones: estudio, conservación, educación y delectación. Las dos últimas se refieren al público.

Podríamos calificar de «sociales» aquellas funciones, que -por extensión- englobarían la investigación, la comunicación, la divulgación y la enseñanza (en tanto que el acopio, defensa e inventario constituirían funciones de conservación).

De la educación hemos tratado in extenso. Rivière cita las condiciones para que se produzca esa delectación del visitante[17]: Según él, debe evitarse la fatiga del museo: producto de las distancias recorridas, de la iluminación, de la dimensión de los caracteres de los rótulos o del entorno global de la exposición; hay que acoger convenientemente al visitante; y señalarle circuitos de visita lógicos.

Pero la vocación social del museo está estrechamente ligada a su función divulgativa, próxima también a sus funciones comunicativa y didáctica, aunque estas se relacionen más directamente con las salas de exposición.

La difusión en el museo gravita entre el aprendizaje y el recreo, de forma que una labor en este sentido debe prever actividades de aprendizaje y actividades lúdicas:

Entre las primeras:

  1. Conferencias, que pueden ser científicas, divulgativas o didácticas; ir dirigidas a un tema general, lateral al museo, específico, referirse a los fondos o a una actividad (como la restauración, investigación etc.); y efectuarse en el museo (en las propias salas de exposición o en la sala de conferencias) o fuera de él.
    Al museo le interesan porque divulgan las funciones del museo (defensa del patrimonio, catalogación, investigación…); y porque atraen al público (especialmente cuando estas conferencias son cíclicas y se organizan en colaboración con otras entidades).
  2. Exposiciones temporales: propuestas al museo desde fuera o preparadas expresamente para ser ofrecidas en su recinto o fuera de él de forma itinerante. Fórmulas ideadas por los museos son las exposiciones «pieza del mes», «pieza del artista», «últimas adquisiciones», «recientes hallazgos», «conmemorativas» u otras.
    La exposición temporal deberá cuidar la publicación del catálogo y la propaganda, necesaria para garantizar la afluencia del público. Es un recuerdo para el público de que existe el museo. También suelen apoyarse en actuaciones divulgativas (ciclos de conferencias, audiovisuales…), su entrada suele ser gratuita, el horario de visita amplio etc.
  3. Publicaciones: libros, reproducciones, carteles, diapositivas, recuerdos, videos, audiovisuales etc. Los libros tienen gran importancia. Pueden ordenarse en científicos, museológicos, didácticos y divulgativos, según la intención que encierren. Los CD-ROMS permiten acceder a la información textual e icónica del museo.
  4. Conciertos, recitales, audiciones, proyecciones de películas o de vídeos…: divulgan la música u otras artes y al mismo tiempo atraen al público.
  5. Actividades «fuera de los muros» del museo: charlas de divulgación en asociaciones, stands portátiles, museobuses, unidades móviles de exposición, maletas pedagógicas, carteles y hojas informativas, organización de excursiones y viajes, encuentros etc. organizados por el personal del museo fuera de sus locales.
  6. Cursos teórico prácticos, aprendizaje de técnicas en talleres, etc.

Pero un museo también debe permitir la recreación del espíritu, el esparcimiento de las personas en su tiempo libre, necesitadas de descanso y diversión, lejos de las tensiones profesionales y sociales. Entonces, la visita al museo se convierte en un placer.

6. LAS REPERCUSIONES ARQUITECTÓNICAS QUE GENERAN

Entre el público y el museo hay una interacción, dentro de la cual éste hace de catalizador. Hasta tal punto es así que, según opina el arquitecto Manfred Lehmbruck[18], antes de construir un nuevo museo es preciso emprender un estudio sociológico que revele la naturaleza de su público potencial, teniendo en cuenta factores demográficos, de procedencia, profesionales, educacionales y hasta ecológicos, así como las necesidades de esos visitantes (grado de apertura de espíritu, aspiraciones educativas, necesidades afectivas, comportamiento respecto al entorno etc.).

Los aspectos que desde el punto de vista del público más se relacionan con la arquitectura de los museos son:

  1. La publicidad: exige arquitecturas transparentes «tipo vitrina» o formas simbólicas de valor semántico.
  2. La información: exige locales adecuados a esta labor.
  3. La interpretación: también exige salas adecuadas para biblioteca, conferencias, debates y medios audiovisuales.
  4. La apreciación y crítica: se logra mediante un ágora.
  5. La acción: con salas para experiencias de sensibilización y talleres técnicos accesibles a todos.
  6. La contemplación y la emoción: con espacios abiertos y zonas de reposo para evitar la frialdad del museo tradicional y favorecer el libre diálogo con los objetos expuestos.
  7. La participación: mediante soluciones arquitectónicas que puedan asegurarla, sin menoscabo del funcionamiento normal del museo (asistiendo el público desde fuera al trabajo de los laboratorios, por ejemplo).

Y, en resumen, según opina este museógrafo, las necesidades sociológicas  que se imponen hoy en la arquitectura de los museos, son:

  1. La necesidad de espacios suplementarios (frente a los museos hasta ahora consagrados a los objetos), que permitan exponer las colecciones con amplitud; ubicar locales destinados a la comunicación y a la acción, que permitan experiencias y manifestaciones (talleres, exposiciones temporales); incluir locales para la investigación y la educación (salas de conferencias, centro de documentación, biblioteca con sala de lectura, laboratorios…); e instalar sistemas de climatización y de protección.
  2. Estructuras arquitectónicas abiertas que ofrezcan posibilidades de transformación. Deben cuidarse en especial el acceso al museo y las salas de exposición (sus dimensiones, articulación, información-presentación);
  3. Previsión de servicios de asistencia y distracción para el público: salas de reposo en el sector de exposición y locales consagrados a la hospitalidad (cafetería, restaurante, etc.).

Así se entiende hoy el museo abierto. Museo abierto que las relaciones sociales tienden a transformarlo en centro cultural, pues se han multiplicado los contactos interdisciplinares entre las diferentes áreas de la cultura.

Tal centro cultural va articulándose en torno a tres grandes áreas:

  1. Educación, biblioteca y centro de documentación;
  2. Teatro, cine y música;
  3. Museo y artes plásticas, en lo que algunos museólogos comienzan a llamar museo multimedia.

Desde el punto de vista sociológico, el centro cultural permite atraer a una numerosa población de interesados, multiplica los contactos sociales y facilita el acceso psicológico a los objetos expuestos.

Desde el punto de vista arquitectónico, el centro cultural es dotado de elementos y equipamientos «de la calle» (tiendas, pasarelas, «calles»), por los que el visitante circula cómodamente. Es un modo de integrar el edificio del museo en la ciudad, sin diferenciarlo del resto de los que la componen.

Aún más dependiente del exterior es el ecomuseo, que busca la completa descentralización de los edificios y de las actividades culturales para salir al encuentro de la población.

7. BIBLIOGRAFÍA

Publicaciones periódicas

BÉRAUD-VILLARS, Marie-Jean, “Reflexiones y consejos ante la creación de una asociación de amigos de los museos”, Museum. Paris, UNESCO, 1977. Vol. XXIX, núm. 1, pp. 44-45.

COLEMAN, Catherine P.-SÁNCHEZ, Eduardo “Los museos de arte moderno y su público”, en Bellas Artes 74, año V, núm. 35, pp. 14-16. Madrid, Dirección General de Bellas Artes, 1974. [Referencia al Congreso del ICOM en New York, año 1974, que versó sobre este tema]

EISEMBELS, Manfred. “Eléments pour une sociologie des musées”, en Museum, núm. 2, 1972, Vol. XXIV, pp. 110-119. Pais, UNESCO, 1972.

LEHMBRUCK, Manfred. “Sociologie. Tendances sociales et organisation de l’espace”, en Museum, núm. 3-4, vol. XXVI. Paris, UNESCO, 1974 [Dedicado al Museo y la arquitectura]

Museum (UNESCO). 1977, vol. XXIX, núm. 4, dedicado a los amigos de los museos. Incluye artículos de especial interés como:

  • NAGUIN, Mary M. “El papel creador de los voluntarios cerca del museo de arte en los Estados Unidos de América
  • KREIN, Alexander. “El museo y sus amigos en la URSS”  (versión francesa).

Básica

ALONSO FERNÁNDEZ, Luis. Museología y museografía.  Barcelona, Ediciones del Serbal, 2001. Cap. 6.9. “Educación y acción cultural. El público y el museo”, pp. 226-231; y 6.10, “El rol social del museo y el servicio a la comunidad”, pp. 231-233.

HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Francisca. Manual de museología. Madrid, Síntesis, 1994. Cap.s. 10, “Acción cultural y educativa de los museos”, pp. 263-282; y Cap. 11, “Cambios sociales y nuevas perspectivas de la museología”, pp. 283-297.

PEÑA HUERTAS, María José de la (dira.). Temario para conservadores de museo. Madrid, Estudio de Técnicas Documentales, 2003. Vol. 1. Museología y legislación, pp. 297-307 [“la participación de la sociedad civil en los museos. Voluntariado y asociaciones de amigos de los museos”]

Monografías

ASSANTE, Christian. “Musée et tourisme”, en BARY, M.O.-TOBELEM, J. M. (dirs.). Manuel de muséographie. Petit guide à l’usage des responsables de musée. Biarritz, Séguier/Option Culture, 1998, pp. 281-288.

BALLART HERNÁNDEZ, Joseph-JUAN I TRESSERRAS, Jordi. Gestión del patrimonio cultural. Barcelona, Ariel, 2001. Tercera Parte, “Patrimonio y sociedad”.

BELCHER, Michael. Organización y diseño de exposiciones. Su relación con el museo. Gijón, Ediciones Trea, 1994. [Parte primera: encuentro entre el museo y el público]

BENOIST, Luc. Musées et muséologie.  Paris, PUF, 1971 (2 ed.). Cap. VII.

BOURDIEU, Pierre-DARBEL, Alain. L’amour de l’Art. Les musées d’art europeens et leur public. Paris, Les Editions de Minuit, 1969. 247 pp.

CABALLERO ZOREDA, Luis. Funciones, organización y servicios de un museo: el Museo Arqueológico  Nacional de Madrid. Madrid, ANABAD, 1982. Cap. II 5-6-7, IV 5 p. 179 y ss., y Cap. V.

CASTRO MORALES, F.-BELLIDO GANT, M.L. (Eds.). Patrimonio, museos y turismo cultural: claves para la gestión de un nuevo concepto de ocio. Actas del curso celebrado en el marco de los seminarios Fons Mellaria 1997 (Fuente Obejuna, Córdoba, 21-25 de julio).  1998. 178 pp. [Especialmente los arts. de F. Castro Morales «Museos, patrimonio y sociedad»; F. Martín Martín «La problemática museológica hoy: la realidad y el deseo»; y M.L. Bellido Gant «Nuevas perspectivas en la musealización del patrimonio: los museos virtuales»]

DEPAIGNE, Jacques. Políticas culturales en Europa. Madrid, Ministerio de Cultura, 1980. [Sinopsis de la Conferencia de Ministros de Asuntos Culturales de Europa, Oslo, 1976]

DÍAZ BALERDI, Iñaki (dir.). Miscelánea museológica. Bilbao, Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, 1994. Véase ROSAS, Joan. “La difusión: función básica del museo”, pp. 263-274.

DUFRESNE-TASSE, Colette (ed.). Evaluación y educación museística: nuevas tendencias. Québec, ICOM/CECA, 1998 (versión en francés, inglés y español).

GIRAUDY, Danièle-BOUILHET, Henri. Le musée et la vie. Paris, La Documentation Française, 1977. 96 pp.

HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Francisca. El patrimonio cultural: la memoria recuperada. Gijón, Ediciones Trea, 2002  Cap. 6 [Patrimonio y turismo cultural]

JAUMAIN, Serge (ed.). Les musées en mouvement. Nouvelles conceptions, nouveaux publics (Belgique, Canada).  Bruxelles, Éditions de l’Université de Bruxelles, 2000.

LAVADO PARADINAS, Pedro (coord.). Un museo para todos. Santa Cruz de Tenerife,  Sociedad Insular para la Promoción del minusválido (SIMPROMI, S.L.), 1996. [Muy interesante]

LEÓN, Aurora. El museo. Teoría, praxis y utopía. Madrid, Cátedra, 1986. [Epígrafe “Misiones indispensables del museo”, pp. 318-324]

MACDONALD, George F.-ALSFORD, Stephen. Museum for the global village. The Canadian Museum of Civilisation. Hull, Canadian Museum of Civilisation, 1989. 235 pp. [Acciones del museo fuera de sus muros]

MINISTÈRE DE LA CULTURE (Direction des Musées de France). Faire un musée. Comment conduire une opération museographique?. [Paris], La Documentation Française, 1986.

MUSEO Y SOCIEDAD. PRIMER CURSO DE MUSEOS (Santiago de Compostela, 11-14 de Junio de 1986). Madrid, ANABAD Galicia, 1987. 86 pp. Contiene los siguientes artículos de interés:

  • MORÁN TURINA, J. Miguel.El concepto de museo. La función del museo en las diferentes épocas, hasta los años 40 del Siglo XX”. Pp. 19 y ss.
  • GÓMEZ, Santiago. “El museo y la sociedad. Criterios actuales, exigencias sociales y respuesta del museo”. Pp. 57 y ss.
  • FUENTE ANDRÉS, Félix De la. “Museo y sociedad. Tendencias actuales y nuevas perspectivas”.

PASTOR HOMS, María Inmaculada. El museo y la educación en la comunidad.  Barcelona, CEAC, 1991. Cap. 7, “El museo ante los cambios y demandas de la sociedad actual”, pp. 135-150.

PÉREZ SANTOS, Eloísa. Estudios de visitantes en museos: metodología y aplicaciones. Gijón, Ediciones Trea, 2000.

RIVIÈRE, Georges Henri. La museología. Curso de Museología/Textos y trestimonios.  Madrid, Akal, 1993.

RUYRA, M. El voluntariado en los museos. Madrid, Universidad Complutense, 1993.

SALAS LÓPEZ, Fernando de. El museo, cultura para todos.  Madrid, Ministerio de Cultura, 1980. Col. «Cultura y Comunicación» núm. 13. [Cómo llevar el público al museo, pp. 212-229; las Asociaciones de Amigos, pp. 229-236]

TEBOUL, R.-CHAMPARNAUD, L. Le public des musées. Analyse socio-économique de la demande muséale. 1999, 134 pp.

VALDÉS SAGÜÉS, María del Carmen. La difusión cultural en el museo: servicios destinados al gran público. Gijón, Trea, 1999. Cap. VI, “Servicios destinados al gran público”.

V.V.A.A.. L’organisation des musées. Conseils pratiques. Paris, UNESCO, 1959.  Col. «Musées et monuments», vol. IX. 202 pp.

IDEM. Los museos en el mundo. Barcelona, Salvat, 1974. Pp. 83 a 124.

IDEM. Museos abiertos a todos los sentidos. Acoger mejor a las personas minusválidas.. Salamanca, ICOM-ONCE-Ministerio de Cultura, 1994. 273 pp.

WITTLIN, Alma S. Museums: in search of a usable future. Cambridge-Massachussets-London, The Mit Press, 1970. 300 pp.

ANEXO 12
ASOCIACIONES DE AMIGOS DE LOS MUSEOS

1. Historia

Las Asociaciones de Amigos se remontan a la segunda mitad del siglo XIX, aunque existen excepciones más antiguas, pero su desarrollo más espectacular data de las décadas 1940 – 1970. Han surgido en torno a minorías cultivadas que dedicaban su tiempo al coleccionismo, ya en el siglo XVII, de obras de arte, y al estudio de la botánica y las ciencias. En 1992 el número de amigos dispersos por todo el mundo superaba las 650.000 personas.

La iniciativa de la creación de una Federación Mundial de Amigos de los Museos surge en Barcelona con motivo de la celebración del I Congreso Internacional de Amigos de los Museos. Así, un año más tarde, en Bruselas, se constituye ésta con el fin de profundizar en los problemas de todo tipo  que atañen al museo.

Según define el Congreso de Barcelona, “las Asociaciones de Amigos están formadas por miembros del gran público, sin fines lucrativos, y se organizan para la promoción y desarrollo del museo como institución al servicio del hombre”.

Una Asociación de Amigos es una organización constituida tanto por personas físicas como jurídicas, con el fin, en la medida de sus posibilidades, de subvencionar o prestar servicios al desarrollo del museo al que se dirige y de atender a su público.

2. Fines

El fin primordial de las Asociaciones de Amigos es el ser  intermediarias entre los museos y los poderes públicos.

Este fin se alcanza a través de actividades diversas -como diversas son las realidades históricas y geográficas de los países que les sirven de emplazamiento- pero se pueden clasificar en: ayudas a los museos; iniciativas en favor de los visitantes; acciones para sensibilizar más profundamente a la opinión pública y a las autoridades sobre los problemas planteados por la salvaguarda y  puesta en valor del patrimonio.

Ayudas a los museos:

  • Enriquecimiento de las colecciones del museo mediante la aportación directa o indirecta de fondos; promover la restauración de los fondos de su colección.
  • Arreglo de salas.
  • Adquisición de mobiliario necesario para la organización de exposiciones.
  • En ocasiones han permitido también la prolongación de los horarios de atención al público.

Iniciativas en favor de los visitantes:

  • Con el fin de ayudar a los conservadores a acoger al público, lo que implica una organización en colaboración con profesionales, servicios educativos para escuelas, talleres para niños, conferencias y excursiones culturales para mayores (el recurso a la moderna tecnología de la comunicación es frecuente y facilita dar a conocer al público un patrimonio antes desconocido o reservado a una elite).
  • En particular, reforzar el interés del público actuando directamente sobre él mediante la estimulación del conocimiento de la museología, el arte, la arqueología, la historia local, el folklore, las ciencias, actuando en particular sobre la juventud ; aunque su papel no es el de acercar visitantes al museo sino el de aportar una cierta imagen del museo al público.
  • Servir de catalizador de las observaciones del público para transmitirlas al museo; el museo, de esta forma, se acerca al público y se da a conocer, a su vez puede mejorar sus servicios.
  • Provocar en el público, en suma, la toma de conciencia del valor de nuestro patrimonio cultural.

3. Campos de acción

La mayor parte de las Asociaciones se centran en un solo museo, pero las hay que atienden los museos de una ciudad o de varias, incluso del país entero. La mayoría se centran en museos monotemáticos (de artes plásticas principalmente).

4. Formas jurídicas que adoptan

Éstas son:

  • Asociación sin fines lucrativos, la mayoría
  • Caritativas (Reino Unido)
  • Asociaciones con licencia (Hungría)
  • Sociedades anónimas (EEUU)
  • Asociaciones de hecho (Italia, Japón, Reino Unido)

5. Miembros y categorías

El número de asociados es muy variable, lo frecuente es que oscilen entre 200 y 500 miembros, aunque las hay de 1000 y hasta 10.000. La mayoría ofrecen un tipo de afiliación variable: de tarifa plena, precio reducido (jóvenes, estudiantes, jubilados), precios suplementarios para los miembros bienhechores. Hay países que ofrecen rebajas para parejas y familias. En cuanto a las categorías, los hay miembros activos y asociados (algunos solo contribuyen a la adquisición de obras), además de “juniors” o jóvenes. Éstas están abiertas a los mismos miembros del museo. Por encima de ellos hay un comité de responsables o consejo  rector presidido por un presidente ejecutivo. Se estila así mismo que el director del museo en cuestión sea miembro fundador o presidente honorario con voz pero sin voto, libre de responsabilidades, que actúe como puente con el centro.

6. Origen social

La mayoría reclutan sus miembros entre los profesionales liberales, funcionarios, profesores, empleados, mandos intermedios de empresa, asociaciones profesionales, militares, artistas, amas de casa. En menor grado participan obreros, técnicos de grado medio, industriales, empresarios y comerciantes. Proceden de las ciudades y en menor número del campo. Son frecuentes los estudiantes y menos los jubilados. Predomina la clase media.

7. Cuotas y fuentes de financiación

Éstas son variables, se ofrecen reducciones de hasta el 50% a los estudiantes y jubilados. Las cuotas son prácticamente la única fuente de sostenimiento, ya que son escasas las aportaciones extraordinarias de alguno de sus miembros. Las ayudas públicas suelen ir dirigidas a actividades. Se registran ingresos de menor cuantía por vías complementarias, por ejemplo, las tiendas del museo.

8. Ventajas para sus miembros

La Asociaciones de Amigos no solicitan más contraprestación que la satisfacción de apreciar mejoras en el museo. No obstante, los responsables del museo tratan de corresponder a su generosidad de varias maneras, mediante:

  • La gratuidad de la entrada al museo o la reducción de su precio hasta un 50%.
  • La reducción del precio de las publicaciones del museo y de las actividades que organiza.
  • A veces el envío gratuito de los catálogos que edita.
  • Otras ventajas: el uso de espacios, las visitas guiadas por el personal técnico del museo, viajes culturales, rebajas en la adquisición de reproducciones etc.

9. Actividades

Unas se dirigen al museo y otras a los propios Amigos y al público.

Entre las primeras (en orden de mayor a menor importancia):

  •  La reunión de fondos culturales para ser donados al museo.
  • La adquisición de fondos con destino al mismo.
  • La organización de exposiciones, teniendo presente a los invidentes.
  • La publicación de catálogos de exposiciones, publicaciones científicas, guías, boletines.
  • La organización de viajes de estudio.
  • El estudio del público en relación al museo.
  • Aportación de ayuda voluntaria para la venta en la tienda, atención de los puestos de información, cafetería, salas, talleres, guías, vigilancia, limpieza.
  • Investigación científica, arqueológica, trabajos prácticos.

Entre las segundas (con la misma prelación):

  • Conferencias sobre las colecciones del museo.
  • Proyecciones cinematográficas.
  • Ciclos culturales: conciertos…
  • Trabajos prácticos en taller.
  • Grupos de estudio y debate.
  • Reuniones entre coleccionistas.
  • Programas para grupos específicos: escolares, jóvenes…
  • Acogida y programación para grupos marginales: minusválidos, presos, niños desfavorecidos…
  • Días especiales para familias.
  • Visitas a otros museos y monumentos fuera de la ciudad.
  • Difusión publicitaria.

10. Gestión

Los miembros son en su mayoría colaboradores benévolos, aunque también existen empleados, contando con el apoyo del personal remunerado del museo.

11. Relaciones museo – Amigos

Los lazos son recíprocos: el director del museo está presente en el Consejo de la Asociación, normalmente sin responsabilidades. Los representantes de la Asociación son invitados al consejo directivo del museo y/o participan en comités concretos del mismo, por ejemplo para la publicidad. En su mayor parte lo hacen a título consultivo, pero generalmente no intervienen en la política del museo.

ANEXO 13
REFLEXIONES Y CONSEJOS ANTE LA CREACIÓN DE UNA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE LOS MUSEOS
Según M.-J. BÉRAUD-VILLARS, Museum[19]

  1. Reflexión. Realizar un estudio de la situación en el entorno social. ¿Existe una sensibilidad favorable a la creación de la Asociación y personas dispuestas a formar parte de ella? Convendría hacer una campaña previa para la captación de socios ¿Existen otras asociaciones semejantes en su entorno? Si existen, sería bueno mantener con ellas una buena colaboración.
  2. Debe haber acuerdo entre el museo y el grupo de fundadores de la futura Asociación con respecto al proyecto de la misma. Debe ser resultado de una convergencia de ambos con el único fin de favorecer acciones en favor del museo.
  3. Obtenida la conformidad del museo (que suele actuar como promotor de la idea asociativa y primer impulsor de la misma), el grupo de fundadores formará su primer consejo y elegirá a su presidente. Es deseable, entonces, que en este consejo, que va a dar la imagen o marca de la Asociación, estén  representados todos los niveles sociales, las principales profesiones y actividades locales, es decir, las diferentes categorías socio-profesionales, ya que cada miembro del consejo deberá actuar como propagador en su medio de la Asociación y sabrá pedir a cada uno lo que pueda aportar a la misma : apoyo y mecenazgo, colaboraciones para la obtención de bienes, captación de socios, informaciones, consejos, tareas administrativas, educativas etc., en  (incluidos donantes, mecenas en potencia, personalidades locales…), ya que pueden aportar seriedad y honorabilidad a la empresa, aunque deben evitarse las personas controvertidas o demasiado identificadas con ciertas acciones que pudieran alejar automáticamente a otros miembros de la Asociación naciente. La polémica no es el clima adecuado para que florezca la Asociación. Sería conveniente contar en ella con un banquero y un jurista. El primero ayudará en la etapa fundacional, aconsejará sóbre la gestión de los fondos etc. En cuanto al jurista, asesorará en la redacción de los estatutos y otras formalidades necesarias en la fase de su constitución.
  4. La Asociación debe adoptar una forma jurídica, indispensable para alcanzar su autonomía y sus medios de acción: sin ella no podría tener una dirección legal, ni abrir una cuenta bancaria, ni alquilar un local o remunerar unos servicios, realizar encargos etc. La fórmula corriente suele ser la asociación sin fin lucrativo, dotándose de unos estatutos, que deben considerar ciertos puntos delicados como la fijación de una cuota, la adquisición y pérdida de la condición de miembro, los poderes del consejo y del presidente,  cosa que se logra más fácilmente con el asesoramiento de un jurista.

Notas (Puedes hacer clic en los números de las notas [X] para desplazarte entre la nota y su llamada)

[1] El museo traslada a una barriada parte de su instalación, que se monta con ayuda de sus vecinos, que así proyectan sus vivencias y conflictos.

[2] Ver V.V.A.A.. Los museos en el mundo. Barcelona, Salvat, 1974. Pp. 96-97.

[3] DEPAIGNE, Jacques. Políticas culturales en Europa. Madrid, Ministerio de Cultura, 1980.

[4] A los que Joan Rosas llama difusores, “personas especialmente capacitadas para el perfeccionamiento, el reaprendizaje y la reorientación del individuo en una sociedad cambiante”, que pueden encontrarse entre los pedagogos, los psicólogos, los sociólogos…, siempre que estén dotados de una formación universitaria en torno al conocimiento y tratamiento del público. Véase ROSAS, Joan. “La difusión: función básica del museo”, en DÍAZ BALERDI, Iñaki. Miscelánea museológica. Bilbao, Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, 1994, pp. 265-266.

[5] CABALLERO ZOREDA, Luis. Funciones, organización y servicios de un museo: el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.  Madrid, ANABAD, 1982.

[6] http://www.csic.es/

[7] http://icom.museum/francais.html

[8] http://www.anabad.org/

[9] http://www.apme.es/presentacion/index.htm

[10] www.amigosdemuseos.com

Creada en 1983, la FEAM comprende unas 90  Asociaciones de Amigos, que integran más de 50.000 amigos, y a su vez es miembro de la Federación Mundial de Amigos de los Museos, que engloba asociaciones de amigos de 35 países (con unos 700.000 miembros). La FEAM busca intensificar la comunicación y el intercambio entre sus miembros, especialmente por medio de un Boletín, la citada página web, el Congreso Anual y la Asamblea General. Así mismo, organiza simposio y jornadas de trabajo para difundir asuntos de contenido cultural

[11] http://museologia.net/principal.asp

[12] http://www.hispanianostra.es/

[13] En la España de 1979  se daban estas escalofriantes cifras: un 80% no había visitado nunca un museo ni una galería de arte; un 63% no había leído nunca un libro; el 22% de los hogares no guardaba un solo libro; el 90% no sabía lo que era un teatro (Fuente: GABRIEL Y GALÁN. “Subcultura para todos”, El País, Madrid, 25 de febrero de 1979).

[14] Eloísa Pérez Santos cree que los estudios de visitantes son un instrumento imprescindible para la gestión del museo, pues facilitan la toma de decisiones basadas en el análisis objetivo de la realidad, y ello teniendo en cuenta el público potencial del mañana: personas de la terceera edad, discapacitados, minorías culturales, y personas con niveles educativos bajos. En el futuro, estos estudios deberán servirse de las nuevas tecnologías como instrumento para investigar ya no sólo las necesidades y opinioes de los visitantes del presente sino para realizar predicciones que hagan posible el acercamiento del museo a sus públicos. Este acercamiento, a su juicio, pasa por el aumento y calidad de los servicios, la integración del punto de vista del visitante en el diseño de exposiciones y la apertura a los medios de comunicación de masas. Véase PÉREZ SANTOS, Eloísa. Estudios de visitantes en museos: metodología y aplicaciones. Gijón, Ediciones Trea, 2000.

[15] SALAS LÓPEZ, Fernando de. El museo, cultura para todos. Madrid,  Ministerio de Cultura, 1980. Punto 5.3., pp. 212-229.

[16] Christian Assante, refiriéndose a su país, Francia, destaca que el turista está en una actitud de apertura mental a lo que sobrevenga, lo que sumado a una creciente diversificación de las preferencias turísticas,  a una renovación progresiva de las instalaciones museísticas, a una mejora de sus servicios –que se ven ampliados por su inserción en red con otros museos- y particularmente de la acogida al usuario, en conexión con las Oficinas de Turismo, Cámaras de Comercio y empresas patrocinadoras, genera un sentimiento positivo de la experiencia de la visita al museo que tiene un efecto reduplicativo, mayor si cabe en una sociedad con más tiempo libre, con desarrollo de técnicas informativas como Internet, con un deseo de reforzar la personalidad histórica y la necesidad de confort y de seguridad. Creemos que esta amplia disertación también es aplicable a la Europa Occidental y a España en particular. Véase. ASSANTE, Christian. “Musée et tourisme”, en BARY, M.O.-TOBELEM, J. M. (dirs.). Manuel de muséographie. Petit guide à l’usage des responsables de musée. Biarritz, Séguier/Option Culture, 1998, pp. 281-288.

[17] RIVIÈRE, Georges Henri. La museología.  Madrid, Akal, 1993. Pp. 383-384, 385-387, 394

[18] LEHMBRUCK, Manfred.  ”Sociologie. Tendances sociales et organisation de l’espace”, Museum, Paris, UNESCO, 1974, 3/4. Vol. XXVI.

[19] BÉRAUD-VILLARS, Marie-Jean, en Museum. Paris, UNESCO, 1977. Vol. XXIX, núm. 1, pp. 44-45.