- Introducción: la exposición como imagen exterior del museo.
- La exposición como medio de comunicación: ventajas y limitaciones.
- Funciones generales que asume.
- Formas de exposición:
- Clases de exposiciones.
- El proyecto expositivo.
- Su inclusión dentro del plan general de exposiciones del museo.
- Bibliografía.
1. INTRODUCCIÓN: LA EXPOSICIÓN COMO IMAGEN EXTERIOR DEL MUSEO
La manera como el museo establece y controla su relación con el publico da como resultado el nacimiento de la imagen del museo.
Entre los aspectos que inciden en la formación de esta imagen (su propia identidad, el tipo de edificio, su localización, el diseño de que se sirve, la publicidad que emite, el entorno propio o el trato de su personal), hay uno fundamental para determinar esa imagen: los servicios y prestaciones que ofrece y, en concreto, las exposiciones que organiza.
Las exposiciones, según muchas opiniones, son la razón de ser de los museos. Así, el estilo de la presentación y de la comunicación (lengua utilizada, audiovisuales, mecanismos audiovisuales etc.), contribuyen a la imagen general del museo.
Mediante el diseño es como las exposiciones alcanzan una adecuada comunicación. Diseñar requiere la labor de un profesional, que trate de explicitar -con seguridad, buen mantenimiento y agradable aspecto- :
- La presentación y exposición de las colecciones: el diseño y coordinación del entorno en el que los objetos se ven; el soporte físico de los objetos; las exposiciones permanentes y temporales; la iluminación; la seguridad y las necesidades climáticas.
- Y los apoyos interpretativos: diseño de gráficos para las exposiciones incluyendo rótulos, diagramas, mapas, esquemas, ilustraciones y fotografías; presentaciones audiovisuales, catálogos y folletos; programas de ordenador para la interpretación; tecnología educativa; publicidad exterior y actividades de promoción; es decir, diseño gráfico, bidimensional y tridimensional, lo que requiere de un servicio especializado.
2. LA EXPOSICIÓN COMO MEDIO DE COMUNICACIÓN: VENTAJAS Y LIMITACIONES
En primer lugar, se hace preciso distinguir exhibición de exposición. Si la primera es una mera mostración, la segunda es una exhibición más una interpretación (de-mostración y relato), tal como entiende Burcaw[1].
Como medio de comunicación, las posibilidades que ofrece una exposición son ilimitadas. Tan solo está limitada por la imaginación, las habilidades prácticas, las posibilidades físicas y el presupuesto.
Sin embargo, puede presentar una serie de ventajas y de limitaciones.
Michael Belcher recoge las siguientes[2]:
Ventajas:
- Permite el encuentro del visitante con el objeto tridimensional, en tanto que los medios audiovisuales, incluso el libro impreso, reflejan imágenes de ella, pero nunca de una forma tan viva; de ahí que las exposiciones sean decisivas dentro del museo.
- Ofrece una experiencia multisensorial: el visitante puede mirar, moverse, tocar, oír, oler e incluso degustar lo que se le ofrece, con lo que el hecho comunicativo será mucho más gratificante y memorable en el visitante.
- Rompe con el estatismo para adquirir formas variopintas: modelos dinámicos, reales o réplicas, efectos ambientales y visuales, que dramatizan, con apoyo de nuevas tecnologías.
- Permite un enfoque polifacético: distintos niveles de conocimiento, diferentes y simultáneos objetivos pedagógicos.
- Respeta la libertad del visitante, que sigue su propio ritmo al recorrerla, puede detenerse el tiempo que desee ante la pieza y volver cuantas veces quiera a visitar la exposición (lo que es realmente deseable, pues la experiencia será mucho más selectiva, penetrante y gratificante que la primera).
- Es altamente rentable y económicamente viable: la experiencia de la visita puede ser compartida por un gran número de gente y de forma simultánea, el público está dispuesto a pagar una entrada para recibir entretenimiento, educación e información.
- La exposición temporal supone la revisión de fondos en reserva o en colecciones particulares generalmente inaccesibles.
- Y pone al descubierto procesos de investigación desapercibidos para la mayoría; permite la recuperación de edificios monumentales, etc.
Limitaciones:
- Su precio, a pesar de su posible rentabilidad, pues el proceso de su preparación es complejo, largo, requiere de la intervención de especialistas y del apoyo de complementos en sí mismos costosos (ordenadores, audiovisuales…).
- Su ubicación limita en ocasiones los accesos y obliga a desplazamientos que algunos no pueden permitirse.
- Hay factores restrictivos como la fatiga o las barreras mentales que pueden generarse en el visitante; las aglomeraciones pueden ser perjudiciales para los objetos expuestos, aumentan los riesgos de robo, pero ello se debe evitar con un conocimiento adecuado de las limitaciones que impone el espacio de la exposición, que se tiene que manifestar en un diseño cuidadoso.
Robert Fohr historiador del arte, añade inconvenientes de orden presupuestario, moral y técnico, en el caso de las exposiciones temporales[3]. Por un lado, su elevado costo, motivado por los seguros, el transporte y los gastos de impresión del catálogo, grava considerablemente el presupuesto de los museos en detrimento de las colecciones y de la renovación de las salas de exposición permanente. Además, se separan del museo durante largos períodos de tiempo sus más bellas obras. Por último, los riesgos de deterioro durante el transporte y ante las nuevas condiciones ambientales de la sala temporal, llevan a un cada vez mayor número de conservadores a rechazar este tipo de préstamos. Concluye, por tanto, que en el futuro los museos dedicarán su esfuerzo a mejorar la información y la educación dirigida a las colecciones permanentes, con una mayor revalorización de las mismas.
Ahora bien, una exposición puede no solo enfocarse como medio de comunicación sino como forma artística. Puede ser considerada un arte medioambiental, que ofrece una serie de experiencias estimuladoras de los sentidos: puede servirse de la forma y del espacio, del contorno, del color, de la luz, de la textura, del sonido y de otros elementos del arte y del diseño, además de la semiótica y de la representación.
Para que una exposición adquiera esta categoría artística, se requiere una intencionalidad y una originalidad en el pensamiento y en la acción creativa del diseñador. De este modo la exposición es más elocuente, pues a la transmisión de conocimientos une una sensibilidad artística que es recibida emocionalmente por el espectador. La exposición presenta entonces categorías de dramatismo, lirismo, calma, armonía etc.
3. FUNCIONES GENERALES QUE ASUME
De acuerdo con su desarrollo, Alonso Fernández reconoce cuatro funciones asumidas por la exposición a lo largo del tiempo[4]:
- Simbólica: unida al valor ostensible de los objetos, pensados para la exaltación religiosa o política;
- Comercial:: relacionada con el valor del objeto como mercancía;
- Documental: ligada al valor informativo o científico de los objetos;
- Estética: unida al valor artístico de las obras.
Si los países del Este Europeo se decantaron por una presentación documental, y los del ámbito mediterráneo (entre ellos España) por una presentación estética, los países del área anglosajona se interesaron por una exposición técnica y didáctica, en tanto otros (México por ejemplo) se inclinaron por un planteamiento antropológico y ecológico.
Desde el punto de vista de los contenidos, los museos de arte optaron por una presentación estética; los museos de historia, arqueología, antropología y etnología, por privilegiar la presentación histórica-documental; y los museos de la ciencia, por inclinarse hacia una presentación ecológica.
En cualquier caso, añade Alonso, las funciones señaladas no resultan excluyentes o incompatibles entre sí. Pueden estar presentes en una misma exposición y lo deseable es que algunas de ellas convivan –por ejemplo las funciones estética y documental- de forma que al rigor científico-técnico del discurso expositivo le añadan poder de atracción y deleite, teniendo muy presente la capacidad de escenificación que conlleva toda exposición[5].
4. FORMAS DE LA EXPOSICIÓN
Las exposiciones pueden clasificarse de diversas formas en atención a su duración y emplazamiento.
Exposiciones permanentes:
El término «permanente» se utiliza para distinguir las exposiciones pensadas a largo plazo de aquellas proyectadas a más corto plazo o temporales.
El concepto se refiere a una duración mínima exigida de diez años.
Cualquier propuesta para una exposición estable ha de hacerse teniendo presente:
- La política general de comunicaciones del museo y su planificación.
- El presupuesto, más difícil de obtener en el caso de una exposición estable que para un proyecto excepcional.
- Un diseño que garantice su duración, que no se pase de moda.
- Que algunas exposiciones se prestan más que otras a una duración más larga, por ejemplo las colecciones de arte, las históricas y las temáticas, si están bien documentadas.
Exposiciones temporales:
El término «temporal» implica un plazo más breve, difícil de cuantificar (pueden ser días, semanas o meses y, en ocasiones, por dificultades presupuestarias de los museos, pueden convertirse en permanentes).
Además de las ventajas que ya se han dicho, añadiremos ahora que:
- Pueden ser innovadoras y atrevidas sin afrontar muchos riesgos: permiten exponer objetos que nunca se expondrían de manera estable, se pueden plantear nuevas formas de ver los objetos y un número incontable de temas originales.
- Tienen capacidad para ser actuales y controvertidas, capacidad muy importante si el museo quiere aprovecharlas para dar una imagen de estar al día.
- En su montaje pueden presentarse como innovadoras, con nuevos materiales y técnicas de exposición, algo que sería más polémico en una exposición estable.
Los temas susceptibles de ser abordados en una exposición temporal, pueden ser entre otros:
- Aniversarios del nacimiento o muerte de una personalidad.
- Aniversarios de hechos notables: inventos, descubrimientos, batallas, etc.
- Conmemoraciones de hechos locales: fundación de una ciudad, la apertura de un museo…
- El material de las colecciones de un museo en reserva.
- El material que habitualmente se muestra pero expuesto de otra manera.
- Los fondos que pueden recibirse de otros museos por depósito o itinerancias.
- El trabajo de asociaciones locales, organizaciones diversas o instituciones educativas, artistas o artesanos de la región.
- El trabajo de los diferentes departamentos del museo, etc.
En cualquier caso, toda exposición -sea permanente o temporal- debe deleitar, entretener, sorprender e informar al público.
Otras formas de exposición:
Exposiciones especiales
Hay exposiciones «especiales», con un propósito fuera de lo ordinario, cuya característica principal es la de constituir una ocasión única, por ejemplo una exposición de objetos procedentes de todas las partes del mundo, que generan catálogos realmente sobresalientes.
Exposiciones itinerantes
Son diseñadas para ser desplegadas en distintos lugares.
Dado el esfuerzo que implica organizarlas, hay que maximizar al máximo su rendimiento.
Sus ventajas consisten en que:
- Puede ser vista por un gran número de personas y en sitios diferentes.
- Los costes de producción pueden ser compartidos por los museos que se beneficien de ella, a los que incluso puede repercutírseles un coste de alquiler; por ello mismo pueden gozar de publicaciones complementarias.
- Es una oportunidad para promocionar el museo a mayor escala.
- Satisfacen las directrices políticas para divulgar el patrimonio.
- Estimulan la organización de otras.
Mientras que entre sus desventajas se encuentran: la inseguridad de los objetos en itinerancia, y una desatención para con los visitantes ordinarios del museo, que se ven privados de las piezas mejores.
Una exposición itinerante exige además:
- Una estructura fácilmente montable y desmontable.
- Prever la conexión de unidades suplementarias optativas.
- Un estudio de viabilidad, que valore el mercado y todos los gastos derivados de su organización y puesta a punto, con atención especial a la seguridad, la conservación y los embalajes; no se olvidarán las exigencias del mantenimiento.
- Elaborar un manual específico donde conste:
- la exposición: su título, temas, listado de contenidos;
- requisitos de espacio: seguridad de los suelos frente a los pesos…;
- servicios requeridos: potencia eléctrica…;
- requisitos de conservación y seguridad;
- mantenimientos previstos y responsabilidades;
- detalles de seguros;
- borrador de los términos del acuerdo;
- transporte;
- alquileres.
En su itinerancia deben evacuarse justificantes de recepción del material.
Exposiciones portátiles
Son aquellas exposiciones pequeñas, autosuficientes, que pueden llevarse a cualquier sitio, pueden montarse, y, tras un período de tiempo de exposición, desmontadas y posiblemente devueltas a su punto de origen, para volver a ser utilizadas cuando hubiere menester.
Se diferencian de las anteriores por el tamaño, pues son normalmente muy pequeñas, quizás metidas en maletas, con el apoyo de unos gráficos, para de esta manera garantizarse un transporte seguro.
Para el museo son muy útiles, pues le permiten estar presente en eventos culturales de corta duración (ferias, etc.).
Su función es la de fomentar el interés por el museo, por su trabajo, sus colecciones, es decir, promocionar los servicios del museo y atraer visitantes al mismo.
En razón a su tamaño y fragilidad no es aconsejable incluir en ellas objetos de valor.
Exposiciones móviles
Son aquellas exposiciones autosuficientes que suelen instalarse en autobuses y trenes y, merced a su movilidad, pueden acudir a cualquier situación que se presente: fiestas, muestras, ferias o allí donde la gente vive, en el corazón mismo de la comunidad.
Resumen el contenido de un museo: objetos procedentes de las colecciones, material interpretativo, libros etc., incluso pueden estar dotadas de talleres o de otros servicios museológicos. Su diseño prevé hasta su ampliación.
Objetos y exposiciones en préstamo
Se denomina así a aquellos artículos de los fondos de los museos que pueden ser solicitados en préstamo por organizaciones ajenas al museo o por individuos a título personal, normalmente para utilizarlos para enseñanza o estudio en una facultad o escuela. Van acompañados por algún material explicativo.
Suele tratarse de copias, que pueden desplegarse formando mini-exposiciones, cuyos objetos pueden ser analizados y manipulados por los alumnos. Ello da pie a hablar de otro tipo de exposiciones: exposiciones de objetos originales o exposiciones de reproducciones, así como de exposiciones mixtas, y de otras virtuales, de acuerdo con la existencia aparente y no real de lo expuesto.
También existe en algunos países el servicio de préstamo de obra gráfica.
5. CLASES DE EXPOSICIONES
En tanto que la forma de la exposición hace referencia a los aspectos relacionados con la duración y emplazamiento de la exposición, su clase se refiere al concepto mismo de la exposición y a la respuesta que se pretende conseguir de los espectadores : emotiva, didáctica o de entretenimiento (categorías que no son excluyentes entre si).
Exposiciones emotivas:
Van dirigidas a provocar una reacción emotiva en el espectador.
Son de dos tipos:
- Estéticas: interesadas en el efecto que tiene en el espectador la confrontación con un objeto de belleza. Requiere una presentación muy cuidada, en un marco tranquilo y neutral, donde puedan exponerse pocos objetos de manera visual y con una ambientación agradable.
- Evocadoras o románticas: buscan suscitar emociones en el espectador recreando una atmósfera de forma teatral, de manera que pueda evocar una época, un país, un estilo artístico particular o una escena. Facilita la comprensión a través de la evocación y la asociación, no a través del despliegue de textos informativos.
Exposiciones didácticas:
Dirigidas a la transmisión de la información. Su objetivo es instruir y educar. Fomentan en el espectador un proceso de aprendizaje, cuando no de reflexión, en el que el estímulo intelectual es muy importante.
Exposiciones como entretenimiento:
Van dirigidas a la esencia misma del museo, cuyo objetivo único no es instruir por instruir sino lograrlo mediante el entretenimiento y la diversión.
Este tipo de exposiciones buscan presentaciones de tipo teatral o humorístico, cuyo objetivo principal es ofrecer diversión y entretenimiento.
Otras categorías:
Interactivas
Aquellas que involucran al espectador en actividades que implican una acción tanto intelectual como física. Así deben considerarse las muestras basadas en ordenadores, que son de consulta forzosamente individual.
Reactivas
Aquellas que automáticamente se ponen en marcha ante la llegada del visitante.
Dinámicas
Exposiciones que se mueven, animadas por medios mecánicos o manipulables por el propio visitante.
Centradas en el objeto
Las exposiciones se basan en los objetos que constituyen el elemento básico y tienen preponderancia sobre cualquier medio interpretativo. Frecuentes en el campo artístico.
Sistemáticas
El conjunto de objetos constituye su punto de partida. También pueden calificarse de generalistas o, por el contrario, si su visión se reduce a un solo campo, recibirán el nombre de monográficas.
Temáticas
Parten de una línea temática y recurren a los objetos para ilustrar el tema. El tema es el enlace entre los objetos trabados en una secuencia lineal.
También reciben el nombre de exposiciones temáticas o interpretativas aquellas que se organizan sin objetos –sólo con medios y soportes de variada tecnología, interactivos sobre todo-, con el único fin de establecer una serie de relaciones con el público mediante el puro ejercicio de la representación práctica[6].
Variantes de exposiciones temáticas son: las exposiciones de tesis, cuando se apuesta por una posición o enfoque personal del mensaje; las exposiciones contextualizadas, cuando el hilo conductor se muestra interrelacionado (y si es con el medio ambiente natural será ecológica); polivalentes, si permiten diversos niveles de lectura; especiales, si su objetivo es una visión muy particularizada.
Participativas
Buscan involucrar al visitante a través del sentido del tacto.
6. EL PROYECTO EXPOSITIVO
Ha de reflejar la definición del problema de la exposición. Asumirá la forma de documento escrito y será redactado por el conservador con ayuda del diseñador y de los especialistas que se desee involucrar en el mismo. No hace falta decir que ha de ser realista.
El proyecto tiene las funciones de ofrecer al diseñador una definición del problema que se quiere resolver; y de permitir u obligar a los impulsores del proyecto a aclarar sus ideas y a comprometerlos a tomar decisiones firmes sobre la naturaleza del proyecto.
Sirve así tanto al conservador como al diseñador. Ambos tienen que trabajar con una finalidad común.
¿Qué forma y contenido debe tener el proyecto de una exposición?
Tendrá la forma de un trabajo bien pensado, de carácter instructivo y escrito en hojas Din- A4 mediante ordenador, en el que constará una página para el título y un índice de contenidos, con cada sección adecuadamente codificada, y los párrafos numerados. Es decir: será un documento funcional y de trabajo por encima de todo. Puede llevar apéndices.
El proyecto constará de los siguientes apartados:
- Título y naturaleza del proyecto. Un buen título ayuda a difundir la exposición. Se definirá el enfoque de la exposición: estético, evocador, didáctico o de simple diversión, así como otros detalles sobre el contenido general de la exposición.
- Finalidad de la exposición, con una suma de objetivos y de fines realistas.
- Público: el proyecto debe dar información sobre el público al que va dirigida la exposición :
- Edad del público, pues la edad psicológica del mismo condicionará los contenidos.
- Ergonomía: en función de la edad y del tipo de público se hará que la muestra sea funcional.
- Previsión del número de visitantes: esto es útil saberlo para prever el tamaño de los pasillos, la existencia de colas de espera, la posibilidad de grupos de visitantes etc., pues ello repercutirá en el diseño.
- Motivación: un público preparado exigirá un tipo de exposición diferente a la que demandaría un público más apático.
- Nivel de conocimiento: es el caso anterior.
- Inteligencia: el nivel de inteligencia de los visitantes repercutirá en su agilidad mental para captar los mensajes de la exposición.
- Edad de lectura: como en el caso anterior, la edad de lectura de los individuos repercutirá en la apreciación de lo expuesto.
- Sexo: puede condicionar el contenido de la exposición y su interpretación.
- Los discapacitados demandarán accesos y espacios de visión propios, exigirán un planteamiento exclusivo de la comunicación.
- Procedencia de los visitantes y lengua: habrán de considerarse la lengua o lenguas familiares de los visitantes, como también sus características culturales y costumbres.
- Contexto y las directrices básicas: aclarar la forma en que el proyecto se relaciona con el plan de comunicaciones del museo. Así pues, la relación de esta exposición con otras exposiciones, publicaciones y otros servicios del museo (relación filosófica, estilística…) o de un ámbito más amplio, como pueda ser el de su comunidad. Habrá de analizarse el papel que se quiere represente esta exposición en el museo, la localidad, la región o más allá de sus fronteras.
- Diseño: si interesa que se identifique con el «estilo de la casa» o se diferencie de él.
- Duración y reutilización: prever la duración, ya que afecta a la selección de las piezas, y si la exposición será utilizada en otros espacios, lo que afectaría a su diseño.
- Ubicación: se contemplarán el espacio en relación al modelo de circulación del museo, la localización de las entradas y salidas, la firmeza del suelo, el acceso para objetos de gran tamaño, las prestaciones eléctricas etc.
- Legislación: habrá que estudiar la legislación en términos de incendios, urbanismo, planificación, patrimonio, salud, seguridad…
- Seguridad: se incluirán definiciones sobre la seguridad del conjunto y de algunas piezas en particular. Ello puede demandar, por ejemplo, circuito cerrado de TV.
- Conservación: se incluirán definiciones sobre las condiciones medioambientales necesarias.
- Mantenimiento y reglaje: de la exposición y de algunos aparatos (equipo de ordenadores, iluminación…).
- Evaluación: se puede hacer referencia a los procedimientos y criterios para proceder a una evaluación posterior, relacionada con la finalidad general de la exposición.
- Programa: el estudio de viabilidad habrá dado lugar a un avance de programación. El programa incluido en el proyecto podrá ser ahora más detalllado.
- Procedimiento administrativo: dejar constancia del procedimiento administrativo al que está sujeto el proyecto, contratos que será necesario hacer…
- Tema y concepto: debería especificarse el tema de la exposición y ofrecerse un plan conceptual que ilustrara, a ser posible mediante gráficos, las relaciones entre las diferentes áreas temáticas.
- Contenido de la exposición: se presentará una lista de contenidos, sección por sección, con las piezas codificadas.
- Otras cuestiones: el proyecto puede extenderse a otras cuestiones tales como los catálogos de la exposición, folletos, carteles y publicidad, material pedagógico, recuerdos, etc.
Si todos estos pasos se dan con la debida disciplina, es muy probable que la exposición resulte efectiva.
¿En que consiste la efectividad de una exposición? Para Belcher, la efectividad equivale a una «evaluación de lo bien que realiza sus distintas funciones y, en particular, de lo bien que lo hace en relación con sus objetivos y fines manifiestos»[7]. Mientras que para Shettel la efectividad consiste: 1º En atraer en el primer momento al espectador; 2º En mantener esa atracción; y 3º En hacer el máximo uso de la cantidad de aprendizaje relevante conseguida por el espectador[8].
7. SU INCLUSIÓN DENTRO DEL PLAN GENERAL DE EXPOSICIONES DEL MUSEO
Supuesta la integración del proyecto expositivo en el plan general de exposiciones del museo, será preciso tener presente otras decisiones que afectan a éste. En primer lugar, los
Factores que repercuten sobre dicho plan:
- La naturaleza y características de sus fondos harán depender la forma de comunicar del museo.
- La conciencia de la ubicación del museo (gran ciudad, capital de provincia o local) y, por lo tanto, de sus ventajas y desventajas y de la repercusión sobre los visitantes.
- Las características de los visitantes y su comportamiento.
- Los puntos de vista del órgano que financia.
- El presupuesto dado y el espacio disponible.
- Los especialistas necesarios, tales como diseñadores y pedagogos, que son los comunicadores por excelencia
El equipo de la exposición:
La exposición es un trabajo en equipo, lo que permite superar problemas asociados con la envidia, la ambición y el estatus.
En un museo de tamaño medio, las personas a cuyo cargo estará la preparación de la exposición serán, según Belcher:
- El director del museo: iniciará el proyecto, lo supervisará, conseguirá los acuerdos y autorizaciones precisas para comprometer gastos según las directrices, estará presto a intervenir si se crean disputas o surgen problemas de cualquier tipo.
- El conservador: Ofrecerá información especializada y asumirá las investigaciones. Es la persona que más contribuye al proyecto: identifica, localiza, selecciona y negocia la adquisición o préstamo del material a exponer. Ofrecerá borradores para rótulos, referencias para ilustraciones, colaborará con el diseñador.
- El diseñador de la exposición: colabora con el proyecto desde el estudio de su viabilidad. Investiga los métodos de exposición, materiales y soluciones.
- El diseñador gráfico: ayudante del anterior en la definición de paneles, logos, publicidad, etc.
- El restaurador: prepara los objetos seleccionados para la exposición por el conservador y aconseja sobre las condiciones ambientales de la exposición.
- El responsable de seguridad: asesora en su especialidad tanto al conservador como al diseñador.
- El pedagogo: aporta al proyecto el conocimiento especializado de los aspectos educativos, tanto en el tema objeto de exposición como de la propia exposición. Colabora en la investigación. Idea los materiales educativos.
- El redactor del catálogo, si lo hubiera, se coordinará con los conservadores y diseñador.
- El personal de producción o técnico que pondrá en práctica la propuesta del diseño inicial (fotógrafos, dibujantes, maquetistas, taxidermistas, ebanistas, electricistas, informáticos…).
- El personal de mantenimiento: asesores del diseñador en métodos y costes de mantenimiento (en relación a iluminación, electrónica, audiovisuales, decoración, grafismo…).
- El responsable de marketing: colabora con el diseñador a efectos de evaluación y de investigación de mercado.
- Asesores varios, para revisar el proyecto de exposición.
Para que el grupo funcione será preciso definir áreas de responsabilidad y tomas de decisiones, que haya una buena relación entre los miembros del equipo y puestas en común informativas.
Las etapas a contemplar en la preparación de una exposición:
La producción de una exposición es una operación compleja que involucra a mucha gente en la programación, el diseño y la manufactura de cientos de componentes.
Según Belcher, las etapas en la preparación de una exposición típica dentro del museo son las siguientes:
- Reconocimiento de la necesidad de la exposición, en conexión al plan estratégico del museo, con el que debe ser coherente.
- Valoración previa de la propuesta: se valorará el tema propuesto en relación a la política de exposiciones del museo, a la adecuación de espacios exigida, al público potencialmente interesado, a la ubicación, a las fechas de su celebración y al presupuesto.
- Estudio de viabilidad: exige bosquejar el proyecto, definiendo sus objetivos y finalidades, además de la disponibilidad de las piezas a exponer, sus necesidades de conservación y de seguridad, la disposición e implicación del personal, la ubicación, las fechas y el coste total. La viabilidad de estas cuestiones debe ser analizada.
- Valoración del estudio de viabilidad: el estudio de viabilidad deberá aceptarse; paralelamente se nombrará al personal necesario para llevar a cabo la exposición y se realizarán gestiones conducentes al patrocinio.
- Nueva investigación: quizás sea necesaria una investigación de determinados aspectos de otras exposiciones, que será llevada a cabo por el conservador y el diseñador; es el momento de buscar el asesoramiento de especialistas.
- Bases de la comunicación: como paso previo a la redacción del proyecto final, quizás se haga necesario hacer un esquema provisional del mismo, con una selección previa de las piezas a incluir en la exposición.
- Conservación: identificadas las piezas que figurarán en la exposición, pueden empezar ya los trabajos de prepararlas para su muestra.
- Elaboración del proyecto: los objetivos y finalidades de la exposición se desarrollarán con todo detalle en un documento al que llamaremos «proyecto», donde se incluye toda la información necesaria para permitir al diseñador comprender el problema para formular una solución de diseño. Esta es una etapa tan fundamental que la calidad de la exposición dependerá de la fortuna del proyecto. El proyecto es redactado por el conservador con la ayuda de los especialistas adecuados, en especial con el asesoramiento del diseñador. Este realizará un estudio previo del lugar donde se desea ubicar la exposición.
- El diseño de la exposición: con el proyecto en la mano, el diseñador fijará las primeras ideas e iniciará los trabajos en la solución del diseño. Probablemente las preocupaciones del diseñador sean: la conceptualización del conjunto, la ubicación de cada sección de la exposición, un modelo de circulación para las visitas y el tipo de estructura prevista. A continuación vendrá el desarrollo de los gráficos, la visualización de la exposición por medio de maquetas y presentaciones varias, así como una aproximación a costes reales de estos trabajos. Esto puede implicar una revisión final del proyecto, antes de someterlo a la aprobación de la autoridad competente.
- Aprobación formal: antes de proceder a la misma, es posible que el diseñador quiera asegurarse el apoyo de los responsables de planificación del museo, tras de lo cual vendrán las sucesivas aprobaciones del proyecto: de la dirección del museo, de su consejo de dirección y de sus patrocinadores, quienes a su vez pueden hacer matizaciones a la propuesta final.
- Culminación de la propuesta: tras la aprobación del esquema de diseño son necesarias algunas actuaciones, como la selección de piezas, el cierre de los acuerdos de su cesión, ultimar los textos e ilustraciones de la exposición, disponer los gráficos, puesta a prueba de las maquetas…Es una fase de intenso trabajo, con toma de decisiones importantes. Cualquier error en esta fase se paga caro.
- Concurso y pliego de condiciones: si algunos trabajos van a realizarlos contratistas ajenos al museo, hay que elaborar los pliegos de condiciones, con las especificaciones y los dibujos correspondientes, que luego se remitirán a las empresas concursantes interesadas. Esta etapa puede llevar varias semanas. Una vez recibidas las ofertas, es posible que haya que realizar algunos ajustes presupuestarios. Puestos de acuerdo en los costes, fechas de entrega y demás, se pueden adjudicar los trabajos a las propuestas de contrata más ventajosas.
- Montaje: iniciada la tarea de montaje, el diseñador se hace cargo de la supervisión de todos los niveles del trabajo. Será una etapa frenética, con la construcción de elementos dentro y fuera del museo, incluidas las instalaciones de iluminación, seguridad y climatización. Terminado el montaje, la responsabilidad pasa al museo (seguros…).
- Inauguración, supervisión del funcionamiento y mantenimiento: esta fase última comprende los preparativos para la apertura (incluido el material impreso), a fecha fija. Avances de publicidad, invitaciones, materiales visuales para los medios de comunicación, esquemas que permitan evaluar la exposición, formación de equipos de mantenimiento o liquidación de cuentas y de archivos. Debería hacerse un reportaje fotográfico de la exposición. Lo ideal sería que pudiera aprovecharse del proyecto tanto como se pueda para posibles aplicaciones futuras.
Resumiendo el contenido de lo dicho, y según Burkaw[9], una exposición deberá:
- Estar protegida para ser segura.
- Ser visible.
- Atraer la mirada.
- Mostrar buena apariencia.
- Captar la atención.
- Ser útil y provechosa.
- Y resultar muy agradable
8. BIBLIOGRAFÍA
General
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PRINI, Pietro-CHIARO, Tommaso de. «Florence et la Toscane des Médicis dans l’Europe du XVe. siècle», Museum Internacional, vol. XXXIII, num. 2, 1981, p. 99 y ss.
STOLOV, Natham. La conservation des oeuvres d’art pendant leer transport et leur exposition. Paris, UNESCO, 1980. [Conservación y preparación de las obras en circulación expositiva; riesgos del embalaje y transporte de obras; normas para la protección de los préstamos]
Notas (Puedes hacer clic en los números de las notas [X] para desplazarte entre la nota y su llamada)
[1] BURCAW, G.Ellis.Introduction to Museum Work. Nashville, The American Association for State and Local History, 1975 (2ª ed. 1984), p. 115.
[2] BELCHER, Michael. Organización y diseño de exposiciones, su relación con el museo. Gijón, Ediciones Trea, 1994. Cap. 4.
[3] FOHR, Robert. “Le musée: une institution en question”, ENCYCLOPAEDIA UNIVERSALIS, 1985, Supl. II «LES ENJEUX», pp. 178-179.
[4] ALONSO FERNÁNDEZ, Luis. Museología y museografía. Barcelona, Ediciones del Serbal, 2001, pp. 202-205.
[5] Pues, como escribe Dubé, “la exposición es a la vez presencia, presentación y representación” de los objetos. Véase DUBÉ, Philippe. “Exponer para ver, exponer para conocer”, Museum, París, UNESCO, núm. 185, núm. 1, 1995, p. 4.
[6] ALONSO FERNÁNDEZ, Luis. Museología y museografía, cit., p. 207.
[7] BELCHER, Michael. Exhibitions in museums. Cit., p.
[8] SHETTEL, Harris y OTROS. Strategies for determining exhibit effectiveness [Estrategias para el establecimiento de la efectividad de la exposición], 1968, cit. por BELCHER, cit., p. 269.
[9] BURCAW, G.Ellis.Introduction to Museum Work, cit., pp. 116-118.