En diciembre de 1976 y de 1977 tuve la ocasión de presentar la película de Ingmar Bergman, “El silencio”, en el Cine Arrieta, de Puente la Reina, y en el Colegio de El Pilar, en Elizondo, ambas localidades navarras. Esto me obligó a profundizar en este largometraje sueco fruto del cual son estos apuntes en los que basé mis intervenciones.
La película “El silencio” (Tystnaden, Ingmar Bergman, 1962)
Forma parte de la llamada Trilogía de Films de Cámara del director sueco, nacido en Uppsala en 1918: “Como en un espejo” (Sasom i en spegel), “Los comulgantes” (Nattvargasterna) y “El silencio” (Tystnaden) cubren el lapso de tiempo en su filmografía que va de 1961 a 1963. En las tres películas, con un estilo totalmente privado de lo espectacular al modo del teatro de cámara strindbergiano, con escasos personajes aislados y analizados en tiempo limitado, Bergman se empeña en la tentativa de superar el materialismo afrontando la existencia de Dios, como solución a su angustia vital.
La historia del primer título cubre veinticuatro horas, la del segundo no mucho más tiempo que el del propio film, y el tercero abarca igualmente un lapso corto de tiempo. Se caracterizan por su ascetismo visual, las dos primeras, y por su ascetismo coloquial, la tercera. Un sentimiento de derrota y de amenaza planea sobre el conjunto de esta Trilogía. En el primer caso, los personajes están apartados en una isla; en el segundo, aparecen abandonados e inconsolables; y en el tercero, no pueden comunicarse con el entorno. Bergman traduce así –elevándose desde el plano psicológico (tan propio de Strindberg)- el sentimiento de terror, de alienación y de deshumanización que alcanza a nuestra Cultura.
Se nos presenta en “El silencio” a las hermanas Anna y Esther, y al hijo de Anna, un niño que se llama Johan. Realizan un viaje en tren por un país indeterminado, que se prepara para la guerra, y donde se habla un idioma desconocido. Deben bajar en Timoka [1], donde Esther, enferma, se ve obligada a permanecer en un hotel. La estancia en Timoka sirve a Bergman para presentar su entorno como absolutamente inhóspito, salvo para Johan –uno de aquellos seres puros que aparecen en su filmografía como signo de esperanza- el cual entabla amistad con un grupo de cómicos enanos y con un anciano camarero del hotel. De este ambiente donde parece estar ausente Dios el sexo representa para los seres humanos una forma de evasión, en un país de pesadilla que ni saben encontrar en el mapa y donde se vive al margen de la trascendencia divina.
Estructura del film. Relación de secuencias y escenas
Llegada a Timoka de las hermanas Esther y Anna, y de su hijo Johan, por vía férrea en el rápido de la noche
- El compartimento del tren. Los tres están en medio del silencio. Se ve discurrir el paisaje por la ventana. No conocen el idioma escrito en las paredes. Johan trata de dormir sobre las rodillas de su madre. El tren se detiene. Esther tiene el primer ataque. El tren reanuda su marcha. Johan contempla la luz del amanecer por la ventanilla.
- Johan sale al pasillo del tren. Dos militares duermen en el compartimento vecino. Viene el revisor y entra en el compartimento de Esther y Anna.
- Johan entra en el compartimento de Anna y Esther. Esther expresa su deseo de reposar en un hotel. El revisor les indica el horario.
- Johan sale al pasillo de nuevo y se sienta junto a la ventana para ver discurrir el paisaje. Se acerca una estación, un tren de mercancías parado con cañones, camiones, coches y soldados. Un grupo de casas sucias, señales luminosas, un túnel, el sol, polvo, un muro publicitario. Anuncio de la llegada a Timoka por el altavoz del pasillo.
En la habitación del hotel. Anna, Esther y Johan se instalan
- Johan, de pie cerca de la ventana, mira a la calle: es estrecha. Iglesia, circulación, gente en las aceras, estacionamientos, el sol, un bar, el cine, un quiosco de periódicos. Silencio cortado por los gritos. Joan escucha la orden de su madre de cerrar la ventana.
- Johan y su madre Anna. Johan observa los pies de ella.
- Anna entra en la habitación de Esther. Esther no desea la visita del médico. Hablar de viajar de regreso al día siguiente. Hace calor. Anna abre la ventana y cierra la puerta.
- Baño de Anna. Se mete en la bañera, Johan le frota la espalda. Anna siente deseos de llorar, manda salir a Johan.
- Siesta de Anna y Johan. Johan se sienta en una cama, observa el edredón y con su mano forma un avión que sobrevuela este “paisaje” de nieve. Anna le ordena desvestirse. Ella se perfuma. Duermen.
- Esther en su habitación. Fuma. En la cama trata en vano de leer. Siente dolor, bebe vodka, pone la radio donde se escucha música ligera. Cambia de onda y ahora se oye música clásica. Ojea un diccionario. Sale de la cama.
- Esther va a la habitación de al lado. Anna y Johan duermen profundamente. Les acaricia (roza el pelo de Anna y la espalada de Johan).
- Esther observa la calle desde la ventana de su cuarto: el sol, un caballo escuálido tirando de un carro de mudanzas. Sonido de sirena.
- Esther con el viejo camarero del hotel. Bebe vodka, habla sola, llama al camarero, trata de entenderse con él, le pide otra botella. Esther fuma. Recibe la botella. Le ofrece de beber una copa de coñac. Aprende de él a decir mano. Escribe la palabra en su diario. Bebe alcohol directamente de la botella. Se acuesta. Silencio. Se masturba. Duerme. [La cámara la enfoca en picado no muy alto desde atrás. Ella se deja caer sobre la cama, queda tendida, su cabeza hacia el espectador en largo escorzo. Permanece inmóvil unos momentos y a continuación descubre su pijama, comienza a agitarse. La cámara se concentra en su expresión, en primer plano]
Johan explora el hotel.
- Johan se despierta y se viste: Ruido del paso de aviones. Su madre duerme. Se viste. Se enfunda el revólver de pistones y sale de la habitación.
- Johan por los pasillos del hotel. Cierra la puerta al salir. El profundo pasillo alfombrado, con puertas, ventanas y objetos decorativos. Ruido de pasos. Pasa un criado con una escalera y trata de subirse al techo para reparar una lámpara. Johan monta su arma. Se acerca al pie de la escalera. Cuando el criado repara en él, Johan le dispara y le hace
burla. A continuación se esconde tras un butacón al reparar en un viejo camarero que está sentado en su habitación de servicio pensativo, con el periódico sobre sus piernas. Su rostro. Suena el timbre y se levanta. Ve a Johan y le habla. Éste huye por los pasillos. Una luz grisácea entra por una ventana alta. Se detiene. Un enano pasa con rapidez. Johan le saluda. El hombrecillo también le saluda y desaparece por una puerta. Johan observa el cuadro de la pared. Se acerca el viejo camarero a Johan y de improviso le sujeta por los brazos. Johan se desembaraza y escapa. El camarero se dirige a él con unas palabras incomprensibles.
- Anna se refresca en el baño. El agua sale del grifo a borbotones y llena el lavabo por completo. Desnuda, se seca la cara con una toalla y se mira al espejo. Por el reflejo puede verse a su hermana Esther que la mira desde el fondo de su habitación. [La planificación de la breve secuencia del baño de Anna se filma así: la cámara toma en plano medio su cuerpo desnudo y poco a poco va captando detalles como su pecho o su mano, como si “acariciase” su superficie física]
- Johan juega a las sombras ante una pared de la escalera: proyecta sobre ella la sombra de un monstruo. Vuelve a contemplar el cuadro.
- Johan con los enanos de la troupe Los Eduardini. Una puerta abierta. Johan entra. La habitación bañada por el sol. Son varios los enanos que encuentra: dos juegan a las cartas sobre una cama, otro lee un periódico, uno más fuma y bebe cerveza, otro más arregla un carro y el siguiente cose una prenda del vestuario. Johan dispara a dos de ellos que se hacen los muertos. Salta desde atrás otro disfrazado de león al que Johan dispara con su revólver y este cae al suelo herido siguiendo con la farsa. Los enanos rodean a Johan con simpatía y le visten con un traje de fantasía.
- Anna se peina en el baño, se mira en el espejo de mano. Viste ropa interior y un bata. Acude al armario y escoge un vestido. Se lo pone, se calza los zapatos de tacón. Su hermana Esther la contempla desde su habitación sin cruzar palabra.
- De nuevo la habitación de Los Eduardini. El enano disfrazado de león se disfraza ahora de mono y da saltos sobre una cama. Entra el jefe de la troupe y se enfada con ellos por el jolgorio que arman, se excusa ante Johan y le indica la puerta de salida. Johan sale al pasillo.
- Una vez en el pasillo, Johan, resignado, orina en un rincón, su pis se extiende por el suelo como si fuese un “río” con sus afluentes. Mete las manos en sus bolsillos, silba y se aleja por el oscuro pasillo dando patadas a una bola de papel.
- Habitación de Anna. Ella revuelve el interior del bolso para encontrar el pintalabios. Se pinta ante el espejo. Anna, desde el fondo, pondera lo morena que está y Esther le pregunta si desea algo. Anna contesta que nada.
Esther sola en la habitación
- Esther queda sola. Apaga un grito, se apoya, bebe coñac, cae al suelo la botella, gime, cae por tierra, pide a Dios le conceda morir en casa. Llega el viejo camarero, le ayuda a meterse en la cama, le limpia la cara. Desaparece y vuelve con agua mineral, le ayuda a beber. El camarero se retira. Le pide de comer.
Anna en el bar de la calle, frente al hotel
- Anna se ha sentado en la mesa de un bar lleno de gente. Indica al barman que le sirvan un café. Compra el periódico a un vendedor. Lo abre. En una de sus páginas parece que anuncian un concierto con música de Bach. Paga el café. El barman al devolverle el cambio parece que se le insinúa.
Esther y Johan en la habitación del hotel
- Esther y Johan comen. Johan se aburre. Esther habla del verano feliz que espera a Johan. Esther acaricia a Johan. Johan abandona el cuarto de su tía. Esther dirige su mirada a la ventana
- Johan dibuja en su cuarto. Tic- tac de un reloj [la cámara le toma en primer plano y Esther aparece en su cama, al fondo, con profundidad de campo visual].
Anna en el interior del cine
- Anna en una sala de fiestas que se comunica con una sala de cine que ofrece una sesión de varietés protagonizada por la troupe Los Eduardini con un malabarista [aunque en el guión se dice que es una película proyectada] En medio de la oscuridad del palco Anna sorprende a una pareja manteniendo relaciones sexuales.
La calle de Timoka
- Anna sale del cine. La calle con sus casas sombrías. Hace un fuerte calor. Anna permanece indecisa en la acera por donde caminan multitud transeúntes indiferenciados con gafas negras, gente que va y viene, inclusive militares. Unos operarios preparan asfalto. En la terraza bar coincide de nuevo con el barman y ambos se miran.
- Ella vuelve al hotel sorteando a la multitud de transeúntes.
Johan, Anna y Esther en el hotel al mediodía
- Johan, en el pasillo del hotel, ve al viejo camarero que se dispone a comer sentado junto a la mesa de su habitación [el camarero aparece encuadrado por el marco de la puerta]. Le observa a escondidas. El camarero le descubre y, para interesarle, forma con una salchicha y una hoja de lechuga un muñeco con el que establece un diálogo antes de comérselo. Johan se le acerca y recibe de él el regalo de una chocolatina. El viejo le enseña fotografías del sepelio de sus padres, y se las regala. Johan oye los pasos de su madre y escapa. Una vez en el pasillo esconde las fotos bajo la alfombra. Johan salta a la pata coja.
- Habitación de los tres. Anna viene con el vestido sucio, entra al baño, se lo quita y lava sus bragas. Esther la mira desde la puerta ante una Anna que se muestra incómoda al ver cómo Esther observa su ropa sucia y sospecha que ha mantenido una relación con un hombre [En el guión original de Bergman se explica que Esther fue seguida por el barman hasta la iglesia y en ella, en un rincón, mantuvieron un encuentro sexual]. Esther vuelve a su cuarto contiguo y cierra la puerta para enfrascarse en su trabajo de traductora. Esther le advierte que no la espíe y después abandona su habitación.
- Esther queda sola en su habitación. Deja de trabajar. En su boca se percibe un gesto de rabia que termina en angustia.
Los tres en la habitación al anochecer
- Esther observa y escucha los ruidos de la calle desde su ventana. Es de noche: agitación silenciosa, calle estrecha y sombría, pesadas persianas, luces de neón oscilantes, campanadas de la iglesia, unos hombres conminan a otros a seguirles con sus fusiles…
- En el otro cuarto, Anna corta las uñas a su hijo. Hablan del regreso, Johan le pregunta si detesta a Esther, ella le besa repetidas veces y le mece largo tiempo. Johan repite Timokaen silencio.
- Habitación de Esther. En el transistor ponen música de Juan Sebastián Bach. Entra el viejo camarero. En un breve diálogo ambos se ponen de acuerdo sobre la música, es Bach. El viejo sale. Esther se sienta junto al muro y escucha [2].
- Diálogo Anna – Esther. Anna manda a su hijo Johan a buscar cigarrillos al cuarto de Esther [Planificación: en primer plano Esther y en plano profundo Anna sentada. Johan queda en medio, sentado junto al marco de la puerta. Este plano informa de la situación afectiva de Johan entre ambas mujeres. Ana y Esther hablan del suceso de la iglesia donde Anna se había acostado con el barman. La planificación es como sigue: en primer plano aparecen las dos hermanas, a la izquierda del encuadre la ventana, de frente Esther mirando a Anna y ésta, de perfil, mira por la ventana pero como si lo hiciese al infinito]. Esther desea quedarse en el hotel. Silencios y música, de nuevo Bach. Calor. Johan está triste. Anna increpa a Esther porque le ordena como hacía su padre. Anna envía a Johan fuera de la habitación. Esther y Anna se preguntan por qué se hacen sufrir mutuamente. Esther besa a Anna en el cuello. Esther confiesa estar humillada y trata de tocar la mano de Anna. Anna partirá enseguida. [En el film Anna se pone una pulsera. Pronto comprende Esther que su hermana se marcha con aquél hombre, el barman, y apaga la radio. Las miradas, los gestos son más que suficientes para comprender la situación]
Anna se reúne con el barman en la habitación del hotel
- Anna se reúne con el barman en el pasillo. Él la espera, se besan, abren la puerta de una habitación precipitadamente, Johan les ve desde el pasillo. En la habitación se desnudan en la oscuridad. Johan les escucha tras la puerta desde fuera. Por fin entra en su habitación, que también es la de su madre [Después de sorprender a su madre con el barman Johan es tomado por la cámara en picado vertical en un cruce de los pasillos del hotel, con fuerte claroscuro y el sonido de fondo de una sirena].
Johan en su habitación del hotel
- Johan solo. Ojea sobre la cama de su habitación y con indiferencia un libro. Abre la puerta del cuarto de su tía y entra. Esther ronca con la boca abierta, sus dedos de la mano se contraen. Johan mira tras la ventana. Sobre la mesa de Esther papeles con distintas palabras y frases escritas. Vibraciones y ruido progresivo. Johan acude a ver por la ventana.
- La calle. Un tanque se acerca desde la oscuridad y se detiene en la plaza.
- Johan con Esther. Esther se ha despertado. Johan le propone jugar con las marionetas. Va por sus muñecos: diálogo entre Polichinela y La Vieja en un idioma incomprensible. Las dos marionetas luchan y La Vieja muere: a continuación Johan se esconde tras los barrotes de la cama. Johan llora y se echa en brazos de su tía.
- Johan y Esther abrazados e inmóviles sobre la cama. Escuchan el ruido del tanque, que se aleja.
Habitación donde se ha reunido Anna con el barman
- Anna se ha levantado y acude a la ventana. Tic-tac de un reloj. Bajo el suelo del patio pululan gentes afanosas en su trabajo. Silencio. Plano del oscuro patio. El barman sentado en la cama y apoyado en su cabezal. Anna le observa, le ha arañado. Anna agradece la no comprensión, le acaricia, desea la muerte de Esther.
Johan y Esther en sus habitaciones. Se comunican a través de la puerta
- Johan se asea en el cuarto de baño. Se acuesta con un libro, las gafas y una manzana (lee a Lermontov).
- Diálogo Johan – Esther. Hablan de las traducciones. Johan le pide que le escriba unas palabras en un papel. Johan confiesa que su madre está con un hombre en una habitación vecina. Johan trata de leer sentado sobre la cama. Esther le acaricia, él termina por retraerse. Esther le explica cómo se dice en la lengua extranjera rostroy mano.
Esther en la habitación de Anna y el barman
- Esther critica a Anna ante el barman. Anna la humilla mediante celos. Esther se sienta y pone sus brazos sobre la mesa, escucha los cargos que Anna le imputa: el miedo, el odio, la falta de amor, la autoridad a la muerte del padre. Esther la compadece, contiene su dolor. Sale.
- Anna estalla en lloros histéricos. Golpea al barman, tira la mesilla con la lámpara.
- Esther se halla apoyada fuera sobre la puerta. El silencio se rompe por las voces de los enanos, que llegan vestidos estrafalariamente, la saludan al pasar.
Anna y el barman en su habitación del hotel por la mañana
- Luz, campanas. Anna bebe y se asea, el hombre duerme, todo filmando con cámara fija y en un solo plano. Anna trata de abrir la puerta. Algo se lo impide: el cuerpo sobre la alfombra de Esther. Campanadas. Anna suelta la puerta y se agacha hacia la cabeza vacilante de su hermana, llamándola por su nombre.
Esther agoniza en compañía del viejo camarero. Anna y Esther se despiden
- Habitación de Esther. El viejo camarero da de beber a Esther. Anna acaba de terminar su equipaje. Anuncia que ella y Johan van a comer y se despiden hasta luego. Esther queda sola con el viejo camarero y comienza a escribir el mensaje para Johan. El ventilador alivia su calor. La inconsciencia la gana, ríe amargamente y tira al suelo la pluma. Se oye el reloj del viejo camarero. Confesión de que le desagrada el olor a esperma. Pone su mano sobre la cabeza del viejo camarero cuando éste recoge el material de escribir de Esther. “morir es al menos algo”, dice Esther. Tic-tacs, piano a lo lejos. “No se puede razonar con la soledad”. Vuelve a reír. Habla de la muerte de su padre. Una especie de ataque de dolor. “No quiero morir así”. Nuevo ataque. Llora. No entiende por qué no viene el médico. Bocinas lejanas insistentes. Pone la sábana sobre su cara, mientras se oye de manera insistente una sirena a lo lejos.
- Johan, que ha vuelto, descubre la cara de su tía. “No tengas miedo, no voy a morir”. Esther entrega a Johan la carta testamentaria: “A Johan, palabras en el lenguaje extranjero”, donde Esther ha escritomano, Bach, alma [palabras que parecen indicar que es posible la comunicación entre los seres humanos por medio del sentimiento, la música y el cuerpo humano]. “Hace falta que seas valiente”.
- Esther y el viejo camarero de nuevo solos en la habitación sofocante. Sirenas. El viejo cierra la puerta de separación con la habitación de su hermana, vuelve su mirada hacia ella. La cara de Esther es grisácea y respira con jadeo. El viejo la deja.
Compartimento del tren en marcha de regreso a casa
- El tren en movimiento. Anna y Johan solos en su compartimento. Por la ventanilla se ve como se alejan de la ciudad de Timoka. Johan saca la carta de Esther y la repasa. Anna le pide la carta. Se la devuelve. Johan susurra. Anna abre la ventanilla: la lluvia le moja la cara y las manos. Ruido progresivo de los raíles del tren. El rostro de Johan está pálido de la fatiga por comprender la lengua extranjera.
Un film físico en extremo
La experiencia física siempre ha reforzado el poder de las imágenes en la cinematografía de Bergman. “El silencio” es uno de los títulos más elocuentes al respecto. Mediante ella se potencia esa impresión de drama que subyace bajo la relación de las dos hermanas en una ciudad inhóspita como es Timoka, bajo el doble efecto de la enfermedad en Esther y el dominio del sexo en Anna.
El director busca expresar las reacciones desagradables de los cuerpos que hacen sentir esa intensa fisicidad a la que me refiero [3]:
- Anna sólo se ocupa de su cuerpo: se lava, se desnuda, se viste, aparece en la cama con el edredón hundido, exponiendo su cuerpo hinchado como si fuera un “paisaje”.
- Anna suda en el compartimento del tren.
- Esther, en el tren, tose, se inclina hacia delante y vomita una bocanada de sangre y baba que se derrama sobre sus piernas y cae al suelo. Más tarde, una nueva ola de convulsiones hace que vomite de nuevo. Limpia con su pañuelo el vómito.
- Anna siente el fuerte olor de su cuerpo al asomarse a la ventana del hotel.
- Esther trata de fumar en su cama, pero el tabaco le hace toser, luego bebe alcohol y se masturba. Al fin duerme.
- Esther lleva la mano a su boca como para apagar un grito. Se apoya, bebe coñac llevándose la botella a sus labios. Después de varios tragos siente una sacudida, deja caer la botella, habla de la humillación, trata de levantarse pero pierde el equilibrio y cae. Queda a cuatro patas como un perro.
- El barman transpira en abundancia. Va sucio y mal aseado.
- Anna ve como una pareja mantiene relaciones sexuales en el cine.
- Anna tiene una expresión angustiada.
- Esther está llena de sudor por la fiebre.
- Anna se entrega al barman en la iglesia y en el hotel.
- De la boca de Esther sale un hilillo de sangre que cuela por su mentón, mancha su falda y cae sobre la alfombra. Trata de respirar.
- Esther (refiriéndose a una confesión de Anna): “Encuentro que el semen huele mal”, “huele como un pescado podrido cuando quedo encinta”.
- A Esther una sacudida le hace contraer el cuerpo. Tiene la boca abierta, los ojos inyectados en sangre, su rostro se ha vuelto oscuro. Se incorpora de la cama, sus manos sobre el pecho. Sus cabellos están enredados y mojados por el sudor, algunos vasos sanguíneos se han roto junto a sus sienes, su nariz se ha alargado y aplastado, su cuerpo se ve sacudido por temblores cortos y continuos. Llora desamparada como un niño y se pregunta por qué no viene el doctor. Llama a su madre. El olor a sudor que emite su cuerpo llena la habitación.
Aspectos esperanzadores de “El silencio”
En la película, pese a la crudeza de la historia y desnudas imágenes, son varios los factores que pueden ser considerados como esperanzadores para la humanidad, expresados a través de sus intérpretes y el contexto general de la historia narrada:
- Esther aparece como poseedora de algo humano, indestructible, que lega al niño Johan: el mensaje que ella le entrega y él descifra. Es un indicio de que él se salvará.
- Dentro de la miseria y de las penosas condiciones del ser humano destaca el deseo de intentar comprender algunas palabras de un idioma extranjero. Es positivo.
- Esther, aunque condicionada por su enfermedad, detesta en cierto modo el aspecto fuertemente físico de su hermana Anna. Intenta resistir ante sus crisis, se viste con elegancia y se esfuerza por sobreponerse a la máquina para proseguir con su trabajo de traductora.
- La música de Bach (compositor religioso) y el testamento de Esther (mano, Bach, alma), pueden ser un modo de expresarse la presencia de Dios. Para Ermanno Comuzio los silencios del film equivalen a la desesperación del Absoluto y la música de Bach a la esperanza en la Armonía [4].
- El viejo camarero cuida a Esther, la limpia, la acuesta, le ayuda a morir. Esto es algo más que puro altruismo, podría ser caridad cristiana.
- Esther invoca a Dios para pedirle que pueda morir en casa.
- La naturaleza soñada por Esther e imaginada por Johan dista mucho de la desapacible imagen que ofrecen los alrededores de la estación de Timoka, gris y militarizada.
- Lo positivo dentro del mísero conflicto: el deseo de conocer unas palabras de un idioma extranjero.
- La importancia que para Johan tiene su madre convierte a Anna en un personaje positivo.
- Las dos mujeres presentan a Johan el mejor aspecto de su personalidad.
- La curiosidad de Johan le lleva a mantener una actitud positiva ante la vida.
Y su contraposición
Pese a lo dicho la presentación que Bergman nos hace de su mundo personal, proyectado en el film, no es tan optimista:
- El dolor no tiene solución ni explicación. Esther se rebela contra su enfermedad.
- Los que podrían ayudarse se humillan.
- La muerte es una amenaza continua y está presente en fotografías, un caballo esquelético, la misma enfermedad que se agrava.
- Timoka vive bajo la amenaza de una guerra inminente.
- Las relaciones sexuales no se justifican por el amor entre dos seres sino como una evasión a la que se entregan compulsivamente.
Nada tiene sentido:
- El idioma es indescifrable.
- Las campanas de la iglesia no invitan a nada.
- El teatro burlesco no divierte.
- La actividad sexual es egoísta, refuerza la incomunicación entre las personas y es repulsiva
- Las calles no llevan a ningún sitio y los peatones las recorren sin saber a donde van.
- Sirenas de guerra, un tanque, un convoy militar.
- El paso del tiempo se siente como una amenaza más y una advertencia de su próximo término (esta idea viene reforzada por relojes y campanas)
Ficha técnico – artística del film
Producción: Svensk Filmindustri. Productor: Allan Ekelund. Guionista: Ingmar Bergman, basándose parcialmente en su propio guión radiofónico Staden, “La ciudad” (1951). Realizador: Ingmar Bergman. Fotografía: Sven Nykvist, en blanco y negro. Música: Ivan Renlinden, Bo Nilsson y Johann-Sebastian Bach (Las Variaciones Goldberg). Escenografía: P. A. Lundgren. Montaje: Ulla Ryghe. Vestuario: Marik Vos-Lundh y Bertha Sannell. Intérpretes: Ingrid Thulin (Esther), Gunnel Lindblom (Anna), Jörgen Lindström (el niño Johan, hijo de Anna), Birger Malmsten (el camarero del bar), Hakan Jahnberg (el camarero del hotel), Leif Forstenberg y Lissi Alandh (el hombre y la mujer de la sala de espectáculos), la troupeespañola Los Eduardini (los enanos), Eduardo Gutiérrez (el director de la troupe), Nils Waldt, Birger Lensander, Eskil Kalling, Karl-Arne Bergman, Olof Widgren, Kristina Olansson. Nacionalidad: sueca. Duración: 95’.
Imagen de la portada: Anna (Gunnel Limblomd) y Esther (Ingrid Thulin) en un fotograma de «El silencio», de Ingmar Bergman.