Estela discoidea procedente del desolado de Gomacin (Puente la Reina)

Ermita de Sann Martín de Gomacin (Puente la Reina)

La estela que describe esta comunicación está colocada al pie de la pared norte de la ermita de San Guillerno de Arnotegui (Obanos), a donde fue llevada hace doce años por el vecino de esta villa, Javier Beguiristáin [1], para evitar su destrucción. Procede del desolado de Gomacin [2], en el Municipio de Puente la Reina, donde fue descubierta entonces al roturar la tierra cerca de las antiguas habitaciones del poblado. Sobre el despoblamiento de este lugar, existe la leyenda en Obanos -transmitida por Martín Zaratiegui (q.e.p.d.) a María Amor Beguiristáin- de que “en Gomacin había un pueblo llamado Viloria, que fue atacado bárbaramente por la peste, falleciendo todos sus moradores a excepción de una anciana, que por ser recogida por los puentesinos donó a esta Villa de Puente la Reina todas las pertenencias de Gomacin a perpetuidad”. Parece que en la mente de este informante Gomacin y Viloria eran una misma cosa, cuando se hayan documentados estos términos como antiguas poblaciones diferentes, si bien vecinas. Pero no cabe duda de que el hecho epidémico se refiere a Gomácin más que a Viloria. Esta leyenda, como veremos más adelante, alude al despoblamiento de un pueblo de Valdizarbe ya deshabitado en el siglo XV, probablemente más por causas bélicas que por contagio pestífero. De él, de momento y que sepamos, solo resta el vestigio de este monumento funerario.

esteladibujo_webAnálisis de la estela funeraria

Se trata de una estela completa, aunque muy erosionada por las dos caras ahora cubiertas de líquenes, labrada en piedra de asperón, y de aspecto tosco y rudo, pues el disco es notoriamente más ancho que alto.

El anverso es su cara más llamativa: se decora con una cruz sobre la que va clavado el cuerpo crucificado de Cristo, apreciación evidente a pesar del fuerte desgaste de este lado. La disposición del crucificado sigue las líneas estructurales de los ejes principales del disco, ya que su anatomía se adapta a la forma de cruz griega de brazos iguales, en sentido horizontal y vertical. Los restos más apreciables de la figura de Cristo, representado en medio-relieve sobre 1,3 cm. del fondo de la piedra, son la silueta de su cabeza, su boca, un fotoestelagomacin_webligero esbozo de un hombro, su cintura, el perfil de sus piernas y los pies, que descansan sobre los marcados ribetes del cuello de la estela. La figura humana ofrece el contraste con el fondo en bajo-relieve del disco, donde resultan dos triángulos asimétricos, el izquierdo de 13 x 9 x 1,7cm., y el derecho de 14 x 9,5 x 1,9cm. El punto cero se ha marcado con ostentación (tal vez con intención simbólica), alcanzando su profundidad casi a los dos centímetros. Los ribetes se han tratado con una técnica similar: el que cruza el cuello de la estela por debajo se ha hecho con un rayado intenso de 0,7 cm. de profundidad, y mide 2 cm. de anchura; a los pies de Cristo, otra incisión marca los 0,9 cm. de profundidad y los 2 cm. de anchura, contorneando la periferia del disco, si bien la erosión medio lo ha borrado; y entre ambos, remarcando la transición del disco al cuello, queda en vivo contraste otro ribete liso de otros 2 cm. de anchura. Entre las piernas del Señor, hay un espacio hueco que se ha exagerado en profundidad y no se interrumpe al llegar a los pies, sino que desciende cruzando el cuello hasta el zócalo del monumento. Este trazo vertical que mide los 21 cm. de largo podría representar el soporte de una cruz procesional.

El reverso ofrece un disco con un punto cero exageradamente representado. Esta insistencia en tal punto pudiera haber sido para el artesano más que mera referencia estructural, motivo decorativo y señalador de contraste óptico, deducible no sólo por su premeditada anchura (3,5 cm.), sino por su profundidad (2,6 cm.) Aunque tomadas las medidas con torpeza, en él se cruzan dos líneas incisas (de 0,6 cm. de profundidad) en el sentido de los ejes secundarios (que son los diagonales) del disco. Así, el autor obtuvo una cruz de San Andrés como primera intención, y al mismo tiempo unos espacios en bajorrelieve en forma de cruz de Malta, irradiando suave- mente. Esta ingenua decoración va enmarcada en un ribete de 4 cm. de anchura.

Estas son las características de la pieza:

  • Diámetro del disco: 35 cm. en e1 eje vertical, 42 cm. en el horizontal.
  • Espesor del mismo: 10 cm.
  • Anchura del cuello: 26 cm.
  • Longitud total: 72 cm.
  • Anchura de la base: 26 cm. Material: roca arenisca de grano fino. Color: marrón oscuro.

Paralelos en la decoración

La estela se clasifica dentro del escasamente nutrido grupo de discoideas funerarias que representan a Cristo crucificado. Su paralelo más próximo en Navarra es una estela de la villa de San Martin de Unx [3], y no son más los ejemplos navarros, a no ser que consideráramos las estelas de Amescoazarra [4] y de Oroz-Betelu [5] cuya interpretación en este sentido es más dudosa. Fuera de la actual Navarra, aparece el Cristo crucificado en el cementerio bajonavarro de Saint Martin de Arrossa, y los demás casos se localizan en los cementerios labortanos de Arancou, Arbonne y Biarritz, así como en el de Belpech (Región de Lauregais, Francia), y en Beúnza (Cegama, Guipúzcoa). Su representación es escasa, por la dificultad técnica que entraña su plasmación en piedra, siendo más económica la incorporación de la simple cruz al monumento funerario, caso este último que registra mayor variedad y profusión no sólo en las estelas navarras, sino de otras procedencias.

Secundariamente, pero no menos importante, es la inclusión de este ejemplar en el grupo -tampoco numeroso- de estelas con representación humana: entre las navarras, los pueblos de Arazuri, Igal, Izalzu, Espinal, Oroz-Betelu, Amescoazarra, Goizueta, Eguiarreta, Soracoiz y San Martín de Unx, ofrecen representaciones de este tipo, siendo esta última villa la mayor en densidad de figuración humana. Siguen las estelas de procedencias diversas, como las de Salinas de Léniz (Álava), Saint Martín de Arrossa, Garris y Sorhapuru (Baja Navarra), los cementerios de Labourd ya nombrados, Sunharette, Abense-de-Haut, Etchebar, Licq y Sunhar (Soule), y naturalmente la del cementerio de Belpech (Lauregais).

Los rayados del reverso, con la aparente forma de cruz de San Andrés, tampoco son comunes. Su paralelo más próximo es una estela del cementerio viejo de Iso, catalogada por Cruchaga [6], u otras de Sansoain [7] recogidas por el mismo investigador. Otras estelas multiplican los radios, aparentando ser ruedas solares, como las discoideas de Zunzarren [8], Villanueva de Lónguida, Meoz y Liberri (Lónguida) [9] y Linzoain (Erro) [10], publicadas por Urrutia; Eugui [11], una estela no identificada navarra del Museo San Telmo (San Sebastián) [12], la del valle de Goñi (ídem) [13] y la de Bureba (Burgos) [14], estudiadas por Manso de Zúñiga, y la de Lozoya (Madrid)[15], de Frankowski, que aunque son paralelos menos directos, se labraron en piedra según técnica torpe de incisión.

Puede concluirse de este análisis estructural y del conocimiento de los paralelos expuestos, que si bien la estela de Gomacin (Puente la Reina) no es de ejecución brillante, pues es ruda en extremo, es sin embargo de una notable originalidad decorativa, producto de la expresión creadora libre y espontánea de un artesano de pueblo, en el que la fe religiosa ha estado por encima de la destreza técnica, dando como resultado un monumento funerario de hondo sentido espiritual.

Aproximación cronológica del monumento y conclusión

No sólo por decoración tan particular la estela de Gomacin se singulariza de los demás monumentos funerarios. También, por proceder de un pueblo desolado desde hace siglos importa mucho su estudio, ya que de él deriva la datación “ante quem”, que permitirá una aproximación cronológica bastante objetiva, y en consecuencia el conocimiento de su fecha de ejecución.

Localización geográfica del topónimo Gomacin en el Valdizarbe

Gomácin llegó a alcanzar un cierto nivel económico en la vida del valle de Ilzarbe, aunque luego cayera en desgracia como tantos otros poblamientos de la zona. Así, Valdizarbe englobó hasta a catorce desolados más [16]. Desde 1416, en que por Privilegio Real Gomacin fue donado a Puente la Reina [17], este lugar se convirtió en término de dicha villa, lindando con los Altos de Sarría por el N., con San Marcial por el S., con Legarda por el E., y con Guirguillano por el W. DE la historia de este antiguo pueblo, es ahora testigo mudo la ermita de San Martín, en la cúspide del cerro de 520 m. rodeado de piezas de labor y de pinares, donde se aprecian todavía las plantas de algunas casas del vetusto Gomácin, hoy sólo objeto de la devoción popular [18].

Además de la ya conocida influencia de la Encomienda de la Orden de San Juan por todo el Valdizarbe en el siglo XIII, y que alcanzó también a Gomácin, este lugar sintió una serie de vacilaciones históricas estudiadas por Idoate al historiar el Señorío de Sarría [19].

Por ello sabemos claramente que Gomacin:

  • En 1274 tenía mayor importancia económica que otros pueblos de Valdizarbe, como por ejemplo Aós, Sotés, Villanueva y Viloria [20].
  • En 1366 contribuían los vecinos como voluntarios del Rey Carlos II, al entrar en Navarra el Capitán Duguesclin al frente de sus Compañías, en auxilio del bastardo Enrique de Trastámara, en lucha contra su hermano Pedro I el Cruel.
  • En 1401 socorrió a Carlos II con 34 sueldos [21].
  • En 1403 contribuía económicamente al casamiento de la Infanta Doña Blanca, destinada a ser Reina de Sicilia.
  • En 1407 quedaba bajo la jurisdicción civil y criminal de Lionel de Navarra, hermano bastardo del Rey Carlos III el Noble, quien le había nombrado Vizconde de Muruzábal con ocasión de su boda, concediéndole el cobro de las pechas sobre Valdizarbe. En la práctica, estas pechas se reducían sólo a Obanos, Muruzábal, Uterga, Añorbe y Gomacin.
  • En 1415 es incorporado a Puente la Reina.
  • En 1534 debía ser ya desolado, pues el vecino de Obanos Martín Sanz de Recain, contesta a la encuesta del Visitador General del Consejo, Antonio Fonseca, en el sentido de que este desolado “estaba entre Viloria y Obanos y era de Puente”. Esta información se recababa para comprobar la ubicación del desolado y ver si, en consecuencia, podía aplicársele contribución fiscal.
  • En 1539, siendo alcalde de Puente la Reina Francés de Lodosa, el Barrio de los Cambios de esa Villa lleva a cabo cierta venta sobre los “yermos de Gomacin, hacia el robledal de Sarria” [22]. Durante estos años y gran parte del siglo se mejoraron os caminos que llevaban a Gomacin y Viloria, por causa de los buenos viñedos en el primer caso, y del monte encinal en el segundo.
  • En 1599 fueron llevados a los corrales de Gomacin y Viloria los apestados de la epidemia que afectó a Puente, habilitándose camas y servicios.
  • En 1800, se le cita en la relación de despoblados hecha por los comisionados del Tribunal de Comptos.

A pesar de la cierta influencia que tuvo Gomacin sobre el valle, no fue nunca un pueblo de población numerosa. Contaba seis fuegos en 1350, cuatro de ellos pudientes a efectos de contribución [23]. En 1366 el número se redujo a cuatro [24], y en 1427 -dice el Libro de los Fuegos de ese año- solía tener cuatro moradores [25].

Se deduce de los expuesto que Gomacin se convirtió en desolado en el transcurso de la primera mitad del siglo XV, y que hacia 1427 había caído en franca decadencia demográfica. No sería de extrañar que la consunción de Gomacin se hubiera producido en los años inmediatos a esa fecha, y no por las pestes, sino por la entrada en beligerancia de Castilla con Navarra dos años más tarde, cuando llegaron las primeras hostilidades desde Laguardia a las Améscoas y Estella, provocando seguros desplazamientos de la población en Tierra Estella y Valdizarbe, y posiblemente una disminución de los habitantes de esas áreas geográficas.

Por consiguiente, si es cierto que para esa época Gomacin ya es desolado, la estela objeto de estudio no puede ser posterior. Por su parentesco con la estela románica de San Martín de Unx, como por su primitivismo me inclino a pensar que la datación de esta pieza funeraria remite a los finales del alto medievo navarro [26].

Fotografías: Mª Amor Beguiristain

Notas

[1] Recientemente, tras el atentado y profanación que sufrió la Ermita, se guardó la estela en la Capilla de la Penitencia.

[2] El topónimo registra variantes: p. ej. Gomaciáin, Gomacín o Gomiciáin. Para Javier GÁRRIZ pudo llamarse Gorinzoain, que luego evolucionó hacia la forma Gomicíain. (Véase “Despoblados”, en Navarra. Temas de Cultura Popular, núm. 186, p. 16, Pamplona, Diputación Foral de Navarra, 1973).

[3] Se trata de la estela núm. 7 de mi trabajo “Estelas discoideas de la Iglesia Parroquial de San Martin de Unx”, Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra, [CEEN], Pamplona, Institución «Príncipe de Viana», 1977, año IX, núm. 25, pp. 123-152. Este ejemplar presenta el Cristo Crucificado en el anverso, la Virgen Trono de Dios y esbozo de figura humana en el canto, y ballesta, cuadrúpedo, cabeza de serpiente y ajedrezado en el reverso. También la estela núm. 16 representa a dos figuras humanas, pero tratándose esta vez de los difuntos o donantes del monumento funerario (véase mi trabajo “Nuevas estelas discoideas de San Martin de Unx”, CEEN, 1977, año IX, núm. 26, pp. 257-287), así como la núm. 3 tiene como motivo decorativo a un hombre en actitud de trabajo agrícola (Véase asimismo mi estudio “Estelas discoideas de San Martin de Unx. Navarra, CEEN, 1976, año VIII, núm. 24, pp. 523-536).

[4] La estela de Amescoazarra (estudiada por Luciano LAPUENTE, en “Estudio etnográfico de Améscoa”, CEEN, 1971, año III, núm. 8, pp. 149-150, fig. 1, fotos 22 y 23), representa una figura humana con los brazos extendidos y manos y pies abiertos, en una de sus caras, pero no es seguro se trate de la imagen de Cristo, estando ausente la cruz. Fue hallada en un recinto fortificado de origen remoto, tal vez un castro celtoide defensivo en el alto medioevo, situado en un punto estratégico, a la entrada del Valle, en el desfiladero del Urederra. Su reverso se decora con cruz latina de tres áncoras.

[5] URRUTIA, en “Nuevas estelas discoideas del valle de arce y Oroz-Betelu” (CEEN, 1974, año VI, núm. 17, pp. 333-334), registró un ejemplar discoideo (núm. 10) adornado con figura humana en posición yacente, con cabeza aureolada, brazos pegados al cuerpo y cruzados en el vientre, y los pies en forma tendida y paralela. Desde luego, esta figura parece ser la de un santo o, tal vez, la de Cristo, pero no como Crucificado. El autor data la pieza en el siglo XV.

[6] Es una estela decorada por aspa en relieve en una cara y estrella en el anverso. Véase José CRUCHAGA PURROY, “Un estudio etnográfico de Romanzado y Urraúl bajo”, CEEN, 1970, Año II, núm. 5, p. 230.

[7] Las dos estelas se decoran con aspas en relieve en un lado, y rosetas en el otro. Ahora están colocadas en el atrio de la Iglesia de San Pedro. Véase José CRUCHAGA PURROY, op. cit., p. 247.

[8] Estudiada por URRUTIA, en “Noticia de dieciocho estelas discoideas en los términos de Linzoain, Arriasgoiti y Urroz”, CEEN, 1971, año III, núm. 8, pp. 239-240, estela número 1, fig. 14.

[9] Todas estudiadas por URRUTIA. Véase “Estudio de las estelas discoideas de los Valles de Izagaondoa y Lónguida”, CEEN, 1971, año III, núm. 9. La de Villanueva de Lónguida tiene un motivo en altorrelieve que semeja ocho rayos muy anchos partiendo de un centro, que es “un signo muy extraño de posible interpretación astrolática”. En su otra cara ostenta roseta de seis pétalos (est. 2, fig. 22, p. 381). La de Meoz es de características iguales, con una cruz de Malta en la otra cara (est. 3, p. 379). Y en la de Liberri se reducen los radios a 6, con cruz lobulada en el otro lado (est. 3, fig. 25, p. 383).

[10] Esta también la estudió URRUTIA (Véase “Las estelas discoideas del Valle de Erro”, CEEN, 1972, año IV, núm. 10, fig. 15, pp. 105-106). Presenta cruz de San Andrés en forma curvilínea, y cruz lobulada en la otra cara.

[11] Eugeniusz FRANKOWSKI, Estelas discoideas de la Península Ibérica. Madrid, Museo Nacional de Ciencias Naturales, 1920. Publicación de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas de la Junta para la Ampliación de estudios e Investigaciones Científicas. Memoria núm. 25, p. 79.

[12] Gonzalo MANSO DE ZÚÑIGA, Museo San Telmo. San Sebastián, La Gran Enciclopedia Vasca, 1976. En la p. 64, dice el autor ser esta la silueta única, con disco ovalado, e ingenua decoración a base de ocho incisiones que se juntan en el centro formando un sol o flor, incisiones que se vuelven a repetir en el pie. “Todo parece indicar su mucha antigüedad, posiblemente sea de la alta Edad Media”, concluye.

[13] Gonzalo MANSO DE ZÚÑIGA, op. cit., p. 60. Pequeñísima estela de 21 cm. de diámetro en el disco, decorada en una cara con una especie de estrella hecha con ocho trazos incisos.

[14] MANSO, p. 62. Repite el sol logrado a base de ocho incisiones, rodeado con una orla de agudos dientes. Es pieza rarísima, pues, en realidad, parece ser la unión de dos estelas, una mayor que otra. “Es pieza desde luego muy antigua, aunque difícil de datar por la extrema sencillez de su decoración”, dice su catalogador.

[15] Eugeniusz FRANKOWSKI, op. cit., p. 107, fig. 45. Es una “tosca estela”, con dos estrellas de ocho puntas en sus caras, grabadas con honda incisión, era guardacantón de la plaza de la Iglesia de Lozoya.

[16] Que fueron los antiguos pueblos de Ahe o Ae, Aós, Aquitornáin, Auriz, Barasoaingaiz, Ecoyen, Elordi, Onate [Eunate], Orínoain, Samarzal [San Marcial], Sarría, Sotés, Villanueva [Iriberri] y Viloria.

Sobre los desolados de Navarra pueden consultarse los estudios siguientes:

Florencio IDOATE, “Poblados y despoblados o desolados de Navarra”, Príncipe de Viana, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1967, vol. XXVIII, núm. 108-109, pp. 309-338.

Florencio IDOATE, “Desolados navarros en la primera mitad del siglo XV”, Príncipe de Viana, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1975, vol. XXXVI, núm. 138-139, pp. 165-228.

Julio ALTADILL, “Despoblados navarros”, Boletín de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra, Pamplona, Artes Gráficas, 1918, tomo IX, núm. 33.

Javier GÁRRIZ AYANZ, “Despoblados”, Navarra. Temas de Cultura Popular, núm. 186, Pamplona, Diputación Foral de Navarra, 1973.

[17] Así lo refiere José YANGUAS Y MIRANDA en su Diccionario de Antigüedades del Reino de Navarra (Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1964, tomo II, p. 481): “Carlos III cedió a Puente todo el derecho que le pertenecía en el lugar de Gomiziain, con todos sus términos, montes, aguas y la pecha o censo que los labradores de él debían al rey, con el directo dominio de todas las casas y heredades; el concejo dio al rey un prado con su fuente llamado Mercadil en el término de Puente, un yermo situado dentro del cerrado de la garana del rey [luego Lagrana], una plaza de tierra que era camino público desde la Villa a la rueda [molino] nueva, y otra plaza que también era camino para ir de Puente a Sarría”.

[18] Según Tomás LÓPEZ SELLÉS, en su “Contribución a un Catálogo de ermitas de Navarra. Merindad de Pamplona” (CEEN, 1974, año VI, núm. 16, pp. 124-125), aquí se acude en romería los días 3 de mayo y 14 de septiembre, y el jueves siguiente a la Dominica in albis, en que van los niños en romería organizada por el Ayuntamiento de Puente la Reina. En 1605 hablan los documentos de que se celebraba procesión al tercer día de Pascua de Resurrección. Después de algunas vacilaciones, ahora se ha revitalizado el culto en la ermita.

[19] Florencio IDOATE, El Señorío de Sarría. Pamplona, Gráficas Iruña, 1959. Pueden consultarse en especial las siguientes pp.: 37-38, 48-49, 68, 76, 81, 152, 214, 229, 259, y 261, que se refieren a este desolado.

[20] Así se deduce del dinero recaudado en Gomacin por acuerdo del Concilio de Lyon (1274), con destino a preparar una flota naval contra el Sultán de Babilonia. Estos fondos cayeron más tarde en poder de los franceses, que se sirvieron de ellos para sofocar la rebelión de la Navarrería de Pamplona, dos años más tarde. Véase Florencio IDOATE, El Señorío de Sarría, op. cit., pp. 48-49.

[21] Mientras que Sarría contribuyó con 47 sueldos, y Obanos con 24 libras por cuartel, lo que sirve a título orientador.

[22] Florencio IDOATE, El Señorío de Sarría, op. cit., p. 214.

[23] Según las Partidas de los dineros de Monedage recibidas por Guillem de Cochon clérigo del tesoro del reino (1350), que dice: “de Gomaçin en que ay VI fuegos, sequnt paresce por el dicho scripto de los quoales pagaron XI.º dia de jenero por IIII.º fuegos, XXXII s”. Véase Juan CARRASCO PÉREZ, La población de Navarra en el siglo XIV, Pamplona, Universidad de Navarra, 1973. Toma los datos de AGN, (Comptos, Caj. 31, núm. 60). Monedaje era el impuesto destinado a financiar la acuñación de moneda, derecho exclusivo del Monarca.

[24] Según el Libro de Fuegos de 1366 (AGN, sin signatura), redactado en el reinado de Carlos II. Véase J. CARRASCO, La población…, p. 554. Se registran los fuegos de Pero García, Pero Periz, Pascoal y Pascoal.

[25] Según los datos de F. IDOATE, “Desolados navarros…”, p. 196.

[26] Nota del autor (03.11.2016). Con posterioridad a la edición de este trabajo en 1978, se han publicado los artículos de ETXEBERRIA GALINDO, Francisco – BEGUIRISTAIN GÚRPIDE, Mª Amor – HERRASTI ERLOGORRI, Lourdes. “Tres tumbas de etapa hispano-goda en Gomacin, Puente la Reina (Navarra)”, Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra, nº 9, 2001, pp. 223-277. Estudio de tres tumbas de la necrópolis inédita de Gomacin de la etapa visigoda (s. VI-VIII d.C.). Describe, junto a otras paleopatologías, el caso más antiguo de lepra identificado en España; y MIGUEL IBÁÑEZ, María Paz de. “Gestantes en contextos funerarios Altomedievales Navarros”, Lucentum, Nº 27, 2008, págs. 233-242. Estudio de una sepultura adscrita a época altomedieval hallada en la necrópolis visigoda de Gomacin (Puente la Reina) (s. VII).