Los hermanos Taviani y su Padre Padrone

El cine de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani y su película “Padre Padrone”. Presentación en el programa de cine-foros del Colegio de Nuestra Señora del Pilar de Elizondo (Navarra, España), el 26 de Noviembre de 1978.

Bio-filmografía de los hermanos Taviani

Paolo y Vittorio Taviani son dos directores de cine italianos nacidos en San Miniato, departamento de Pisa, en la región de Toscana, en 1931 y 1929 respectivamente.

Se iniciaron en el campo de la crítica dirigiendo el Circolo del Cinema de Pisa.

Paralelamente a esta labor de crítica y animación cinematográfica a partir de los cine-clubs, montaron en 1950 un Teatro di Cronaca o de vanguardia, destinado a los obreros portuarios de Pisa, donde se ventilaban las preocupaciones de los trabajadores.

Se han interesado siempre por los problemas sociales, a los que se han acercado movidos por su conciencia marxista como afiliados al Partido Comunista Italiano.

En 1954 colaboraron con Cesare Zavattini en el fil Miniato, luglio’44, prohibido después por la censura. Era un documental sobre la masacre de los nazis alemanes en esa localidad de Toscana. Uno de los primeros films realizados sobre la Resistencia en Italia.

Realizaron numerosos documentales durante su periodo de formación como ayudantes de Federico Rossellini y de Luciano Emmer. Colaboraron también con Joris Ivens en la serie para televisión L’Italia non è un paese povero (1959-60), con argumento de Alberto Moravia.

En 1962 comienza su colaboración con valentino Orsini en dos películas:

Un uomo da bruciare (“Hay que quemar a un hombre”, 1962), muestra la lucha entre la mafia y los campesinos sicilianos. Se presenta a la mafia como la gran potencia opresora del pueblo, sólidamente vinculada al Gobierno. Frente a este tirano (clara encarnación del poder abusivo) se debate impotente el proletariado, los miserables campesinos del agro italiano.

Según los autores, “se trata del combate ideológico entre dos modos de pensar: los poderosos, los que tienen en la mano la suerte de los demás, y los olvidados, los que solo tienen la posibilidad de una acción que, a menudo, desemboca en la tragedia”. “Una película al servicio de una idea”.

Planteamiento que aquí se hace visiblemente político, de color marxista. Se busca que el espectador se identifique fácilmente con Salvatore, el joven sindicalista siciliano, asesinado por la mafia en 1955, así como con la problemática que en él se ofrece.

Recibió el Premio de la Crítica del Festival de Venecia de 1962.

I fuorilegge del matrimonio (1963), aborda en clave grotesca el problema de los matrimonios desunidos en Italia.

Al margen ya de su colaboración con Orsini, han dirigido Soversivi (1966) y Sotto il segno dello scorpione (1962), dos títulos en que reflexionan sobre la historia.

En 1971 dirigieron San Michele aveva un gallo: un relato de gran perfección formal y poética sobre la vida de un anarquista italiano de fines del siglo XIX, inspirado en Tolstoi, que presenta en tres fases -lucha, prisión y suicidio- la evolución juvenil, madura y aviejada de la revolución.

En 1974 Allosanfan, basado en la frase de Lenin “en toda revolución se dan dos pasos hacia delante y uno hacia atrás”. El argumento es el siguiente: en 1816, Fulvio Imbriani, líder de un grupo de ideología carbonaria, es puesto en libertad por la policía engañosamente para que les conduzca hasta sus correligionarios. Pero Fulvio, hijo de la burguesía lombarda, vuelve a los suyos y les traiciona, apartándose de la revolución. Sabe lo equivocados que son los derroteros de sus compañeros -ingenuos e inmaduros históricamente- a la hora de plantearse la revolución.

La gran verdad de la película es que viene a ser como un espejo ante nosotros mismos: puede plantear el paralelismo entre las dudas de los personajes de la historia y la controversia íntima y personal de cada espectador.

La moraleja que se extrae de ella es, a juicio de Luis Urbez, que cualquier forma de compromiso conlleva inevitablemente u modo crítico de existencia personal; ésta hay que tragársela y padecerla, y a pesar de ella avanza la Historia construyendo un futuro que está todavía por inventar.

Su lado moral es que, en cualquier caso, lo peor es estar cambiando la chaqueta para salvar la piel; es lo que le pierde a Fulvio.

Se trata de un título espectacular, pero sutil y con cierto humor, con atención especial a la forma fílmica, la música y el color. Emplea una música contrastada entre brusquedades y serenidades y en cuanto al color, dominan los rojos en las escenas íntimas y de traición, y los verdes y azules en las escenas abiertas. Atención por tanto a los tiempos musicales y los espacios cromáticos.

Omero Antonutti (Efisio Ledda) y Saverio Marconi (Gavino Ledda) en una imagen de promoción del film

Padre padrone (1977)

Obtuvo la palma de Oro del Festival de Cannes de 1977 con el apoyo de Roberto Rossellini, y el Fipresci de la Prensa Cinematográfica.

Se trata de una novela autobiográfica de Gavino Leda, pastor inculto y analfabeto, que tras una dura infancia en la montaña de Cerdeña, durante la que su padre llega incluso a sacarle de la escuela, a la que llevaba pocos días asistiendo, logra llegara ser profesor de lingüística, a dominar completamente el código del lenguaje, y a narrar sus experiencias vitales en una novela.

Quiere ser la demostración de la desobediencia y de la rebelión para poder acceder al conocimiento y a la comunicación. Esta rebelión y esta desobediencia tienen que llevarse a cabo tanto contra la autoridad familiar (el padre), como contra la social (el patrón), para poder desarrollarse como ser humano y estar en condiciones de integrarse en una comunidad.

Se ha dicho de ella que es una historia individual, excepcional y, por tanto, socialmente insuficiente, pero se hace hincapié en que la soledad y el aislamiento son consecuencia de un poder autoritario, que debe ser roto para acceder a la comunicación y a la comunidad.

Los Taviani, hasta este film, proponían una utopía como rechazo de un presente no grato.

Padre padrone intenta una reforma de la sociedad a más corto plazo, proponiendo la historia de Gabino Ledda como proyecto de solución.

La película presenta, como si dijéramos dos niveles en su exposición de los hechos.

Por un lado un nivel oprimente fiel reflejo de una condición social opresiva:

  • Una estructura familiar de tipo patriarcal
  • La religión como recurso supersticioso o como refuerzo inmovilista.
  • La marginación cultural
  • El desprecio meridional por las mujeres.
  • El clima de viejas vendettas

Un sistema que aísla al individuo con objeto de explotarlo mejor.

Y, por otro lado, un nivel de liberación a través de:

  • El despertar progresivo de las necesidades más racionales y espirituales.
  • La recusación del silencio y de la soledad.
  • La negación del individuo como ser autosuficiente.
  • La imperiosa urgencia del componente social, de la cultura.

Cultura trágicamente conquistada, que empieza por la toma de conciencia de las propias raíces y pasa por el dominio del lenguaje (antes la dominación se simbolizaba mediante el silencio).

La narración de la película sigue un procedimiento distanciador y espectacular. Un didactismo poco realista en la forma, pero muy válido en el fondo.

La banda sonora tiene un papel determinante como alternativa al silencio en la conquista de la propia cultura. Del silencio inicial se va pasando a un aprendizaje de los ruidos en la relación del protagonista con los sonidos de los hombres, las bestias y las cosas. La música es oída, pensada y superpuesta.

En esta película hay un esfuerzo de los Taviani por entender -no explicar- unos personajes y sus condicionantes. Se puede decir que ello desemboca en una reflexión moral.

No es una película aristocrática ni culta, sino más bien didáctica, llana, directa, áspera, tosca, brutal, pero accesible para todos los espectadores.

Va directamente al tema: no busca actores consagrados, no se detiene en el paisaje hermosos de Cerdeña, no importa la acción. Se sirven del cine como un medio de conocimiento de la realidad, como lo hicieron Rossellini, Renoir y Godard.

Ficha técnico-artística del film

Padre padrone (“Padre patrón”, 1977) Producción: Cinema S.R.L / R.A.I. Diseño de producción: Gianni Sbarra. Dirección: Paolo y Vittorio Taviani. Guión: Paolo y Vittorio Taviani basado en el libro de Gavino Ledda. Fotografía: Mario Masini, en color. Música: Egisto Macchi. Vestuario: Lina Nerli Taviani. Montaje: Roberto Perpignani. Intérpretes: Omero Antonutti (Efisio Ledda), Saverio Marconi (Gavino Ledda), Marcella Michelangeli (la madre), Fabrizio Forte (Gavino niño), Nanni Moretti (Cesare), Stanko Molnar (Sebastiano), Marino Cenna, Pierluigi Alvau, Giuseppino Angioni, Fabio Angioni, Giuseppe Brandino, Mario Cheri, Giuseppe Chessa Perle, Domenico Deriu. País: Italia. Duración: 114 min.

Imagen de la portada: los directores de cine italiano Paolo y Vittorio Taviani.