Loteanu y los gitanos también van al Cielo

El director de cine Emil Loteanu nació en 1936 en la aldea de Clocusna de la entonces Gran Rumania, posteriormente integrada en la República Socialista Soviética de Moldavia. Tras una infancia difícil en que por la muerte de su padre y la pérdida de contacto con su madre se vio obligado a vivir en las calles, durmiendo en almacenes y hostales, logró graduarse en la Universidad Panrusa Guerásimov de Cinematografía (VGIK) en 1962.

El Cine Club Lux de Pamplona programó el 7 de junio de 1980 su película “Los gitanos también van al Cielo” (Tabor ujodit v niebo, 1976), dentro del ciclo Cine de Aventuras, y con tal motivo presenté la cinta y a su autor, texto que ahora ofrezco a la lectura del público.

El Cine Soviético en los comienzos de Loteanu como realizador

Entre los temas que más abundantemente trata el Cine Soviético destacan los siguientes:

  1. Los que tienen que ver con la formación de la personalidad y de la moralidad, especialmente entre la infancia y la juventud, entendiendo que el cine es importante para la educación del hombre y la formación del concepto del universo. Así, más de la mitad de las películas soviéticas se dedican también a tratar sobre diferentes aspectos de la vida del pueblo, de su trabajo y de su lugar en la tierra. Dedica atención, pues, a las situaciones psicológicas, a los personajes capaces de luchar por sus convicciones, por el triunfo de la verdad.
  2. Los que tratan de abarcar con hondura las lecciones históricas del pasado, con un alto nivel ideológico y artístico, presentando la indisoluble unidad entre el ejército y el pueblo. Así, todavía continúan produciéndose películas sobre la Segunda Guerra Mundial, que presentan la luchad del pueblo soviético por la victoria.
  3. Los temas de divulgación cientofica y documentales.
  4. Los temas infantiles y cuentos.
  5. Las adaptaciones literarias (como en el caso de Loteanu con las obras de Antón Chéjov y de Máximo Gorki).

En la industria del Cine Soviético, en 1977, existían 39 estudios y 154.000 salas, se rodaron 144 largos de ficción, 100 para la TV, 40 largos de otras temáticas, 450 cortos y 1200 noticiarios, documentales varios y de divulgación científica.

Emil Loteanu

Emil Loteanu y su film “Los gitanos también van al Cielo”

En este contexto es como Emil Loteanu se hace cineasta, poeta, músico y escritor.

De él tan solo conocemos en España tres largometrajes:

  • 1971. “Los Lautaros”: relato del músico ambulante Toma Alistare.
  • 1976. “Los gitanos también van al cielo”: sobre los amores trágicos de un delincuente y una muchacha, ambos gitanos, en la Moldavia de fin de siglo, con el telón de fondo del folklore y modo de ser de la raza gitana.
  • 1978. “Un accidente de caza”: en que se relatan los amores ilícitos y atormentados de una joven campesina con un juez. Basada en la pieza homónima de Chéjov, presentada al Festival de Cannes de ese año. Dirigido por la critica duramente con las palabras de “banal, esteticista hasta la exasperación”.

Serguei Vronski

En buena parte la película de hoy gusta por la labor de su camarógrafo Serguei Vronski, hábil y capacitado operador como lo ha demostrado en películas bien diferentes, obteniendo calidades plásticas variadas.

Vronski fue aviador y piloto en la Segunda Guerra Mundial.

Realizó estudios de fotografía en la facultad del Instituto de Cinematografía Soviético.

Ha trabajado para costear sus estudios decorando pabellones para exposiciones y como corresponsal en los Estudios de Crónica de Rostov, Pravda y radio, recorriendo en su trabajo todo el Transcáucaso y Crimea.

En 1954 realiza el documental “Los dueños del mar”, sobre los pescadores del Mar Negro, que recibe un premio internacional en Inglaterra. Después entra en el cine de ficción.

Dos hitos importantes determinan su formación:

Serguei Urusevski

Conoce en los estudios de Mosfilm a Serguei Urusevski, que había sido discípulo del dibujante y pintor Vladímir Favorski. Con Urusevski inicia su aprendizaje fotográfico siguiendo un método determinado:

Estructuraba las imágenes sobre principios pictóricos.

Corregía constantemente el encuadre para obtener los resultados más expresivos. A este respecto ha dicho que “hasta una huella en la tierra puede filmarse con interés”.

Tendía a conseguir la comunicación entre los acontecimientos y los hombres de la forma más natural, aunque obrando movido más por impulsos emotivos y no lógicos.

Usaba de un encuadre creativo donde luz, óptica, movimientos de la cámara y actores intervinieran a partes iguales de importancia.

Su primera película independiente de tutelas se llamó “Los trenes de la mañana”, sobre la vida de los jóvenes obreros.

Iván Piriev

El segundo de los hitos vino determinado por Iván Piriev, que le encarga la filmación de “Los hermanos Karamazov”, según la obra de Dostoieski. Con este inteligente cineasta aprende a adoptar una actitud seria ante la obra literaria.

Continúa con “El fuego domeñado”, sobre los lanzamientos de cohetes espaciales desde la base de Baikonur.

Vronski ha afirmado que “estas dos cintas tan dispares entre si me proporcionaron una carga emotiva valiosísima, me dieron mucho desde el punto de vista del conocimiento de la vida”.

Su actuación como operador del película de Loteanu “Los gitanos también van al Cielo” merece un comentario detenido.

En primer lugar sobre la luz. Vronski utiliza los efectos solares del crepúsculo, con los matices dorados o purpúreos del sol.

Sabe utilizar los recursos espaciales. Sobre el fondo del cielo desvaído del atardecer, las oscuras siluetas de los jinetes y el camino infinito por donde se alejan las carretas, la cámara en sus manos parece abarcar toda la amplitud de la estepa. Es así como logra aprovechar las posibilidades de una escenografía abierta, la que la propia naturaleza ofrece. La cinta ancha utilizada amplía el espacio.

El encuadre de la cámara es uno de sus puntos fuertes. Los puntos de vista escogidos son bajos, tomados al pie de las laderas y la aparición de los jinetes con uniformes azules se hace brusca y horripilante. Se mezclan panoramas con primeros planos de rostros, como en la escena de la ejecución de Loiko en la plaza de la ciudad, ejemplo de una compleja puesta en escena, de montaje en el interior del cuadro.

Evgeni Doga

La película tiene el interés añadido de su banda sonora musical gracias a la presencia en el elenco de producción del compositor Evgeni Doga, también moldavo como Loteanu, autor de más de treinta bandas sonoras entre largos, cortos, documentales y films de dibujos animados.

Doga ha comprendido perfectamente que el cine posee la mágica capacidad de conservar instantes de la plenitud de la vida, y, que, unida a la imagen visual, la frase musical adquiría nueva belleza.

Ha trabajado estrechamente con Loteanu en sus películas, hasta el punto de que -como asegura la periodista Anna Kagarlitskaia- su música “engendra la sensación de que se tiene parte en lo perfecto”.

Para “Los gitanos…”, él y Loteanu recorrieron durante meses el país buscando melodías gitanas y la composición musical de la película llevó meses de intenso trabajo.

Con valor simbólico, la música de Doga llega a afirmar el valor de la vida humana hasta cuando esta ya ha desaparecido (al final del film). Da unidad a la obra, es el supremo juez de todo el relato y convierte el argumento en una romántica leyenda. Subraya momentos de fuerte alegría popular, de dolor y de intimidad.

Pero no olvidemos de mencionar su argumento. Antes decir que está enraizado en la tradición literaria rusa sobre los gitanos en páginas de autores como Nicolás Leskov, León Tolstoi y Alejandro Puschkin. Esta de “Los gitanos…”, se basa en los cuentos de Máximo Gorki y más en concreto en una balada gitana que narra la historia de un gitano -Luiki Zobar- reclamado por la justicia del Zar, que ama la aventura, se enamora de una bella mujer de su raza -Rada-, pero, por encima de todo, ama la libertad, pese a las enormes dificultades para realizar sus deseos entre la persecución de la policía y la prohibición de los jerarcas gitanos de acercarse a su amada.

La película está ambientada en el paisaje y en la poseía de las tierras moldavas, y presta especial atención a las costumbres y a las formas de expresión de un viejo pueblo, recio y nómada, al que embriaga la libertad, como es el gitano.

Ficha técnico-artística de la película

“Los gitanos van al cielo” (Tabor ukhodit v nebo, 1975). Producción: Mosfilm. Dirección: Emil Loteanu. Guión: Emil Loteanu basándose en cuentos besarabos de Máxim Gorki. Fotografía: Sergei Vronsky. Música: Yevgeni Doga. Dirección artística: Félix Yasiukevich. Reparto: Grigore Grigoriu, Svetlana Toma, Barasbi Mulayev, Ion Sandri Scurea, Pavel Andreichenko, Boris Mulaiev, Elena Sadovskaia, Serguei Finiti, Nelli Volshaninova. Duración: 101’. País: Unión Soviética (URSS).

Concha de Oro del Festival de San Sebastián (1976).

Imagen de la portada: Svetlana Toma en su papel de la gitana Rada en «Los gitanos también van al Cielo»