Se ofrece a continuación el texto revisado de mi presentación en la Filmoteca Navarra de la película “Museum Revolution” (2015), de la realizadora rusa Nataliya Babintseva, el 18 de mayo de 2017, con ocasión del Día Internacional de los Museos, que tuvo por lema “Museos e historias controvertidas: decir lo indecible en los museos”. Este filme se estrenaba en España gracias a las gestiones de los cinéfilos Alberto Cañada y Jesús Artigas (éste último responsable de su traducción y sub-titulación en español), con la colaboración del Museo de Navarra (Pamplona, España).
La documentalista Nataliya Babintseva. Su filmografía
La realizadora y periodista rusa Nataliya Babintseva, especializada en el género documental, se graduó en 2005 en la Universidad Estatal de Cinematografía de Rusia (actual de “Sergei Gerasimov”) y en cooperación con sus compañeros de curso fundó el estudio de cine KinoKi, donde producirá toda su filmografía en formato 35 mm. Desde 2003, en que realiza su primer documental, no ha cesado de recibir premios en festivales internacionales, pese a lo cual apenas es conocida en España e incluso se hace difícil seguir su rastro en Internet.
Su primer título [1] es un corto de 10’ de duración realizado en 2003, Greenhorn [Bisoños] (Nedorosl), centrado en la vida de los adolescentes de una pequeña aldea tártara de Crimea, que estaban interesados en las teorías esotéricas y se imaginaban a sí mismos como héroes de la fantasía. Obtuvo reconocimientos en los festivales de cine de St. Anna (Moscú) ye en el Lodz Non-Fiction Films Festival (Polonia).
A éste siguieron Maestro Di (Maestro Di), de la misma duración y, dos años más tarde Non-Natives (Nemestnye), de 20’ de duración, y, entre 2006 y 2008, Perspectivas. Vista de Moscú (Rakursy. Moscovsky vzglyad) y Poetry Video Series, basado en versos de poetas rusos contemporáneos, que participó en el proyecto del Meaford International Film Festival (2007), Poetry Biannuals en Verona y Moscú, y en el Festival Internacional de Berlín ZEBRA (Premio de Cine de Poesía) .
En 2010 filma su mediometraje (39’) Cuento de hadas para adultos jóvenes (Skazka dlia vzroslih mladshego vozrasta), Premio al Mejor Director en el Festival Internacional de Cortometrajes (Lago, Italia). En su lanzamiento se dice que el moderno Moscú no es un país de las hadas. Pero eso no impide a las chicas soñar con una ocasión que podría cambiar completamente su vida. Aunque la gente de estos días apenas cree en milagros, incluso cuando les sucede.
A éste se suman en 2013 otros dos mediometrajes: el guión de Utopía Coordenadas (52’), coproducción ruso-francesa dedicada a los mitos rusos del Polo Norte y La isla y el tesoro (Ostrov i sokrovishcha), documental para televisión de 46” min., sobre la reconstrucción de la Isla de los Museos de Berlín.
Y así llegamos a 2015, el año del largometraje Museum “Revolutium” (Muzej Revolucija) (75’), que obtuvo premio en el 24 Festival Internacional de Innsbruck, (Universidad de Innsbruck, Austria). Literalmente se podría traducir como el Museo de la Revolución, aunque nos da idea más clara de su objetivo su título alemán que traducido al castellano sería el de Maidan. El Arte y la Revolución, ya que alude al importante papel desempeñado por los profesionales del Arte en las protestas civiles de la Plaza de la Independencia de Kiev -la Maidan por antonomasia- entre noviembre de 2013 y febrero de 2014. En la cinta artistas, curadores, conservadores de museos y activistas de la Maidan reflexionan sobre lo acontecido y el modo de preservar en el futuro memoria de los hechos [2].
El trasfondo político de Ucrania
Entre el 18 y el 20 de febrero de 2014 la Plaza de la Independencia de Kiev y las calles aledañas, se convirtieron en un campo de batalla. Fue el apogeo de las masivas manifestaciones iniciadas en noviembre de 2013 por los opositores pro-europeos, como respuesta al aplazamiento de la firma de un acuerdo de asociación con la Unión Europea por el entonces presidente ucraniano, el pro-ruso Víktor Yanukóvich. Lo que se dirimía en el fondo era algo más que un simple acuerdo económico: cual sería el principal socio político para las próximas décadas, si la Unión Europea o Rusia, y si Ucrania tendría la oportunidad de decidir por sí misma su futuro.
Los manifestantes opositores se negaron a evacuar la Maidan y fueron desalojados por la policía antidisturbios, los temidos Berkut. Un centenar de personas perdieron la vida y medio millar resultaron heridas.
El presidente Yanukovich abandonó el país, alegando estar amenazado, y recibió asilo en Rusia, desde donde sostiene ser el presidente legítimo de Ucrania, abandonando en su residencia oficial de Mezhyhirya su colección artística que pasó al Museo Nacional de Arte de Kiev. El país se halla sumergido en la actualidad en una honda crisis estimulada por la guerra contra Rusia en la disputa por el dominio de la península de Crimea, que ambos países reclaman como propia.
El documental Museum “Revolution”
Como tal documental se aproxima al reportaje y a la crónica porque ofrece una información sobre la actualidad, pero se distancia de ellos por su tratamiento más a fondo del tema (la manifestación popular en el Maidan) y su sentido marcadamente interpretativo. Para esto se sirve de archivos ya existentes al estilo de la ucraniana Esther Schub, y de la libre opinión de sus encuestados ante la cámara (artistas, conservadores de museos…) [3], siguiendo el método del documentalista holandés Joris Ivens.
Pero, además, se siente en este largometraje la influencia de otros documentalistas que la precedieron, como el ruso Dziga Vertov (recordemos su concepto de cine-ojo o kino-glasz) en el papel de la cámara como observadora de la realidad (planteamiento por el que se interesarán en el futuro los documentalistas el brasileño Alberto Cavalcanti, el alemán Walter Ruttmann, el estadounidense Richard Leacock en su cine directo y el francés Jean Rouch en su cine-verdad); hay ecos del estadounidense Robert J.Flaherty en la observación participante en los hechos de la realizadora y sus operadores (imágenes, palabras y ruidos transmiten la realidad sin filtros); y asimismo parece coincidir con el punto de vista documentado del francés Jean Vigo, pues en ambas cinematografías la cámara busca sorprender a los personajes y revelar así el espíritu de la colectividad.
El filme comienza con unos planos en blanco y negro de la población manifestándose de manera festiva organizando la resistencia con un fondo de canciones patrióticas y termina en el mismo color con el desfile de las tropas por la capital el Día de la Independencia de Ucrania, quedando en el aire la pregunta de si ¿todo esto ha servido para algo? La vida corriente se torna gris. “¿Qué está pasando?” Se pregunta uno de los activistas entrevistados.
En la línea del antiguo cine soviético, más en concreto del ruso Serguei M. Eisensetein, la directora Babintseva emplea lo que podría denominarse “recurso a la contraposición” (recordemos su teoría del montaje de atracciones y alternativo ejemplificado en “Huelga”/Stachka, 1924) del que se deriva una dialéctica en las imágenes generadora de emoción y conducente al razonamiento. Así la oposición de ambientes: el grisáceo Kiev se alterna con la colorística Viena, ciudad moderna, limpia, ajardinada, pero sobre todo libre, en cuyo Centro Artístico se monta con posterioridad a los hechos una exposición con el título de Soy una gota en el océano. Arte de la revolución ucraniana. Existe un contraste entre el arte popular elaborado por los manifestantes y las colecciones del presidente huido Yanukovich. Planos de los objetos coleccionados por Yanukovich van acompañados en off por el ruido del griterío y los disparos contra los manifestantes, evidencia de que el Presidente se hallaba aislado de la realidad del país en su mansión oficial. Su pretenciosa residencia oficial choca fuertemente con la plaza maidan de la Independencia de Kiev, atestada de barricadas, envuelta en fuego y cegada por el humo, colapsada por los asentamientos improvisados, con filas de policías antidisturbios amenazadores. Los músicos actúan ante los temidos berkut alineados en formación.
Como puede suponerse, esto exige recurrir a un montaje alterno de varias acciones que permite analizar el desarrollo de los hechos y valorar su significado. Asimismo se alterna a conveniencia la cámara fija con la móvil.
El papel del museo en tales circunstancias
Y ahora retomamos el lema del Día Internacional de los Museos 2017: Museos e historias reconvertidas: decir lo indecible en los museos.
¿Qué papel desempeñaron los museos ucranianos envueltos en la espiral de tales acontecimientos?
El Museo “Iván Honchar” de Cultura Popular de Kiev lo tuvo claro [4]. Fue consciente desde el primer momento de que se estaba haciendo historia en la Maidan y que la plaza cambiaba constantemente de aspecto (configurándose como una gran instalación de objetos diversos en medio de un happening vitalista) y por ello los responsables del museo decidieron llevar la revolución a su interior transformándolo en viviente sirviéndose de los objetos recogidos en la plaza a fin de preservar la memoria colectiva, “para que sea conocida e interpretada por las siguientes generaciones” según manifiesta el museólogo Ihor Podshyvailo en la pantalla. En la exposición Libertad de la Creatividad: (R)evolucionaria Cultura de Maidan se pudo comprobar cómo la revolución cambia la función de las cosas según sea su reutilización como si de ready-mades picassianos se tratara: objetos corrientes como neumáticos o adoquines se emplearon con otro fin; artefactos como catapultas y bombillas se vieron transformados en elementos arrojadizos; señales de tráfico se usaron como escudos; fotografías de los hechos se convirtieron en documentos históricos; las artes se pusieron al servicio de la revolución con su aportación de denuncia y su toque poético o irónico; los actores de la revolución enmascarados como “gente invisible” lograron hacer de Ucrania por unas semanas un país “visible” para el mundo entero.
Los empleados del Centro de Historia Urbana de Europa Central Oriental de Lviv (Leópolis) detuvieron sus actividades, marcharon a Kiev y grabaron entrevistas en la plaza para preservar los sonidos y las emociones tal como ocurrieron.
El Museo Nacional de Arte de Ucrania en Kiev, cuya fachada linda con la primera línea del conflicto, fue agente tan activo que su personal dormía en su interior para proteger sus fondos del fuego, dio cobijo y alimentó a los manifestantes. La experiencia se concretó en la exposición Codex de Mezhyhirya con la colección de Yanukovich, para evidenciar el marcado contraste entre el lujo extravagante del Presidente y la autenticidad del arte expresado en la calle.
En un momento en que se considera como necesaria la renovación de las funciones del museo a nivel mundial [5], el ejemplo de los de Ucrania debe animar a otros museos a ser más activos a la hora de responder a las crisis -del tipo que sean- sin dejar por ello de estar incardinados en su comunidad, con sus protagonistas, sus problemas e inquietudes.
Como sostiene Black, “los museos pueden estar a la vanguardia de este esfuerzo proporcionando espacios neutros estructurados para construir un discurso democrático mezclando a las personas desde una variedad de perspectivas en el diálogo y la comprensión” [6].
Maidan fue desmantelada en agosto de 2014 para el desfile militar del Día de la Independencia de Ucrania.
Foto de la portada: Mujeres manifestantes se presentan ante los policías antidisturbios portando espejos para que se vean reflejados en ellos. Imagen sacada del documental (Foto: Hromadskyl).
Notas
[1] Datos extraídos de dokweb (Institute of Documentary Films) Praga. Acceso (15.05.2017): http://archive.dokweb.net/en/documentary-network/professionals/babintseva-nataliya-29273/?off=72, y de Antipode, Sales & Distribution (Moscú): http://www.antipode-sales.biz/director/nataliya-babintseva/
[2] Ficha técnico-artística del film: Co Producción: Estudio KinoKi (Moscú) – Babylon’13 [El Cine de la Protesta Civil]. Productores: Anatoly Golubovskiy, Denis Branitskiy. Presupuesto: 51.000 euros. Coproducción Rusia-Ucrania-Austria. Guión y dirección: Nataliya Babintseva Operadores: Dimitry Rudakov, Sergey Stetsenko y Denis Melnik. Diseño general del montaje: Anton Tayshikhin. Montadora: Marina Golubovskaya . Sonido: Vladimir Poterukha. Duración: 75’. V.O. ruso con subtítulos en español.
[3] Son entrevistados Peter Zawrel, Konstantin Akinsha (curador), Alexander Ayoupov, Alexander Roitburd (artista, curador de la exposición Codex of Mezhyhirya), Viatcheslav Kuritsyn, Alisa Lozhkina (curadora del Museo Nacional de Arte de Ucrania), Nikolay Malinin, Elena Fanailova, Vladislav Yatskiv, Ihor Podshyvailo (conservador del Museo Iván Honchar), colectivos de artistas (como Mysteckaya Sotnya, Compañía de Arte, Bacteria Gallery, Barbican), activistas (como Pavel Lubnikin, Olexiy Saj, Ivan Semesyuk, Nikita Shalenny…), Dmitro Zhyla (arquitecto), Olexa Mann, Gennady Gutgarts y Dante (artistas).
[4] El Museo “Iván Honchar” fue fundado en septiembre de 1993. Sus objetivos son ayudar a revivir la cultura nacional, promover la conciencia étnica, y preservar y desarrollar las mejores tradiciones del arte popular ucraniano. El Museo se fundó en la colección de Iván Makarovich Honchar (27 de enero de 1911 – 18 de junio de 1993), que fue un prominente estadista, erudito y artista. En la década de 1960 su colección sirvió como alternativa a la entonces ideología oficial y ayudó a despertar un renovado interés por la cultura nacional (http://honchar.org.ua/old/english.htm)
[5] HOOPER-GREENHILL, E. Museums and the Interpretation of Visual Culture. London, Routledge, 2000.
[6] BLACK, G.. “Embedding civil engagement in museums”. Museum Management and Curatorship, 25, pp. 137-141, Abingdon, 2010. Tomado de HOFLAND, Christie Anne. Instituciones de Activismo: Museos y la Revolución de la Dignidad de Ucrania. Tesis presentada en la Universidad de Washington (2015) para la obtención del grado de Maestría en Estudios de Rusia, Europa del Este y Asia Central. Acceso (15.05.2017): https://digital.lib.washington.edu/researchworks/bitstream/handle/1773/34860/Hofland%20MA%20Thesis%20Institutions%20of%20Activism.pdf;sequence=1