Persona, de Ingmar Bergman

El 28 de octubre de 2003, en el Olite-Club de Cine Universitario, de Pamplona, presenté la película del realizador sueco Ingmar Bergman “Persona” (1966), dentro del ciclo El Cine de la A a la Z. Este es el texto de aquella presentación.

Bergman en la tradición sueca

Ingmar Bergman (Uppsala, 1918), con 85 años en la actualidad, se sitúa como realizador dentro de la tradición escandinava, caracterizada por unos valores determinados de los que participa “Persona” de la manera que voy a explicar a continuación.

  1. Una clara dimensión artística y cultural:
  • Una influencia literaria manifiesta en el uso de las técnicas narrativas literarias, por ejemplo el monólogo; la importancia de los diálogos también; y la tradicional captación para la pantalla de figuras conocidas de la escena teatral: Bibi Andersson debuta bajo la dirección de Bergman con la representación de “Erik XIV”, de Strindberg, en el Teatro Municipal de Malmö en 1956; y Liv Ullmann ya había encarnado diferentes papeles en el Teatro Nacional de Oslo.
  • La experiencia del realizador como director teatral: en el caso de Bergman ha escrito unas treinta piezas teatrales y ha sido, sucesivamente, director de los teatros municipales de Helsingborg y de Malmö, para terminar siéndolo del Dramaten, habiendo dirigido hasta 140 puestas en escena [1], casi 50 puestas en escena de radio-teatro y varias óperas.
  • El apoyo de operadores excepcionales, que hace de las películas nórdicas verdaderas obras estéticas. En el caso de Bergman, sus principales colaboradores han sido Gunnar Fischer y Sven Nykvist.
  1. Una temática existencial (“La cuestión del sentido de la vida” en palabras de Lars Gustafson): conflicto psicológico de los personajes y cuestiones existenciales (ante la libertad, la violencia, la cordura y la locura, la identidad propia, el sentido del bien y del mal, el placer de los sentidos y la muerte).
  2. La envoltura de la naturaleza: que refuerza el aislamiento del ser humano, le reta con su dureza y refleja su estado anímico.
  3. Y su consecuencia: la afición al mundo de la intimidad, donde convergen los temperamentos.
  4. Toda esta expresión de vida se manifiesta a través de una interpretación serena, pausada, que refleja la seriedad de la existencia.

Bergman, como director, pertenece a la tercera generación de realizadores suecos (la primera es la de Victor Sjöström y Mauritz Stiller, la segunda la de Gustav Molander), precedida por Alf Sjöeberg, que lleva el cine sueco a su máximo reconocimiento internacional (entre 1942 y 1966), época en que también surgen otros famosos directores como Faustman, Ekmann, Sucksdorff, Werner, Mattson, Khellgren, y se revelan actores como Gunnar Bjornstrand, Max von Sydow, Harriet Andersson, Ingrid Thulin etc.

A esta generación seguirán otras dos más, la correspondiente al Nuevo Cine Sueco (1960-1972): Bo Widerberg, Jorn Donner, Vilgot Sjöman, Jan Troell, Mai Zetterling, cada vez más preocupados por los temas sociales e ideológicos; y la más reciente de Daniel Sebastián Bergman y Lukas Moodysson.

Ingmar Bergman (mirando por el visor) con el operador de «Persona» Sven Nykvist

¿Quién es Ingmar Bergman?

Es hijo de un pastor de la Iglesia Evangélico-Luterana -Erik Bergman, proveniente de una familia de eclesiásticos; Eric fue capellán de la Corte sueca- y de Karin Akerblom, familias de alto nivel cultural interesadas por el teatro y la música.

Estudia Historia de la Literatura en la Universidad de Estocolmo, que compagina con la dirección del grupo teatral estudiantil creado por el pastor Olofs-Gaarden. Realiza su tesis sobre el dramaturgo sueco August Strindberg. Inicia una carrera como director y autor treatral que le llevará a ser nombrado en 1963 director general del Teatro Real Dramático de Estocolmo.

Su llegada al cine se produce casi veinte años antes (en 1942), cuando su amigo Carl Anders Dymling (administrador de la productora Svensk Filmindustri) le encarga el guión de “Tortura” (Sjöeberg, 1944), entonces el realizador más famoso del país. Bergman dirigirá su primera película un año más tarde (“Crisis”) y será reconocido como un gran director con su película “Sonrisas de una noche de verano” (al ganar el Primer Premio del Festival de Cannes en 1955), después de haber dirigido 16 largometrajes. En España comenzará a conocérsele a partir de 1960, con la proyección de “El séptimo sello” (1957) en el Festival de Valladolid.

Bergman ha solido compatibilizar teatro y cine desde el primer momento, dedicando el verano a los rodajes y el resto del año a la dirección escénica. A partir de 1960 se interesa por la televisión, bien como guionista, adaptador o realizador. Y se puede decir que desde 1964 su dedicación al cine ha sido prioritaria. La manera de trabajar de Bergman se ha caracterizado por emplear un reducido grupo de actores y un equipo técnico de la máxima confianza y categoría artística.

Su personalidad se fundamenta en una extrema sensibilidad, una tendencia a la reflexión, un sentimiento trágico de la vida, una inquietud religiosa existencial y una amplia cultura, sin duda consecuencia de experiencias infantiles, en primer lugar la educación severa recibida de su padre pastor que oficiaba los actos religiosos cada domingo y mientras su desarrollo el pequeño Ingmar se distraía mirando las pinturas murales de las iglesias medievales de Suecia; en segundo, sus recuerdos de las proyecciones a hurtadillas de la linterna mágica por la noche en su dormitorio; y la añoranza del viejo apartamento de su abuela Anna Calwagen, sobrecargado de elementos decorativos, luces y sombras.

Ciclos

Se pueden distinguir en la producción del director varios ciclos temáticos:

  • De “Tortura” a “Puerto” (1944-1948) esboza elementos que le caracterizarán en adelante: el mundo juvenil, la realidad social e individual, la infelicidad, ligados al momento que vive su país.
  • De “Prisión” a “Hacia la felicidad” (1948-1950) configura su temática a partir del esbozo anterior. Ahora el mundo externo influirá más claramente en el interno de sus personajes. Suecia, en ese momento, por un lado, tenía una cierta mala conciencia derivada del mantenimiento de relaciones comerciales con los Aliados y Alemania durante la segunda Guerra Mundial, cuando defendía oficialmente la neutralidad bélica, habiéndose negado a intervenir en las invasiones nazis de Dinamarca y Noruega (9 de abril de 1940) [2]. El país recibe millares de refugiados. Se incrementan los votos socialistas y comunistas. Se extiende entre los intelectuales un clima de angustia, quizás también de culpabilidad, mientras la sociedad rechaza la política de bloques militares.
  • 1950-1965. Etapa menos romántica, con dos periodos: 1950-1958 desde “Juegos de verano” a “El rostro”, mosaico psicológico en torno a la mujer y el amor; 1956-1962: desde “El séptimo sello” a “El silencio”, preocupación por la búsqueda de Dios y sentido de la vida.
  • 1966-1983. Dos periodos también: desde “Persona a “El huevo de la serpiente” (1966-1977) ofrece estampas psiquiátricas de sus personajes, con la irrupción de la violencia en la tranquilidad de sus vidas y aparición de la culpabilidad y el miedo; desde 1971-1983, de “La carcoma” a “Después del ensayo”, el centro lo ocupa la pareja en el entorno social y familiar.
  • De “Fanny y Alexander” a “Anna” (1982-2002) ofrece relatos autobiográficos coincidiendo con la redacción de sus memorias (“Linterna mágica” e “Imágenes”)

En total, 47 títulos de los que es autor total (argumento, guión y dirección), varios de ellos verdaderas obras maestras del cine como “Fresas salvajes”, “El manantial de la doncella”, “la vergüenza”, “El huevo de la serpiente”, “Gritos y susurros” o “Fanny y Alexander”; 17 títulos más de los que solo es guionista; y 17 de los que tan solo es realizador.

Toda su filmografía podría definirse como cine sobre el lado enigmático de la existencia, con una fuerte presencia de la dimensión autobiográfica de su autor.

“Persona” (1966)

El momento en que realiza este film está precedido por la hospitalización del director en un centro sanitario para recuperarse del fuerte estrés ocasionado por la dirección del Dramaten. Durante su recuperación, en un estado de crisis anímica, pero también de desconexión total, escribe el guión de una futura película “Los caníbales”, que nunca llegará a filmar, pero en el que se inspiran parcialmente sus dos películas posteriores; “Persona” y “La hora del lobo”.

Coincide con una época en que en Suecia la política de los gobiernos socialdemócratas (Tage Erlander 1946-49 y Olof Palme (1969-76) llevan al país desde su neutralidad política al grado de mayor desarrollo socioeconómico del mundo: pleno empleo y políticas sociales audaces con el desarrollo de la presión fiscal (pensiones, seguros de paro, alquileres familiares de vivienda, vacaciones pagadas de tres semanas, escolarización obligatoria gratuita, igualdad de sexos absoluta) En el mundo, la tensión entre las grandes potencias llega a un estado preocupante, sobre todo entre la URSS y EEUU: erección del muro de Berlín el 13 de agosto de 1961, despliegue de fuerzas acorazadas norteamericanas en torno a la ciudad, Kruschev dispone la reanudación de las pruebas nucleares, instalación de misiles soviéticos en Cuba y bloqueo naval de la isla por los estadounidenses, asesinato del presidente Kennedy el 22 de noviembre de 1963, guerra en Vietnam (donde se ensaya el moderno armamento) para frenar el avance comunista en Asia y manifestaciones de protesta (algunos monjes budistas se autoinmolan). Israel declara la guerra a Egipto, Siria y Líbano (mayo de 1967). El descontento provocará en agosto de 1968 la invasión de Praga por las fuerzas del Pacto de Varsovia para aplastar las disidencias políticas (Dubcek). La protesta de los estudiantes también es reprimida por las fuerzas del orden durante el mes de mayo en París. Esto provocará una fuerte crisis existencial en el mundo occidental, al comprobar que al avanzado desarrollo tecnológico no corresponde un ejercicio de la libertad plena.

Fusión de los rostros de Alma con Elisabeth

El argumento del filme es el siguiente. Elisabeth (Liv Ullmann), una célebre actriz teatral, es hospitalizada tras haber perdido el habla durante una representación de Electra. Una doctora (Margaretha Krook) la somete a toda una serie de pruebas, y afirma que está sana y bien, pero ella sigue sin hablar. La enfermera Alma (Bibi Andersson) es encargada de cuidarla, e intenta establecer con ella una relación y se dedica a hablarle. Paciente y enfermera se trasladan a la casita de verano de la doctora, al lado del mar y Elisabeth va recuperando poco a poco la salud, pero sigue sin hablar. El silencio de una lo suple la otra hablando sin parar. Alma le acaba confesando a Elisabeth sus sentimientos y recuerdos más íntimos. Entre ambas mujeres se va creando una simbiosis cada vez más intensa e inquietante.

El punto de partida del film será la similitud entre dos mujeres, una de sus actrices preferidas -Bibi Andersson- y una intérprete noruega con la que nunca había colaborado antes, Liv Ullmann, y el sugerente parecido que encontró en sus dos rostros. La presencia de ambos rostros femeninos -su confrontación y final fusión- da a este film su nobleza característica y la austera fotografía por la que es tan conocido: con el primer plano, las luces rasante y lateral, los encuadres perfectamente medidos con composiciones estudiadas, el formato en 35 mm y la película en blanco y negro del operador Sven Nykvist, Bergman alcanza una imagen sensual que le permite visualizar la textura de la piel como si de un paisaje se tratase, ciertos tonos de voz, diálogos y silencios remarcados por los ecos de sirenas lejanas junto a sonidos enervantes conseguidos por el compositor Lars-Johan Werle, apoyado en un montaje narrativo y de choque de Ulla Rhyge, bajo la dirección del demiurgo sueco Ingmar Bergman.

El filme viene a ser como una “Sonata para dos instrumentos”, las dos protagonistas confrontadas como un poema visual en imágenes.

El título –Persona– sustituyó al inicial de “Cinematografía número 27”, donde Bergman quería hacer prevalecer el ritmo musical de los planos y la conciencia creativa fílmica sobre otros aspectos. Finalmente se decantó por Persona (del latín literalmente máscara) para revelar las ocultas intenciones del ser humano bajo su apariencia externa. Sin embargo, Bergman nos recuerda en todo momento que lo que estamos viendo no es más que una ilusión (inserta planos de los polos luminosos de la lámpara de arco del proyector, su pase, fractura de la cinta, escenas del rodaje, etc.).

El rodaje se realizó en estudio y en la isla de Farö, en el mar Báltico, que favorece el aislamiento de los personajes y así se refuerza su capacidad de análisis psicológico, hasta llegar al fondo del alma, según los preceptos del teatro de cámara de Max Reinhardt y teatro íntimo de August Strindberg con pocos personajes, un espacio determinado y un tiempo reducido.

Imagen de la portada: Elisabeth (Liv Ullmann) tras el perfil de Alma (Bibi Andersson) en el film «Persona» de Ingmar Bergman (Fotograma de Sven Nykvist)

Notas

[1] La última este año en Londres: “Fantasmas” de Henrik Ibsen.

[2] Llovía sobre mojado pues Suecia se declaró neutral ante la guerra ruso-finlandesa (en 1918 se declaró neutral ante la guerra civil en Finlandia, país unido a Suecia durante seiscientos años).