Presentación de la película del realizador danés Carl Theodor Dreyer “El amo de casa” / “Honrarás a tu esposa” (Du skal aere din hustru, 1925) [1], dentro del V ciclo “Música y cine mudo”, con ocasión del 50 Aniversario del Cine-Club Lux, en los Cines Olite, de Pamplona, el 22 de mayo de 2007.
El argumento es el siguiente. Ida Frandseen y sus hijos son víctimas de las exigencias tiránicas y egoístas del cabeza de familia, Víctor, de profesión relojero. Ella trabaja sin cesar en el modesto hogar al servicio exclusivo de su esposo, sin recibir a cambio más que desaires y desprecio. La antigua nodriza de Víctor y la madre de Ida proyectan un plan para acabar con esta desesperante situación. El plan consiste en que Ida abandone temporalmente a su marido para descansar en el campo. La nodriza Mads, ahora rectora de la casa, inicia la doma de Víctor, para terminar convenciéndole de lo injusto que ha sido su comportamiento con su esposa. La película termina con el regreso de Ida a su casa, la petición de perdón de su marido, y el comienzo de una nueva y feliz vida todos reconciliados.
Desde el punto de vista temático la película tiene varios aspectos a destacar. El primero de ellos trata de la opresión de la mujer, en este caso en la relación conyugal. El rótulo inicial del filme es significativo. “lo que se cuenta en esta película, felizmente, no sucede ya en nuestro país [Dinamarca], aunque sí ocurre todavía en otros”. El contraste y juego de caracteres, que tanto interés despierta en el cine nórdico es otro aspecto a tener en cuenta: el marido es un ser egoísta, cuyo único objetivo es satisfacer sus necesidades sin importarle lo más mínimo el prójimo, y ella es abnegada y responsable, ama a su esposo pese a los desdenes que sufre de su parte, sufre la insoportable situación con la esperanza de que un día cambie. De ahí se deriva el interés de Dreyer por el tratamiento de las distintas psicologías: la de él es más simple y plana que la de su mujer, y la de ella posee una profundidad psicológica mayor; cuando la esposa desaparece temporalmente su papel lo retoma la nodriza, que presenta un perfil de mujer severa y restrictiva. A Dreyer le fascina la psicología femenina. El filme es un alegato contra el injusto trato que reciben muchas mujeres madres de familia, tema recogido en uno de los títulos de la película: “Honrarás a tu esposa”. Es, por tanto, una película moralizante que trata del comportamiento moral de las oersonas, de restituir y defender la dignidad de la mujer como persona y en su papel de ama de casa. Dreyer, en este sentido, deconstruye el mito de la mujer seductora ofrecida por el cine danés (en concreto la estrella Asta Nielsen, descubierta por Urban Gad en “Hacia el abismo”, 1916), para mostrarnos otro tipo de “heroína” en forma de mujer sencilla y honesta, alejada de toda artificiosidad. Además de estos aspectos hay otro preferido por el director danés y es que su película muestra la vida cotidiana de una familia pequeño-burguesa, con todos sus problemas para salir adelante. Trata de “observar con microscopio la banalidad cotidiana que constituye la vida de miles de ciudadanos en una gran ciudad”. Huye de la suntuosa mansión de un artista de fama mundial (en su anterior película “Michael”) para ofrecer el marco de un modesto apartamento de dos habitaciones, en línea con el realismo cotidiano de la narrativa del también danés Christian Anderssen.
Son varios los aspectos fílmicos a resaltar. Por una parte persiste el interés de Dreyer por resaltar con la cámara el rostro desnudo y la mirada de sus personajes, mirada guiada por las emociones y manifestada en el gesto: miradas inquisitivas, miradas de censura, miradas de represión, miradas imperativas, que luego se tornan dulces y complacientes tras sufrir el proceso de doma.
La película se inserta en el estilo kammerspiel (cine de cámara de origen alemán puesto en práctica por Lupu Pick en su película “La noche de san Silvestre”, 1923), y de ello son prueba la interiorización de los sentimientos, que afloran, en este caso, con cierta violencia psicológica; el tema anecdótico y sencillo; los personajes ordinarios, concebidos como alegorías, recluidos en lugares cerrados, que generan una tensión psíquica; la importancia del análisis psicológico y crítica social (en este caso dirigida a la situación de la mujer); el lenguaje apoyado en el primer plano y en el plano cercano, en el uso de la luz, y en el gestualismo de la interpretación; la explotación máxima de la sensibilidad y de la emoción; y el respeto a la regla teatral de las tres unidades: acción, tiempo y lugar. La acción es lineal. Los lugares cerrados. El decurso del tiempo, superior en este caso a las 24 horas de un día, alargado a varias semanas.
Hay una perfecta conjunción de los elementos. Una excelente dirección artística e inteligente planificación. Apartamento agobiante, recreación del ambiente, atmósfera claustrofóbica contribuyen a determinar la situación emocional de los personajes. Planos de escala grande (del primero al americano). Cuando el marido impone su régimen tiránico todo el apartamento aparece en orden. Tras la llegada de la nodriza el orden se altera para manifestar la revolución psicológica que se avecina. Hay un gran sentido de la composición y el montaje resulta de extraordinaria precisión. Destacan como parte de él el flash-back en la secuencia en que la esposa aclara a su marido celoso que Peter no es un flirt de su mujer sino una persona anciana a la que cuida; el flash-forward se inserta en el momento en que la hija del matrimonio imagina sucesos posibles. Hay encuadres de especial interés como aquel en que la esposa reconciliada con su marido le abraza llevando sus manos a los hombros de él, encuentro que la cámara ofrece desde detrás de la espalda de Víctor. Asimismo algún notable travelling como el que se ofrece de derecha a izquierda y, a continuación, en sentido inverso, para mostrarnos cómo la esposa prepara la comida aprovechando al máximo los alimentos disponibles. Son escasos los exteriores con valor documental: apenas aparece el patio de la casa, la calle próxima o el puerto. Los planos resultan muy frescos.
Podría decirse, en resumen, que esta película de Dreyer es un auténtico ejercicio de estilo cinematográfico muy avanzado y sorprendente para su época, en línea con el cine de David W. Griffith. La película triunfa en Francia, en Suecia y en Inglaterra, y supone el reconocimiento a escala internacional de uno de los cineastas europeos más importantes de la historia, que para entonces ya había dirigido largometrajes tan importantes como “El presidente” (1918), sobre el caso de conciencia del presidente de un Tribunal de Justicia en torno a su hija natural; “Páginas del libro de Satán” (1919), cuatro episodios de diversas épocas históricas, que muestran la presencia de Satanás en el mundo, en todo tiempo y lugar; “La viuda del párroco” (1920), comedia que satiriza la costumbre del casamiento de la viuda de un pastor protestante con su sucesor; “Ama a tu prójimo” / “Los marcados” (1921) y “Michael” (1924). Y después de este título que acabamos de comentar, dirigirá Dreyer títulos tan importantes como “La pasión de Juana de Arco” (1927); la película de terror “Vampyr, la bruja vampiro” / La extraña aventura de David Gray” (1930-31), “Dies irae” (1943), “Ordet / La palabra” (1954) y “Gertrud” (1964).
Imagen de la portada: Astrid Hola y Johannes Meyer en el papel de los esposos de la película de Dreyer, en el fotograma de George Schnéevoigt
Notas
[1] Ficha técnico-artística: Guión: Carl. T. Dreyer y Sven Rindom, adaptadores de la obra teatral “La caída de un tirano”, de Svend Rindom. Fotografía: George Schnéevoigt. Montaje: Carl T. Dreyer. Intérpretes: Johannes Meyer (Víctor, el padre tirano), Astrid Hola (Ida, su esposa), Karin Nellemose (Karen, hija de ambos), Aage Hoffman (Dreng, el hijo), Matilde Nielsen (Mads, antigua nodriza de Víctor), Clara Schönfeld (madre de Ida), Joahannes Nielsen (el doctor), Petrine Sonne (la lavandera).