Guion para su desarrollo: Estado de la cuestión sobre la pintura románica. Noticias acerca de decoraciones murales: manifestaciones. Las artes decorativas: miniatura, esmaltería, orfebrería, eboraria. Bibliografía sobre artes decorativas.
Estado de la cuestión sobre la Pintura Románica
Sobre la pintura medieval de Navarra se han editado interesantes estudios, como los de:
- LACARRA DUCAY, Carmen. La pintura mural gótica en Navarra (Aproximación al estudio de) Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1974.
- SUREDA, Joan. La pintura románica en España. Madrid, Alianza, 1985.
- SILVA Y VERÁSTEGUI, Soledad. La miniatura medieval en Navarra. Pamplona, Gobierno de Navarra, 1988.
El primero trata de modo específico sobre la pintura gótica, aunque refiriéndose a los antecedentes románicos murales, reconociendo el arcaicismo de las pinturas de Artaiz, Artajona y Olite, pero que son ya cronológicamente góticas (siglo XIII). Sureda las considera, en cambio, como tardorrománicas, y así las cataloga.
Silva, por su parte, se centra exclusivamente en el campo de la miniatura, a cuyo siglo XII pertenecerían El Cartulario de Leire (hoy en el Archivo General de Navarra) y Un Comentario al Libro de Job (en la Biblioteca de la Catedral de Pamplona) De fines del XII o comienzos del XIII será el Sacramentario Cisterciense de Fitero (Archivo General de Navarra)
Pero lo cierto es que, salvo la evidencia de estos libros miniados, casi nada ha llegado a nosotros de pintura estrictamente mural.
De suyo, Carmen Lacarra comienza su excelente estudio con las que llama obras de transición (al gótico se entiende) de Artaiz, Artajona y Olite, aludiendo a suposiciones o noticias de viajeros para confirmar una tradición pictórica anterior. Para Carmen Lacarra, las pinturas de fines del XIII “obedecen a una tradición anterior”.
Noticias acerca de decoraciones murales: manifestaciones
- Catedral de Tudela: Sabemos por Mayer que hubo pinturas murales de estilo románico detrás del altar mayor, en su ábside principal. Madrazo alcanzó a ver pintura en su claustro.
- Capilla del Espíritu Santo (Roncesvalles): Había una decoración exterior que relataba la batalla de Roncesvalles y la muerte de Roldán, que debió hacerse en el reinado de Sancho el Fuerte.
- Santa María la Real de Olite: Tuvo decoración mural exterior, en su portada.
- San Pedro de la Rúa (Estella): Puig y Cadafalch llegó a ver en su claustro decoración pictórica.
Y es de suponer, dice Carmen Lacarra, que también la tendría la primitiva Catedral románica de Pamplona, cuya cabecera cedió en 1390.
A finales del siglo XII se extiende por Aragón y Navarra una corriente de neo-bizantinismo, tamizada por la tradición inglesa, que conforma este tardo-romanicismo de que habla Joan Sureda y que también afecta a la pintura románica catalana. Esta corriente, que se centra en torno a 1200, quizá pudo penetrar por varias vías: el Monasterio de San Juan de la Peña (muy conectado con los monjes de Cluny en el XI) y más aún el Camino de Santiago, una de cuyas vías, la Tolosana, conectaba con Jaca, punto de encuentro de las rutas catalanas. En cuanto a la influencia inglesa, hay que recordar el parentesco del rey navarro Sancho el Fuerte con el rey de Inglaterra Ricardo Corazón de León, que había casado con Berenguela, hermana de Sancho.
A este momento de tardo-románico corresponden las pinturas navarras de Artaiz, Artajona y Olite, que hoy pueden admirarse en el Museo de Navarra:
-
Pinturas murales de San Martín de Artaiz (segunda mitad del siglo XIII) Originariamente en el ábside. En torno a un Agnus Dei, que sobremonta una ventana abocinada, cuyo intradós se decora con tallos florales en forma de arabesco, y que hace de eje, se distribuyen cuatro arcos que cobijan a clérigos, santos, reyes y otros personajes, tal como reza el Apocalipsis. Los bienaventurados, acompañados por ángeles músicos en las enjutas, se agolpan en estructuras piramidales alzando su rostro hacia lo alto en actitud de súplica. En cada extremo se superpone una cruz rodada. Quedan restos de la greca que delimitaba en la parte superior el paramento y la banda ornamental inferior con adorno geométrico y rosetas. A nivel formal destacan la simplicidad y estructuración cuatripartita, simétrica; la complejidad compositiva en los grupos, situados en hileras paralelas oblicuas para sugerir el movimiento; el tratamiento lineal de los personajes, sus figuras y rostros alargados; el esquematismo y rigidez en el dibujo, frente al arabesco de los motivos florales de la ventana abocinada; el horror vacui; el color cálido (rojos, verdes, ocre), blanco y negro para los contornos por influencia del gótico lineal; las tintas planas, con un desinterés por el modelado; y la simpleza en la modulación del espacio, como si se tratase de un arte ruralizado. - Pinturas murales de San Saturnino de Artajona (finales del siglo XIII). Ocuparon el lienzo central de la cabecera. El eje de la ventana absidal lo es de todo el programa iconográfico. En la zona superior iría la visión del Cristo triunfante-Resucitado sobre la muerte, sentado a modo de Maiestas Domini, con túnica que mostraría ñas llagas de su pecho, sosteniendo hierático la Cruz. En la actualidad sólo se conserva la zona inferior, con los pies sangrantes dispuestos sobre un escale escalonado. A cada lado un ángel porta los símbolos de la Pasión (quizás fuesen cuatro). Bajo ellos quedan, a cada lado, Pedro y Pablo, insertos en arquillos de medio punto flanqueados por construcciones arquitectónicas. Al lado del Evangelio resta un friso con nueve personajes nimbados, sentados, con las manos juntas (quizás apóstoles) Bajo este friso va otro de arquillos. Y sobre el apostolado parte de otra decoración: los pies de dos figuras (¿Anunciación?). A nivel formal destacan el interés por lo monumental; el orden geométrico y estructuras rígidas (se flexibilizan los motivos de entrelazo en las orlas); cierto horror vacui; colores brillantes (amarillos, verdes, rojos, blanco-negro, planos amplios apenas modulados) Su autor, el llamado Maestro de Artajona, es el mismo que pinta las de Olite y el ábside del Monasterio de Sigena (según Cook y Gudiol) Carmen Lacarra lo identifica con el Maestro que pintó en Artaiz, aunque los murales de Artajona son para ella más antiguos.
- Pinturas murales de San Pedro de Olite (en torno al 1300) Decoraban profusamente la Capilla de Nuestra Señora del Campanal. Ocupaban el sofito del arco de entrada, la bóveda y tres muros;

Iglesia de San Pedro, Olite. Capilla de la Virgen del Campanal. Primer maestro. Y detalle de Cristo en Majestad. Museo de Navarra
en la pared del frente, sobre fondo azul, se disponían seis medias figuras protegidas por arquillos de medio punto rebajado conformando una Epifanía; en el lado del Evangelio Cristo bendiciente portando un libro, María y Pedro; en el lado opuesto, Juan el Bautista, Juan el Evangelista y Pablo; en la bóveda, los arcos ostentan decoración de rombos y estilizaciones vegetales, y los plementos repiten un ángel que porta una corona. La conformación de la bóveda deja libres tres espacios a modo de tímpanos decorados con la Maiestas Dominiy el Tetramorfos (al centro), Cristo coronando a María (a la derecha), y un Obispo bendiciente (Saturnino o Fermín, a la izquierda). En las paredes se conservan fragmentos de arcuaciones con diversos personajes. A nivel formal destaca la ordenación arquitectónica del espacio; las fórmulas lineales; elementos híper-dimensionados; alternancia de rojo con azul en los fondos; falta de perspectiva, se busca la tercera dimensión por medio de los pliegues de los ropajes; gama cromática poco rica: ocres, rojos, azules, negro, dorado en imitaciones de cabujones. Carmen Lacarra considera que este Maestro sigue la trayectoria de los de Artaiz y Artajona, sin recibir el influjo benéfico del arte francés. Sureda duda de ello: ni tienen la monumentalidad de Artajona, ni la armonía de Artaiz. El Maestro de Olite es más sobrio en lo estructural y más efectista en los detalles, por lo que cabe pensar que se trata de varios autores. Para Sureda estas pinturas se alejan de la corriente bizantinizante sin claros paralelismos en lo hispánico y eclecticismo.
- Pinturas murales de San Martín de Auza (Ulzama): a las anteriores cabe añadir estas
otras provenientes de una antigua iglesia románica de fines del XII o primera mitad del XIII, sobre la que se edificó la actual en el mismo emplazamiento. Ahora se encuentran junto al muro N de la Casa Parroquial, pero debían situarse en el ábside rectangular de la iglesia primitiva. Estudiadas por Soledad Silva (rev. Príncipe de Viana, 1978), muestran un arco apuntado (¿) con asomo de una tracería trilobulada, que cobija dos pisos o niveles con representaciones pictóricas: en el superior una Epifanía y en la inferior a la Virgen ronden culto de hiperdulía (en razón de su divina maternidad) una serie de reyes y personajes que simbolizan a la Cristiandad toda. Por cronología y adscripción, en torno a 1300, serían “de transición”, guardan relación con los conjuntos de Artaiz, Artajona y, sobre todo, Olite (con la Epifanía de la Capilla de la Virgen del Campanal)

Sacramentario de Fitero. Presentación del Niño Jesús en el templo (Archivo Real y General de Navarra)
Las artes decorativas
Miniatura
En el siglo XII destaca la labor de varios miniaturistas:
- La Biblia de Amiens: realizada por encargo de Sancho VII el Fuerte (1194-1234) Su autor es el llamado por F. Bucher (The Pamplona Bibles, Yale University Press, 1970), Maestro A, a su juicio autor de los murales de Artajona y Artaiz (aunque esto es muy discutido), que está influido por la miniatura inglesa y el bizantinismo.
- El Cartulario de Leyre (Archivo General de Navarra): realizado posiblemente en el propio Monasterio, que ostenta iniciales ornamentales y una escena de donación.
- Un Comentario al Libro de Job (Catedral de Pamplona): ambos contienen dibujos a pluma con estilizaciones y convencionalismos propios del románico.
De fines del XII a comienzos del XIII:
- El Sacramentario Cisterciense de Fitero (Archivo General de Navarra): adornado con la escena novedosa de la Flagelación de Cristo, aunque en otras escenas pueden verse la Anunciación, la Epifanía y la Pentescostés. Es rico.
Esmaltería

Frontal de altar de San Miguel Excelsis antes de su robo en 1979 (Foto: Dirección de Turismo. Diputación Foral de Navarra)
Fines del siglo XII-comienzos del XIII.
Frontal del Altar de San Miguel in Excelsis (Monte Aralar)
Hoy en el Museo de Navarra [1]y durante ocho siglos en el Santuario de Aralar. Dedicado a la Virgen, es, a juicio de Marie-Madeleine Gauthier “el ejemplo más notable de la decoración preciosa del altar cristiano, de cuantos nos han llegado desde la época románica [2]. Su fabricación se situa entre 1175-1185, durante el reinado de Sancho el Sabio y el obispo Pedro de Artajona. En su creación parece que intervinieron dos artistas, uno burgalés-riojano y otro limosino.
Historia:
En 1765 fue restaurado en Pamplona y limpiado, haciendo reajustes y modificaciones que alteraron su estructura original. Pudo ser de mayor tamaño que el actual. En 1979 fue robado y despiezado, destruyéndose parte de su armazón metálico. La documentación habla de él como “retablo”. En 1991 fue montado e instalado en San Miguel.
Descripción:
Su decoración es a base de esmaltes, metal sobredorado y pedrería. Sobre un soporte de madera se hayan claveteadas 39 hojas delgadas de cobre dorado y esmaltado formando dos pisos (6 a cada lado) de arquerías, con sus columnillas de filigrana vegetal, sobre las cuales destacan edificios en las enjutas (palacios e iglesias) Bajo los arquillos se dispuso en origen un programa iconográfico constituido por los Apóstoles, los Reyes Magos y la Anunciación, que fue alterado en la restauración de Beramendi. En la parte central sobresale una gran pieza esmaltada con las figuras de la Virgen con el Niño dentro de la mandorla mística, a la que rodean en los ángulos exteriores los símbolos del Tetramorfos. La decoración de pedrería se extiende por fuera y en la parte superior del tablero rectangular hay dos series de a 9 cabujones y las efigies de los Evangelistas (¿). El fondo dorado está esgrafiado con palmetas de sabor hispano-musulmán. Lo mismo ocurre con los cabujones decorados con aves afrontadas y entrelazos vegetales estilo ataurique. Las cabezas de los personajes sobresalen en relieve de la superficie con idea de individualizarlos (práctica gótica) y el esmalte es de color azul turquesa. Gauthier duda si adscribirlos a Silos o Limoges (más probable esto último), pero afirma se realizó en Pamplona. La cuestión es que la técnica de champlevé [3]con que se hicieron los esmaltes proviene de Limoges e influyó en el taller del Monasterio de Silos.
Arqueta eucarística de Fitero
Procedente de la iglesia de Santa María la Real de Fitero hoy se halla en el Museo Catedralicio de Pamplona (antes denominado Diocesano). Quizás fuese un sagrario de colgar. Es de cobre dorado con esmaltes. Se hizo hacia 1200. Su forma es cúbica con cubierta piramidal a cuatro vertientes, culminándose su vértice con una esfera. Patas rectas. Las aristas de las caras verticales van reforzadas por baquetoncillos estriados y cenefas con motivos geométricos. Las caras van decoradas con temas figurativos esmaltados previo “champlevé”. El color del esmalte es azul dominante, con detalles florales en marrón y verde. Las figuras son doradas, en contraste, alternando el trabajo a buril con el relieve. En su cara principal aparece Cristo crucificado entre la Virgen y San Juan, culminados por dos pequeños bustos y la media figura del Padre Eterno bendiciendo (en el tejadillo) En las caras laterales hay dos medias figuras de ángeles con las alas extendidas o plegadas (cabezas nimbadas). En el tejadillo van cinco ángeles con las alas desplegadas y el Padre Eterno en relieve. Se adscribe a talleres ambulantes que trabajaron en torno a Silos y Burgos.
Píxide de Esparza de Galar
En el Museo Catedralicio de Pamplona. De hacia 1200. Conectada directamente con la anterior en cuanto a apariencia y ejecución. Es un simple cilindro con tapadera cónica rematada por cruz plana. Su superficie, cilindro y tapadera, se divide en lóbulos ocupados por medias figuras de ángeles con las alas abiertas; sobre el fondo hay flores de colores vistosos. Se elimina el relieve.
Imagen de Ntra. Señora de Jerusalén (Artajona)
Bronce dorado y esmaltado, tardo-románico de comienzos del XIII. Amplia base con patas abiertas que sirve de soporte al sillón de la Virgen sedente, con el Niño en su regazo en actitud de bendecir. Son de proporciones estilizadas, ojos negros esmaltados y orlas del vestido salpicadas de botones de esmalte o cristal azul turquesa. Cierta rigidez se atenúa con la dulzura de la expresión, suavidad de los gestos y asimetría del Niño respecto a su madre (situado a su izquierda). El manto describe líneas oblicuas y curvas (influencia del gótico). A pesar de ello falta comunicación entre ambas figuras (resabio románico). Muy interesante es también el sillón, decorado con figuras y arabescos vegetales alternantes (sendos apóstoles y el Sacrificio de Caín y Abel), como también la base del soporte tampoco ajena a los arabescos de flores.
Iconográficamente responde al tipo de sedes sapiantiae (trono del Salvador y Virgen en majestad) y sirve de relicario.
Obra posiblemente de los talleres itinerantes que recorrían los Pirineos desde Limoges a Silos.
Orfebrería
- Evangeliario de Roncesvalles. Se trata de sus cubiertas de plata, sobredoradas antiguamente. Cubierta: dentro de una orla de filigrana y cabujones incrustados, va inscrito un rombo y en él la figura de Cristo en majestad con el Tetramorfos en los ángulos resultantes. Contracubierta: el Crucificado, la luna y el león de San Marcos. Del siglo XIII, bajo la influencia leonesa. Sobre este Evangeliario tomaban juramento los priores de la Colegiata y hasta los Reyes de Navarra.
- Cruz de Monjardín (Museo Diocesano de Pamplona). Aunque muy restaurada, permite apreciar los relieves de los cuatro extremos, que figuran santos, que son originales románicos (siglo XII). El Cristo es de tres clavos, con las piernas cruzadas y un naturalismo que anuncian ya el gótico. En el reverso lleva el Cordero místico y entrelazo vegetal en relieve.
Eboraria
En las tierras riojanas, en el siglo XI todavía navarras, y en torno al Monasterio de San Millán de la Cogolla, floreció un taller de eboraria, cuya pieza fundamental es el Relicario de su fundador, hoy fragmentado en diversos museos, que estuvo cuajado de pedrería. Las placas de marfil fueron labradas por el Maestro Engelram y su hijo Rodolfo, y un discípulo de nombre Simeón. Ello relaciona esta obra con la eboraria centroeuropea.
Otra obra es el Arca de los restos de San Félix.
Bibliografía sobre artes decorativas
HUICI, Serapio-JUARISTI, Victoriano. El Santuario de San Miguel de Excelsis y su retablo esmaltado. Madrid, Espasa-Calpe, 1929.
URANGA, José Esteban-ÍÑIGUEZ, Francisco. Arte medieval navarro. Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1973 I***
GAUTHIER, Marie-Madeleine-HEREDIA, Carmen. El retablo de Aralar y otros esmaltes navarros. Pamplona, Institución Príncipe de Viana-Caja de Ahorros de Navarra, 1983
GAUTHIER, Marie-Madeleine. Catalogue international de l’oeuvre de Limoges. París, CNRS, 1987, vol. I.
FERNÁNDEZ LADREDA, Clara. Escultura medieval navarra. Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1993.
HEREDIA, Carmen-ORBE, Mercedes. Orfebrería de Navarra. I. Edad Media. Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1986.
LOJENDIO, Luis María de. Navarra románica. Madrid, Ediciones Encuentro, 1978.
BUENDÍA, Rogelio. Navarra (Tierras de España). Arte. Fundación Juan March, 1988.
Imagen de la portada:
Sacramentario de Fitero. Presentación del Niño Jesús en el templo (Archivo Real y General de Navarra)













