Arte contemporáneo. VI. Tendencias precursoras del Surrealismo: Pinturas de Fantasía y Metafísica. Dadaísmo

TEMA 24

LAS PINTURAS DE FANTASÍA Y METAFÍSICA

Reacción que suponen. La pintura de fantasía. Representantes: Henri Rousseau; Marc Chagall. La pintura metafísica: el nuevo movimiento. Figuras fundamentales: Giorgio de Chirico; Carlo Carrá; Giorgio Morandi. Bibliografía.

REACCIÓN QUE SUPONEN

El Cubismo es un movimiento racionalista y en contraposición se va a buscar un mundo diferente: se explora la imaginación, la fantasía, el mundo de los sueños. Esta línea parte ya de El Bosco y otros hitos los tenemos en Goya, en las máscaras de Ensor y va a desembocar en el Surrealismo.

Pero antes del Surrealismo se dan una serie de tendencias precursoras, teniendo que situar dentro de estos precedentes a la Pintura de Fantasía, que incluye la obra de Henri Rousseau y Marc Chagall; también la Pintura Metafísica con Giorgio de Chirico, Carlo Carrá (que antes fue futurista) y Giorgio Morandi; también como precursor del Surrealismo está el Dadaísmo.

La “Scuola Metafísica”, como se la denominó en Italia, durará de 1913 a 1919.

LA PINTURA DE FANTASÍA. REPRESENTANTES

Henri Rousseau:

Dentro de la Pintura de Fantasía tenemos que situar la producción de Henri Rousseau (1844-1910), conocido como “el Aduanero”, ya que desde 1885 fue inspector de aduanas (no conviene confundirle con Théodore Rousseau, pintor de Barbizón).

Rousseau. Noche de carnaval, 1886. Philadelphia Museum of Art, Estados Unidos

Es el principal representante de la Pintura de Fantasía y también de la naïf o primitiva, que es aquella que permanece libre de influencias académicas o actuales y hace hincapié en las vivencias infantiles, y de seres naturales. La Pintura de Fantasía representa la ingenuidad en el arte, que surge sin formación académica, como necesidad de expresión (es considerada por algunos historiadores dentro del Expresionismo)

Rousseau pinta en sus ratos libres como autodidacta movido por la experiencia intuitiva exenta de la técnica convencional, sin que por ello no deje de dominar la composición y un colorido sensitivo de sutiles armonías grises y verdes, totalmente inesperadas.

Su autodidactismo le lleva a reafirmar los contornos de las figuras y a servirse de una perspectiva convencional, ligeramente oblicua, de los objetos y figuras en el espacio.

Se despreocupa de los movimientos de vanguardia coetáneos (Impresionismo, Simbolismo, Fauvismo), aunque los pintores modernos encabezados por Picasso le homenajearon en 1908.

Sólo tiene en cuenta esta idea: la transformación imaginaria de lo cotidiano en lo irreal. Utilizando como base para su producción fotografías e ilustraciones de revistas a gran color.

Con este aire de misterio que Rousseau dio a sus obras, escapó a las apretadas redes del naturalismo del siglo XIX, adelantándose a la explotación de la sensación inconsciente que pronto los surrealistas pondrían en marcha.

Estos son, pues, los principales rasgos de su producción: la ingenuidad mezclada con cierto aire misterioso.

Rousseau. La gitana dormida, 1897. Museum of Modern Art, New York

Rousseau. El sueño, 1910. Museum of Modern Art, New York

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Su obra se centra principalmente en paisajes con figuras. Paisajes un tanto extraños, que bien son como desiertos, bien frondosas selvas de carnosa y abundante vegetación de tipo exótico y con animales igualmente exóticos; plantas tratadas con todo detalle y con coloridos a veces chillones. Paisajes que aparecen iluminados por luz extraña, de carácter enigmático; igual carácter tiene el color. Y en estos parajes se sitúan figuras muy rígidas.

Por lo que respecta a su obra, por primera vez expuso en el Salón de los Independientes en 1886, con “Anochecer de carnaval”, donde en un paisaje de gran profundidad y con fondo de árboles sin hojas aparecen dos figuras sin caracteres, que no se sabe qué representan: la luz blanquecina y el propio colorido otorgan al cuadro un sentido enigmático; todo ello realizado meticulosamente, con gran detalle, que recuerda al artista arcaico.

Pero un gusto todavía romántico por países lejanos y exóticos hace que en ocasiones pinte escenarios del Norte de África, como “La gitana dormida”: también con paisaje y luz extraños, que le dan carácter enigmático a pesar de la ingenuidad; su figura tendida es muy rígida, y junto a ella un león.

El cuadro de selva lo tenemos bien representado en “El sueño”, donde aparece extrañamente una mujer desnuda tendida en un sofá.

Otros títulos interesantes de su obra son “La encantadora de serpientes” y “Paisaje con puesta de sol”.

Marc Chagall:

Otro importante artista que hay que situar dentro de la pintura de fantasía es Marc Chagall (1889-París, 1977)

Marc Chagall junto a su esposa Bella (Grup Enciclopèdia)

Es ruso, nacido en Vitebsk, en el seno de una familia judía pobre. Y de los años infantiles pasados en Rusia, en el seno de una familia de creencias religiosas y tradicionales, va a formar su mundo lleno de imágenes fantásticas, extraídas de los cuentos rusos y judíos, de las tradiciones y creencias en las que participó.

Con este mundo infantil, próximo al de los cuentos, muy amable, de juego, donde es posible todo, incluso lo imposible en las leyes de la naturaleza, crea sus ideas e imágenes de las que va a sacar temas a lo largo de toda su vida, sirviéndose de animales, flores, violines y paisajes rusos.

Además tiene un estilo muy personal, profundamente poético, prácticamente único, sin que que formase grupo con ningún otro pintor.

Su formación artística la inicia en las escuelas de arte de San Petersburgo, adquiriendo en un principio una formación de tipo tradicional. Hasta entonces hizo escasos progresos.

Cambia la situación cuando ingresa en la Escuela Experimental que dirigía el diseñador de teatro León Bakst, influido por las nuevas ideas procedentes de Francia.

De esta manera, Chagall va entreviendo la vanguardia francesa y no tuvo reposo hasta que partió a París en 1910.

Etapa parisina:

Una vez en París, entra en el círculo de los cubistas y traba amistad con el crítico Apollinaire, pero estilísticamente se aproxima más a los artistas que integran la llamada Escuela de París, como Modigliani y Soutine, con los que también se relaciona.

Sus primeras obras son cuadros costumbristas, de género (“El muerto”), y una obra típica de este periodo es “El estudio”, de 1910. Es un cuadro de interior, con los objetos íntimos de la habitación del pintor, que por su soledad recuerda aquellos cuadros tardíos de Van Gogh, aunque su colorido no es tan estridente; es un cuadro tradicional, pero con formas deshechas y cierto expresionismo.

El estilo del pintor cambia al llegar a París, al tomar elementos de la pintura francesa contemporánea, como el colorido fauvista a base de rojos, azules, amarillos, un colorido brillante en suma; también acepta algunas de las premisas de los pintores cubistas, como el sentido del espacio o el quebrantamiento de la línea.

No obstante la aportación estilística francesa, Chagall resulta totalmente original en el argumento de sus cuadros, en los que introduce su mundo personal tan característico.

Chagall. La aldea y yo, 1911. Museum of Modern Art, New York

En 1911 pinta uno de sus primeros cuadros de París: “La aldea y yo»:

  • Cuadro realizado con geometría de tipo cubista, con espacio en altura, colorido también cubista y planismo, respondiendo a una estética francesa.
  • Aunque los símbolos, la mitología, pertenecen a su mundo ruso.
  • La mayor parte del cuadro lo ocupan su cabeza y otra gran cabeza de cabra, dentro de la cual hay una escena pastoril, que remonta a Rusia.
  • Presiden el cuadro un labrador y una figura femenina invertida, sacada de la fantasía de Chagall; a lo lejos y como fondo de esta escena superior se ve un pueblecito ruso, pintado con un colorido muy vivo, que puede recordar a los fauvistas.
  • Contrasta con este mundo de los recuerdos otro que se halla en la parte inferior del cuadro y que corresponde a la ciudad de París.

Las influencias parisinas se advierten en otras muchas obras:

  • En “El poeta”, de 1911, aparece un acusado cubismo en el tratamiento del cuerpo, a base de planos y tubos, aunque se reconoce el cuerpo y la mesa en la que escribe. Rasgo curioso es que la cabeza aparezca puesta al revés, y está así, aunque no es normal, porque el poeta ve cosas que otros no ven; el color y el decorativismo a base de flores recuerdan a los fauvistas.
  • En “El Calvario” presenta un tema cristiano con perspectivas y fondos cubistas, pero con color y luz distintos. Su

    Chagall. El Calvario, 1912-13. Museum of Modern Art. New York

    fantasía entra de lleno en el cuadro y así en la parte inferior pone a un judío con escalera que cambia de color como los fauvistas; otro elemento simbólico es la barca atravesando la laguna; se completa el cuadro con una figura implorante a los pies.

  • “Judío”, de 1914, le sirve de pretexto para tratar a sus gentes. El personaje está bien caracterizado aunque también le aplicará deformaciones cubistas, pero con la libertad que le caracteriza, como ponerle una mano blanca y otra verde. Detrás queda una casa pequeña con ventanas iluminadas por una luz interior. Los elementos decorativos son fauvistas. En el fondo hay letras al modo cubista.
  • En su “Autorretrato de los siete dedos”, también se advierte cubismo, pero de color más rico. Se representa pintando un cuadro típico suyo, con sus elementos característicos como la cabra, la campesina y la iglesia rusa, o sea, con su mitología. Su característica libertad le lleva a pintarse siete dedos. En la parte superior del cuadro aparece una vista de París y su pequeña aldea flotando como en una ensoñación. También reproduce letras en hebreo, que recuerdan las letras de plantilla que utilizaban los cubistas.
Etapa rusa:

Al llegar la Primera Guerra Mundial es movilizado a Rusia, regresa a Moscú, lo que le supone un retroceso en la asimilación de la pintura de vanguardia y una vuelta a su herencia judía.

Después de la Revolución rusa de 1917 ocupa puestos importantes dentro de las Bellas Artes, permaneciendo en Rusia hasta 1922. Se verá envuelto en empresas de envergadura, como fue la decoración al fresco del Teatro Judío de Moscú, donde despliega un programa de simbología judía y rusa. También se casa, en 1915, con la escritora y traductora , nacida en Vitebsk, Bella Rosenfeld, y es a partir de entonces cuando surgen en su obra una serie de cuadros con temas de amantes, de novios, en los que figura su esposa con papel muy destacado. El amor y la felicidad aparecen de forma ingenua y de las maneras más libres que puedan imaginarse.

Obras de este momento son:

  • “El aniversario” (1915-23). Chagall flota en el aire en éxtasis y, con deliciosa absurdidad, tuerce la cabeza para dar un

    Chagall. El aniversario, 1915-23. Museum of Modern Art, New York

    beso a Bella, que para recibirlo hace una pausa en sus tareas domésticas.

  • “Retrato doble con vaso de vino” (1917) es similar. Nos refleja de nuevo el momento de felicidad con Bella. Tiene un escenario ruso, con una ciudad con la típica iglesia del país y un puente; en la parte inferior del cuadro aparece su mujer Bella vestida de blanco y sobre ella Chagall, muy feliz, y es que su felicidad se apoya en ella; culmina el cuadro un cupido.
  • “El paseo” (1917), en él y en los anteriores se deja sentir la influencia cubista.

A veces acompañan estos cuadros de novios los típicos elementos de la propia mitología; así, el violinista, el poeta, la ciudad y hasta animales, la cabra por ejemplo, que aparece de amante en “Sueño de una noche de verano”. También protagoniza la cabra cuadros como “La primavera”, donde toca el violín.

Vuelta a París:

En 1923 termina la etapa rusa y Chagall regresa a París para ponerse en contacto con la vanguardia.

Se dedica a ilustrar ediciones de grandes literatos rusos y franceses; también la Biblia. No obstante, no deja la pintura de caballete para continuar plasmando los típicos temas de su producción.

Viaje a América:

En 1941 marcha a Estados Unidos, donde muere Bella en 1944. Aquí comienza a practicar la escultura, la cerámica y la vidriera sirviéndose de colores simples y brillantes, los que eran propios de su obra.

Se ve envuelto en grandes proyectos decorativos, y en Nueva York diseña murales para la Metropolitan Opera del Lincoln Center.

Muy interesantes son sus vidrieras del Centro Médico de la Universidad de Jerusalén.

LA PINTURA METAFÍSICA: EL NUEVO MOVIMIENTO

Tiene su escenario en Italia, aunque en sus orígenes toma préstamos de otros movimientos.

Su periodo de máxima vigencia fue de 1913 a 1919.

A pesar de ser italiano, es un fenómeno distinto al Futurismo (1909-1916), aunque muchos pintores futuristas derivarían hacia la Pintura Metafísica.

Es un movimiento muy particular, contra corriente, excéntrico. Se relaciona en alguna medida con el Impresionismo y el Expresionismo, o sea, con todos los movimientos que potencian el instinto frente a la razón.

Su nombre se debe indistintamente a De Chirico y Carrá, y no obedece a ningún sistema filosófico específico. Simplemente conserva su sentido literal, el de que sus obras expresan significados que trascienden la apariencia física de las cosas.

Su reacción frente al Futurismo se puede establecer en estos términos:

  • La Pintura Metafísica supone una reacción contra la locura industrial y productivista defendida por los futuristas. Constata que la admiración de éstos por la guerra, entendida como una higienización necesaria, el nacionalismo a ultranza que defienden, traen el desorden de una guerra.
  • La admiración por la “modernidad” futurista pronto se revela causa de la desaparición de la felicidad que da el soñar y del abandono de la forma espiritual.

El pintor metafísico reclamará para sí:

  • El bello oficio artesanal frente a la producción en serie.
  • La rehabilitación del museo: la defensa del pasado cultural frente al nuevo orden de los futuristas.
  • La recuperación de una tradición artística que había sido degradada por la experimentación destructiva del arte moderno. El metafísico se vuelve hacia el Renacimiento (valora la perspectiva).

Con sus imágenes metafísicas, va a dar testimonio de la soledad y angustia del hombre moderno.

Al mismo tiempo, su creación de un mundo inquietante y absurdo, va a ser un claro preludio del Surrealismo.

FIGURAS FUNDAMENTALES

Los representantes cualificados de la Pintura Metafísica en Italia fueron: Giorgio de Chirico, Carlo Carrá y Giorgio Morandi.

Giorgio de Chirico:

Volo, Grecia, 1888 – Roma, 1978.

Fue la figura fundamental tanto en el campo de la teoría como de la práctica.

Recibe influencias de la Antigüedad y de las ciudades donde vivirá: Munich y Florencia.

De la Antigüedad en primer lugar. Chirico es un griego de padres italianos, que vive en Grecia hasta sus 17 años (su padre era ingeniero de los ferrocarriles griegos), de donde tomará su amor por la estatuaria clásica y por la mitología griega.

Munich:

En 1906, muerte su padre, su familia se traslada a Munich, donde permanecerá por espacio de cuatro años y se formará en su Academia:

  • Conoce a los pintores neo-románticos Arnold Böcklin, Max Klinger y Alfred Kubin. De estos pintores aprende el dar una apariencia real a lo fantástico: ahora lo fantástico se presenta como algo evidente, materializado. Rechaza el impresionismo porque, a su juicio, nunca podrá darle la sensación de algo nuevo, de algo “que antes nunca he conocido”, la revelación de lo que Kubin llama “el otro lado de la vida”.
  • Vive en un mundo impregnado por la filosofía idealista, existencialista, recibiendo la influencia de los escritos de Nietzsche y de Schopenauer. Del primero toma la idea de la pintura como visión simbólica y el significado lírico oculto en la apariencia superficial de los objetos; todo objeto tiene un significado lírico. Todas estas ideas influyeron en la creación de su propia visión metafísica del universo.
  • También le influyeron las ideas del psicoanálisis, con su estudio del subconsciente, el simbolismo de los sueños, el valor del instinto y de la emoción.
  • Desde el punto de vista plástico, De Chirico conoce también en Munich el Modernismo, que todavía pesaba mucho en esta ciudad, y se interesa por el valor sugestivo de la línea.
Florencia:

Con todos estos aportes se traslada a Florencia en 1910, apareciendo con un estilo formado, muy personal, que él llama “pintura metafísica”:

Una pintura que podemos calificar de realista, pero al modo los pintores primitivos italianos del Cinquecento.

De Chirico. Melancolía y misterio de una calle, 1914. Col. particular

Comienza a pintar una serie de cuadros en los que recoge espacios urbanos realizados con profunda perspectiva lineal, en los que parece se reviven los maestros del Renacimiento italiano:

  • Se trata de plazas o calles con logias a lo renacentista, trazadas con gran geometría y linealismo, con profundas lejanías.
  • Estas edificaciones o plazas aparecen iluminadas por una fuerte y rasante luz de sol otoñal, que alarga las sombras y produce fuertes contrastes, más intensos con el paso del tiempo.
  • Aparecen arquitecturas o arcadas en contraluz, acentuando el efecto.
  • En este ambiente parece haberse detenido el tiempo.
  • En el centro de este espacio suelen aparecer en solitario estatuas clásicas (mórbidas y a veces de espalda, lo que genera un choque), así como elementos anacrónicos (locomotora, furgón) u otros recursos inquietantes (una niña corriendo con su aro)

El conjunto da idea de soledad, de enigma metafísico. Detrás de la pintura hay un significado, un simbolismo, aunque se escapa a la comprensión, a pesar de parecer todo claro  y evidente.

Produce una sensación extraña, metafísica, supra real.

Obras de esta época: “La recompensa del adivino” (1912), “Gozos y enigmas de una hora extraña” (1913), y “Melancolía y misterio de una calle” (1914)

París:

En 1911 De Chirico marcha a París y pasa en esta ciudad unos cuatro años.

Conoce los movimientos de vanguardia, sin dejarse influir por ellos, y admira a los pintores del siglo XVII, como Poussin y Claudio de Lorena.

Ferrara:

De Chirico. Héctor y Andrómaca, 1917. Col. Mattioli, Milán

De Chirico. Gran interior metafísico, 1917. Museum of Modern Art, New York

En 1915, al estallar la Primera Guerra Mundial, es movilizado a Ferrara, pero es recluido por problemas mentales en un sanatorio de esta ciudad italiana, donde conocerá a Carrá, un pintor futurista con el que formará la Escuela Metafísica.

Durante esta época y a partir de 1914-15, sin abandonar sus estudios de perspectiva, va a introducir un elemento nuevo -el maniquí- que va a ocupar un lugar muy destacado dentro del cuadro.

Maniquíes que recuerdan las figuras articuladas de madera que se usan en las clases de dibujo o de corte y confección, o las figuras o dibujos anatómicos del Renacimiento, que son asexuadas (“El dúo”, 1915).

Estas figuras son protagonistas de sus dramas pictóricos y reciben nombres de la mitología clásica.

Junto a ellas aparecerán un sinfín de objetos de significado inexplicable, reflejados con un frío escrúpulo de objetividad, tales como escuadras, reglas, estructuras geométricas; estatuas de yeso; láminas de anatomía; guantes de cirujano; galletas; carruseles; cajas de cerillas; cuadros con sus caballetes; pizarras con gráficos y fórmulas, etc.

Obra característica es la titulada “Gran interior metafísico” (1917) Interior de habitación, marcado por las líneas del suelo y el techo. En él hay varios bastidores de madera sobre caballetes, colocados en distintos planos (alguno en escorzo), cajas y formas geométricas. En primer plano, uno de los cuadros muestra un paisaje convencional; otro cuadro muestra dos panes, entre otras cosas. Hay tres perspectivas distintas: la de la habitación, los cuadros, y el paisaje.

A partir de 1919, De Chirico rompe con Carrá por diferencias con su libro Pintura metafísica. Se aparta del mundo artístico, aunque pasa algunos años en París y se une al grupo surrealista.

Normalmente hasta el final de sus días vivirá en Roma, pintando en un estilo clasicista y progresivamente más académico, combinando elementos del pasado clásico con otros del presente.

Carlo Carrá:

Nacido en el Piamonte en 1881, falleció en Milán en 1966.

Dentro de la Pintura Metafísica hay que encajar a Carlo Carrá, pintor que viene del Futurismo (recordemos sus pinturas “Funeral del anarquista Galli” y “Manifestación patriótica: pintura de palabra libre”), pero tras su encuentro con De Chirico en Ferrara durante la Guerra Mundial, comienza a trabajar en el nuevo tipo de pintura, cambiando su anterior estilo.

Carrá. Caballo y jinete, 1916-17. Col. Particular

Como De Chirico utiliza el maniquí y otros objetos, pero con unas características definidas: de un modo más lírico y menos elegíaco; con mayor densidad de color; con un humor ocasional; con un deseo, como aquel, de recuperar los valores plásticos del Renacimiento italiano “auténtico”: de Giotto y Ucello tomará la simplicidad con que representan las figuras; de Piero de la Francesca los colores suaves y la luz difusa.

Como De Chirico dará nombres mitológicos a sus maniquíes.

Obras características son:

  • “Caballo y jinete” (1916-17). El maniquí, en este caso, es una construcción de chapas, pero con un criterio semejante al del maniquí de Chirico. Los fondos son similares a los de Chirico, con un muro en escorzo, hecho por grandes sillares, marcándose así la perspectiva, a lo que también colaboran las líneas de fuga del suelo. El cuadro parece de un primitivo italiano, con sus perspectivas geométricas, su color delicado y muy cuidado.
  • “Penélope”. Situada en un interior con perspectiva y suelo enlosado como en los Primitivos. En el centro aparece el maniquí, pero hecho con elementos clásicos.

Carrá creará también su modelo peculiar: una cabeza como de yeso, cortada, muy geométrica, que recuerda los modelos primitivos de Giotto. Junto a ella coloca otros elementos de geometría y todo ello pintado con un color muy delicado y cuidado, propio del artista en esta etapa. Ejemplo: “Gentilhombre borracho”, título chocante.

Pintará interiores, por último, donde registra varias perspectivas, como en los interiores metafísicos de Chirico. Ejemplo: “Musa metafísica” (1917), que está presidido por un maniquí como de yeso, vestido de deportista.

Giorgio Morandi:

Próximo a la Pintura Metafísica se encuentra igualmente Giorgio Morandi (Bolonia, 1890-1964)

En 1909 experimenta la revelación de la obra de Cézanne y realizará paisajes dentro de su estilo peculiar.

A partir de 1914 participa, no sin reservas, en el movimiento futurista.

Morandi. Naturaleza muerta con pelota, 1920. Col. Riccardo Jucker, Milán

A partir de 1918 evoluciona, desde un cierto cubismo, a unas naturalezas muertas de un gran rigor, reuniendo objetos heteróclitos que se convierten en elementos de estructura espacial.

El conocimiento de Chirico y de Carrá le introducen en la Pintura Metafísica.

Se hace grabador.

En 1924 sus naturalezas muertas están ya plenamente concebidas dentro de una expresión de “metafísica de lo cotidiano”, según BERNARD CEYSSON. Naturalezas que se caracterizan porque están integradas por bodegones de objetos geométricos de uso diario, bien perfilados, meditada su ordenación, colocados sobre una mesa circular que parece suspendida en el aire o con un débil soporte, con fino colorido, ascetismo y enigma en su ambientación metafísica: “Naturaleza muerta con pelota” (1920)

BIBLIOGRAFIA

Pintura de fantasía:

HEARD HAMILTON, George (1983) Pintura y escultura en Europa 1880-1940. Madrid, Cátedra, pág. 233 y ss. (Rousseau) y 452 y ss. (Chagall).

Chagall

CASSOU, Jean (1965) Marc Chagall. London, Thames and Hudson.

PINTÓ, Alfonso (1957) “Marc Chagall”, en Goya, 16, págs. 225-234.

VENTURI, Lionello (1956) Chagall. Géneve, Skira, nº 18.

Rousseau

BIHALJI-MERIN, Oto. El arte naïf. Barcelona, Labor, pág. 27 y ss.

VALLIER, Dora (1972) La obra pictórica completa de Rousseau el Aduanero. Barcelona, Noguer.

WILENSKI, R. H. (1953) Rousseau (1844-1910). Novara, Agostini.

Pintura metafísica:

CEYSSON, Bernard (1983) “Mitos y utopías: la muerte del arte y su sublimación”, en LA PINTURA MODERNA. Géneve, Skira-Carroggio, tomo II, pág. 46 y ss.

HEARD-HAMILTON, cit., pág. 408 y ss.

VENTURI, Lionello (1952) La peinture italienne. Géneve, Skira, vol. 2, pág. 143 y ss.

CARRÁ, Massimo (1971) Metaphysical art. London, Thames and Hudson.

Carrá

CARRÁ, Massimo (1970) L’Opera completa di carrá dal futurismo alla metafísica e al realismo mítico 1910-1930. Milano, Rizzoli.

FANTUZZI, Gabriel (1964) Carlos Carrá. Buenos Aires, Codex, nº 46.

Morandi

MARTINI, Alberto (1964) Giorgio Morandi. Buenos Aires, Codex, nº 70.

VITALI, Lamberto (1977) Giorgio Morandi. Catalogo generale. Milano, Electa Editrici, 2 vols.

 

TEMA 25

El DADAÍSMO

Circunstancias en que surge. Los focos del movimiento: Zurich; Nueva York; el Dadaísmo en Alemania; París. Bibliografía

CIRCUNSTANCIAS EN QUE SURGE

El movimiento dadaísta surge en unas circunstancias históricas trágicas, que son los inicios de la Primera Guerra Mundial. Circunstancias que inspiraron en los poetas y literatos sentimientos de desesperación y rebeldía, en suma, una crisis del espíritu humano.

Marcel Duchamp. L.H.O.O.Q., 1918. Centro Pompidou, París

Estos sentimientos favorecieron el que poetas y artistas adoptaran una postura extravagante, de negación y destrucción de la cultura y del arte de Occidente. Y estas ideas se caracterizan por una tensión máxima, que les lleva a querer traspasar todas las fronteras; con un desbordamiento de emociones, críticas, etc., que llevan a forzar las puertas de todos los campos.

Toda esta actuación de los dadaístas fue interpretada como una mera farsa, pero bajo esta apariencia pretendían una revisión de conceptos establecidos sobre el arte y la belleza, y la búsqueda de una nueva visión, de una manera de crear, y a todo esto llegan a través de la sátira terrible, de un humor descabellado, aunque tienen seriedad en sus motivos últimos.

LOS FOCOS DEL MOVIMIENTO

La explosión del movimiento se produce simultáneamente en distintos puntos del mundo, principalmente en Nueva York y Zurich, durante  la Primera Guerra Mundial, aunque el primer centro importante fue Zurich entre 1916-19.

Zurich:

En esta ciudad suiza, situada en zona neutral, van a reunirse una serie de jóvenes artistas y exiliados por la guerra que azotaba Europa: el poeta rumano Tristán Tzara; su compatriota el pintor Marcel Janco; el pintor, escultor y poeta alsaciano Jean Arp, que se reúnen en el Cabaret Voltaire de esta ciudad. Todos estos artistas organizaron diversas actividades, como lecturas poéticas, conciertos de ruidos, exposiciones y publicaciones, atacando con ello el arte y la literatura tradicionales.

El nombre “dadá” fue inventado en 1916 para designar este movimiento que por entonces surgía en Zurich (si bien aquí sería fundamentalmente literario) , aunque su etimología y origen resultan polémicos y dudosos:

  • Para la mayoría, “dadá”, en francés, quiere decir “caballo de juguete”, lo que puede asociarse a un querer volver a la infancia, un querer desprenderse de todo principio cultural.
  • Otros creen que significa “sí, sí” en eslovaco.
  • Pero, por encima de todo, constituye un símbolo burlón, que contiene un ataque a todo lo anterior, incluso de lo más próximo.

El Dadaísmo en relación al antecedente Futurismo presenta matices y caracteres propios:

  • Los dadaístas adoptaron muchas fórmulas del Futurismo, como las palabras libres de Filippo Tomasso Marinetti, también la música de los ruidos de Luigi Russolo.
  • Pero el punto de vista de los dadaístas era distinto al de los futuristas, que ensalzaban el mundo de las máquinas y veían en la mecanización, la revolución y la guerra el medio racional y lógico de solucionar los problemas humanos.
  • Por el contario, los dadaístas creían que la razón y la lógica habían llevado a la guerra y que el único camino para la salvación era la anarquía, lo intuitivo y lo irracional.
  • Quieren destruir el “orden social” de los futuristas. Su intención, en cierto sentido, era su retorno a la necesidad interna de Wassily Kandinsky –lo espiritual en el arte- pero con la diferencia de que el dadaísmo era pesimista y negativo.

En lo que se refiere al arte, el grupo no admitía ningún programa y tampoco tenían un denominador estilístico común, aunque podemos advertir tres características de su proceso creador:

  • El bruitismo: que viene de “bruit”, ruido en francés, procedente de los futuristas, de su música-ruido; buscaban el ruido como forma destructora.
  • La simultaneidad: que pretendía la convivencia de varias visiones, estaba tomada de los cubistas que vía orfistas enlazaba con los futuristas.
  • El azar: debía ser el principio rector del acto de creación estética, que llevará al automatismo de los surrealistas.

Y estas tres facetas, a pesar del sentido negativo que le dieron en un principio, se convirtieron pronto en un enfoque positivo y revolucionario del acto creador, enfoque que aún perdura en nuestros días, en las diversas artes.

Arp

En el grupo de Zurich la figura más importante es el alsaciano Jean o Hans Arp, nacido en Estrasburgo en 1887 y muerto en 1966.

Desde sus comienzos se nos muestra como poeta y pintor, siendo amigo de Paul Klee y también se relacionó con el grupo del Jinete Azul y con Kandinsky.

A comienzos de la Primera Guerra Mundial va a París y aquí se aproxima al grupo de Picasso, Modigliani, Apollinaire y Delaunay.

Arp. Flor martillo, 1916. Col. François Arp. París

Después de conocer todo esto, en 1915 destruye la mayor parte de su obra anterior y comienza un estilo de abstracción geométrica (“pintura en relieve”), primero basada en el cubismo, pero luego su geometría sugiere formas orgánicas (hojas, insectos, vida animal) de espíritu surrealista. Se sirve para ello de collages y dibujos al azar, que incluso prueba a hacer con láminas de madera, creando relieves coloreados y brillantes con formas orgánicas (“Flor martillo”, “Cabeza de Tzara”, 1916)

Algunos de ellos se llevarían a textiles con ayuda de su mujer Sophie Taeuber.

Con respecto a la creación, Arp era un dadaísta integral. Se cuenta la anécdota de que rompió un dibujo y tiró al viento los trozos resultantes; luego, en la distribución casual de los trozos caídos en el suelo vio la solución de su problema.

Tzara hacía otro tanto para sus poesías.

De esta manera intervenía el azar.

Arp también se va a dedicar a la escultura, en mármol o bronce de apariencia abstracta, pero donde se reconocen las formas de la naturaleza y humanas, en especial torsos femeninos. Parte del escultor rumano Constantin Brancusi y se considera que influiría en Alexander Calder y Henri Moore.

Nueva York:

Número 1 de la revista 291

Otro foco importante de Dadaísmo se forma en Nueva York entre 1915 y 1920, coincidiendo con la Primera Guerra Mundial.

Y surge de la coincidencia en Nueva York de Duchamp y del cubano franco-español Francis Picabía, ligado al grupo de Zurich y Barcelona. Artistas que encontraron un ambiente adecuado en una galería de vanguardia que llevaba el fotógrafo Alfred Stieglitz, quien incluso llegaría a fundar con ellos la revista 291, para presentar las ideas anti-arte de estos artistas.

A ellos se les unen otros jóvenes artistas estadounidenses como Man Ray.

Muy importante es el dadaísmo en Estados Unidos, porque en él comienza la gran escuela americana.

Dentro del grupo, el artista de mayor talla e influencia fue

Marcel Duchamp (1887-1968)

Formado en el cubismo, se interesó también por el futurismo, siendo muestra de esta etapa su “Desnudo bajando una escalera” (1912), que parece inspirado en la cronofotografía de Marey y Muybridge.

Duchamp. Gran cristal. Museum of Modern Art, Filadelfia

Su orientación dadaísta se produce a partir de 1912 con un viaje a Munich, y consolida con su marcha a Nueva York en 1925, año en que inicia su “Gran cristal (La novia desnudada por sus pretendientes incluso)”, 1915-23:

  • Es una escultura realizada con cristal, alambre de plomo, hoja de metal, óleo, barniz y polvo.
  • La escena representada combina abstracción con mecanicismo y la interpretación biológica que se le pretende dar resulta de difícil comprensión.
  • Queda abierta a la especulación.
  • El interés de esta pieza se dirige a la perspectiva y a la transparencia (lo óptico) y lo ingenieril.

La innovación dadá más importante de Duchamp fue su “ready-made” u objeto manufacturado, por ejemplo su “Rueda de bicicleta” (1913) embutida en un taburete de cocina.

Con ello desarrolla una práctica iniciada por Picasso.

Los “ready-made” son un atentado a la dignidad de la obra de arte tradicional (son anti-arte) y una innovación, porque eleva a objeto artístico algo manipulado por él y sacado de lo cotidiano.

Duchamp. Rueda de bicicleta, 1913. The Israel Museum, Jerusalem

Duchamp. Fuente, 1917-18. Galería Nazionale, Roma

Otras muestras de “ready-made” son sus “Botellero”, “Perchero”, “Fuente” (en este caso un urinario presentado como pieza escultórica)

De aquí pasó Duchamp a manipular arte y prefabricado. Quería convertir un objeto de arte en objeto utilitario, por ejemplo, un Rembrandt como tabla de planchar.

Otros dadaístas que no deben olvidarse son Francis Picabía y Man Ray.

Francis Picabia (1879-1953)

Picabia. Encuentro amoroso, 1917. Col. Particular

Su primera etapa como pintor se desarrolla dentro del cubismo órfico.

De 1914 a 1922 se extiende en Nueva York su etapa dadaísta, tras producirse su encuentro con Alfred Stieglitz y Marcel Duchamp.

De Picabía conviene destacar, por su originalidad, sus “obras mecanomorfas”, especie de máquinas delirantes con las que se trata de representar actos de la fisiología humana:

  • Son figuraciones simplificadas, bien dibujadas, que se inspiran en planos de diseño industrial.
  • Pretenden dar una interpretación mecanicista de los actos del hombre, reducirlo a fisiología descarnada.
  • Obra: “Encuentro amoroso”, “Prostitución universal”, “El niño carburador”.
Man Ray (1890-1976)

Ray. A la hora del Observatorio, los enamorados, 1932. Col. Particular

Estadounidense de Filadelfia, aporta al Dadaísmo un humor sonriente y travieso, cierto lirismo, como en su “A la hora del Observatorio, los enamorados” (1932-34): consistente en unos labios inmensos que flotan en le aire como si fueran nubes.

También aporta el contacto del dadaísmo con la práctica fotográfica (mediante sus “rayografías”, que son radiografías del mundo real) y cinematográfica (pues realiza varios cortometrajes)

El Dadaísmo en Alemania:

Terminada la Guerra Mundial en 1918, surge el foco dadaísta de Berlín. También trabajan los dadaístas en Hannover y Colonia.

Berlín

Hausman. ABCD, fotomontaje 1923-24. Centre Pompidou, París

A Berlín llegan las influencias dadaístas a través de Zurich y su propagador Richard Huelsenbeck.

Tuvo un carácter literario y musical más que puramente plástico.

Pero en este foco Raoul Hausmann hizo un importante descubrimiento -el fotomontaje- al formar con recortes de fotos una especie de collage, procedimiento que sería llevado al virtuosismo por John Heartfield.

El fotomontaje fue una forma ideal para las pretensiones de los dadaístas y luego para los surrealistas.

Hannover

En esta ciudad trabaja el artista Kurt Schwitters (1887-1948), que fue poeta, recitador y también pintor.

Fue el exponente más puro del espíritu dadaísta surgido en Alemania.

Tiene la peculiaridad de hacer collage con objetos usados recogidos de la basura (que llamó “merz”), tales como papeles, cigarros, billetes de autobús, recortes de periódicos, etc. (“26 Nueva York”)

Forma así unos collages de gran color, que resultan bellos por la combinación de estructuras y colores.

Es decir, sublima los desperdicios por medio del acto artístico.

Schwitters. MZ 426 Figures, 1922. Vancouver Art Gallery, Canadá

Ernst. Dibujo. Museo Carmen Thyssen, Málaga

Colonia

Esta otra ala del dadaísmo la protagoniza Max Ernst, que sólo será dadaísta hasta 1921.

Su dadaísmo se caracterizará por la utilización de collage, “ready-made”, un tanto relacionado con la pintura metafísica italiana (“collage onírico”) Descubrió el mundo de los dibujos biológicos de microorganismos (“Bicicleta gramílea”)

París:

Es el foco más tardío. A él acuden los artistas de otros focos, cuando se ha disuelto el movimiento, a partir de 1919-20.

Es más literario que poético, y en él se reúnen el poeta Louis Aragón, el literato y crítico André Breton, también Tristan Tzara y el poeta Ezra Pound.

Se manifiesta especialmente en conciertos de ruidos, lecturas de poesías, y en actividades de escándalo.

Se extiende hasta 1924, en que todas estas componentes pasarán al Surrealismo.

BIBLIOGRAFÍA

General:

CEYSSON, Bernard (1983) “Mitos y utopías: la muerte del arte y su sublimación”, en LA PINTURA MODERNA. Géneve, Skira, tomo II, pág. 52 y ss.

CIRLOT, Juan Eduardo (1958) Arte contemporáneo. Origen universal de sus tendencias. Barcelona, EDHASA, pág. 98 y ss.

HEARD HAMILTON, George (1983) Pintura y escultura en Europa 1880-1940. Madrid, Cátedra, pág. 379 y ss.

HUYGUE, René-RUDEL, Jean (1969) L’art et le monde moderne. Paris, Larousse, vol. I, pág. 366 y ss. (Traducción española por Planeta en Barcelona, 1971).

LEXIKON DER MODERNEN KUNST (1955) München, Knaur.

MICHELI, Mario de (1972) Las vanguardias artísticas del siglo XX. La Habana, Instituto Cubano del Libro, pág. 186 y ss.

Específica:

ADES, Dawn (1975) El Dadá y el Surrealismo. Barcelona, Labor.

GALLEGO, Julián (1977) “Dadá y el Surrealismo”, en LOS ISMOS DE LA PINTURA. Madrid, Los Domingos de ABC nº 8.

 

Imagen de la portada: Kurt Schwitters. MZ 426 Figures, 1922. Vancouver Art Gallery, Canadá