Arte contemporáneo. VII. El Surrealismo

TEMA 26

EL SURREALISMO

Génesis y naturaleza del movimiento. Los pintores surrealistas: Max Ernst; los surrealistas “abstractos”: André Masson; Joan Miró. Yves Tanguy. Salvador Dalí. René Magritte. El realismo mágico. Bibliografía.

GÉNESIS Y NATURALEZA DEL MOVIMIENTO

Es uno de los movimientos artísticos más importantes del siglo XX.

La palabra “surrealismo” aparece aplicada por primera vez a la literatura y al ballet, utilizándola Apollinaire en 1917; a partir de entonces usaron el término el crítico y poeta André Breton, el también poeta Paul Eluard y un decena de jóvenes artistas que se reúnen por aquellos años en París.

Nace en los años de la Primera Guerra Mundial y trasciende la Segunda, aunque su influencia durará por más tiempo.

Se pueden reconocer dos épocas:

  • Primera de formación hasta 1930 (el Primer Manifiesto es de 1924).
  • Segunda de desenvolvimiento, de 1930 (año del Segundo Manifiesto) en adelante. En España se agrupa “Dau al Set” en 1948 (Tàpies), bajo la influencia muy directa de Miró.

A pesar de que nace en París, tuvo más difusión que ningún otro grupo: formó escuelas en Inglaterra, Bélgica, España, Suiza, Alemania, Checoslovaquia, Yugoslavia; Japón; México, Chile (Matta), Brasil y en especial en Estados Unidos (Masson)

Entre los movimientos que lo inducen está la Pintura Metafísica, al inspirarse en la imaginación; el Cubismo y el Futurismo, al incorporar una actitud de rebeldía frente al arte; el Dadaísmo, al insistir en la ordenación casual de los objetos, al emplear los objetos más extraños, al provocar repugnancia y por la práctica del anti-arte.

Al Surrealismo no le interesa destruir el arte establecido, ni la provocación o la burla (como el Dadaísmo), sino la búsqueda de lo desconocido.

Querían romper con el arte racional y científico (del Cubismo y del Futurismo), liberar la imaginación, tomar conciencia de su aspecto poético y no científico.

Manifiesto del Surrealismo, firmado por A. Breton, 1924

André Breton publica en 1924 el “Manifiesto del Surrealismo”, que lo definía como puro automatismo psíquico por el que se intenta expresar, ya sea verbalmente o por escrito, la función verdadera del pensamiento. Pensamiento dictado en ausencia de todo control ejercido por la razón y al margen de toda preocupación moral o estética.

Esta definición lo explica todo: ninguna regla, ningún sistema es aceptado por el surrealismo.

Fue inicialmente un movimiento literario y por ello firmaron su manifiesto fundacional hombres de letras con Aragon, Crevel, Desnos, Eluard y Soupault, y ningún pintor ni escultor, si bien Breton enumera en él los pintores que considera surrealistas, como:

  • Ucello
  • Los actuales Seurat, Moureau, Matisse, Derain, Braque, Marcel Duchamp, Picabia, De Chrico, Klee, Man Ray, Ernst, Masson y “el más puro de todos” Picasso.
  • No cita a El Bosco, genial anticipador del simbolismo freudiano, ni a Goya, grabador de “Los Caprichos”, uno de ellos notable como “El sueño de la razón engendra monstruos”. El símbolo es el vehículo entre el inconsciente y el consciente

El surrealismo se apoya en:

  • El automatismo como vía no condicionada para expresar el estado de ánimo interior (recordar lo que suponía el azar para los dadaístas). Por ello el surrealismo se fascina por el arte de los locos, los beodos y los primitivos. Es un arte “instintivo”: no va a existir un “estilo surrealista, sino un estado de ánimo surrealista”, en consonancia con Dadá.
  • La desorientación reflexiva, según JULIÁN GÁLLEGO, provocada por la incongruencia de los elementos que figuran en un cuadro, objetos extraños entre sí colocados en un espacio “lógico” y representados con un estilo académico, para mayor incongruencia.
  • Las revelaciones psicoanalíticas de Freud: el valor que concederá a los sueños y al subconsciente sobre la conducta humana (algo que también interesa a los expresionistas) De aquí que el surrealismo se oponga al realismo (lo consideran una torpeza); seguirá el trompe l’oeil, es decir, fijará las imágenes de sus sueños como si fuesen reales al engañar al ojo humano.
  • El subjetivismo y la imaginación, la estética de lo maravilloso, la rebeldía. Admiran a los literatos románticos del XIX (Conde de Lautremont, Rimbaud)

Pierre Loeb en la década de 1940

La primera exposición surrealista tuvo lugar en la Galerie Pierre, abierta en París por el marchante Pierre Loeb,  en noviembre de 1925. Intervinieron en ella De Chirico, Arp, Klee, Ray, Picasso (antes perteneciente a otros grupos); Masson, Miró, Roy (nuevos) A partir de ella se consolida el grupo: en 1925 se les unen Tanguy, los dadaístas Duchamp y Picabia en 1927, y Magritte y Dalí en 1928.

Según KARIN THOMAS, el Surrealismo tomará dos direcciones:

  • El automatismo rítmico de Matta, lo que en un futuro se traducirá mediante el dripping (o chorreo) de la Action Painting estadounidense.
  • El método paranoico-crítico de Dalí y del cineasta Buñuel, influencia del teatro artaudiano de la crueldad, que tienen un mismo fondo psicoanalítico del absurdo, y que será antecedente del neo-surrealismo fantástico, mágico y mítico.

LOS PINTORES SURREALISTAS

Entre los precursores inmediatos del movimiento surrealista hay que citar a algunos de los artistas que intervienen en la Primera Exposición de Surrealistas (París, 1925), que también se les ha considerado como integrantes de otros grupos, tales como:

  • Picasso, con el Cubismo.
  • De Chirico, con la Escuela Metafísica.
  • Klee, con el Expresionismo alemán (Jinete Azul).
  • Duchamp y Picabia, con el Cubismo Órfico y el Dadá.
  • Man Ray, con el Dadaísmo, a quienes nos hemos referido en los temas anteriores.

Los surrealistas y sus padrinos en La cita de los amigos, de Max Ernst (1922) De pie, de izda. a dcha.: Philippe Soupault, Jean Arp, Max Morise, Rafael Sanzio, Paul Éluard, Louis Aragon, André Breton, Giorgio de Chirico y Gala Éluard. Sentados, de izda. a dcha.: René Crevel, Max Ernst, Fiódor Dostoyevski, Théodore Fraenkel, Jean Paulhan, Benjamin Péret, Johannes Theodor Baargeld y Robert Desnos. Museum Ludwig, Colonia.

De todos ellos Breton considera a Picasso el pintor surrealista por excelencia: en el periodo 1913-15 (correspondiente al cubismo sintético) fue un auténtico explorador de la forma y poética surrealista. Los surrealistas van a aprovechar algunos recursos suyos como la profusión de puntos de colores; el tratamiento ilusionista de los materiales; el grafismo sutil; las rupturas en la disposición de los motivos; y las formas blandas y sensuales.

Vamos a centrarnos ahora en los pintores más coherentemente surrealistas: Max Ernst; los surrealistas “abstractos” André Masson y Joan Miró; Yves Tanguy; Salvador Dalí; René Magritte; y el realismo mágico de Roy y Delvaux.

Max Ernst:

Nace en Brülh (cerca de Colonia), en 1891 y muere en París en 1976.

Participa en el Surrealismo desde 1921.

Su infancia se ve marcada por la muerte de su hermana María y el descubrimiento de la muerte de su cacatúa en el preciso instante en que nacía su hermana Loni; esto provocaría en él crisis depresivas y confusión entre pájaros y seres humanos, que afloran en su obra.

En su formación hay que destacar:

  • Sus estudios de filosofía y psiquiatría, conoce el arte de los locos.
  • Su predilección por la magia y las ciencias ocultas.
  • El conocimiento de Arp y la Primera Guerra Mundial, con una consecuente predisposición a la agresividad destructiva.
  • El encuentro con la obra de De Chirico (1919), que para él constituye un modelo de liberación interior.
  • Lecturas de cuentos de terror de fines del siglo XVIII y cuentos alemanes de hadas.
  • Las pinturas de Grünewald y de Friedrich, que presentan el drama psicológico.
  • El psicoanálisis freudiano.

Ernst. El elefante de las Célebes, 1921. Tate Modern, Londres

Ernst. El patio del dragón de la serie Una semana de bondad o los Siete elementos capitales. Collage, 1933

 

Todo ello le conduce a un miedo irracional, le provoca alucinaciones y explica la simbología oculta a la razón presentes en sus pinturas, afloramiento de su mundo interior.

Obra principal:

  • Bajo la influencia de De Chirico: “El elefante de las Célebes”, “Edipo rey”, “Piedad o revolución por la noche” (1921-24): por su estructura, luz intensa y fría; y por su significado oscuro.
  • De humor y sátira: “La cita de los amigos” (1922): retrato de los pintores surrealistas con figuras-choque como la presencia de Rafael de Urbino.

    Ernst. El gran bosque, 1925

  • Collages insólitos: “La mujer de las cien cabezas” (1929); “Una semana de bondad” (1934): series inquietantes de escenas desorientadoras logradas mediante collages sobre viejos grabados.
  • Frottages y grattages guiados por un automatismo creativo, mediante los que representa sus bosques misteriosos y alarmantes: “Bosque y sol” y “El gran bosque” (1925), “Bosque y paloma” (1927)
  • Decalcomanías, en el cénit de su surrealismo: “Europa después de la lluvia” (1940-42), donde plasma su visión de la Segunda Guerra Mundial.

Recordar estos términos técnicos: se llama frottage o frotamiento a la técnica de colocar el soporte sobre una superficie rugosa y friccionarlo con un lápiz o con un trapo embadurnado en colores; grattage es el raspado de un lienzo previamente cubierto de pigmentos; decalcomanía es la técnica del surrealista Óscar Domínguez (1935) consistente en la estampación de un soporte pintado sobre otro, lo que produce deformaciones accidentales en la representación del motivo.

Ernst. Europa después de la lluvia, 1942. Wadsworth Atheneum (Hartford, Estados Unidos)

Los surrealistas “abstractos”:

HEARD HAMILTON llama así a André Masson y a Joan Miró, no por sus representaciones abstractas, sino por sus procedimientos de inspiración y de ejecución automáticas.

Influirán en la Action Painting estadounidense (Pollock y Gottlieb).

Peces dibujados en la arena de Masson

Dibujo automático de Masson

André Masson (1896 región del Oise – París, 1987)

Inicialmente cubista, Masson va a transformar su estatismo en dinamismo sirviéndose del automatismo pictórico, mediante el que explora el espacio plástico y se descubre a sí mismo.

Emplea estos procedimientos:

  • El dibujo automático: busca instintivamente con él formas fortuitas dejando correr la línea con rapidez y en estado de trance. Así surgen signos biomórficos en metamorfosis.
  • Cuadros de arena: engoma parcialmente el lienzo y sobre él arroja arena, moviendo el lienzo; luego agrega unas pocas líneas o parches de color de forma instintiva; en ocasiones aplica el color directamente del tubo (“Pintura”, 1919)

Masson. No está acabado el mundo, 1942

El resultado es una pintura completamente libre, textural, que destruye el modelo de representación occidental y que devuelve el ser humano a lo elemental.

La crisis de la sociedad occidental (en parte por la guerra), se manifiesta en obras como “Masacre” (1932) y “No está acabado el mundo” (1942), donde muestra estados de violencia incontrolada y agresividad, y en los que se deja seducir por el manierismo de El Greco (canon alargado, intersticios libres entre figuras con paisajes lejanos), al tiempo que por el cubismo (“Pasiphaë”, 1936-37)

Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983):

André Breton le consideró el más surrealista de todos.

Su obra no puede entenderse fuera de este marco:

  • La evocación de Cataluña: su arte medieval, del que quizás tomase el expresivismo de su escultura; las fantasías arquitectónicas blandas y biomórficas de la arquitectura de Gaudí.
  • La admiración por el arte primitivo (el arte paleolítico de España), del que derivaría su trazo gestual.
  • La pintura fantasiosa de Rousseau el Aduanero, su ingenuidad y alegría.
  • El Fauvismo, con su colorido luminoso.
  • El Cubismo, con su geometrización característica.

En su obra se advierten varios momentos.

Hasta 1919 se da en su pintura una síntesis de fauvismo y cubismo bajo la influencia de Cézanne, Van Gogh, Matisse y Picasso, que se traduce en paisajes luminosos, realistas en extremo, con tratamiento geométrico, de los pueblos de Cataluña: “El olivar”, “El huerto” y “El sendero”; Retratos de “Ricart” y “Nubiola” (1917); Desnudos: “Desnudo de pie”, “Desnudo con espejo” (1918 y 19)

Miró. El huerto (con asno), 1918. Fundació Joan Miró, Barcelona

Miró. Desnudo de pie, 1918. Saint Louis Art Museum.  St. Louis (Estados Unidos)

Miró. Carnaval del arlequín, 1924-1925. Albright-Knox Art Gallery, Buffalo (Estados Unidos)

Desde 1920, con su llegada a París, se entrega a un realismo exagerado y detallista, rigurosamente geométrico, que, tras conocer a Klee y a Breton, camina hacia la abstracción y de aquí al surrealismo. Se interesa por la pintura de El Aduanero Rousseau, del que tomará su mundo mágico y el detallismo (“El caballo, la pipa, el florero”, 1920), y por Klee, su lirismo y sus pequeños seres orgánicos. Alternará los inviernos en París con los veranos en el pueblo tarraconense de Montroig. Obra: “La granja” o “La Masía” (1921), “Paisaje catalán (El cazador)”, “La tierra arada” (1923), ejemplos de un mundo de encanto y fantasía, con escenarios iluminados y pequeños seres orgánicos; “Cabeza de campesino catalán”, en el camino de la abstracción; “Carnaval del arlequín” (1924-25), obra plenamente surrealista que representa una estancia con ventana y una mesa pobladas de elementos (dado, pentagrama), bestezuelas y toda suerte de organismos vivos, un hombre con bigotes con mirada triste y los motivos que ya serán predilectos de Miró; “Perro ladrando a la luna” y “Cabeza de fumador” son ejemplos de sencillez compositiva; de esta época es también su “Serie holandesa”, consecuencia de su viaje a Holanda en 1928, que explica su interés por la pintura de interiores del siglo XVII, de donde derivan sus “interiores holandeses”, que son reinterpretaciones del Rijkmuseum.

Miró. Pintura, 1933. Fundació Joan Miró, Barcelona

Miró. Bodegón del zapato viejo, 1937. Museum of Modern Art, New York

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miró. Mujer y pájaros. Serie Constelaciones, 1940-1941. Col. Particular

A partir de 1933 se orienta hacia la abstracción. Sobre fondos monocromos aplica el color con pincelada gestual y efectos matéricos. Utiliza el gran lienzo plasmando seres en incesante metamorfosis, combinando rojo, negro y blanco (“Pintura”, 1933)

Tras este periodo pacífico entra en otro “salvaje”, dramático y violento, en vísperas de nuestra Guerra Civil, donde combina collages fotográficos con dibujos de figuras como ogros humanos (“Mujer”, 1934; “Cabeza de mujer”, 1938) “Bodegón con zapato viejo” (1937) es su protesta ante la Guerra Civil.

En 1941, ya de regreso a España desde París, Miró realiza varias obras “para alejarse de los horrores de la escena contemporánea”. Firma “Constelaciones”, red de líneas y pequeñas formas donde aparecen suspendidos sus ideogramas (círculos, estrellas…) Reciben títulos mágicos, por ejemplo “Mujeres junto a un lago de iridiscente superficie”.

Después de 1945 Miró se entregó a la estampa (Serie de litografías de Barcelona), el mural (Universidad de Harvard, 1950-51), la cerámica escultórica y el mural cerámico (en colaboración con José Llorens Artigas) (Sede de la Unesco en París: “Día y noche”, 1958)

Yves Tanguy (París, 1900 – Woodbury, Estados Unidos, 1955):

Autodidacta, no va a ser influido por el Cubismo, ni por el Dadá, ni por las técnicas automáticas, ni por los efectos del collage.

Tanguy. El mobiliario del tiempo,1939. Col. James Thrall Soby, New Canaan (Connecticut, Estados Unidos)

Va a expresar sus visiones únicamente influido por De Chirico y su experiencia del mar, ya que fue marino.

Sus “paisajes mentales” poseen características propias:

  • Espacio infinito e indefinido, con minuciosa perspectiva y horizonte.
  • Luz irreal, helada; sombras muy marcadas; colores ocres, grises y negros.
  • Formas larvarias en metamorfosis orgánica.
  • Efectos ópticos.
  • Finura en la gradación de valores, como se aprecia en los cielos.
  • Sensación de calma, pero amenazante.

Obra destacada: “Déhors” (1929), “El mobiliario del tiempo” (1939), “Divisibilidad indefinida” (1942)

Salvador Dalí (Figueras, Barcelona, 1904 – 1989):

Pleno representante del surrealismo visionario.

Es surrealista por su egocentrismo; por sus gestos publicitarios y el escándalo; por su autobiografía en que mezcla realidad y fantasía; por sus actividades artísticas como guionista de las películas de Buñuel “Un perro andaluz” y “La edad de oro”.

Recibe las siguientes influencias:

  • De Cataluña el paisaje y la arquitectura de Gaudí (formas blandas y maleables)

    Dalí. Mujer en la ventana. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid

  • En Madrid asimila el estilo del siglo XVII español y europeo: las naturalezas muertas de Vermeer de Delft y de Velázquez, donde observa la representación de objetos en el espacio y la luz.
  • También conoce a otros pintores del XIX, como Millet; de Meissonier y de Fortuny aprende el detallismo.
  • La pintura metafísica italiana (De Chirico, Carrá), donde observa la manipulación de la luz por razones psicológicas, e intensificación del espacio y tiempo.
  • De Freud y el psicoanálisis toma la investigación de lo irracional.
  • En París: de Picasso, Masson, Miró, toma efectos de collage, geometrización y definición de formas biomórficas.
  • De Boccioni pudo tomar la distorsión orgánica de los paños de su célebre escultura en marcha.
  • A partir de 1928, en París, va a conocer la obra de los surrealistas desarrollada hasta entonces.

Se casa con Gala en 1932, exesposa del poeta surrealista Paul Eluard.

Dalí. Retrato de mi padre, 1925. Museu Nacional d’Art de Catalunya. Barcelona

Con todos estos componentes Dalí desarrolla un estilo realista de técnica minuciosa (CEYSSON la llama “verismo implacable”), que él definió como “fotografías pintadas a mano”, a través del cual plasma una realidad visionaria, que resulta peculiar, basada en objetos cotidianos, reconocibles, como teléfonos, instrumentos musicales, relojes, insectos, cuadros…, pero combinados con elementos amorfos, con sustancias en descomposición que provocan repulsa, o sea, desorientación reflexiva. Todo ello bañado por la luz y con un colorido irreal.

Veamos la evolución de su estilo:

  • Hasta 1927-28 se desarrolla un periodo formativo (“Mujer en la ventana”) Su estilo es fluctuante: cubismo (Picasso, Gris), realismo barroco (Vermeer) (“Retrato de mi padre”)
  • De 1929 a 1940 se forma su estilo característico surrealista, llamado por él “método paranoico-crítico”, que responde

    Dalí. La persistencia de la memoria, 1931. Museum of Modern Art, New York

    Dalí. Gala y el Angelus de Millet…, 1933. National Gallery of Canada, Ottawa

    a la creación de una realidad visionaria de elementos oníricos, recuerdos, revelaciones y distorsiones psicológicas, patológicas (lo define como “sistema espontáneo de conocimiento irracional, basado en la asociación crítico-interpretativa de los fenómenos del delirio”) Obra: “La sangre es más dulce que la miel” (1927). Con “Placeres ilimitados” y “Acomodaciones del deseo” (a lo Tanguy, 1929) llega a la madurez de su estilo. “La persistencia de la memoria” (1931), a lo Tanguy también, incorpora los relojes blandos a lo Gaudí, dentro de un paisaje mental. En la década de 1930 pinta “El espectro de Vermeer de Delft”, “Retrato de Gala”, “Gala y el Ángelus de Millet precediendo inmediatamente la llegada de la anamorfis cónica”, donde se muestra gran conocedor de la pintura del siglo XVII. Utiliza la imagen reflejada como recurso de fantasía, pero sin la presencia del espejo con efecto de sorpresa.

  • En 1936-1937, la realidad española provoca en su obra un matiz expresionista (hay que tener presente que Picasso

    Dalí. Construcción blanda con habichuelas hervidas, premonición de la Guerra Civil, 1936. Philadelphia Museum of Art, Philadelphia (Estados Unidos)

    Dalí. Asunción crepuscular lapislazulina, 1952. Col. Masaveu, Oviedo (España)

    pinta por entonces su “Guernica” y Miró su “Bodegón con zapato viejo”). Pinta composiciones presididas por la idea de destrucción: “Invenciones de monstruos”, “Canibalismo de otoño” (1936), “Construcción blanda con habichuelas hervidas, premonición de la Guerra Civil”, con una figura monstruosa, semi-podrida, que se desplaza a sí misma.

  • De 1939-40 en adelante viaja a Italia y a Estados Unidos, estrenándose como escultor y diseñador de joyas (relojes blandos, corazones rotos, animales fantásticos); es expulsado del Surrealismo acusado de simpatizar con los nazis; comienza su producción religiosa inspirada en el alto Renacimiento italiano (Rafael) (y en las figuras de Cristo, la Virgen María, y la Eucaristía como temas de su interés) Su pintura es más academicista aunque con matiz surrealista. Obra: “Asunción crepuscular lapislazulina”, “La Madona de Port Lligat”, “El Cristo de San Juan de la Cruz”, “Corpus Hypercubus”, “Crucifixión”, “Última Cena”. En este momento realiza también “Cabeza rafaelesca que estalla”, y  “Desintegración de la persistencia de la memoria”.

René Magritte (Lessines, 1898 – Schaarbeek, 1967):

Magritte. Portada del número 10 de la revista Minotaure, París

El belga Magritte va a hacer coincidir en su obra la tradición simbolista y fantástica de Bélgica con la pintura metafísica de De Chirico.

Será un nuevo representante del Surrealismo “visionario”, conectado con el Realismo Mágico (ese realismo exacto, pero que resulta inexplicable, enigmático)

Características:

  • Presenta composiciones espaciales con técnica realista, con una iconografía de objetos cotidianos (reconocibles), aunque utilizados con intención surrealista (como en Dalí): personajes masculinos vestidos de oscuro con sombrero hongo; animales o instrumentos musicales ardiendo; paisajes vistos tras la ventana; torsos segmentados; e interiores con caballetes y cuadros.
  • El efecto de amenaza, de lo enigmático y fantástico no surge de la alteración del realismo, sino de contradicciones por oposiciones físicas de día/noche, pesado/ligero etc.; por deslices metafísicos: el huevo por el pájaro, la hoja por el árbol; por superposiciones aberrantes: la manzana sobre la cara; por la perpetuación: la carne o los vegetales que se metamorfosean en madera o piedra, los vegetales en pájaros; por alteración de la escala; por levitación; por multiplicación de los cuadros en el cuadro. Obras destacadas: “Portada para la revista Minotaure”; “El asesino amenazado”; “Reproducción prohibida”, “En el país de la noche”: detectives dentro de un mundo perturbador; “La venganza”, “Condición humana I”: interiores con caballetes y cuadros; “Hombre con periódico”.

EL REALISMO MÁGICO

Que es aquel realismo exacto que resulta inexplicable.

Se desarrolla en Bélgica (aunque también en Alemania), donde los surrealistas se mantienen a cierta distancia del movimiento francés, más directamente relacionados con la pintura metafísica de De Chirico y sus perspectivas lineales tomadas del Quatrocento italiano.

Como hemos visto con Magritte, sus fronteras con el Surrealismo “visionario” son difíciles de trazar.

Roy. Estudio del natural, 1928. Tate Modern, Londres

Sus representantes más cualificados son el francés Pierre Roy y el belga Paul Delvaux.

Al primero se le puede considerar padre del Realismo Mágico y fue autor de naturalezas muertas (“Sistema métrico”)

Más interesante resulta ser el segundo, Delvaux.

Paul Delvaux (Wance, Bélgica, 1897):

Toma de De Chrico sus  perturbadoras perspectivas. De Magritte la descripción exacta de las cosas. Un viaje a Italia (1940) le descubrió la arquitectura clásica y los cánones clásicos de la belleza ideal. Su clasicismo será traumático, no arqueológico, ya que muestra un mundo onírico, inalcanzable, con decorados clásicos, edificios o ruinas; con caminos que llevan o traen no se sabe de donde; con personajes que los recorren, vestidos a la moda de 1900 o desnudos, como sonámbulos, incomunicados, en silencio; frecuentemente de noche.

Delvaux. Venus dormida, 1944. Tate Modern, Londres

Obras a mencionar: “Entrada en la ciudad”, “Venus dormida”, “Procesión”, “La gran avenida”.

Su madurez coincide con los años 1936-1942.

BIBLIOGRAFÍA

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Imagen de la portada: Construcción blanda con habichuelas hervidas, premonición de la Guerra Civil, pintura de Salvador Dalí realizada en 1936. Philadelphia Museum of Art, Philadelphia (Estados Unidos)