Guion para su desarrollo: Estado de la cuestión. La pintura barroca. Las artes decorativas
Estado de la cuestión
Pintura:
El campo de la pintura barroca autóctona baja en calidad respecto a la retablística.
Hay un solo pintor relevante en el XVII –Vicente Berdusán- que ya ha sido estudiado:
- CASADO ALCALDE, E. “Berdusán”, Príncipe de Viana, 1978. Trabajo muy completo.
- CATÁLOGO MONUMENTAL DE NAVARRA, vol. I, Tudela.
- GARCÍA GAÍNZA, M.C. “Nuevas obras de Vicente Berdusán”, III Coloquio de Arte Aragonés, Huesca, 1983.
- ECHEVERRÍA GOÑI, P.-FERNÁNDEZ GRACIA, R. “Vicente y Carlos Berdusán, pintores de Santa Teresa. Nuevos lienzos en Pamplona y Lazcano” en Santa Teresa en Navarra, Pamplona, 1982.
- LÓPEZ MURIAS, I. Su tesis doctoral en la Universidad de Valencia cataloga 250 obras, de ellas 50 firmadas.
Durante este siglo también llega a Navarra, procedente de la Corte, de Valladolid o Zaragoza, principalmente a los conventos, un buen número de cuadros. Aspecto tratado parcialmente hasta ahora en la revista Príncipe de Viana por
- LAFUENTE FERRARI, E. “Escalante en Navarra y otras notas sobre pintores”, 1941.
- ANGULO ÍÑIGUEZ, F. “Jerónimo A. Ezquerra, copista de Carreño”, 1965.
- BUENDÍA, J. R. “Dos pintores madrileños de la época de Carlos II: Francisco de Lizona y Juan Fernández de Laredo”, 1965.
- ECHEVERRÍA GOÑI, P.-FERNÁNDEZ GRACIA, R. “Para un panorama de la pintura barroca en Navarra. Nuevos lienzos de escuela madrileña”. I Congreso General de Historia de Navarra, 1987.
La pintura decorativa en Navarra es de reciente estudio, dado a conocer en el I Congreso General de Historia de Navarra por:
- GUTIÉRREZ PASTOR, I. “Juan de Espinosa y otros pintores homónimos del siglo XVII”.
- ORBE SIVATTE, M. “Algunos cuadros de flores en Navarra”.
Al siglo XVIII pertenecen Antonio González Ruiz y algunas obras importantes existentes en Navarra de Luis Paret:
- ARRESE, J. L. de. Antonio González Ruiz. Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1973.
- LABEAGA, J. C. La obra de Paret en Navarra. En prensa.
- URANGA, J. E. “La obra de Luis Paret en Navarra”, Príncipe de Viana, 1948 y “Los cuadros de Paret en Navarra”, Príncipe de Viana, 1949.
- DELGADO, O. Paret y Alcázar, pintor español. Madrid, Rivadeneyra, 1957, pág. 155 y ss.
Y de Francisco de Goya. Así en CAMÓN AZNAR, J. Francisco de Goya. Zaragoza, Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, 1981, en 3 vols. sobre los retratos existentes en la Diputación Foral de Navarra del rey Fernando VII y en el Museo de Navarra del Marqués de San Adrián.
Las síntesis grandes más actualizadas corresponden a:
- GARCÍA GAÍNZA, M. C. “El Barroco”, en el GRAN ATLAS DE NAVARRA, vol. II. Historia. Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1986.
- BUENDÍA, J. R. “Arte”. En Tierras de España (Navarra). Madrid-Barcelona, Fundación March-Noguer, 1988.
Artes decorativas:
Siguen interesando al periodo los trabajos sobre platería aparecidos, principalmente, en la revista Príncipe de Viana:
- BARRIO MOYA, J. L. “Noticias documentales sobre Diego Zabalza…”, 1982.
- CRUZ VALDOVINOS, J. M. “Diego de Zabalza…”, 1975; “Los Arcos”, 1976; “Santa María de Viana”, 1979; “San Gregorio Ostiense”, 1981.
- HERMANAS ORBE, M. y A. “Recoletas de Pamplona”, 1989.
- GARCÍA GAÍNZA, M.C.-HEREDIA, C. “Orfebrería de la Catedral y del Museo Diocesano de Pamplona”. Pamplona, 1978.
La orfebrería barroca es muy abundante y son muchas las piezas catalogadas, aunque de menos calidad que la renacentista. Mercedes de ORBE realiza su tesis doctoral sobre este tema.
Mención aparte merecen los conjuntos de plata importada americana, principalmente de Perú y México, que han dado lugar a varios estudios de Carmen HEREDIA:
- “Orfebrería de Guatemala en la Parroquia de Lesaca”, Gesta, 1980.
- “Unas piezas de orfebrería hispano-americana en Navarra”, Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, 1983.
- “Cálices peruanos de Navarra”, Príncipe de Viana, 1980.
Se echan en falta trabajos monográficos sobre forjas y bordadores. Sobre esto último contamos con un trabajo de CABEZUDO ASTRAIN, J. “Pintores, escultores y bordadores pamploneses del siglo XVII”, Príncipe de Viana, 1958.
La pintura barroca
El siglo XVII:
A principios del siglo la pintura autóctona muestra un gran arcaísmo, acorde con la arquitectura y la escultura.
Es época en que los nombres de artistas escasean de tal manera que, salvo Vicente Berdusán, el artista pintor más importante del momento, la nómina se reduce a un tal Diego de Olite, que Mercedes ORBE radica en Estella, y contrata los Misterios del Rosario para el retablo mayor de San Pedro de Mendigorría.
ARRESE cataloga la labor de varios pintores que trabajan en las iglesias corellanas: el murciano Matías Guerrero y el zaragozano Francisco del Plano, que decora la cúpula de San Miguel de Corella.
Según Rogelio BUENDÍA, Vicente Berdusán el Joven es el artista que brilla en Tudela, Aragón y zona norte de España. Pertenece a una dinastía de pintores: su padre Vicente Berdusán el Viejo, pintor tudelano que trabaja en Zaragoza y para la Catedral de Tarazona; y su hijo, Carlos, que intentará continuar la labor del padre.
Pero para Isidro LÓPEZ MURIAS no existe más que un solo Vicente Berdusán pintor, pues su padre era Bernardo, sastre. Una confusión en la interpretación de las fechas de los lienzos de Tarazona llevó al error. Estos lienzos son de la última etapa de Vicente Berdusán.
Nace en Zaragoza (aunque LÓPEZ MURIAS lo hace nacer en Ejea de los Caballeros en 1632 y en la Guía del Museo Arrese consta que en Tudela), pero establece su obrador en Tudela, casándose allí con Margarita Sarviñán. Trabajará para las iglesias tudelanas y de la Ribera, sin olvidarse de Aragón (por ejemplo del Monasterio de Veruela) o Guipúzcoa (Lazcano). Muere en Tudela el año 1693.
Su formación, aunque autodidacta, debió realizarse en la Corte por la influencia que presentan sus cuadros de Francisco Rizi, Carreño (con el que se relacionó), Claudio Coello, Ribera y artistas flamencos e italianos. BUENDÍA opina que su cultura artística es impresionante.
Con todo, logra un estilo personal, que se basa en:
- Colorido de raigambre veneciana, con connotaciones madrileñas y flamencas (Rubens).
- Pincelada suelta, de rápido trazo, con veladuras apresuradas y formas vaporosas.
- Gran formato que favorece el empleo de diagonales compositivas, que favorecen el dinamismo y convulsión de sus figuras.
- Los personajes tienden a la grandilocuencia, usan amplias vestimentas (a lo Rizi), dinamizadas por invisibles vendavales. Se muestran en ámbitos casi abstractos con densos nubarrones. El espacio sólo se muestra insinuado por escuetos elementos arquitectónicos (escalinatas, balaustradas, pedestales…)
- Su plasmación de la luz es tenebrista.
La obra de Berdusán en Navarra se encuentra en:
- La Catedral de Tudela y en varias de sus dependencias: en el Banco de la Capilla de la Dolorosa y en el Retablo del Espíritu Santo en que son reseñables el fuerte tenebrismo, los resabios riberescos endulzados a través de Murillo son obras de juventud, sin el colorido posterior; en la Capilla de Santo Tomás de Villanueva, centrándose en la escena del Santo dando limosna a los pobres, donde el tenebrismo cede ante el colorido madrileño (en la senda de Rizi, Coello y Cerezo); y en la Sala Capitular, con nueve lienzos que narran episodios de la vida de la Virgen, siendo el mejor conjunto de su pintura en Navarra y donde sobresale el cuidado en la composición y su dependencia de la pintura madrileña (Rizi).
- La Iglesia de San Jorge (Tudela) y sus pinturas en el Retablo de San Pablo, su obra maestra, y el motivo central de La Conversión de San Pablo, donde se inspira en Rubens, tomando el movimiento con categóricas diagonales que organizan una compleja composición en torno a la caída del santo y sus acompañantes, de los caballos, en el momento del rayo de luz. En los laterales van los cuadros de San Pedro y San Pablo y en el ático una dinámica Sagrada Familia.
- Pechinas de la Iglesia del Rosario (Corella): los Padres de la Iglesia aparecen representados en un estilo más desenvuelto.
- Convento de Dominicas de Tudela: en las pinturas del retablo mayor y de las pechinas.
En los últimos años de su vida atendió diversos encargos aragoneses (en Tarazona) y vascos (concretamente para el retablo mayor del Convento de Carmelitas de Lazcano) A este periodo pertenecían varias obras descubiertas o catalogadas como de Vicente Berdusán por M. C. GARCÍA GAÍNZA:
- Pinturas del Retablo mayor de san Pedro de Olite: ocho lienzos que representan a los patronos navarros, San Pablo, San José con el Niño, la Inmaculada Concepción y el Calvario.
- Una Santa Cecilia y una Santa Catalina (ésta adquirida por el Museo de Navarra), subastadas por Sotheby’s (Madrid, 1980)
- Cuatro lienzos procedentes de San Nicolás de Tudela (hoy en la iglesia de la Magdalena): Santiago en la batalla de Clavijo, Santa Catalina, Santa Eufemia y San Francisco Javier, que constan en el Catálogo Monumental de Navarra
- Otro “Santiago matamoros” se encuentra en el retablo mayor de la Iglesia de Funes, donde hay preocupación por el movimiento, desinterés por el dibujo, atención a los contrastes de luz y colorido cálido veneciano, así como una “Transverberación de Santa Teresa”, a lo Coello.
En cuanto a la importación de lienzos pintados desde Valladolid y, sobre todo, desde Madrid, hay que reconocerla como un fenómeno interesante, llevada a cabo por los conventos y la alta nobleza. El resultado es que llegan a Navarra pinturas de Juan Rizi, Carducho, Dirksen, Coello, Jiménez Donoso, Escalante y Ezquerra, habiéndose perdido o extraviado otras muchas tras la desamortización. Todos estos lienzos fueron conocidos por Berdusán, sacando de ellos provechosas lecciones.
El proceso en marcha del Catálogo Monumental de Navarra está revelando nuevas noticias sobre las importaciones, al desvelar el contenido de los conventos de clausura. Con ello se abre más todavía un panorama de interesante investigación, del que avanzaron unas primeras noticias ECHEVERRÍA GOÑI y FERNÁNDEZ GRACIA en el I Congreso General de Navarra (“Para un panorama de la pintura barroca en Navarra”).
Mercedes ORBE también anunció en el citado Congreso, la presencia en Tudela y alrededores de una serie de cuadros de flores importados desde Madrid, dentro del estilo madrileño, o procedentes de Italia.
El siglo XVIII. Antonio González Ruiz:
El pintor más importante del momento –aunque a nivel secundario en el conjunto nacional- es Antonio González Ruiz. Corellano (1711-Madrid 1778), exponente de un barroquismo atenuado, enfriado, por el creciente clasicismo.
En su biografía cuenta en el haber sido Director de la Sección de Pintura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando por más de cuarenta años, y Medalla de Oro de la misma; Pintor de Cámara de Fernando VI; y Miembro de Honor de la Academia Imperial de San Petersburgo.
Formación y estilo:
- Con Houasse en la Corte de Madrid.
- En las Academias de París, Roma y Nápoles.
- Opina ARRESE que no es pintor de estilismo propio sino de influencias: el Siglo de Oro español, de donde toma el costumbrismo y la pintura religiosa; lo italiano (Giaquinto); lo francés, la corrección de Van Loo, y la gracia cortesana o versallesca de gama fría a lo Houasse; y lo flamenco, el costumbrismo de Teniers.
- Su pintura es seria, fría, acusa buen oficio, pero no entusiasma por su academicismo, pues lo cifra todo en la corrección, fiel a la Academia de San Fernando.
Obra:
- Cartones para tapices de la Real Fábrica de Santa Bárbara: más de noventa de los que solo se conservan siete cartones. El tema costumbrista es amable, en la senda de Teniers principalmente.
- Retrato cortesano, quizás lo mejor de su obra, al gusto de Van Loo, áulico, decorativista. Pinta retratos al “Cardenal Infante Don Luis Antonio” (Museo de Virginia, Texas); y a “Fernando VI protector de las Artes y las Ciencias” (Academia de San Fernando).
- Tema religioso: pintura barroca pero triste. “Aparición de la Virgen a San Bernardo”; “San Prudencio” (Diputación Foral de Álava); “Judith con la cabeza de Holofernes” (Academia de San Fernando); dos cuadros de “La Virgen” en la Iglesia de la Merced de Corella (no sobresalientes).
- Alegoría: “De la Junta Preparatoria de la Academia” (San Fernando), al gusto imperante, sin nervio.
- Costumbres: con resabios del Siglo de Oro y de Teniers.
La obra de Paret en Navarra (Viana):
El paso de la pintura rococó a los albores del Neoclasicismo alcanza en Navarra una gran preponderancia con las pinturas que Luis Paret y Alcázar efectúa en Santa María de Viana, concretamente en los frescos de las pechinas y cúpula de la Capilla de San Juan del Ramo:
- En las pechinas van las Virtudes que ostentaba el santo: Santidad, Sabiduría, Constancia y Castidad.
- La cúpula recoge cuatro grandes escenas de la vida del titular, separadas por marcos pintados llenos de ornamentación: “La Predicación”, “San Juan señalando el paso de Jesús a sus discípulos”, “La Prisión del Bautista”, y “El Ángel guiando a San Juan hacia el vino prohibido”.
- Osiris DELGADO fija los frescos de Viana dentro del segundo periodo de Paret (1776-1788), cuando él se entrega al tema religioso y al retrato.
- También para Santa María de Viana pintó dos grandes lienzos dedicados a la “Aparición del Arcángel a Zacarías” y “La Visitación”.
Sus características son:
- Composición bella: atiende a la jerarquía de los personajes integrados en el paisaje, aunque éste sea convencional, al estilo de Wateau.
- Colorido brillante y limpio en la senda de La Traverse y éste bajo la influencia de Wateau.
- Dibujo delicado y exquisito.
- Estudio de la profundidad, de la luz (creando ambiente), de las posturas, de una perfecta anatomía, con atención al plegado de los ropajes.
- Estilo cortesano dieciochesco, suavemente idealizado, clasicista, ameno y decorativo.
- Para BUENDÍA estas pinturas son las más bellas de la segunda mitad del siglo XVIII, junto a las que Giaquinto pinta en el Pilar de Zaragoza y Goya en San Antonio de Florida.
El Museo de Navarra adquirió un retrato de Leandro Fernández de Moratín, firmado por Paret, realizado al pastel.
Paret realizó también los diseños de las fuentes públicas de Pamplona, cuando se estrenó el Acueducto de Noain (1790), obra de Ventura Rodríguez, conjuntando estilos rococó y clasicista.
Las artes decorativas
Orfebrería:
En el estado actual de nuestros conocimientos puede decirse que el Barroco se presenta en la orfebrería desde 1650 y perdura hasta bien avanzado el XVIII con el Rococó.
La situación de la orfebrería es la siguiente:
- Se dan piezas efectuadas en los talleres navarros, en otros peninsulares (Madrid) y en otros hispanoamericanos (Guatemala, México, Perú)
- El nivel cuantitativo es importante, pero la calidad desciende en comparación al periodo anterior, excepción hecha de las ricas piezas americanas.
- La ausencia de un estudio de conjunto impide conocer a fondo las influencias que sufre.
Existieron talleres en Pamplona, el más fecundo, que influye en los demás; Estella, que reduce su influjo a la merindad; Los Arcos, vinculado a los Echeverría; Tudela, que posiblemente existió pero hay que estudiarlo; y Sangüesa, que dejó de existir a comienzos del XVII.
Los talleres de Pamplona se mantuvieron agrupados en la Cofradía de San Eloy (Parroquia de San Cernin) y sigue dándose ordenanzas para su funcionamiento. En Estella existía un colegio de plateros.
En cuanto al marcaje, su sistema es más cercano al aragonés que al castellano: se fija la localidad y, en el XVIII, se menciona el taller + el autor (+ la fecha a fines de este siglo y ya en el XIX):
- El marcaje de Pamplona: dos P unidas con bordura de cadenas y corona superior (entre 1650 y 1721 por lo menos); dos P separadas, con corona superior, sin orla de cadenas, con la marca del autor (de 1736 en adelante)
- Estella: a la marca tradicional de la estrella (con variantes) sucede a mediados del XVIII sólo la mención de la ciudad en dos renglones.
- Los Arcos: una flecha y ARCOS, juntas o separadas, o bien LOS ARCOS en dos renglones.
- Tudela: el de su escudo, un puente de tres arcos con tres torres, o bien un escudo coronado ¿como Logroño?
Se introduce la técnica del repujado, obtenido tras reducir el metal a fina lámina se hacen resaltar mediante relieve los motivos.
Características y evolución:
- En un primer momento se barroquizante los elementos ornamentales (de 1650 en adelante).
- Después las estructuras se dinamizan al gusto barroco (de 1700 en adelante)
- Los temas ornamentales son: los vegetales, interpretados con gran naturalismo y movimiento, y terminan por enmascarar la estructura; en el rococó se hace más menuda la decoración, se agiliza e impone la rocalla (Cáliz de la Catedral de Pamplona), entre 1730 y 1770, incluso después.
Tipología:
No cambia con respecto al Renacimiento, si bien se conservan más piezas.
Desciende el número de cruces procesionales, pues algunas iglesias ya las tenían. Se ejecutan en Pamplona, aún mantienen candiles. Destacan las de la Catedral de Pamplona y la de Huarte-Pamplona.
Hay un incremento de las piezas de astil por el auge de la Eucaristía (así en ostensorios, cálices y copones). En los casos de cálices y copones su copa es abierta y lisa y su estructura barroca (base alta, astil moldurado y nudo de pera)
Los ostensorios están más ornamentados.
Las crismeras, en forma de arqueta.
Persisten navetas, incensarios y relicarios varios, tres de ellos de busto (los de la Magdalena, San Fermín y San Francisco Javier en la Catedral de Pamplona)
Se da también una orfebrería procedente de talleres ajenos a Navarra, en número y calidad importantes, como son los de Madrid.
Ejemplos: los cálices de Lerín, del platero real Diego Zabalza; de Recoletas de Pamplona, del mismo origen y autor; el ostensorio de Valtierra, de Cristóbal de Alfaro; las vinagreras de la Catedral de Pamplona, rococós (1771).
En cuanto a la orfebrería americana, está ampliamente representada con piezas de calidad, procedente de donaciones de emigrantes a sus parroquias. Tenemos ejemplos en Lesaca, procedente de Guatemala; los ostensorios peruanos de las iglesias de Fustiñana, Añorbe, San Juan de Estella y Padres Franciscanos de Olite; y los también ostensorios, mexicanos, de Artajona, San Lorenzo de Pamplona y Recoletas de Estella.
Otras artes:
El bordado sufre una inflexión respecto al siglo XVI. Los ornamentos litúrgicos se trajeron en el XVIII de Zaragoza y Toledo.
En cuanto al grabado, los libros son ricos en ilustraciones, algunas buenas portadas las hicieron maestros de fuera. Se hicieron grabados devocionales ejecutados por plateros de Pamplona que eran buenos dibujantes.
Origen de las imágenes del texto: las de Vicente Berdusán han sido tomadas del libro, escrito por varios autores, El pintor Vicente Berdusán, 1632-1697, publicado por el Museo de Navarra (Gobierno de Navarra), en 1998; las de Luis Paret y Alcázar, del libro La obra de Luis Paret en Santa María de Viana, escrito por Juan Cruz Labeaga Mendiola, publicado en Pamplona por el Gobierno de Navarra, en 1990; y las de orfebrería del libro Arte hispanoamericano en Navarra, de las autoras Mª del Carmen Heredia Moreno y las hermanas Mercedes y Asunción de Orbe Sivatte, publicado en Pamplona, por el Gobierno de Navarra en 1992, y del de la serie Tierras de España de la Fundación March-Editorial Noguer, en su volumen dedicado a Navarra, con su atención al apartado de Arte escrito por José Rogelio Buendía, publicado en Barcelona, 1988.
Imagen de la portada: El Anuncio del Ángel a Zacarías. Detalle del cuadro homónimo de Luis Paret para la Iglesia de Santa María, de Viana (Navarra)