El Edipo rey de Pasolini

A continuación ofrezco mi presentación de la película “Edipo, el hijo de la Fortuna», del director italiano Pier Paolo Pasolini, programada por el Cine Club Lux, de Pamplona (España), en enero de 1971, dentro del ciclo Nuevo Cinema Italiano.

Es el séptimo largometraje del poeta italiano metido a realizador Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922), si no contamos su participación en películas colectivas como Rogopag (1963), La rabbia (1964) y Le streghe (1967), ni su actividad paralela en diversas películas como guionista y actor. Edipo re (“Edipo, el hijo de la fortuna”, en su distribución española), se basa en la tragedia del clásico Sófocles, con quien coincide en sus constantes fundamentales: el sexo de su contexto narrativo, en el que verificar la propia autenticidad; la tragedia, en el clima donde se verifica esa autenticidad; y la autoconsciencia de esta verificación trágica, que abarca a todos sus personajes.

El filme tiene tres partes fundamentales que le dotan de su estructura:

  • La primera se localiza en la Italia fascista de hacia 1930. Un oficial del ejército  siente que su hijo roba el cariño de su esposa, y le odia por ello.
  • En la segunda, la historia de Edipo aparece como una alucinación del oficial, y en ella se nos narra la vida del rey tebano [1].
  • En la tercera, Edipo se identifica con un ciego que recorre las calles de una ciudad actual, hasta concluir en el mismo prado donde la esposa del oficial jugaba con su hijo.

La película se plantea bajo el punto de vista freudiano (la paternidad, la maternidad y la filiación en clave de libido).

Una imagen del film: Yocasta y Edipo, hijo de la fortuna

En la segunda parte, sexo y tragedia se confunden por obra de la fatalidad.

Inevitablemente el hombre ha de conocerse para, así, no caer en el absurdo de las circunstancias inexplicadas (la peste que se ceba en los tebanos). Pero, en un segundo paso, ese conocimiento no hace más que evidenciar el absurdo fatal en el que nos movemos y del que es imposible escapar.

La vida es, pues, una encerrona, y conocerse es perderse y cegarse, y en esta situación extrema se hace necesario retornar a los comienzos, a la infancia, a la madre, a ese verde prado. Esa madre a la que se retorna y no es ya la esposa libido del oficial, ni Yocasta: es la madre-descanso.

Así, forzado duramente el texto y acción de Sófocles, la tercera constante de Pasolini es llevada al límite.

Pasolini ha encontrado en Sófocles su problema, pero no ha sabido, o no ha querido, resolverlo desde el mismo Sófocles.

Bajo el punto de vista estilístico, “Edipo rey” es el intento definitivo por salirse de sus esquemas naturalistas. Así, la narración sigue siendo fundamentalmente realista, pero ya se observa una exasperación de todos los recursos cinematográficos que producen una realidad como transformada, quizás más en consonancia con el espíritu griego trágico.

Entre estos recursos cabe destacar:

  • La tierra ocre donde es abandonado el niño, trasunto de la desolación de la existencia de Edipo.
  • La visión grotesca del Oráculo en primer plano, metáfora del caos encerrado en el hecho trágico.
  • Las panorámicas de la cámara sobre las casas de Tebas y los poderosos primeros planos sobre Yocasta tras la ventana del palacio, que muestran la inclusión de Edipo en un entorno fatalista, que depende de todo punto de su madre.
  • El verde prado de la primera y tercera partes para sugerirnos la serenidad latente de la infancia perdida y de la madre recuperada, a los que termina el hombre por regresar.
  • El sol intenso y dominante, tras la conversación con el Oráculo y el asesinato de Layo (a partir de esos momentos se está cumpliendo el designio bajo el imperativo de fuerzas superiores representadas en el sol implacable).
  • El technicolor llamativo e intenso (que aumenta la palidez de Yocasta y el moreno de Edipo, los matices del paisaje y el juego de luces solares), quizás también como regodeo esteticista del responsable de la fotografía.
  • Los coros, para destacar el conflicto psicológico que supera al individuo.

“Edipo rey” es una película que debe verse como una experiencia del propio autor, y como tal debe entenderse y juzgarse.

No es exactamente una autobiografía del autor, pero tampoco es la celebración de un mito. Pasolini describe la biografía de un hombre realmente existente, diverso de Pasolini, pero con el que tiene algo que compartir, al que trata de conocer para definirse a si mismo.

De los actores que encarnan los principales papeles, Pasolini ha dicho:

“Franco Citti (Edipo) no tiene nada en común conmigo. Es por ser tan diverso a mí -también por su monstruosa neurosis de complejo de inferioridad y culpa- por lo que le he escogido como protagonista. Lo que le sucede no es un drama íntimo, sino una tragedia. Por consiguiente, la vivencia está toda llevada al exterior. Vive esta tragedia al aire libre realmente con inconsciencia, como víctima inocente y agresiva”.

Ha descrito a Silvana Mangano (Giocasta) como un ser “inconsciente de la propia belleza y casi despreciativa de su propia belleza… He distribuido a Yocasta en el tiempo aunque sea un personaje sin tiempo: sola sensualidad y voluntad de no saber”.

Ficha técnico-artística:

“Edipo rey, el hijo de la fortuna” (Edipo re, 1967). Coproducción Italia-Marruecos; Arco Film / Somafis (rodaje en los estudios Dino de Laurentiis Cinematográfica y en Marruecos). Productor: Alfredo Bini. Director: Pier Paolo Pasolini. Guión: Pier Paolo Pasolini sobre la tragedia homónima de Sófocles. Fotografía: Giuseppe Ruzzolini (Technicolor). Montaje: Nino Baragli. Música: Pier Paolo Pasolini y músicas diversas (Bach, Mozart, el himno soviético, melodías populares de Japón, Rumanía, Marruecos…). Vestuario: Danilo Donati. Escenografía: Luigi Scaccianoce. Intérpretes: Silvana Mangano (Yocasta),  Franco Citti (Edipo),  Alida Valli (Merope reima de Corinto),  Carmelo Bene (Creón),  Julian Beck (Tiresias), Luciano Bartoli (Layo),  Francesco Leonetti (criado de Layo) Ahmed Belhachmi (Pólibo rey de Corinto), Giovanni Ivan Scratuglia (Sacerdote)  Pier Paolo Pasolini (Sumo sacerdote de Tebas), Giandomenico Davoli (Pastor de Pólibo), Ninetto Davoli (Angelo). Duración: 110’.

Imagen de la portada: Edipo (Franco Citti), tras haberse provocado la ceguera una vez consumada la tragedia anunciada por el Oráculo

Notas

[1] Nota posterior: El Rey y la Reina de Tebas, Layo y Yocasta, conocen por el Oráculo que su hijo, Edipo, matará a su padre y se casará con su madre. Encargan a un sirviente que sacrifique a su hijo, pero este, movido por compasión, abandona al pequeño, quien es recogido por un pastor y entregado al Rey de Corinto que lo adopta. El tiempo pasa y al conocer la terrible predicción, Edipo huye de su ciudad. Durante su peregrinaje topa con Layo, rey de Tebas, y lo mata, ignorando que en realidad se trata de su padre. Prosigue su camino, encuentra a la Esfinge que oprime al pueblo de Tebas y, al matarla, libra a los ciudadanos de sus maleficios, obteniendo así el derecho a casarse con la reina-viuda de Tebas, en realidad su madre. Revelada la verdad, la tragedia se consuma tal como había sido vaticinada.