El autor de estas líneas inició en 2005 una colaboración con el boletín de la Asociación de Belenistas de Pamplona, titulado Belén, en el que fueron apareciendo los siguientes artículos, todos ellos referentes a obras singulares del Museo de Navarra cuya temática es la Navidad. Bajo el marco de «Obras maestras del Museo de Navarra», se publicaron, en 2005, «la Presentación del Niño en el Templo, de Francart»; en 2009 «La Virgen con el Niño, de Roland de Mois»; y en 2001 «La Natividad y Anunciación a los pastores de San Pedro de Olite»; en 2006 dió a la luz en esta revista otro artículo de tema navideño, aunque con un enfoque ligeramente distinto: “Un impulsor del belén a recordar: Nicolás Ardanaz”. Todos ellos se publican en esta página web.
El Museo de Navarra, en el pasado mes de octubre, renovó la exposición de arte sacro de su Capilla con la introducción de un cuadro notable, dedicado a representar a la Virgen con el Niño, una pintura al óleo sobre tabla del pintor flamenco Roland de Mois, supuestamente realizada en el taller zaragozano de su colaborador Pablo Scheppers, hacia 1570. La obra decoró durante años el despacho de Dirección y por ello no había estado expuesta al público de manera permanente.
Procedente de la colección Aramendia Cereceda ingresó en el Museo en 1966 y se dio a conocer en él mismo con motivo de la exposición “Arte Sacro del Renacimiento en Navarra” (1991). Figuró después en la muestra itinerante “Las Tablas Flamencas en la Ruta Jacobea”, que se inauguró en Palencia en 1999. Pero a raíz de haber sido de nuevo admirada en otra gran exposición, celebrada en Bilbao este mismo año, “El Esplendor del Renacimiento en Aragón”, se ha tomado la decisión, tras su regreso, de exponerla junto a otra joya de la pintura flamenca, en este caso barroca, el “Políptico de la Vida de la Virgen y Jesucristo”, del también flamenco Jacques Francart.
Se la cree inspirada en la tabla homónima del Museo de Zaragoza, de autor que se identifica con las siglas GB, que pudo ser la que trajo de Flandes el duque de Villahermosa, Martín de Gurrea y Aragón, en 1559, para su oratorio particular de su palacio zaragozano. Hombre culto, prototipo del coleccionista renacentista, durante su estancia en los Países Bajos conectó con los pintores flamencos Pablo Scheppers y Roland de Mois, que se habían formado en Italia dentro del manierismo rafaelesco, para que trabajaran en Aragón a su servicio. Y si bien así lo hicieron, su producción terminaría extendiéndose a Navarra, donde los vemos trabajando en los retablos del monasterio de La Oliva –luego trasladado al de recoletas de Tafalla- y de Fitero. El Museo de Navarra posee también otra obra de este singular artista, un Ecce Homo de excelente factura, procedente de una colección particular de Alfaro..
En el cuadro del Museo de Navarra aparece la Virgen sentada, vestida con ricos y amplios ropajes, en actitud de abrazar a su Hijo, apenas tapado por una delicada y transparente gasa que también se emplea para velo de su Madre sin que pueda impedir el derrame de su cabellera rubia por el manto, se halla de pie protegido por sus delicadas manos. Ambos aproximan sus caras en tierna actitud materno-filial, por demás conmovedora. La íntima escena se destaca en una estancia oscura, invadida por el lado izquierdo del espectador por un pesado cortinaje visto en claroscuro. Carmen Morte, ha destacado en ella las características de su autor: formas refinadas, pintura lisa y pincelada concreta, particular tratamiento de los velos con ligeras transparencias, carnaciones de blanco rosáceo y juego de colores tornasolados, de cálidos carmines y fríos verdes, siendo el cortinaje del fondo un elemento que ayuda a la distribución de los planos en profundidad. Aspectos que también pueden admirarse en los retablos navarros antedichos.
La tabla, pintada al óleo, de dimensiones 98 x 68 cm., presenta un marco de época por demás interesante, ya que presenta en el interior de su moldura la siguiente inscripción en latín: “MARIA MATER GRATIAE. MATER MISER/ICORDIE TU NOS AB HOSTE PROTEGE E HORA MORTE/SUSCIPE GLORIA TIBI DOMINE QUI NATU ES DE VIR/GINE CUM PATRE SANCTO SPIRITU IN SEMPITERNA SECULA […]”. Que viene a significar: “María, Madre de gracia, Madre de misericordia, protégenos Tú del enemigo a la hora de la muerte, recibe la gloria para Ti del Señor, que nació de la Virgen, con el Santo espíritu del Padre [esté] por los siglos de los siglos”. Ambos aspectos, tamaño d ela tabla y petición de intercesión, permiten suponer que se trataba de un cuadro votivo de oratorio, ligado a la práctica devocional de una familia distinguida.
Esta “Virgen con el Niño” del Museo de Navarra sigue el modelo iconográfico creado por Roger van der Weyden, también conocido como Roger de la Pasture, nacido en Tournai en 1399 y fallecido en Bruselas en 1464, considerado el pintor más célebre e influyente de la escuela flamenca de estilo gótico, del que conserva una muestra el Museo Nacional del Prado, la llamada Madonna Durán. De él hasta 1970 se habían censado en todo el mundo alrededor de ochenta piezas, entre ellas una pintada sobre lienzo que, según Carmen Morte, sería copia tardía (del siglo XVII) de la del Museo de Navarra, que procedente del Monasterio de Veruela actualmente se halla en el Museo de Zaragoza, junto a la anterior ya descrita encargada por el duque de Villahermosa. Ello da pie a una especulación: que la tabla de nuestro Museo procediese de aquel cenobio benedictino, por otra parte no muy alejado de los de La Oliva y de Fitero, para los que, como queda dicho, trabajó Rolán de Mois.
De la etapa de Mois anterior a su llegada a Zaragoza hacia 1559 conocemos su estancia en Italia, a donde acudiría para completar su formación. Sus creaciones muestran contactos con lo napolitano y lo veneciano, pues algunas novedades coloristas y luminosas de su obra se relacionan con aquella escuela.
En su producción hubo dos géneros distintos. Destacó como el retratista más importante en Aragón durante el siglo XVI y debió de pintar la genealogía de las familias más destacadas de la nobleza local, según el tipo de retrato cortesano manierista internacional teñido de su propio estilo norte europeo y que sería continuado por pintores aragoneses, como en el caso de Rafael Pertús. En el castillo- palacio de Cortes de Navarra se conserva una de aquellas muestras, el retrato de don Alonso de Aragón.
Respecto a sus pinturas de temática religiosa, Mois se destacó en temas como la Epifanía, la Adoración de los pastores y el Ecce Homo, interesándose también en el tema mariano, como acabamos de ver, y demuestra a mayor abundamiento la gran tabla de la Asunción de la Virgen que pintara para la Iglesia Parroquial de Cascante.
Pintor excepcional de primera línea, como es descrito por el Catálogo Monumental de Navarra, Roland de Mois brilló por las experiencias lumínicas de sus cuadros, similares a las que por su época pintores italianos y españoles realizaban en El Escorial.
La contemplación de esta joya de la expresión religiosa y devocional del pasado bien vale, pues, una visita al Museo de Navarra.
Fotografía: Larrión & Pimoulier