El Retrato del Marqués de San Adrián, pintado por Goya, del Museo de Navarra

Introducción

El recuerdo de batallas trascendentales -escribe Mercedes Jover Hernando en la presentación del catálogo de la exposición Caballero y caballos entre 1212 y 1512, celebrada en el Museo de Navarra (España) entre junio y noviembre de 2012- nos hace ser conscientes de la presencia de un modo de vida, de una cultura que estuvo vigente durante siglos. El caballero, el hombre que se distinguía por montar a caballo, como cazador, como soldado, como deportista distinguido después, no lo era solamente por poseer un caballo y los arreos necesarios para montarlo, sino por pertenecer a un linaje, lo cual obligaba a defender los altos valores de los que era depositario. El caballo, el jinete, el caballero, están presentes en el Museo de Navarra desde los primeros testimonios materiales conservados que exhibe. La pieza que en este artículo se analiza fue una de las presentes en dicha exposición.

Introduction

The memory of momentous battles -Mercedes Jover Hernando writes in the presentation of the exhibition catalog Knight and horses between 1212 and 1512, held at the Museum of Navarra (Spain) between June and November 2012- makes us aware of the presence of a mode life, a culture that was in effect for centuries. The Knight, the man who was known for riding, as a hunter, as a soldier, as a sportsman to later molo was only by having a horse and the necessary trappings pa ride, but because they belong to a lineage, which forced to defend the high values of which the depositary. The horse, rider, knight, are present in the Museum of Navarra from the first material evidence preserved exhibits. The piece is analyzed in this article was one of those present in the exhibition.

 

Ficha técnica

Retrato pintado por Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 1.746-Burdeos, Francia, 1828), en 1804. Obra firmada: El Marqués de / Sn. Adrian / por Goya 1804. Pintura al óleo sobre lienzo. 209 x 127,4 cm. Número de Inventario: 1.360 A. Fecha de ingreso: 20 de octubre de 1966.

Francisco de Goya. Retrato del Marqués de San Adrián (1804) Museo de Navarra

Análisis

Goya representa al V Marqués de San Adrián (D. José María Magallón y Armendáriz), a la edad aproximada de 39 años, apoyado sobre su brazo izquierdo en el pilón de una fuente (¿) y la pierna de ese lado cruzada sobre la contraria, compensando la inclinación de su cuerpo con el brazo derecho puesto en jarras, situándole al exterior, envuelto en un paisaje sombrío, crepuscular, del que apenas perfila el monte lejano.

Le retrata como caballero aristócrata y culto. Así lo atestiguan su indumentaria, las botas y fusta que porta en su mano derecha como jinete (sin la presencia de su caballo que así queda sugerido) y el libro entreabierto en su mano izquierda, como también por su porte distinguido.

Paisaje, luz amortiguada por el anochecer y pilón apenas esbozado constituyen el telón de fondo idóneo para resaltar con seguro contorno, y en valiente contraluz, la figura del personaje y, en concreto, su sofisticada postura y las calidades materiales de su indumentaria, con una paleta de tierras dominante, animada por trazos de amarillo y blanco bien matizados por esa calculada luz que se dirige frontalmente a la figura.

Los brillos reflejados por la luz en los objetos permiten a Goya recrearse en detalles y materias con cierta sensualidad: el cuero de las botas, el terciopelo del pantalón, los pliegues de su chaleco de amplias solapas, el pañuelo enlazado al cuello, la bien enfundada levita, el librito de tapas duras entreabierto por uno de sus dedos, el sombrero de fieltro oscuro colocado sobre el pilón, y la encarnadura un tanto pálida del rostro del personaje animada en orejas y labios por la transparencia del substrato de arcilla de la imprimación del lienzo, más el cabello castaño ligeramente caído sobre la frente, mirada profunda y atenta al trabajo del retratista. La espontaneidad del trazo, que vela los colores con ligero rastreado de pincel, alcanzando efectos impresionistas en seda y cabellos, la actitud de pose altanera del Marqués y la disposición del atrezzo supeditado al protagonista del cuadro, prefiguran la disposición característica que más tarde exigirá el retrato fotográfico, y que se dirige a sugerir la profunda complejidad psicológica.

Fue el Marqués de San Adrián un destacado personaje de su época, diputado a Cortes, Grande de España, Caballero de la Orden de Calatrava, Académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, proveniente de una familia de extracción ilustrada, circunstancias que le aportaron cultura, visión reformista de la sociedad, defensa de la educación y crítica de la hipocresía. Tenido por colaboracionista de José I Bonaparte, debió exiliarse a Francia en 1813, y, tras ser indultado después del pronunciamiento de Riego, pudo recuperar sus propiedades confiscadas y asentarse en Tudela, donde había nacido en 1765. Se casó con doña María Soledad Fernández de los Ríos, Marquesa de Santiago, con quien compartió afición al teatro y al arte, destacándose como importante coleccionista de pintura. Ambos mantuvieron amistad con Francisco de Goya, que los retrató el mismo año (el de la Marquesa de Santiago se halla en el Paul Getty Museum de Malibú, California).

El retrato del Marqués, superior en calidad al de su mujer, se enmarca en el período de madurez de Goya, 1803-1807, en lo que al retrato de miembros de la nobleza y adinerados burgueses se refiere (el del conde de Fernán Núñez es el que más se le parece). En ellos puede apreciarse la influencia del elegante retrato inglés, que destaca en los efigiados gestos y actitudes un tanto formalistas a medio camino entre la distinción y el amaneramiento, peligro del que escapa el del Marqués de San Adrián por las características ya apuntadas.

Bibliografía

GUDIOL, J., Goya 1746-1828, Barcelona, Polígrafa, 1970. T. I, pp. 126 y 130; ORDOBÁS ARTIGAS, E., “El marqués de San Adrián. Un ilustrado navarro”, Príncipe de Viana, año 43, nº 165, 1982, pp. 349-370; AZANZA LÓPEZ, J.J., Retrato del Marqués de San Adrián. Francisco de Goya, 1804, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1996; ZUBIAUR CARREÑO, F. J. “Goya, precursor del Arte Moderno”, Diario de Noticias, Pamplona, 29/3/96; MENA MARQUÉS, M. B. (ed.), Goya en tiempos de guerra, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2008, pp. 184, 202-203.

El texto completo del catálogo es accesible en: http://es.calameo.com/read/0023374744Obee7beOb3b