Vivencias de un médico de Portugalete en zona de guerra (junio – julio de 1937)

Resumen

El 19 de julio de 1937 las tropas sublevadas del general Mola, tras la conquista de Bilbao, se dirigen hacia Santander en su ofensiva por controlar las provincias del norte en la Guerra Civil Española de 1936-1939. En su avance llegan a la población de Portugalete el día 22, expulsando de ella al ejército republicano que desde este enclave había tratado de controlar desde la margen izquierda del río Nervión la estratégica entrada a la capital de Bizkaia desde el mar Cantábrico. Un médico de Portugalete, Manuel Díez Gálligo, describe en su diario las penalidades sufridas por la población en tan críticos días.

Subject

On July 19, 1937, the rebel troops of General Mola, after the conquest of Bilbao, head for Santander in their offensive to control the northern provinces in the Spanish Civil War of 1936-1939. In their advance they reach the town of Portugalete on the 22nd, expelling the Republican army that from this spot had tried to control from the left bank of the Nervion river the strategic gateway to the capital of Bizkaia from the Cantabrian Sea. A doctor from Portugalete, Manuel Díez Gálligo, describes in his diary the hardships suffered by the population in those critical days».


En junio de 1937 el país se hallaba en plena guerra civil. Especialmente cruda era la lucha en el frente norte, donde el ejército nacional trataba de controlar Bizkaia, Santander y Asturias para disponer de los recursos necesarios que facilitasen el avance sobre Madrid y con su conquista la caída de la II República. En tal contexto, el dominio sobre el gran centro industrial de Bilbao resultaba indispensable. El día 11 el ejército sublevado centró su ofensiva contra el llamado “Cinturón de Hierro” que rodeaba la ciudad, pero este comenzó a romperse el 12, lo que provocó el repliegue progresivo del ejército vasco hacia las posiciones más seguras de la provincia de Santander.

Portugalete en 1934El 15 de junio, el ejército nacional, tras ocupar Plencia y Algorta, llegaba a Las Arenas de Getxo al día siguiente, frente al mismo Portugalete, separado de aquella población por la ría del Nervión, ahora con mayores dificultades de comunicación debido a que el ejército vasco se había visto obligado a volar los cables del transbordador que unía ambas orillas para dificultar el avance de los batallones de “Flechas Negras” integrados por soldados nacionales bajo mando italiano, creándose un gran desconcierto pues todavía quedaban fuerzas republicanas del lado de Las Arenas, donde la lucha se había encarnizado. El control de Portugalete era del todo necesario por su posición estratégica en la boca del Nervión, desde donde se podía controlar el tráfico marítimo entre el Cantábrico y la capital Bilbao, razón por la que los estrategas nacionales vieron pronto la conveniencia de establecer el bloqueo naval de la costa. El día 19, el Ayuntamiento de Portugalete evacuó sus oficinas y se trasladó con su material a Loredo (Santander). El heterogéneo batallón “Disciplinario” abandonó también la villa tras incendiar el convento de las Clarisas [1]. Los dos días siguientes fueron de caos generalizado, sin corporación municipal, comercios clausurados y casas cerradas o destrozadas, incluyéndose deserciones en el bando “rojo”. Ese mismo día las tropas nacionales, superada la línea defensiva de Bilbao, entraron en la ciudad, que también había sido abandonada, y desde allí el día 22 la VI Brigada de Navarra, al mando del coronel Bartomeu, llegó por una de sus direcciones de marcha hasta San Salvador del Valle y por otra hasta Portugalete por Repélaga, pasando por Sestao. No necesitó hacer un solo disparo y allá se encontraría con algunos requetés y falangistas que habían pasado desde Las Arenas en botes y ya habían quitado la bandera republicana del Ayuntamiento. Por la tarde, en medio de un gran repique de campanas, llegó a Portugalete el grueso de las tropas al mando del teniente de requetés Miguel Leza, quien lo primero que hizo fue nombrar alcalde a Gumersindo Gurruchaga –que se citará más adelante- y acceder con él a la Casa Consistorial. La ocupación de Baracaldo fue el mismo día. Las partes en conflicto habían acordado salvar de la destrucción las fábricas de Altos Hornos y la Naval vizcaína [2]. De su protección se ocuparon batallones nacionalistas del PNV que incluso dispararon sobre algunas unidades republicanas que intentaron destruirlas, pero, ironías del destino, terminada la guerra sus integrantes pasarían a ser prisioneros del vencedor [3].

La Guerra Civil provocó en Portugalete el desplazamiento de numerosas personas y una sangría social importante, como revelan los datos aportados por Anastasio Munárriz Hernando [4]. Fueron 167 los niños de entre 2 y 17 años evacuados a zonas seguras, sin acompañamiento de familiares. Los adultos que fueron detenidos y encarcelados o que huyeron a la zona roja, mayormente hacia Santander (Cantabria), para reintegrarse al ejército republicano cuando las tropas nacionales ocuparon Portugalete, fueron 258; 102 vecinos fueron hechos presos en barcos y cárceles por su supuesta enemistad con la República; murieron en el frente 25 combatientes del ejército nacional y 62 milicianos y gudaris; 265 fueron encarcelados por la Dictadura. Hubo como en toda guerra, lamentablemente, violencias desatadas por ambos bandos, pues “era una lucha a muerte en la que la mayoría de los españoles habían perdido amigos o parientes en circunstancias aterradoras”, afirma Hugh Thomas [5].

Portugalete, hasta su caída en poder de las fuerzas nacionales, se había mantenido leal a la República. Situado en la margen izquierda de la ría, próximo a la cuenca minera del hierro y en el espacio fabril del gran Bilbao, su población, que se acercaba a los 11.000 habitantes, era ideológica y políticamente de izquierdas, aunque parte de la comunidad fuera conservadora, artesana y campesina, aquella concentrada en las estrechas calles de su casco viejo y esta distribuida por caseríos dispersos en franco contraste con las nuevas barriadas de obreros que como Aceta o Villa Nueva iban surgiendo en la periferia de Portugalete. La insurrección de octubre de 1934, instigada por socialistas y sindicalistas de la UGT para desafiar al radical Lerroux que se había apoyado en la CEDA de Gil Robles para gobernar el país [6], se hizo más fuerte en la cuenca minera asturiana pero también se dejó sentir en otros puntos de España como Cataluña y el País Vasco. En la zona minera de Bizkaia se declaró la huelga general el 5 de octubre y duró hasta el 12. En Portugalete la situación más trágica se vivió en la noche del 6 al 7. Más de 100 revolucionarios armados se enfrentaron a la Guardia Civil, murió el brigada Genaro Huici Rodrigo, e incendiaron la Torre de Salazar después de serios disturbios. Muchos revolucionarios huyeron y otros fueron procesados, pero la amnistía decretada por el Gobierno de Azaña el 21 de febrero de 1936, después de ganar las elecciones el Frente Popular, anuló los cargos.

Durante la República y hasta la Guerra Civil fue alcalde de Portugalete el socialista Cándido Busteros Orobengoa, ebanista de oficio, al que le sucedió Enrique Retuerto en la gestora formada entre 1934 y 36. La amnistía de 1936 repuso a Busteros al frente de la alcaldía de Portugalete, donde presidió también la Junta Municipal de Defensa, al tiempo que se desempeñaba como delegado gubernativo en el Puerto de Bilbao y vicepresidente del Comité Socialista de Euskadi.

El médico don Manuel Díez GálligoLos días tensos que se vivieron en el lugar desde el 13 de junio al 9 de julio de 1937, en que Portugalete sufrió los bombardeos del ejército nacional que cercaba la población y el fuego de respuesta de los gudaris, han quedado reflejados en el diario de un médico del lugar, no movilizado por el ejército pues por entonces ya contaba 64 años de edad, que se llamó Juan Manuel Díez Gálligo, aunque el primer nombre no lo usara. Había nacido el 1 de agosto de 1873 en la localidad navarra de Funes, en donde su padre, que anteriormente había sido médico de Calatayud, ejercía su profesión entonces. Obtenido el título de Medicina en la Universidad de Zaragoza, don Manuel se estrenó como médico en la comarca zaragozana de Cinco Villas, con capital en Ejea de los Caballeros. Casado con Digna Castrillo de Cavia, nacida en Burgos el 12 de junio de General Castaños, 1. Portugalete.1880, el matrimonio se avecindó en Portugalete en 1906 donde él abrió consulta en el número 1, segundo piso, de la calle General Castaños –en un edificio ahora inexistente- anunciándose como médico cirujano especialista en partos y enfermedades de la mujer, también, según nos informan sus familiares, practicaba la medicina naturista [7]. Que fue persona socialmente reconocida lo demuestra el que en 1912 entrase a formar parte de la Junta Local de Sanidad y en 1917 nombrado juez de paz de la localidad. Además, el Ayuntamiento le obsequió con una gratificación de 250 pesetas en 1916 por la atención humanitaria que venía prestando a pobres de beneficencia, transeúntes lesionados, jornaleros y empleados del Municipio heridos en la vía pública. Ese mismo año ingresaba como médico al servicio del municipio hasta que doce años más tarde, con su salud quebrantada por una esclerosis de las arterias coronarias y más tarde por dos fracturas sufridas en el ejercicio activo de su profesión, se ve obligado a jubilarse, compensándole el Ayuntamiento por tal circunstancia con 1000 pesetas [8]. Ya jubilado trasladó su residencia a la localidad vizcaína de Igorre/Yurre. Falleció el 12 de enero de 1962 a la avanzada edad de 89 años.

Reproducimos a continuación dicho diario, que comentaremos posteriormente.

13 de junio, 1937

Intenso bombardeo por la aviación que derribó la casa de Alberdi en la calle de Santa María y otra casa en la calle de Coscojales (la del horno) [9].

Nosotros como de costumbre aguantamos en el refugio de la Iglesia (exterior), aunque el bombardeo en la calle de Santa María me sorprendió en la travesía de la Iglesia al venir de casa, pues Digna [10] ya no salía del refugio sino por la noche para dormir en casa.

14 de junio, 1937

Tranquilidad.

15 de junio, 1937

En Las Arenas [11] ordenan la evacuación y a las 6 de la mañana se presentan en casa la madre de Gilda [12] y su hermana Pina [13] con otras jovencitas. Venimos al Refugio de la Iglesia pero como llegaban muy cerca los obuses tuvimos que bajar al túnel de la Estación [14]. Por la tarde la aviación bombardeó el convento de Agustinos [15] y la casa de Valle [16] más la de Águeda, el café de La Marina, las de las afueras, [marcharon] en contra de nuestros deseos, pero obedeciendo [órdenes] de su [……….].

16 de junio, 1937

A las 4 nos despierta la chica [17] para decirnos que los militares estaban en Bilbao y ella marchaba a La Arboleda [18] con su hermana. A la media hora, 3 grandes detonaciones nos obligan a dejar la casa precipitadamente. Nos enteramos en la calle de que las milicias han hundido el puente Vizcaya y en efecto solo quedan las columnas; unos edificios arden en Las Arenas. Pasamos el día en el túnel y subimos a dormir a casa unas horas y preparamos algo para comer al día siguiente.

17 de junio, 1937

Al amanecer bajamos al túnel con silla, cestas, colchonetas y mantas. Cañoneo y ametralladoras, los militares ya se han instalado en Las Arenas. Pasamos muy mal día, pues aparte algunas personas conocidas, la mayor parte eran refugiados o indeseables. Creo que allí se hacen aguas menores y mayores. Por orden de la autoridad se ordena la evacuación urgente mandando mucha gente en autobuses hacia Santander. Nos suben dos cojines y dejamos una silla para subir a casa en medio de tiros a las diez de la noche, la [ascensión] por la escalera fue penosa y con peligro. Nos acostamos a las once veintidós.

18 de junio, 1937

Nos levantamos a las 3 con pocas fuerzas; preparamos comida y con el maletín y un cesto marchamos al túnel de Galdames [19] por saber que estaba la familia de Pedro [20]; con algún apuro llegamos al amanecer. Están bien instalados: se levantan de la cama y se acuesta Digna, a las 10 le sirvieron un caldo de gallina (a las 3 se había lavado el estómago [21]). Es acaso la mejor instalación del túnel. Estamos en una caseta de feria pero dormimos (en) la cama y formamos alrededor líneas [con] piedras. Denso tiroteo de cañón y ametralladora.

19 de junio, 1937

Este túnel está muy limpio, la gente sale a evacuar al campo por la boca opuesta, se barre y tiene luz eléctrica. Hay cerca un caserío con huerta y lavadero [22] yendo todos allí a asearse. Cerca de lo boca se hacen las comidas en hornillos y comemos caliente y bien. Hoy nos dan gallina como ayer. Encontramos muchos conocidos, Gur[r]uchaga (Gumerº) [Gumersindo], Arambarri, [Edecoana], las del Cartero y casi todos de Aceta [23]. Respiramos tranquilos, aunque el cañón resuena.

20 de junio, 1937

Continúa el cañoneo, el tiempo no puede ser más espléndido y paseamos por la boca del túnel sin separarnos mucho, pues se ven cruzar obuses. Nos dicen que al cruzar la carretera hacia Aceta, los cañones han matado 4 o 5 hombres, uno o dos en la bajada a la Iglesia, 3 en las canteras, es decir en los sitios más descubiertos. Por el cañoneo ha debido partirse algún cable y nos hemos quedado a oscuras. Es una complicación pues las velas escasean y estamos hacia (el) medio del túnel.

21 de junio, 1937

Continúa el buen tiempo y el cañoneo. Digna y yo hemos ido a beber agua y lavarnos en la fuente muy de mañana [24]. El día es hermoso y vemos cañonear la falda del Regato [25] y La Arboleda, pero de esta parte ya no contestan. Nos dijeron ayer que Aguirre [26] se había entregado y los gudaris cuidan del orden en Portugalete, pues algunas casas habían sido saqueadas. A las 6 de la tarde nos dicen (Gur[r]uchaga y Arambarri) que podemos salir por la carretera, pues ya no tirarán de Las Arenas. Después de cenar a las 7 subimos a nuestra casa, que [alcanzamos hacia mediodía]

22 de junio, 1937

Entran los militares, repican las campanas e instalan el Ayuntamiento en casa de Chapa, que había estado invadida por socialistas, comunistas y anarquistas [27]. Han nombrado alcalde a Gumer[sindo] Gur[r]uchaga. Han llegado muchos militares. Me lavo el cuerpo y afeito, Digna me corta el pelo; estamos rendidos. Varios milicianos se entregan en Portugalete.

23 de junio, 1937

Vamos descansando algo, pero tenemos que preparar alimentos y limpiar un poco las habitaciones que están llenas de polvo. Subo al camarote a buscar leña para astillar y encuentro un gran boquete en el tejado, producido al parecer por una gran piedra lanzada en la explosión de alguna bomba. Llueve desde ayer torrencialmente pero continúa llegando tropa.

24 de junio, 1937

Esta mañana ha estado Margarita [28] con sus hermanas pero se han marchado enseguida, pues subieron ropas a La Arboleda y ahora dicen las tienen que bajar, de modo que estamos sin servicio. Pedro nos ha traído un pedazo de pan blanco, que sus hijos han pasado de Las Arenas. Aquí no se ha hecho pan. Debe estar la carretera expedita, pues llegan muchos camiones, coches y caballerías cargadas. La animación es extraordinaria y más después de los días pasados, que todo el mundo estaba en los refugios.

25 de junio, 1937

Hoy me dice Bernardo, el cartero (que se ha reintegrado al cargo) [, que] “puede salir correspondencia para todos aquellos frentes ocupados por los militares” y con tal motivo escribimos a Ernesto (del que hace varios meses, no tenemos noticia) a Préjano y Cenicero [29].Todavía no se hace pan aunque ayer nos trajo Pedro un pan blanco de Las Arenas.

26 de junio, 1937

Se ha hecho pan blanco por vez primera, pero no hay leche, pues muchas vacas han debido ser trasladadas a Santander, sin embargo empiezan a repartir por la Intendencia comestibles a las tiendas y creo que mañana habrá despacho al público. Esta tarde empiezan a funcionar tranvías. La [chica] ha pasado a Las Arenas y trae la noticia de que los padres de Gilda fueron evacuados desde un túnel de Sestao donde se habían refugiado, a Santander, llueve le ha dicho una vecina.

27 de junio, 1937

Día tranquilo, pero la muchacha que ha ido a Las Arenas en busca de leche para Digna y ha regresado muy tarde con un cuartillo, ya no ha encontrado pan pues la gente ansiosa del blanco, se ha lanzado a comprarlo en abundancia.

Nos acostamos pronto, ¡estamos tan rendidos, de los días pasados! Próximamente a las diez llaman a la puerta y nos dicen si podemos permitir dormir, aunque sea en el suelo a cuatro requetés que llevan tres noches sin dormir. Muy gustosos les preparamos mi antiguo consultorio con dos buenos colchones y algunas mantas y se quedan a dormir.

28 de junio, 1937

Son nuestros huéspedes, Agustín Aguirrezábal, capitán de Requetés, y sargento del ejército, Gabriel Abalde, auxiliar suyo (delineante de la Diputación de Guipúzcoa), Carlos (carnicero de Azcoitia) y un muchacho de unos 17 años, que apenas se le ve por casa; todos educados y muy simpáticos los dos primeros.Hoy recibimos carta de Ernesto, fechada en Préjano el 21 Nobre. 1936. Ha venido de Buenos Aires por mediación del hijo de Aquilino Soto.

29 de junio, 1937

Sale la primera procesión del S[agrado] C[orazón] de J[esús], viéndose muy concurrida de fieles.

3 de julio, 1937

Estoy en Bilbao por vez primera. He encontrado en la Plaza Nueva a Higinio Ibáñez [30], que me comunica han suspendido en el Ayuntamiento a todos los empleados que han dejado de presentarse.En el Colegio Médico no pueden disponer de la cuenta para pagar a pensionistas y empleados.

4 de julio, 1937

Recibimos cartas de los hijos [31], dándonos cuenta del feliz alumbramiento de Gilda, que ha traído una hija al mundo, el 27 del pasado junio, a las 7 de la mañana [32]. ¡Ya somos abuelos! Acusan recibo de la nuestra y nos avisan piensan venir dentro de la semana. Están en Préjano. Mis hermanas a nombre de Asunción, me ponen un telegrama y Pilar escribe también en postal.

Recibo la visita de D[on] Luis Luzán, el sacerdote de Tudela.

5 de julio, 1937

Escribo a mis hermanas y la dirijo a Pilar.Visito al sacerdote D. Luis Luzán en Baracaldo, pues él [primero] estuvo a verme el otro día.

Hoy ha sido el día que recibí las cartas que digo en el día anterior y a mi regreso de Baracaldo.

8 de julio, 1937

Vuelvo a Bilbao y en el Colegio [33] no pueden disponer de fondos, pues al renovarse la Junta hay que cambiar las firmas de tesorero y presidente.

Al regreso me entero de que nuestros requetés han abandonado la casa; esta mañana oí llamaban temprano y alguien entraba en la habitación. Sin duda las tropas avanzan y la Intendencia tiene que seguirlas.

Me acuesto tarde por si viniesen los hijos, pues el tren correo de la Rioja ha llegado estos días a las 9 de la noche.

9 de julio, 1937

Estamos esperando a los hijos y considerando las dificultades que han de vencer con la nena, equipajes y trasbordo en Burceña [34] siento deseos de salir en su busca a Bilbao, pero el estado de mi vista me obliga a desistir [35]. ¡Tengamos paciencia! Pues además, desde la estancia en túneles tengo los ojos peor.

El texto del diario se ha escrito en los días a que alude el protagonista pero en una agenda que no es del año 1937 sino en otra anterior de 1933 titulada Calendario histórico médico de Warner, publicado en Barcelona por su representante en España el Laboratorio y Comercio Substancia, S.A. Warner era una compañía farmacéutica estadounidense que había adquirido por entonces dimensión internacional y estaba presente en los cinco continentes [36]. Se ve que el propietario de la agenda, el Dr. Manuel Díez Gálligo la reaprovechó para este fin, tomándola quizás apresuradamente, ya que su formato de 19,5 x 13,1 x 2,5 cm. la hacía fácilmente portable en un bolsillo o en la misma mano. Es de tapas verde oscuras y encuadernación rústica. En sus primeras páginas presenta unas anotaciones sobre los pagos realizados por un tal Gabino Gorostiza, de Baracaldo, por las visitas médicas que le realizó en los años 1930 a 1933, y el borrador de una carta dirigida a su amigo Urbina recordándole una pequeña deuda por la asistencia prestada al menor de sus hijos del 9 al 16 de junio de 1932 en Villa Nueva [37]. El libro no está paginado y al haberse pensado para el uso de un médico, se adorna con ilustraciones y documenta con informaciones de carácter profesional (tablas, equivalencias, consejos dietéticos, etc.) y pequeños textos alusivos a la historia de la medicina, que lo convierten en muy curioso y atractivo. El texto se ha escrito con pluma estilográfica y tinta negra sobre papel ahuesado. La letra empleada es cursiva, en ocasiones difícil de interpretar al haberse escrito parte de él sobre el texto impreso de la agenda y con escasa luz (probablemente en el interior del túnel donde él y su familia se protegían de los bombardeos o en su casa de noche a la luz de las velas), a lo que se añadían las dificultades de visión que el Dr. Díez Gálligo ya padecía por entonces al habérsele diagnosticado cataratas en sus ojos.

A través de las líneas del médico comprobamos las penalidades que tuvo que soportar la población sometida al peligro de los bombardeos, a la inseguridad que ofrecían las escasas viviendas aún en pie pero seriamente dañadas por las bombas, a la escasez de alimentos básicos, a elementos desconocidos mezclados con la población y a la incomunicación con otros familiares debido al bloqueo de las líneas del frente de lucha (la familia Díez Castrillo recibe una carta de su hijo Ernesto escrita en Préjano que tarda siete meses en recibirse y lo hace vía Buenos Aires por mediación de un amigo), en definitiva a las precarias condiciones para sobrevivir en ese ambiente bélico al albur de los ataques y contraataques de los bandos en liza, y a buen seguro bajo el miedo. Los túneles, abundantes en esta zona minera donde el transporte del mineral se hacía por vía férrea, son aprovechados por la población como refugio seguro ante los bombardeos.

La Canilla en 1923En un principio se había habilitado en el pueblo un refugio junto a la iglesia parroquial de Santa María, pero la intensidad de los bombardeos de la aviación hizo más aconsejable acudir a los túneles del trazado del tren, bien al de Galdames, un poco más alejado, o al de la estación del mismo Portugalete, la de La Canilla. Este último, que es el túnel al que alude el Dr. Díez Gálligo, que le sirvió de refugio a él, a su familia y a otros portugalujos durante los bombardeos, se había inaugurado en 1925 y se emplazaba en el límite de Portugalete con Santurce (Santurtzi), una de cuyas bocas daba a la estación de La Canilla, del primer municipio citado, y la otra a la de Peñota, del segundo, que se convertiría en estación del metro de Bilbao en 2009. En la zona central de dicho túnel se había abierto en 1935 un ensanchamiento de unos 70 m de longitud con el fin de establecer una andén que sirviera como vía apartadero donde aparcar vagones y locomotoras, y es en este punto donde se debió acomodar el protagonista con su familia.

El diario da comienzo el 13 de junio de 1937 con el informe de intensos bombardeos aéreos. Los días 11 y 12 la aviación aliada alemana e italiana había machacado el “Cinturón [38] de Hierro” de Bilbao y el frente defensivo se había roto en una extensión de unos 2 km entre los vértices Urrusti y Cantoibasos, al OE del Urkulu, por la que entró la 1ª Brigada Navarra al mando del coronel García Valiño la misma tarde del día 12. La ciudad comenzó a despoblarse y el éxodo de refugiados hacia el OE en dirección a los límites de Santander, donde quedó establecido el frente de guerra, no cesaba, en tanto los aviones Fiat italianos, tripulados por españoles, y los Stukas de la Legión Cóndor, posiblemente la que actuó sobre Portugalete, ametrallaban la carretera de Santander por donde circulaban los huidos, pero no bombardearon Las Arenas, hasta donde el frente de guerra había llegado, quizás, según Hugh Thomas, porque los nacionales habían aprendido “la lección de Guernica”, a fin de evitar un nuevo desprestigio internacional que aquél bombardeo había ocasionado al bando sublevado. Sí, en cambio, se recrudecieron en esta localidad los combates entre anarquistas y quintacolumnistas (los leales al bando golpista que se hallaban camuflados) y los primeros, como se ha dicho y queda reflejado en el diario el día 16, volaron el Puente Vizcaya sobre el Nervión para dificultar la llegada a Portugalete del enemigo [39].

Los datos antes aportados sobre la evacuación del frente de guerra de los niños del lugar emocionan sobremanera, pero no es menos cierto que duele saber cómo sobrevivían en esa crítica situación los mayores. El caso del matrimonio Díez Castrillo nos ayuda a imaginarlo: ella con una úlcera de estómago y él con visión reducida, ambos con salud precaria, sin mayor protección que aquella que se prestaban los que vivían en iguales condiciones en el interior del lóbrego túnel. Aún así se esforzaban por mantener unos hábitos ordenados, asearse, limpiar su habitáculo, delimitarlo, observar un horario, descansar si fuera posible, es decir, vivir con la mayor dignidad esos días que se imaginan largos y expuestos al continuo peligro.

Refugiados ante el túnel de La CanillaEn tal situación, las noticias vuelan y también los rumores infundados. Que si los nacionales han entrado en Bilbao, que si acaban de volar los milicianos el Puente Vizcaya, que si Aguirre se ha entregado, que si han caído tantos bajo las bombas… Las vistas ayudan a hacerse cargo de la situación: “… unos edificios arden en Las Arenas”. Los violentos ruidos estremecen: “…3 grandes detonaciones nos obligan a dejar la casa precipitadamente”, “denso tiroteo de cañón y ametralladora” o “tiros a las diez de la noche”. Se dan órdenes de evacuación. Con todo, hay momentos de relativa tranquilidad en la contienda y hasta pueden apreciar los refugiados por si mismos cómo son superiores las condiciones de habitabilidad del túnel de Galdames frente al de La Canilla. Una vez más se comprueba cómo los habitantes del campo suelen arreglarse mejor que los de la ciudad para sobrevivir en condiciones adversas, de suyo hasta en ciertos días los familiares del médico pueden comer gallina y acudir a un caserío cercano para lavar la ropa y asearse. Unos días son mejores que otros por el tiempo, la mayor parte de los días el sol les sonríe –es verano- pero en otros llueve con fuerza y aún así siguen llegando las columnas de soldados, imaginamos que en malas condiciones, mojados y agotados. Se trasluce con claridad la alegría por el acceso a los suministros, siquiera un poco de pan blanco y un cuartillo de leche, con la llegada de “nuestros requetés” convertidos en huéspedes por unos días, quienes instalan el Ayuntamiento en casa de Chapa, “que había estado invadida por socialistas, comunistas y anarquistas”. El matrimonio Díez Castrillo siente con alegría el repique de campanas que anuncia la llegada de los militares y se afana por limpiar la casa y con ello retomar la vida anterior pese al tejado destrozado por las explosiones del camarote. Ya se puede comunicar por carta con los familiares que viven en la zona liberada, así lo hacen con sus hijos Ernesto y Gilda, quien alumbra una niña convirtiendo a sus suegros “¡en abuelos!”.

Aunque al mismo tiempo que el fin de la ocupación permite el reencuentro de amigos separados por la guerra, se comprueba el caos que esta ha traído a la administración de los centros oficiales, parte de cuyo personal ha desaparecido o no se ha incorporado a las tareas normales (pensamos que por fuerza mayor o por depuración política).

El diario termina el 9 de julio con el ansiado reencuentro de los padres con sus hijos y su nieta.

La vida, gracias a Dios, seguía su curso.

Diario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez GálligoDiario de don Manuel Díez Gálligo

Notas

[1] Este Batallón era un cajón de sastre integrado por delincuentes comunes, prisioneros de guerra, milicianos y gudaris arrestados. Estuvo bajo el mando del comandante Amós Ruiz y con el avance de las tropas nacionales del general Mola, Jefe del ejército del Norte sublevado, hubo de convertirse en fuerza de choque.

[2] Fueron los alemanes aliados de los sublevados los más interesados en su conservación, para que, una vez controlada Bizkaia por Franco, pudiera ayudar a enjugar la deuda de guerra que este iba contrayendo con Hitler (Vidal, César. Las Brigadas Internacionales, Madrid, Espasa, 1991, p. 160).

[3] El tema de la Guerra civil en la villa de Portugalete es tratado minuciosamente en el libro de Munárriz, Tasio, República y guerra en Portugalete, Portugalete, El Mareómetro, 2015, y, parcialmente, en Cayuelas, Ramón, Relatos inéditos de los submarinos republicanos en la guerra civil española C-5 y C-2, Alicante, Editorial Club Universitario, 2002 (3ª ed.), sobre la estancia de uno de éstos en el Dique, así como en Tabernilla, Guillermo – Lezámiz, Julen, El cuerpo disciplinario de Euzkadi, Bilbao, Autor-Editor, 2004, al narrar su estancia de aquel batallón en Portugalete.

[4] En su blog República, guerra y dictadura en Portugalete (1931-1978), https://memoriahistoricaportu.wordpress.com. Actualización: 27.06.2009. Consulta: 23.12.2015. En sus páginas anota las fuentes documentales en las que ha basado su información. Sobre los niños evacuados opina que probablemente fueron más porque en las listas la mitad de ellos no tiene la referencia de su vecindad o aparecen como pacientes del sanatorio de Górliz. Algunos de los adultos evacuados a Francia poco antes de la entrada de las tropas nacionales en Portugalete iban acompañados por sus hijos o sobrinos pequeños, cuya nómina no figura en la lista de los niños evacuados sin familiares.

[5] Thomas, Hugh. La Guerra Civil española 1937-1939, Barcelona, Ediciones Grijalbo, 1978, vol. 2, p. 722.

[6] El problema radicaba, según Payne, en que los republicanos de izquierda identificaban a la República no con la democracia o la norma constitucional –la coalición libre entre radicales y derechistas para gobernar emanaba de los resultados electorales y por tanto era legítima- sino con la izquierda revolucionaria. La mayoría de los historiadores coinciden hoy en opinar que aquella revolución de octubre fue el origen inmediato de la Guerra Civil (Payne, Stanley, El colapso de la República. Los orígenes de la Guerra Civil (1933-1936), Madrid, La Esfera de los Libros, 2005, p. 142).

[7] Los médicos de Portugalete en la década de 1930 fueron, además de él, José de Zaldúa, Antonio B. Gurruchaga, Salutor Barrientos, Joaquín Rodríguez, Marcelino Basáñez, José Luis Aldecoa, Alfredo García Borreguero y Juan José Conde Pelayo, además de existir un hospital-asilo, el de San Juan Bautista, abierto en 1907, de lo que se deduce que por cada facultativo había una población aproximada de 1.375 habitantes o potenciales pacientes (Pagoeta, Juan de, Portugalete y su gente, Portugalete, Ayuntamiento de Portugalete, 1991, p. 106).

[8] Agradezco a Roberto Hernández Gallejones, director del Archivo Histórico Municipal de Portugalete, algunos de los datos aquí vertidos sobre la vecindad del protagonista en la citada villa vizcaína.

[9] Los bombardeos, según Vidal, buscaban desmoralizar a la población civil y a las autoridades políticas del campo adversario mientras los nacionalistas vascos negociaban con Franco la rendición, “aunque las negociaciones tenían poco futuro al desear aquellos la garantía de una nación neutral” (Vidal, C. Las Brigadas Internacionales, cit., p. 164).

[10] Digna Castrillo de Cavia, su mujer, a la que ya hemos aludido, era natural de Burgos.

[11] Barrio del municipio de Guecho (Getxo) unido a Portugalete por el puente colgante de hierro inaugurado en 1893 para salvar la ría del Nervión.

[12] Consuegra del protagonista, con cuya hija, Gilda Echeandía, se había casado su hijo Ernesto.

[13] Agripina Castrillo de Cavia, cuñada del protagonista del diario, nacida en Valles de Palenzuela (Burgos) el 17 de septiembre de 1888, que compartía hogar con ellos.

[14] Es la estación de La Canilla, en el mismo Portugalete, de la que luego trataremos.

[15] A consecuencia de la guerra la congregación de los Padres Agustinos, como la de las religiosas de Santa Clara, fueron expulsadas y requisados sus edificios, que acabaron siendo pasto de las llamas en el transcurso de los bombardeos.

[16] Que en la parte baja de la calle Coscojales cerraba su salida directa a la Plaza y tenía en su fachada una hornacina con la imagen de la Virgen de la Guía.

[17] Se refiere a la empleada del servicio doméstico, de nombre Margarita, a la que luego se aludirá.

[18] Pueblo minero donde se extraía el mineral de hierro actualmente convertido en espacio de ocio y esparcimiento. Depende administrativamente del municipio del Valle de Trápaga-Trapagaran, partido judicial de Bilbao.

[19] Se refiere al túnel del antiguo tren minero que unía Portugalete, Sestao y Galdames, de 636 metros de longitud, construido a finales del siglo XIX, importante en la historia industrial de la margen izquierda del río Nervión.

[20] Debió ser un amigo o vecino. No parece pariente.

[21] Digna sufría de una úlcera en el estómago que la obligaba a continuos lavados de estómago que ella misma se hacía con ayuda de unos tubos de goma.

[22] Posiblemente el lavadero de San Roque existente desde 1910.

[23] Hoy Azeta, barrio obrero de Portugalete.

[24] Debe tratarse de la antigua fuente de Ana en la época de este diario ya denominada de La Canilla, que se encontraba cerca del túnel también llamado así donde se refugiaba el médico con sus familiares, cuyas aguas eran reconocidas por su calidad. Las obras para dirigir el ferrocarril desde Santurce a Bilbao, que se iniciaron en 1921, la hicieron desaparecer pero afloró junto al andén del nuevo apeadero del tren en Portugalete que recibió así el nombre de Apeadero de La Canilla (Garaizábal, José Luis. “Un paraje portugalujo desaparecido: notas sobre la historia de la fuente de La Canilla”, Cuadernos portugalujos, Portugalete, Fundación El Abra, núm. 18, 31/10/2014, pp. 4-12).

[25] El Regato-Errekatxo es un barrio del municipio de Barakaldo, situado al SE de Portugalete, sobrepasado Sestao, bajo la cordillera de Sasiburu, que es atravesado por el arroyo que le da su nombre y que alimenta el embalse así llamado.

[26] Se refiere a José Antonio de Aguirre, primer presidente del gobierno provisional de Euzkadi, a quien se debe la creación durante la Guerra Civil del XIV Cuerpo del Ejército Popular (Ejército Vasco o Euzko Gudarostea formado por unos 30.000 soldados o gudaris), del que se había nombrado a sí mismo comandante en jefe, aunque se consideraba que aquella fuerza formaba parte del ejército republicano del norte en el que estaban incluidos, además de los vascos, Asturias y Santander, bajo el mando sucesivo –nunca del todo unificado- de los generales Llano de la Encomienda y Gamir Ulíbarri. En realidad Aguirre no se entregó a los adversarios sino que pasó a Francia por Cataluña el 6 de febrero de 1939 y desde París sostendría al Gobierno de Euzkadi en el exilio hasta su muerte en 1960, por lo que la noticia de su entrega podía considerarse un rumor sin fundamento.

[27] La casa-palacio de Chapa, antes de Mier, había sufrido en 1912 la modificación de su torre y cubierta, pero mantenía toda su prestancia de casa principal. Se hallaba en la Plaza del Cristo, cruce estratégico de donde partían las carreteras que unían Portugalete con las localidades vecinas.

[28] Es la empleada del servicio doméstico.

[29] Ernesto Díez Castrillo es hijo del autor de este diario, nacido el 6 de enero de 1907 una vez establecidos en Portugalete. Realizó estudios en la Escuela Agronómica de Zurich (Suiza), que finalizó en 1930, según una nota de sociedad tomada de la prensa local del 27 de diciembre de ese año que se encuentra entre las páginas de este diario. Se casó con Gilda Echeandía en julio de 1936 y tras su viaje de novios el matrimonio pasó tres meses en Calatayud con unas tías carnales (hermanas de su padre Manuel), desde donde se trasladaron a estas las localidades riojanas y, una vez liberado Bilbao por las tropas nacionales, reencontrarse con su familia y volver a incorporarse él a su puesto de trabajo en el Ayuntamiento de Bilbao.

[30] Amigo suyo.

[31] Se refiere a su hijo Ernesto y su nuera Gilda.

[32] Es Alicia Díez Echeandía, a quien debo la amabilidad de haberme cedido el diario de su abuelo para redactar este artículo, así como algunas precisiones sobre el mismo. Igualmente agradezco las atenciones recibidas de su esposo Carlos y de la hija de ambos, Susana.

[33] De Médicos.

[34] Barrio de Baracaldo.

[35] Padecía cataratas en los ojos.

[36] Para una mayor información consúltese en Internet https://es.wikipedia.org/wiki/Warner-Lambert.

[37] En el barrio de Repélaga, perteneciente al municipio de Santurce hasta 1933 por situarse en el extrarradio del Portugalete, varios trabajadores constituidos en cooperativa construyeron en 1925 un grupo de viviendas sociales acogiéndose a la Ley de Casas Baratas, creando así la barriada de Villa Nueva.

[38] Una descripción del Cinturón de Hierro en Vidal, César. La guerra de Franco, Barcelona, Planeta, 1996, pp. 247 y ss.

[39] Las operaciones sobre la ciudad de Bilbao quedan explicadas en las pp. 745-748 del vol. 2 del libro citado de Thomas, Hugh, La Guerra Civil española 1937-1939, cit. El Puente de Vizcaya  fue el primero de su tipología en el mundo como puente transbordador que enlaza las orillas sirviéndose de un vagón suspendido sobre el agua por medio de sirgas. Fue diseñado por el ingeniero vizcaíno Alberto Palacio e inaugurado el 28 de julio de 1893. Tras su destrucción fue reconstruido en 1941 por el ingeniero José Juan Aracil. Según Wikipedia, se conservan 8 ejemplares de los 20 que de esta tipología se construyeron en todo el mundo, siendo el de Vizcaya, entre Portugalete y Getxo, aún en servicio, el más antiguo del ellos y, desde 2006, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.