El cine de Fritz Lang

El director de cine Fritz Lang nace en Viena el año 1890 en el seno de una familia judía donde se forma el complejo de culpabilidad que le perseguirá siempre, y que, con el tiempo, motivará su huida a Estados Unidos tras llegar Hitler al poder en Alemania y haberse casado con la guionista y argumentista de películas alemanas Thea von Harbou, a la que abandonará por su anti-semitismo.

Hijo de un arquitecto, sigue la línea de su padre y estudia Arquitectura en Viena y Pintura en Munich y París. Se interesa por el teatro expresionista, y, en concreto por las teorías del dramaturgo Max Reinhardt. La formación recibida le llevará a inclinarse por el expresionismo en su cine, observado también en las películas de los directores nórdicos, ruso y del alemán Murnau.

Pero antes de iniciarse como cineasta viaja por el Próximo Oriente, África del norte, Oceanía, China, Japón y Rusia, enviando sus dibujos a la prensa y adquiriendo las primeras piezas de su colección de objetos exóticos.

Durante la Primera Guerra Mundial es herido y condecorado. En el hospital escribe argumentos cinematográficos para películas que serán dirigidas por Joe May, algunos de ellos en colaboración con su mujer Thea von Harbou.

En 1919 comienza su carrera como realizador con el film “El mestizo”, punto de partida de un cine que se considerará paradigma del séptimo arte germánico:

  • Por ser un expresionista neto que a la vez hace evolucionar este estilo.
  • Y por su temática: su idea central es el hombre cercado, acosado, perseguido por unas fuerzas incontrolables contra las que tiene que luchar.

Su filmografía

En su filmografía se reconocen varias etapas: una primera expresionista, otra estadounidense, otra francesa y una más coincidente con su regreso a Alemania.

Como expresionista, Lang trataba de traducir simbólicamente, mediante líneas, formas o volúmenes, la mentalidad de los personajes, su estado de ánimo, incluso su intencionalidad, de tal manera que la decoración pareciera la traducción plástica de su drama.

Lang crea el espacio fílmico con formas arquitectónicas y fuerte presencia de la geometría, luces (para ello se sirvió del iluminador y operador Karl Freund) y grandes estructuras monumentales mediante volúmenes imponentes e impresionantes escaleras, por ello se califica su cine de colosalista y hasta épico y se le ha llamado arquitecto de la luz.

Las películas expresionistas pueden encuadrarse en el género policíaco (“El Doctor Mabuse”), épico ario (“Los Nibelungos”), futurista (“Metrópolis”), ciencia-ficción (“La mujer en la luna”), criminal socio-patológico (“M o el vampiro de Dusseldorf”) y de crítica anti-nazi en forma parabólica (“El testamento del Doctor Mabuse”). “Las tres luces” o “La Muerte cansada” (1921) pertenece también a esta etapa. Es la historia de dos enamorados. La Muerte rapta al novio y promete devolverlo a su amante, en un sueño, si impide que tres velas se apaguen, las correspondientes a tres visiones en otros tantos países legendarios. En los tres casos triunfa la Muerte, la chica suplica un nuevo plazo a aquella y ésta le promete la devolución del amante si en su lugar le entrega otra vida. Así, va a entregarle la de un niño huérfano, pero al final la muchacha se arrepiente y se entrega a sí misma. Al final las almas de los enamorados se unen en el Cielo. Este final romántico, consolador y conformista es frecuente en sus películas.

“El Doctor Mabuse”, subtitulada “el jugador” (1922), que tiene su continuidad diez años más tarde con “El testamento del Doctor Mabuse”, es otro de sus logros del momento. El Doctor, loco de poder, pretende dominar el mundo por el terror, en una sociedad degenerada y caótica, donde se incluye la trama policíaca y la presencia de habitaciones cerradas, humo, expresionismo en la interpretación y en la forma plástica.

“Los nibelungos” (1923) se compone de dos partes, “La muerte de Sigfrido” y “La venganza de Krimilda”. Es una gran reconstrucción histórica en los estudios de la U.F.A. de la gesta teutónica, pero Sigfrido está concebido como un héroe individual, lleno de voluntad de poder y en consecuencia capaz de vencer las adversidades. Sobresale en este film la composición plástica, plenamente arquitectural a base de recurrir a castillos, el bosque encantado, llanuras brumosas y la lucha con el dragón.

Fritz lang y Thea von Harbou

Después de dos películas circunstanciales -“Spione” y “La mujer en la Luna”- Lang sufre toda clase de dificultades al llegar el nazismo al poder. Es hebreo, su mujer toma partido por Hitler y sus películas son mal interpretadas. Esto ocurre con “M, los asesinos están entre nosotros” (también subtitulada “M vampiro de Dusseldorf”). Es la historia de un sádico con doble personalidad que atemoriza a la ciudad entera (un caso que fue real). Recurre a una trama policíaca para presentar el ambiente del hampa de la ciudad y al simbolismo de luces y sonidos con que aparece el hombre acosado ya no por los demás sino también por él mismo.

En tales circunstancias se refugia en Francia, donde realiza “Lilion”.

En 1924 marcha a Nueva York y con ello su obra experimenta un giro. En Nueva York tiene la visión de la ciudad futura y realiza “Metrópolis”, reuniendo en ella las fuerzas que recorren Alemania, en una trágica premonición por medio de la presentación de la dominación de una clase dirigente sobre otra inferior, obrera. De nuevo aparece en su obra fílmica su inclinación colosalista, que refuerza con grandes movimientos de masas anticipándose al moderno cine de ciencia-ficción.

Entre 1936 y 1956 transcurre su etapa estadounidense con el apoyo de la Metro, centrada en los caracteres humanos y su evolución, y en la crítica al ambiente social y sus convenciones.

Entre las películas de esta etapa, en “Furia” trata del linchamiento de un inocente y en “Solo se vive una vez” de la condena arbitraria de un presidiario, en una violenta crítica de la sociedad de aquel país. Esta mordacidad desaparece en el western “Encubridora”, en las películas bélicas “Guerrilleros en Filipinas” y “Los verdugos también mueren”, sobre la resistencia de los checos a los nazis, y en otros temas criminales y judiciales como “La mujer del cuadro”, “Gardenia azul”, “Mientras Nueva York duerme”,  “Más allá de la duda” y “Los sobornados”, en este caso sobre las investigaciones de un policía en torno a las conexiones entre el hampa y el cuerpo policial.

En 1957 regresa a Alemania para finalizar su carrera con aventuras exóticas como “El tigre de Esnapur” y “La tumba india”, que rememoran los viajes de su juventud basándose en guiones de su mujer von Harbou. Su última película se titulará “Los crímenes del Dr. Mabuse”. Se trata de un cine menos creador aunque de estilo más depurado de gran maestro en la presentación de la acción, en el empleo de la luz como gran elemento creador y en la dirección de actores, creando un mundo peculiar y personal.

Si fuéramos a resumir la temática general de sus películas habría que destacar en ellas la influencia del romanticismo pesimista alemán en la presentación de temas clave, como:

  • La culpabilidad, verdadera o atribuida.
  • El destino implacable que acosa al hombre.
  • El medio social que le oprime.
  • El fatalismo.
  • El instinto de venganza.

Esta temática se ve reforzada por una arquitectura opresiva, consecuente con la influencia del expresionismo, y por la acción (impronta estadounidense), a base de persecuciones y personajes acosados.

Además, Lang considera al realizador de cine como una especie de psicoanalista.

Consideración especial de Metrópolis (1926)

Después de “ Los Nibelungos”, Lang es enviado por su productora a Estados Unidos para estudiar los modernos métodos de realización. Le impresionan en la gran ciudad los rascacielos y las calles profundas, tiene en ella la visión de la ciudad futurista.

Este simple asunto se mezcla en Lang con:

  • El espíritu germánico expresionista.
  • La cuestión socio-política de Alemania: la división entre clase dirigente y obrera, más el deseo del nazismo de superar estas diferencias, aliadas en la construcción del Estado.
  • Sus propias ideas: el hombre dominado por fuerzas superiores.

Un plano de Metrópolis

El asunto del film se centra en la ciudad futura -Metrópolis- donde los esclavos trabajan en la región subterránea industrial, mientras los hombres libres se divierten en la superficie. Uno de estos, hijo del jefe de Metrópolis, sigue a María, descubriendo la región subterránea y ve cómo ella consuela a aquellos hombres desamparados. Pero el jefe de Metrópolis ordena a un sabio que construya una falsa María para sembrar la confusión entre los obreros.

En el análisis de esta obra fílmica cabe la evocación de las catacumbas cristianas, considerar la exaltación del héroe individual y el endeble final donde dominadores y dominados e reconcilian felizmente. Lo que importa sobre todo son los medios colosales empleados, la impresionante presentación de la ciudad del futuro, imaginativa y opresiva a un tiempo, y el gusto expresionista. También es memorable la película por el empleo del truco conocido como “procedimiento Schuftan”, consistente en asocial una parte baja construida a una maqueta reflejada en un espejo por medio de un sistema óptico.

En 1984 se editó una copia de este famoso filme sonorizado con música contemporánea por Giorgio Moroder, ganador de un Óscar de la Academia de Hollywood, que se recibió con la discusión de si ello era lícito o suponía desnaturalizar la obra de un maestro como Lang.

Hay que tener en cuenta que el cine que fue mudo -tal como “Metrópolis”- no era en realidad silencioso, puesto que se veía con acompañamiento musical en la sala (en el caso de este film siguiendo la composición de Gottfried Huppert). De no haber sido así, la proyección hubiera resultado insoportable.

No era la primera vez que se sonorizaba una película muda. Ya se había hecho con el título de Serguei M. Eisenstein “Alejandro Newsky”, con música de Prokofief.

Se habían producido también otro tipo de intervenciones sobre las películas antiguas. Así, de “Metrópolis”, que en el laboratorio alcanzó los 4.189 m. de longitud, se proyectaron en versiones anglosajonas 1.000 m menos, así como se emplearon virados de color como práctica común en el cine mudo, tal sucedió con otra cinta de Eisentein, “Iván el Terrible”.

La intervención musical de Moroder consistió en introducir en el film música de sintetizador “Moog”  acompañada de virados, música pop, rock sinfónico y tecno, música descriptiva y ópera-rock con fragmentos cantados por Freddie Mercury, Pat Benatar y Adam Ant, entre otras figuras de la canción.

¿Es el resultado de una pasión estética o, por el contrario, un expolio destinado a la reventa de un film sólo conocido por cinéfilos?

Ustedes juzgarán al verla.

(Esta película se proyectó en la XXX Semana del Cine de Pamplona organizada por el Cine Club Lux, el 25 de noviembre de 1987, bajo el enfoque «El cine creador de grandes partituras musicales»)

Imagen de la portada: el director Fritz Lang.