Estelas discoideas de la villa de Ujué (Navarra)

Ujué es una de tantas villas navarras con pasado histórico. Asentamiento romano que ha dejado estelas epigráficas y aras de sacrificios decoradas con la efigie del toro, avanzada del territorio cristiano sobre tierras islamizadas en el alto medioevo, centro de la devoción mariana de la Monarquía navarra desde el Renacimiento, siempre fue esta villa punto de difícil acceso, tanto para moros, como para guerrilleros o bandoleros legendarios. Mas a pesar de la aspereza de su relieve, y de las continuas despoblaciones de su término, Ujué nunca dejó de atraer a los hombres, fueran ya guerreros, como reyes, clérigos, romeros o artistas.

Los numerosos desolados que rodean hoy el núcleo del pueblo, son índice claro de su transformación a través de los siglos [1]. Todavía en el siglo XX, esta villa es un misterio para los navarros, que guarda en su interior secretos arqueológicos inalcanzables, eslabones sueltos que se unirán a la cadena de nuestros conocimientos histórico artísticos.

Su Iglesia Parroquial, donde tiene sede y descanso la morena Virgen de Ujué, es en su inicio de los ábsides, joya del prerrománico navarro. Comenzada por Sancho Ramírez hacia 1086, conserva analogías familiares en cuanto a construcción y adorno con la Iglesia de San Salvador de Leire, a la que vigila desde su atalaya del Castillazo, así como con otras iglesias de Aragón (una de ellas Iguacel), por las influencias que recibía Ujué de aquella parte de España, a través de las grandes rutas de comunicación y mediante las donaciones del Rey de Aragón, entonces también de Navarra.

Ujué se perfila a través del tiempo como lugar receptor de influencias artísticas, a las que ya en época temprana da su sello personal, acorde al paisaje de su territorio, tan rudo y tosco, como son las decoraciones de los capiteles de la Basílica de Santa María, o de las estelas con que señalaban los enterramientos de sus muertos.

Procedentes de ella, así como del amplio término de la villa, se conservan hoy siete estelas discoideas, que fueron recuperadas en los últimos años, y ofrecen a primera vista un notable interés arqueológico, por tratarse de hallazgos ocasionales en una zona de Navarra todavía en gran parte por explorar, y que en su momento, como acabo de decir, puede ofrecer sorpresas para los investigadores de la historia del arte. A ello hay que añadir la variedad estilística que presentan, lo que confiere a su estudio una importancia mayor.

De ellas, las cuatro primeras (que se numerarán como 1, 2, 3 y 4), son las que proceden de la Iglesia de Santa María, donde fueron descubiertas en 1963, cuando la Institución Príncipe de Viana limpió de escombro la parte llamada en el pueblo “Sala de Armas”, que no es otro lugar sino el lado norte de la Basílica, en cuyas paredes están ahora apoyadas, y a donde irían a parar como relleno desde el cementerio próximo, sito anteriormente en el Castillazo o Algibe, o ante la portada sur de la Iglesia. El hecho plantea otra vez el problema de si las estelas discoideas se emplearon o no en otro tiempo, como monumentos funerarios interiores a las iglesias [2].

La quinta estela (numerada con el 5), procede del Corral de Garatea, en el término de Cara Solbajo (sic), en Aliaga o Allaga (probable corrupción de Andiaga), tras el Monte Capaburros, al SE. del pueblo, en una vaguada del terreno. Allí era utilizada ocasionalmente como mesa para comer, debido a su superficie plana y por estar mutilada del pie. Ahora, la estela está empotrada en la escalera del vestíbulo del Mesón las Torres, antigua Casa Bercero, propiedad de los Srs. de Ibáñez. Parece que la decoración sólo afectaba a una de sus caras.

Y las dos últimas estelas (a numerar como 6 y 7 ) ) provienen de lugar no determinado de la villa, recuperados en fecha imprecisa y llevadas al Museo de San Telmo, en San Sebastián, donde pueden verse en exposición permanente. Gracias a la amabilidad de su Director, don Gonzalo Manso de Zúñiga, pude fotografiar y tomar las medidas y calcos de ambas estelas, incorporándolas a este estudio.

La redacción de este trabajo no hubiera sido posible sin las facilidades que me prestaron en todo momento, don Fermín Gurpegui (Párroco de Ujué), don José Miguel Burgui (Sacristán de la Iglesia de Santa María), los Srs. de Ibáñez, y mis familiares, quienes colaboraron con paciencia en la preparación de fotografías y dibujos. Así, ve la luz esta catalogación de siete estelas, esperando que nuevos hallazgos rebasen pronto su número. No se merecería menos Ujué, la villa política, espiritual y artística del Reino de Navarra.

Como es habitual en esta clase de estudios, se impone primero la clasificación y análisis estructural de los materiales, la estimación del ornamento y paralelos estilísticos, para llegar finalmente a la conclusión del trabajo, intentando la datación cronológica de las estelas.

Veamos.

Catálogo de materiales y estudio estructural de los mismos

ujue1_webEstela núm. 1

Es un ejemplar de piedra arenisca, con grano fino gris, de aspecto muy rudo y austero, mal conservado, por haber recibido fuertes golpes que produjeron sendos desconchados en la parte superior y lateral del disco. El peso de la estela es grande. Las dos caras del disco tienen decoración. La pieza está completa.

La superficie del anverso del disco se ha trabajado en relieve plano, sobre el que se ha rehundido una cruz griega de brazos asimétricos, trazada en irradiación sobre las líneas estructurales del disco, en sentido vertical y horizontal. El artesano era técnicamente mediocre, pues fracasó en la búsqueda de simetrías. Así, el brazo vertical de la cruz tiene 24 cm. de longitud, frente al horizontal que tiene 28 cm., y los extremos patados del signo cristiano, 6, 5 y 7 cm. de anchura respectivamente. También, en proporción, la anchura del brazo superior de la cruz es mucho más ancho en su arranque del punto cero (4,5 cm. contra 2,2 cm. de los espacios restantes). El perfil de la cruz se abiseló cuidadosamente, primor éste en el que caen con frecuencia los tallistas poco hábiles, como si tratasen de compensar su fotoestela1_weblimitación técnica con ciertos detalles de acabado. El relieve rehundido alcanza el centímetro y medio de profundidad, y el corte transversal que en su parte superior tiene el disco, es de 30 cm.

El reverso es también muy sobrio. La decoración atiende tan sólo la región central del disco, en la que se ha exagerado el punto cero por medio de un casquete esférico, destacado en relieve alto sobre el fondo, en 2,7 cm.

La técnica de labra siguió e! siguiente método: desde la periferia del disco, orlada con ribete inciso de 0,8 cm. de profundidad y 1 cm. de anchura, se fue desbastando progresivamente la superficie, dándole forma de embudo cóncavo, que se exagera en las cercanías de la región cero, precipitándose la profundidad desde 0,6 cm. a 2,7 cm. De modo que toda la atención del disco se concentra en la bola central, remarcada por otro ribete en disposición concéntrica, persiguiendo el efecto de torbellino solar, sin desdeñar los juegos de luces y sombras que los diversos niveles de talla producirían en la piedra. Este lado está peor conservado, con desconchados en la parte superior y en los lados.

El cuello, que soporta el disco, es desmesurado, dando a la estela un fuerte aspecto macizo, y condicionando la bastez del pie, al que sólo se le aligeraron un poco los lados para darle forma lanceolada y facilitar su clavado en el suelo.

Las medidas de esta pieza son:

  • Diámetro del disco: 43 cm. en sentido horizontal, creyendo que ésta sería su medida originaria, ya que en sentido vertical mide 28 cm. por desprendimiento de un trozo de su parte superior.
  • Espesor: en el disco oscila entre 15 y 17 cm. En el cuello, el grosor es de 20 cm. y en la base de 18 cm.
  • Anchura de1 cuello: 23 cm.
  • Longitud total: 62 cm. en la práctica, pero en origen la longitud podría llegar a los 77 cm.
  • Anchura de la base: 18 cm.

ujue2_webEstela núm. 2

Este ejemplar está mutilado del pie y sólo presenta decoración en una de sus caras. Es de piedra arenisca de color ocre, bastante erosionada y con un desconchado en su parte superior, a pesar de lo cual todavía se aprecian bien sus motivos decorativos.

A primera vista esta estela tiene cierto parecido a la anterior, no sólo por lo elemental de su ejecución técnica, sino por su forma escasamente discoidea y posiblemente lanceolada en su pie perdido, sin cuello muy definido y ancho, además de por su intento de ir hacia las formas concéntricas, como hemos visto en el reverso de la pieza anterior, todo lo cual contribuye a dar la misma sensación de primitivismo. Sin embargo, hay diferencias palpables, como el escasísimo grosor de este disco, que en modo alguno se asemeja al anterior.

Para la decoración del anverso se ha empleado única y exclusivamente la técnica de incisión, alcanzando relieves de 0,l cm. a 1,1 cm. Destacándose la cruz sobre el resto de la decoración por su rayado más profundo, con un claro simbolismo espiritual. Esta cruz tiene los dos extremos potenzados, y se ha trazado sobre el desproporcionado disco siguiendo su eje vertical de simetría, pero errando en la proporción deseada, ya que el lado vertical de la cruz tiene 15,5 cm. y el horizontal 25 cm. La base de cuatro de la estela se ha decorado con círculos de fotoestela2_webdiversos diámetros, lo que es una prueba más de que la espontaneidad ha sido la norma de trabajo del autor de la pieza. Todo este conjunto va orlado con un ribete irregular, que tropieza en la parte inferior con tres redondeles más, y todo ello dentro de un círculo muy desigual, que pretende buscar el efecto concéntrico.

Es una estela de aspecto muy primitivo, con decoración ingenua y popular.

Sus medidas son las siguientes:

  • Diámetro del disco: 41 cm. en sentido horizontal y 39,5 cm. en sentido vertical.
  • Espesor del disco: 6 cm.
  • Anchura del cuello: 35 cm.

ujue3a_webEstela núm. 3

Esta estela, por el contrario, es completamente dispar. Son sus características esenciales: su buen acabado y factura técnica, su decoración completamente diferente, y su aspecto antropomórfico debido al contraste de medidas entre disco-cuello-pie, además de la decoración en el canto.

Es de roca arenisca, piedra que abunda en el lugar, de color ocre y grano fino. Su estado de conservación es óptimo, si bien la parte superior del disco sufrió un fuerte desconchado.

La decoración de anverso y reverso se ha planeado con gran cuidado, según unas leyes de la simetría estrictas. Esta ornamentación se ha hecho en los dos casos siguiendo una ordenación estructural y numérica de los motivos.

Se han repartido éstos siguiendo la referencia de los ejes estructurales (vertical, horizontal y secundarios u oblicuos del disco), de modo que cada lado de la decoración tiene su correspondencia contraria, evitando cualquier desequilibrio en fotoeestela3_weblas formas. Así, en el anverso, las puntas de la flor interior están en línea de ejes con las bisectrices de los vanos triangulares de cada punta de la estrella, así como también los espacios libres que quedan entre los pétalos de la flor se entienden a la perfección con los sectores circulares de laperiferia, formando entrantes triangulares en contraste expresivo con los salientes de la estrella. Todo el anverso es muy decorativo y de gran belleza, y puede decirse que representa el triunfo de la irradiación plena, pues desde el punto cero de él se desarrollan hasta siete ondas diversas que se expanden hacia afuera (los pliegues de la flor, los pétalos, el círculo inscrito, triángulos pequeños, triángulos mayores, puntas de la estrella y ribete de la periferia). Algo semejante al reverso, donde la irradiación vence sobre todo, pero sustituyendo parte de su rigidez anterior por una cierta libertad de expresión, que se complace más en la belleza de motivos que en su ordenación, aunque esta Ley no se olvide y la distribución de espacios se haya cuidado mucho.

En el plan decorativo del autor estaba la idea de representar siempre un determinado módulo, que ha sido guía de su método escultórico, y que en este caso es el número ocho. En el anverso, ocho son los pliegues de la flor, como ocho son sus pétalos, o sus triángulos, sus puntas o sectores circulares. En el reverso, vuelve a repetirse el mismo número en pliegues y pétalos de flor, todo lo cual demuestra que el cantero-autor de la estela era hombre capaz de llevar a la práctica sus ideas, y con cierta maestría.

Con destreza, trabajó las dos caras en bajorrelieve, sirviéndose del bisel para matar perfiles, y de la incisión para explicitar detalles y adornar más (p. ej. en los pliegues de las flores y en los ribetes del pie y canto de la pieza). Y la talla no fue espontánea en ningún momento, sino que partió de un plan muy estudiado en el anverso, el diámetro del círculo inscrito es de 9 cm., la longitud entre dos brazos de estrella es de 29 cm., la distancia entre sus puntas de 11,5 cm., y la bisectriz de cada una de ellas de 8,5 cm. Las medidas de los motivos del reverso son de 7,4 cm. para el radio de la flor mayor, y de 3,9 a 4,7 cm. en los radios de las menores, habiéndose tomado las medidas de este lado con más libertad.

Por último, el pie de la estela va adornado con una incisión de 0,4 cm. de profundidad, a 2,7 cm. de distancia del perfil. Y el canto con otra incisión de 0,2 cm., a 2,45 cm. de su periferia.

Sus medidas son:

  • Diámetro del disco: 37,5 cm. en sentido horizontal, ya que en la parte superior un fuerte golpe mutiló parte del disco.
  • Espesor: 15 cm. en el disco, 16,5 cm. en el cuello y 15,5 cm. en la base.
  • Anchura del cuello: 16,5 cm.
  • Longitud total: con su mutilación es de 66 cm., pero debió ser de 74,5 cm.
  • Anchura de la base: 36 cm.

ujue3b_webEstela núm. 4

La estela que lleva este número se caracteriza por su corto pie y su ancho cuello, y tiene ciertas analogías con la estela núm. 2 (su sobriedad de labra a base de rayado, cruz irregular y círculos en la decoración). Es de arenisca ocre y está mutilada de la parte superior del disco.

El anverso se decora con cruz griega ligeramente patada, representada por incisiones de 0,6 a 0,8 cm. de profundidad, que sigue en su disposición los ejes principales que estructuran el disco, y el resto de la superficie, con lotes de a tres círculos por cada lado de la base de cuatro, y que se han colocado a modo de hojas de trébol, en relación a los ejes secundarios, que se cruzan en el punto cero del centro, bien expresado por otro círculo, que es como la causa del equilibrio del conjunto y de donde dimana la fuerza de la composición, dando a la cruz un sentido simbólico (pues de fotoestela4_websuyo aparece dos veces trazada), El ribete, de 2,2 cm. a 3,5 cm. de anchura, rodea toda la escena.En el reverso, la irradiación de la cruz es mayor, hasta el punto de que se raya por tres veces a riesgo de hacerle perder su canon de griega, se introducen unas escuadras a modo de rayos u ondas de expansión y se multiplican los ribetes hasta tres veces. Ahora, el círculo interesa menos al cantero, y más la línea recta, que no duda en entrecruzar para formar una red en el punto cero, o en quebrar para dar sensación de perspectiva en las escuadras, buscando la ilusión óptica en una superficie de piedra del todo plana. Uno de los sectores de la base de cuatro presenta unos rayados finísimos que no superan los 0,2 cm. de profundidad y los 0,4 cm. de longitud, en forma de zigs-zags, cuya interpretación es problemática por su esquematismo, y posiblemente fuera aventurado calificarla de texto escrito. Es una decoración muy primitiva, que hubiera podido tener explicación en su correspondencia de los sectores circulares de la parte superior, lamentablemente perdidos, por lo que su sentido se escapa. El trazado de la obra ha sido grosero, y así, puede apreciarse en este lado que la cruz se tuerce a la derecha, sin haber podido corregir el mismo defecto que ya se había presentado en el anverso.

Las medidas de la estela son las siguientes:

  • Diámetro del disco: 36 cm. en sentido horizontal, pues la mutilación que sufre en su parte superior, hace que en sentido vertical mida 24 cm.
  • Espesor: del disco 12 cm., del cuello 10 cm. y del pie 10,5 cm.
  • Anchura del cuello: 24,5 cm.
  • Longitud total: 45 cm., pero la pieza completa sería de unos 57 cm.
  • Anchura de la base: 30,5 cm.

ujue4_webEstela núm. 5

A diferencia de sus compañeras, este ejemplar procede no de la Iglesia de Santa María, sino de un Corral de Andiaga, como he dicho antes. Está empotrado en una escalera del Mesón las Torres y sólo puede apreciarse una cara de la estela. Está mutilada del pie desde un poco más arriba del cuello, pero interesa su estudio porque la decoración se ha salvado. Es de arenisca de grano fino, en color marrón.

Su cara representa el montaje de dos triángulos equiláteros, cuyos vértices se han unido por líneas bisectrices que forman una malla complicada de barras rectas y bajorrelieves en forma geométrica de trapecios, incluyendo en su interior un exágono. El resultado es muy vistoso, pues de la superposición resulta una estrella de seis puntas, módulo éste que se repite sin cesar, y además porque los vértices que rodean la región central se oponen con sus puntas al punto cero, de modo análogo a como se oponen a la periferia circular del disco las puntas de la estrella. Es decir, lo que buscó el cantero al posar su compás en el punto cero y tomar las medidas para el desarrollo de su proyecto, fue la irradiación más completa, seguramente con un deseo simbólico, de homenaje al sol y al Creador. El efecto lumínico quedó muy conseguido tras puntear el fondo y dejarlo rugoso, abiselando bien el límite entre fotoestela5_webel ribete de la periferia (de 2,8 cm. de anchura) y el bajorrelieve de la cara, que llega a los 0,5 cm. de profundidad.

Puede decirse que el artesano sobrevaloró el detalle (entregándose más a puntear que a trazar líneas) por encima del conjunto (ya que el disco es deforme, no da con la proporción justa en el cuello, y las líneas rectas son desiguales), importándole mucho más los efectos lumínicos.

Las medidas de esta pieza incompleta son:

  • Diámetro del disco: 38 cm. en sentido vertical, y 44 cm. a lo ancho.
  • Anchura del cuello: unos 20 cm. haciendo mención de que la transición al pie no es clara.

No se pueden aportar más datos.

ujue5_webEstela núm. 6

Expuesta en el Museo de San Telmo, de San Sebastián. De ella, su Director, don Gonzalo Manso de Zúñiga [3] dice, que es “de piedra arenisca bastante barrida, que lleva en una cara una cruz latina patada, que quizá sea una cruz procesional a juzgar por el largo vástago que baja por la base”, y que “en la otra cara van cuatro círculos tangentes que en su unión son atravesados por dos rectas que forman una cruz”.

Básicamente, la hermosa estética de las dos caras de esta pieza se consigue a través de la combinación de la cruz con círculos (típicos en fotoestela6_weblas estelas de Ujué), de espacios vacíos con llenos, y de diversos niveles en el relieve para producir efectos ópticos ante la luz solar (para lo cual se han empleado técnicas de bajorrelieve y de bisel).

El anverso es muy equilibrado, pues la cruz divide el disco en la consabida base de cuatro, que se pule hasta profundizar 1 cm., de modo que el símbolo cristiano destaque sobre el todo. Por esa razón, el cantero le dio un relieve más alto, evitando toda posible monotonía con una crucecita en forma de estrella en la región cero, inscrita sobre la procesional patada, la cual para dar más originalidad a la estela desciende hasta el pie, no sin marcar antes el paso decisivo del cuello con el pomo de la cruz.

En el reverso, los cuatro círculos que antes formaban una estable base de cuatro, tienen asignada ahora una tarea fundamental: la de dar forma a una cruz de libre inspiración, con apariencia de trébol mágico, cruzada por dos barras que dan al total un aire de escudo nobiliario. En este lado, la estrella de cuatro puntas resultante de la decoración de la región cero, tiene la misma función práctica que en el anverso, pues se nota que el autor del monumento quiso evitar la impresión de solidez o monotonía del conjunto, a pesar de lo cual la estela es muy distinta a sus compañeras por su extraordinaria robustez, siendo de arenisca de grano gordo que se deshace al tacto, y de color rojizo, lo que orienta para investigar su procedencia.

Las medidas son éstas:

  • Diámetro del disco: 47 cm.
  • Espesor: del disco 16,5 cm. y de la base 20 cm.
  • Anchura del cuello: 30 cm.
  • Longitud total: 72 cm.
  • Anchura del pie: 37 cm.

ujue6_webEstela núm. 7

Siguiendo en la línea de sus compañeras con ejecución tosca de labra escultórica, esta pieza funeraria cierra de momento la clasificación de estelas discoideas procedentes de Ujué. Sita también en el Museo de San Telmo, de San Sebastián, su estado de erosión es grande, sobre todo por el reverso, en que la piedra se pulveriza al tacto. Es de arenisca gris, con grano fino.

Se trata de una curiosísima estela, de difícil interpretación, lo que le confiere un carácter de pieza extraordinaria. De ella dice Manso de Zúñiga [4]: “es una estela de aspecto muy antiguo con una cruz patada en el disco y en el otro lado de éste un como puente de tres altos arcos, con círculos cóncavos entre los pilares; quizá quiso el artesano representar ahí el I. H. S. o monograma de Cristo, pero lo basto de este trabajo hace imposible su interpretación”.

fotoestela7_webSe proyectó el anverso contando con los ejes estructurales usados en la ornamentación de la estela discoidea, y que dan a ésta la armonía y simetría de fuerzas siempre perseguida. Según los ejes principales (vertical y horizontal), dispuso el cantero la cruz griega sobre la superficie de la piedra, calculando con cierto defecto de proporción las medidas de la cruz (de 27 por 28,5 cm.), y profundizando hasta los 0,7 cm. en su excavación. El resto de la decoración -la base de cuatro- fue colocada siguiendo la línea de los ejes secundarios (u oblicuos) que dividen simétricamente cada una de las escuadras y triángulos, cuya misión -tras su ahuecamiento- es la de servir a la irradiación simbólica de la cruz, no sin desdeñar, por ello, cualquier efecto óptico que pudiera producir su contemplación. Un ribete circular, obtenido por incisión de 0,2 cm., cierra en la periferia todo el ornamento, señalando en la base del disco el contraste de éste con el pie lanceolado.

El reverso es importante, pues en él se ha querido representar un motivo que bien pudiera ser un mero ejercicio abstracto, exclusivamente estimulado por un deseo caprichoso y personal del cancero, deseoso de dar a su obra una decoración completamente libre, lo que singulariza a esta pieza sobre otras, ya que por lo general las estelas repiten modelos aprendidos de memoria por los artesanos, quienes dan su sello personal a las ejecuciones. En este caso, la personalidad del autor es indiscutible, y hay que tenerlo en cuenta a la hora de explicar esta decoración, muy cercana también a la representación de un puente o arquitectura arcada, de unas herramientas de trabaj vistas en plantilla, o del monograma de Cristo (IHS), visto con espíritu informalista, aunque próximo en su aspecto a otras figuraciones semejantes (p. ej. en estelas vascofrancesas de Arbonne y Larresore). Cabría, pues, la interpretación de estos signos como iniciales del “Iesus Hominum Salvator”, tan común en estelas vascas y claves de portada navarras, pero concebidas por el artesano libremente, ya que no es nada común encontrar así representado el tal monograma. No niego esta posibilidad, pero me planteo si no será cierto que estemos ante un caso de arte popular abstracto, acaso justificado por el deseo de relacionar convencionalmente esta piedra funeraria con una casa determinada, en orden a evitar confusiones de propiedad sobre la tumba familiar. Esto explicaría que en el canto de la estela se volviera a trazar un esquema de tres incisiones con tres concavidades, acaso repitiendo el modelo decorativo del reverso, igualmente en orden a la identificación. No cabe duda alguna que la estela dice un algo a través de un diálogo secreto, expuesto en clave, lo que es tan corriente en estos monumentos (ahí tenemos las estelas de San Martín de Unx, Egüés, Eransus y Oscáriz, por citar sólo cuatro ejemplos de Navarra), que hoy por hoy tienen un sentido no del todo reconocible.

Estructuralmente la decoración de esta cara se ha proyectado con cierta libertad, sin duda porque la atención del autor se dirigía más hacia el significado y menos a la simetría de las formas, consiguiendo la estética a través del juego de niveles por medio del bajorrelieve (de 0,3 cm. en el ribete inciso a 0,7 cm. en los círculos y vanos centrales) y de un cierto equilibrio en la colocación espacial de las formas, lo que presta bella apariencia a este lado.

En el canto se hizo un trazo longitudinal de 16 cm., con tres trazos perpendiculares de 6 a 7 cm. de anchura y 0,5 cm. de profundidad, quienes al cortar la línea longitudinal presentan tres pocillos de 1 cm. de concavidad.

Las medidas de la estela son:

  • Diámetro del disco: 36 cm. en sentido vertical y 39,5 tomada la medida a lo anch
  • Espesor: el disco oscila entre 9,5 cm. en la parte superior y 12 cm. en la zona del cuello. En el pie, el grosor es de 15 cm.
  • Anchura del cuello: 21 cm.
  • Longitud total: 59,5 cm.
  • Anchura de la base: en su parte superior o cuello es de 20,5 cm. y en la parte inferior de 14 cm.

ujuecuadro_webTipometría de las estelas

La comparación de las medidas fundamentales de las estelas de Ujué, arroja un canon medio [5] que va a permitir concluir cuáles son las características tipométricas generales de estas piezas.

El cotejo de las medidas es el siguiente (en cm.):

 

Y las conclusiones que se derivan de él, son éstas:

  1. El diámetro del disco no es excesivamente grande, si bien es con frecuencia irregular o abombado (excepción hecha de las estelas 3 y 6).
  2. El espesor del disco es variable según los ejemplares, pero puede decirse que hay en general, tres tipos de estelas: las que son muy macizas (estelas 1 y 6) y las que son menos sólidas (estelas 3, 4 y 7 ) e incluso frágiles [6].
  3. La anchura del cuello es desproporcionadamente grande en comparación al diámetro del disco. Esto es muy notorio en las estelas 2 y 6, y también en la 1, 4 y 7. Cuando los discos son abombados y los cuellos muy anchos, la apariencia de las estelas es muy basta y de gran grosería en la ejecución técnica. Son excepción, la estela 3, con cuello más estilizado de lo normal, dando un perfil antropomórfico, y la estela 5, que tiene un cuello casi ideal para el diámetro del disco en sentido vertical, pero que resulta muy estrecho en comparación al diámetro horizontal de la pieza, que es muy abombada.
  4. En cuanto a la longitud de las estelas hay que decir que la altura varía bastante de unos casos a otros, si bien muchas veces las estelas no son demasiado altas. El grupo de estelas largas lo forman las núm. 1, 3, 6, y el de menor altura las núm. 4 y 7.
  5. La anchura de la base determina dos grupos: el de pie estrecho y lanceolado (estelas 1 y 7 ), y el de base ancha y divergente (estelas 3, 4 y 6).

Lo que permite concluir que es la diversidad de tipos “estelares” la norma general en Ujué. Y si hay diversidad de tipos, hubo diversidad de canteros (más populares que profesionalizados), libertad de inspiración más que diversidad de modelos, abundancia de estelas más que escasez de ellas, en suma, hubo un fuerte arraigo de la estela discoidea como monumento funerario, hipótesis que harán realidad futuros descubrimientos de nuevos ejemplares.

Técnica empleada en su labra

No son estos monumentos hábilmente labrados, pues, exceptuadas las estelas 3, 5 y 6, en las que el cantero parece que hizo sus cálculos matemáticos y geométricos con ayuda del compás, para trazar las formas que luego esculpiría, en el resto de las piezas la improvisación es patente, limitándose el cantero tan sólo a seguir su propio instinto de oficio, sin alarde de regla, y sí con un dibujo ingenuo muy grosero, pero suficiente para grabar en la piedra los símbolos cristianos de su fe religiosa o los motivos decorativos tantas veces vistos por él en las iglesias rurales de Navarra.

Las estelas 3 y 7 hacen gala de ejercicio técnico. En ellas, manejó el cantero el triple procedimiento de incisión, bajorrelieve y abiselado, destacándose sobre todas por su hermosura la núm. 3. Las estelas 2 y 4 se trabajaron sólo con método de rayado, y son las que guardan mayor apariencia de antigüedad. El bajorrelieve fue la técnica más empleada, no sólo en las estelas 3 y 7, sino en las núm. 6 y 5 (en esta última se punteó el fondo con idea de efectos ópticos). El bisel tuvo por fin el de retocar para limpiar aristas y diferenciar niveles, y se empleó en todos los ejemplares menos en los de técnica incisa. Por ejemplo, en la estela 1, el artesano abiseló las aristas de la cruz del anverso para perfilar bien su contorno, rebajando la superficie con método inscultórico. En su reverso jugó bien con los niveles, rebajando y subiendo casi al medio-relieve.

Ornamentación y paralelos decorativos

Si consideramos el conjunto de las estelas de Ujué, pronto se aprecian unas constantes decorativas que van parejas a las técnicas de labra empleadas. Así, inmediatamente, se forman dos grupos:

  1. Aquellas estelas cuya decoración asocia la cruz al círculo, y que han sido labradas por autores populares (estelas 1, 2, 4, 6, 7 ).
  2. Aquellas otras estelas en que la base decorativa parte de un supuesto geométrico y cuyo motivo decorativo principal es la estrella. Este segundo grupo se subdivide en dos más:

a) la estela 5, labrada por autor popular,

b) la estela 3, presunta obra de artista.

Esto nos lleva enseguida a considerar la cuestión de qué es una obra de artista y qué es una obra de artesano. Juan Antonio Gaya [7] considera que entre ambas funciones hay una dicotomía clara. El artista es el hombre ejemplarmente dotado para la consecución de la belleza plástica, con unas dotes naturales, una depurada técnica, un conocimiento de lo hecho por maestros de similar capacidad en otros lugares, y con un nivel intelectual superior al del artesano, lo que le permite llegar a especializaciones más concretas. Por el contrario, el artesano tiene menores recursos técnicos, sustituyendo mental y manualmente conceptos de alta entidad estética (pero en ningún modo despreciables), de modo que tenderá a la vulgarización y multiplicación de prototipos vistos o a la creación de otros propios llevado de su audacia, en cuya tarea puede llegar a resultados muy superiores a los que cupiera esperar de su formación.

La oposición entre artista y artesano llegó a una verdadera rivalidad en el período románico. Mientras que el artista, junto a sus cualidades ya descritas, señalaba un rumbo personal en su estilo, que en ocasiones provocaba la erección de una escuela o foco cultural a su alrededor, al que muchas veces no eran ajenas las influencias venidas del exterior (p. ej. de Francia a través del Camino de Santiago), por el contrario, los artesanos medievales, aunque en sus sencillos programas estéticos delataran impresiones tomadas de los grandes monumentos artísticos, sin embargo hacían gala de inspiración autónoma, caprichosa, que les llevaba a plasmar en la piedra iconografías novedosas, o a magnificar en ella las tareas del campo (sus instrumentos de labor o de oficio), adhiriéndose a un tono popular muy enraizado en las clases sociales. El gótico, en cambio, llevó a un alejamiento de lo popular, y, al menos en España, se limitó a sutilezas más confiadas a especialistas [8].

Quiero decir con ello, que las estelas del primer grupo son obras artesanales y que encima se inspiraron en temas que los naturales de Ujué veían a diario en su iglesia, como es la cruz, y más en concreto, los círculos, semejantes a los que adornan los capiteles de la cabecera de la Iglesia de Santa María e igualmente de la iglesia de San Salvador de Leire, y que pueden ser restos de voluta decorativa o de capullo esquemático, o, simplemente, elementos decorativos que provocan efecto óptico. Este grupo es el que tiene un aspecto de mayor antigüedad, especialmente las estelas 2 y 4 (sobre todo la 2) que fueron decoradas con el mismo rayado inciso que decora los capiteles prerrománicos de la iglesia de Leire.

La estela 3 queda fuera del grupo primero por su mayor finura, y porque su elegancia denuncia a un autor consagrado por su destreza técnica, que tiene más atribuciones de especialista de cantería que de artesano. Esta obra es posterior en el tiempo a las primeras.

La estela 5 queda fuera de clasificación por ser su estilo decorativo otro, y éste tiene aspecto artesanal indudable.

Estudiaremos ahora cada uno de los motivos decorativos de las estelas de Ujué, situándolos en el marco regional.

Decoración geométrica

Estrellas

La estela 6 se decora en sus dos caras con una estrella de cuatro puntas, inscribiendo en el anverso una cruz griega con aspecto estrellado y de igual número de puntas, formando triple refracción con la cruz procesional, representando así la gloria divina. La estela 5 tiene una estrella de seis puntas, y la número 3 una de ocho puntas.

En todos los casos, la estrella está al servicio de la irradiación buscando no sólo efectos decorativos, sino significados, pues ya se sabe que este motivo fue tomado de Asia Menor por los cristianos y utilizado luego como emblema bíblico.

La estrella de seis puntas, llamada Sello de Salomón, es corriente en estelas de Navarra. Se representa en ejemplares de Indurain, Ayegui, Igal y San Miguel de Aralar entre los cementerios donde el motivo se da con mayor frecuencia, y en los valles de Egüés y de Izagaondoa, en Monjardín, Ibero, Aróstegui, Lizoain, Eransus, Estella, Oriz, Ibiricu, Badostáin y Valcarlos.

No así las estrellas de cuatro y de ocho puntas, de las que sólo conozco los casos respectivos de San Martín de Unx.

La estrella, como motivo decorativo, aparece con profusión en las estelas de Baja Navarra, donde figura por lo general con seis puntas [9].

Este motivo, al ser resultado del ensamblaje de triángulos dentro de un disco, produce de rechazo otros motivos secundarios que sirven igualmente a la decoración, y que son éstos:

  • Triángulos: como pueden apreciarse en los anversos de las estelas 3 y 5. Están excavados en bajorrelieve y serán de un tipo u otro según el trazado más o menos hábil de la estrella.
  • Sectores circulares: algo similar ocurre con estos sectores, que son triángulos de un lado curvo, formados por tangencia de las líneas rectas de la estrella con el ribete curvo de la periferia del disco (estela 3 y 5), o de rectas cruzadas en forma de aspa (estela 6) también en tangencia con esta periferia. En la estela 7 (anverso) el sector circular no es producido por estas causas, sino que tiene entidad por sí mismo, representando los rayos de la luz que emanan de la cruz divina.
  • Línea bisectriz: o línea que divide en dos partes iguales un ángulo, que en el caso de la estela 5 es el de cada uno de los triángulos ensamblados que forman la estrella de seis puntas. Sólo que en esta pieza las bisectrices son un tanto independientes de las leyes de la geometría.
  • Polígono: en la estela 5, del montaje de los triángulos equiláteros que forman la estrella, deriva un exágono en torno a la región cero. Las líneas bisectrices que van de lado a lado, y que atraviesan en varias direcciones este exágono, forman a su vez seis polígonos irregulares.

Todos estos motivos secundarios, como es lógico pensar, se presentan en las estelas adornadas con estrellas, y por tanto su distribución geográfica es igual a la que tienen éstas.

Línea quebrada

El zig-zag, obtenido por rayado de la piedra, decora una parte del disco de la estela 4 (reverso). Es un trazo casi imperceptible, dispuesto en cuatro líneas concéntricas y parcialmente desaparecido.

La línea quebrada decora ejemplares navarros de Indurain, Eransus, Uriz, Soracoiz (desolado del valle de Mañeru), Igal, Vidángoz y Olóndriz, más el canto de una estela de Cáseda, dos de San Martín de Unx y dos más de Urbiola y Lecároz. En la Baja Navarra, esta línea decora estelas de diecisiete localidades [10]

También se encontró en el adorno de un capitel de filiación asturiana hallado cerca de San Martín de Unx.

Esta decoración es casi tan antigua como el propio hombre, pues ya se empleaba en el adorno de cerámicas españolas de fines de la Edad de Bronce y Primera Edad de Hierro. En cuanto a las estelas discoideas, la línea quebrada se ha encontrado en piezas bien antiguas: la de Argote (Álava), ibérica, y las de San Adrián de Arguiñeta (Elorrio, Vizcaya), del siglo IX de

Escuadras

En las estelas 4 (reverso) y 7 ( anverso). En ambos casos representan rayos luminosos emitidos por la cruz.

En la estela 4 se presentan en rayado, como en otras navarras de Aniz (valle de Baztán), Artaza ( Améscoa) e Iturriza. Y también suelen mostrarse en bajo o medio-relieve, como en estelas de Espinal, San Martín de Unx y la que guarda el Museo de San Telmo, de San Sebastián, que es navarra pero de sitio no localizado [11]. En el País Vasco los casos semejantes se reducen a los cementerios de Ustaritz y Arbonne en Labourd, y de Laguinge en Soule. En Baja Navarra están presentes en discoideas de Saint Martin d’Arrossa y deAscarat.

Círculos

Hay que partir de la suposición (ya bastante comprobada) de que la estela discoidea ha sido una especie de homenaje al sol, a juzgar por la importancia que tienen en ella los fenómenos de irradiación y efectos ópticos, las formas concéntricas, por no hablar ya de la forma discoidea de la estela, de su orientación al sol, o de los círculos -objeto de este apartado-, que decoran todas las estelas de Ujué, menos la núm. 5.

El ribete, que por ende insiste más en lo concéntrico, decora todos los ejemplares, aunque toscamente en ocasiones. Los ribetes circulares son motivo ornamental en las estelas 1 (reverso), 2 (anverso), 3 ( anverso y reverso), 4 (ídem), 5 (anverso), 6 ( reverso) y 7 ( anverso y reverso).

El motivo circular ha sido interpretado de varias maneras en las estelas, pero, básicamente, como pesa de tejedor, monedas, el sol, y como Sagrada Forma, El cementerio bajo-navarro de Bussunarits-Sarrasquette (Cize) da todos estos significados entre sus estelas, y en toda Baja Navarra el círculo aparece con frecuencia asociado al motivo lunar.

Pero, a mi juicio, el círculo tiene más valor decorativo que simbólico en las estelas de Ujué. Antes me he referido al carácter imitativo del artesano popular, y suponía que llevado por la admiración y la observación del arte que veía a su alrededor, así como por las modas de tiempos pasados -el círculo tuvo sus seguidores en los períodos prerrománico y románico-, se decidiera a utilizar en la decoración de estelas estos motivos tan al alcance de sus recursos. El círculo, tal como aparece en las estelas 2 y 4 pudo inspirarse perfectamente en los capiteles de la Iglesia de Santa María, y el hecho de que se hayan obtenido técnicamente por rayado de la piedra (de una forma harto primitiva), me inclino a pensar que su antigüedad es notable. Recordemos que este tipo de círculo elementalmente diseñado y rayado decora también los capiteles de la Iglesia de San Salvador de Leire, a la que Lacarra y Gudiol suponen consagrada bajo el mandato de Sancho de Peñalén en 1057, pero que por su aspecto arcaico pudieran ser anteriores a esta fecha [12].

Los círculos de la estela 7 son iguales a los de sus compañeras 2 y 4. Esta pieza funeraria está labrada en bajorrelieve, pero su aspecto antiguo es también grande.

La estela 1 en su reverso, presenta una semiesfera rodeada de dos ondas concéntricas, como en las estelas de Olóriz y Eransus que recoge Frankowski en su estudio de las estelas de la Península Ibérica [13]. El motivo de la bola fue muy utilizado en el románico.

La estela 6 ostenta el motivo en su base de cuatro (anverso) y formando cruz (reverso). En este caso, los círculos son de mayor diámetro y permiten juegos geométricos, filigrana que ya se han permitido otros canteros en estelas del valle de Egüés (Egüés y Eransus) o de Tierra Estella, en Navarra, y de Chiprana ( Zaragoza) [14] o de Cretas (Teruel ) [15].

La estela 3 presenta un círculo inscrito a la estrella del anverso, que sirve para cerrar una flor de ocho pétalos. En este caso, el círculo no decora por sí mismo, sino que es marco de otra decoración.

Vemos, pues, que el círculo es motivo importante y generalizado en la decoración de las estelas de Ujué. Motivo que, inspirado posiblemente en modelos antiguos, se extendió más tarde con profusión a casi todas las estelas, por el gusto o deseo imitativo de los canteros.

El círculo se propaga en Navarra por puntos diversos. En San Martín de Unx (distante de Ujué tan solo 8 kms.) se repite el motivo en seis estelas. También los hay en piezas del valle de Aézcoa (Garayoa, Abaurrea Baja y Garralda), de Iturriza, Usoz, Viscarret, Moriones, Sorauren, Viana, Olóriz, Valcarlos y Oroz-Betelu.

Fuera de la actual región navarra, este motivo tiene su mayor extensión en la antigua Merindad de Ultrapuertos, donde lo he localizado en estelas de 22 cementerios. Le sigue en número Soule, con 16 cementerios, y Labourd con 4 [16].

Decoración floral

A caballo entre la ornamentación geométrica y la imitación de la naturaleza está la decoración floral, que atiende a las dos caras de la estela 3. No se trata en este caso de la roseta típica de las estelas vascas, sino de otra representación, de unas flores de seis u ocho pétalos en capullo abierto, como si fueran violetas, y que fueron labradas por el cantero con gran cuidado. Esta decoración recuerda los relieves florales del gótico.

Cabe decir que el motivo floral se propagó muchísimo en la decoración de estelas navarras. Entre las que ya fueron clasificadas se cuentan las procedencias de los valles de Erro y Lónguida (donde reina la abundancia de esta representación), Estella, Olóriz, Egüés, Badostain, Eransus, Aniz, Valcarlos, Alzuza, Oroz-Betelu, Sorauren, Espoz, Urra, Beortegui, Loizu (en el canto), Zalba, Cáseda, Soracoiz (valle de Mañeru), Uriz, Esparza de Salazar, Urbasa, Urra, Iturgoyen, Zunzarren, Linzoain, Indurain, Monjardín, Tafalla, Eulate, Roncal (villa), Izalzu, Sangüesa y San Martín de Unx (enabundancia).

Sigue en cantidad la Baja Navarra, donde en 22 cementerios se han registrado estelas con adorno floral, y luego, Labourd con 12 cementerios, y Soule con 10 localidades [17].

Pero insisto en que la ornamentación floral de la estela 3 de Ujué no la he encontrado en ninguna otra estela con tal detallismo y elegancia.

Cruces

Entre las estelas de este estudio hay cruces de varios gustos:

  1. Griegas: rehundida sobre superficie plana (estela 1, anverso); incisa con refracciones y rayos (estela 4, anverso y reverso); en bajorrelieve con rayos y decoración extendida al canto (estela 7, anverso y canto).
  2. Potenzada, con trazo inciso (estela 2, anverso)
  3. Procesional, con extremidades abiertas como en la cruz de Malta, que parte el cuello y baja al pie, en medio-relieve (estela 6, anverso
  4. De aspas cruzadas como en la de San Andrés, en medio-relieve (estela 5, reverso ).

Como puede suponerse, el tema de la cruz está extendidísimo entre las estelas funerarias, por cuanto estos monumentos aluden a la fe en el más allá puesta en el Dios de los cristianos. Pero voy a fijarme sólo en las estelas donde el paralelo con las de Ujué es más claro.

La cruz griega, de tipo arcaico sin demasiada campana en las extremidades, está representada en estelas navarras de Bigiiezal, Adansa, Iso y Murillo Berroya (en el Romanzado), Muniain de Arce, Oroz-Betelu, Sorauren, Metauten, Lanz, Garde, Usoz, Loizu y San Martin de Unx. En Vizcaya, en San Adrián de Arguiñeta ( Elorrio ) .

La potenzada aparece en estelas de Orbaiz (Lónguida), San Martín de Unx, Górriz, y en dos más expuestas en el Museo de San Telmo, de San Sebastián [18].

Cruces procesionales, que invadan el pie de las estelas, han aparecido en piezas funerarias de Zalba (Arriasgoiti), Gomacin (Puente la Reina), Cáseda, Espinal, Sansoain y Sorauren. En San Martín de Unx registro un ejemplar en el que una cruz o custodia desciende al pie. Pero esta costumbre está más generalizada en la región vasco-francesa, donde es más corriente, por ejemplo en el Labourd (Arbonne).

Y, finalmente, diré que el aspa de San Andrés es decoración infrecuente en estelas. El caso más puro de esta clase es una estela que procede del desolado de Gomacin, en Puente la Reina. Lo normal es que se multipliquen las aspas, formando radios de rueda. No recuerdo decoración similar a la del reverso de esta estela núm. 5.

Antropomorfismo

Puede decirse de la estela 3 que tiene un perfil antropomórfico, pues su estrecho cuello contrasta con el ancho diámetro del disco, así como con el pie divergente, cuyos extremos de la base están matados por abiselado. Sin entrar en detalles acerca del por qué se ha llegado a concluir que la estela discoidea representa la figura humana [19], sólo añadiré qué cementerios navarros guardan estelas con este perfil, en orden a prefabricar un mapa con la extensión geográfica de esta característica formal. Son los de Soracoiz (valle de Mañeru), Lanz, Uriz de Arce, Iturriza, Los Arcos, Monjardín, Ayegui, Eulate, Añézcar, Cáseda, Espoz de Erro y San Martín de Unx.

Hay otros ejemplos en Baja Navarra -que quizá sea donde más abunde el antropomorfismo-; algunos más aislados en Álava, Vizcaya v Soule; varios ejemplares procedentes de Burgos, y alguno más de Portugal, en torno a Lisboa, entre los más conocidos.

Decoración en canto y pie de las estelas

En Ujué se registran tres casos de canto y pie-decoración. Por un lado, la estela 3 decora su pie y canto con una línea incisa que recorre estas superficies formando un ribete; la estela 6 se decora con una cruz que traspasa el cuello de la estela y se aloja en el pie; y la estela 7 tiene tres cruces unidas por una raya ininterrumpida y unas concavidades en su canto.

Realmente, este tipo de decoraciones no es habitual en las estelas discoideas, lo que hace que estas manifestaciones sean raras. El lugar de Navarra donde se han podido apreciar mayor número de apariciones de decoración en canto y pie es San Martín de Unx. Aquí hay hasta cinco ejemplares canto-decorados con una paloma, un simple zig-zag, un hombrecillo, una Virgen con el Niño, abolladuras e incluso con unos signos esquemáticos de significado complejo, más otra estela con decoración en el pie de una cruz o custodia, cuyo pomo del fuste -al igual que en Ujué- señala la transición del cuello.

Pero lo normal, no sólo en Navarra sino en otros puntos de la geografía universal, es que se canto-decoren tan sólo unas pocas piezas. Así lo hemos visto entre las estelas de Loizu (con rosetas), Zardaiz (con abolladuras), Olóndriz ( con cruz de Malta ), Sansoain ( con incisiones cruzadas ), Iranzu (con escritura), Cáseda (con zig-zag), Linzoain (dos estelas con la fecha de 1843), Urbiola (con doble zig-zag) y Lecároz (con trazos incisos).

La pie-decoración (como escribo en el apartado de «cruces») está causada generalmente por la cruz. En Navarra se dan pocos casos, y es más corriente en la región vasco-francesa.

Elementos decorativos dudosos

Me refiero ahora a la decoración del reverso de la estela 7, en la que don Gonzalo Manso de Zúñiga ve un puente o un monograma de Cristo, tesis que yo no desprecio, pero que pudiera ser igualmente una manifestación abstracta popular, pues ya existen en Navarra -como antes dije- casos de estelas en las que la decoración aparentemente no tiene ningún sentido, cuando indudablemente lo ha de tener.

Si partimos de la suposición de que el autor de ese lado de la estela 7 tenía una capacidad para estilizar o esquematizar las formas decorativas, podría concluirse en efecto que este autor quiso representar el monograma de Cristo I H S. Ejemplos como los de Arbonne y Larressore nos dicen que la transformación de las formas habituales del 1 H S a otras más esquemáticas y aparentemente diferentes, es posible.

Pero no siempre -como asegura Colas [20]– el cantero que trazó estas tres palabras comprendió su significado, pues a menudo el orden se invierte (S H I), y en ocasiones, la letra H se reduce tan sólo a dos barras paralelas. También se han comprobado otras variantes, como por ejemplo el que la S se reemplace por una flor de lis.

En el País Vasco, este monograma de Cristo se ha utilizado con frecuencia, pues su efecto es muy decorativo, al grabarse sus letras en una complicación de entrelazos o diferentes atributos. En Navarra, el I H S ha sido de representación común en claves de arco de puerta, pero no así en estelas discoideas, salvo las que proceden de una docena de cementerios, y circunscribiéndose casi a los valles de Aézcoa, Arce, Salazar y Roncal. Los cementerios de los que proceden estelas con esta decoración son: Valcarlos, Lizoain, Erdozain (valle de Lónguida), Oroz-Betelu (valle de Arce), Garayoa (con cuatro representaciones ) y Arive ( con dos representaciones ) en el valle de Aézcoa, Monjardín (Tierra Estella), Aróstegui (valle de Atez), Vidángoz y Roncal en el valle del mismo nombre, Izalzu e Igal en el valle de Salazar. Baja Navarra es la zona donde abunda más este motivo gráfico (36 cementerios con 66 representaciones), seguida de Soule ( 30 cementerios con 39 representaciones), de Labourd ( 19 cementerios con 42 representaciones) y de Guipúzcoa (1 cementerio con 1 representación) [21].

Sería difícil encontrar paralelos decorativos a este ornamento de la estela 7 si lo interpretáramos como representación de puente, tesis que viene dada por el parecido del motivo a esta arquitectura, pero que a mí me parece forzada como explicación del sentido de ese lado de la pieza. Que yo sepa, sólo dos estelas de San Martín de Unx representan arquitecturas en su decoración. De ser un puente la representación de este lado de la estela 7 -pues podría equivocarme yo en mi juicio interpretativo-, serían tres los casos de estelas discoideas que se adornan con arquitecturas.

Pero para mí, vuelvo a repetir, más se trata de un estudio abstracto que de algo con sentido aparente, lo que encuadra a esta estela entre otras todavía poco inteligibles, como las de Egüés, Eransus, Oscáriz, etc …

Conclusión

Del estudio de estos siete ejemplares de Ujué se derivan unos resultados importantes, pues es posible deducir que en esta villa navarra la estela discoidea ha tenido un fuerte arraigo en épocas pasadas. Las estelas debieron abundar ya que son diversos los tipos y los canteros (posiblemente no todos fueron profesionales), que se inspiraron libremente, aunque sin poder evitar en sus manifestaciones la memoria de los motivos decorativos vistos a su alrededor, y que pudieron tener su primera fuente en decoraciones escultóricas románicas o prerrománicas (léase por ejemplo Santa María de Ujué). En este sentido, el modo de hacer de los canteros era plenamente castizo y muy navarro.

La diversidad afectó también a las técnicas empleadas, pues si bien la mayoría de las estelas de Ujué son de labra escultórica ruda, y parecen improvisadas, parte de estos monumentos se han trabajado aplicando varias técnicas, como si fueran labor de especialistas.

No se puede decir menos de su decoración. La variedad de motivos ornamentales y de gustos artísticos es un hecho tras el análisis de estos ejemplares. Esta variedad lleva incluso a singularizar varias piezas sobre las demás, bien porque la talla se haya hecho con primor, porque la cruz decore el pie de la estela, o porque se decore un disco de manera abstracta, con un canto también atendido (estelas 3, 6 y 7) .

Hay dos grupos diferentes de estelas: las decoradas con cruz y círculo, más antiguas, labor de canteros espontáneos, fieles a la inspiración de los monumentos que les rodeaban; y las que partieron de un supuesto geométrico en su decoración, cuyo motivo principal es la estrella, obra de canteros más imaginativos y de factura más moderna.

Las estelas con mayor analogía entre sí, por su decoración o apariencia técnica, son las núm. 1, 2, 4 y 7. De todas ellas, la 2 es la más antigua. Puede ser prerrománica o altomedieval y no parece posterior al siglo X. La estela 4 es la que más se le parece, pudiendo ser también altomedieval o, al menos, anterior al románico. Estos dos ejemplares recuerdan mucho a !a manera de los capiteles de las iglesias de Santa María de Ujué y de San Salvador de Leire, ejemplos del primer románico de Navarra.

Manso de Zúñiga aproxima también a la época altomedieval la estela 7. Coincido con él en la suposición, aunque en orden cronológico, ha de ser anterior la núm. 2, luego la núm. 4 y finalmente está numerada con el 7.

La estela 1 puede ser románica, pues, además de por otras razones, incorpora en la decoración una semiesfera como elemento ornamental, que es típica de ese estilo artístico.

De finales de la Edad Media pueden ser las estelas 5 y 6, así como gótica la núm. 3, por su mayor delicadeza.

De modo que las estelas de Ujué son todas bastante antiguas: tres altomedievales, anteriores al siglo XI (estelas 2, 4, 7); una románica, en torno al siglo XI (estela 1); dos de finales del románico (estelas 5 y 6); y otra más, gótica, de los siglos XIII o XIV (estela 3) .

Dibujos: M.’ Amor Beguiristain.

Fotografías: José Angel Zubiaur Carreño y Mª Amor Beguiristain

 

Notas

[1] Los veintitrés desolados de Ujué son, potencialmente, otros tantos yacimientos arqueológicos dignos de tener en cuenta. Son los llamados Sandimas, Andiaga, Artasabei, Zabartu, Lerbez, Lerbezchipia, Castillo, Laco, Itorrondoa, Munos, Santa María la Blanca, Santacoramburu, Muestracas, Urteaga la Alta. Urteaga la Baja, Biperato, Miguelezabal, Zambrio, Otrollos el Grande, Otrollos el Chico, Unsaba, Aguirazábal y Basendia. Si se desea, puede consultarse el panorama histórico de Ujué escrito por José Mª. JIMENO JURÍO para la Colección «Navarra. Temas de Cultura Popular», que apareció con el núm. 63 y fue publicado en Pamplona, en 1969, por la Diputación Foral de Navarra.

[2] Cuestión ya observada por L. P. PEÑA SANTIAGO, Arte popular vasco, San Sebastián, Txertoa, P970; p; 24%. No es ilógico pensar que si era costumbre antigua entre los vascos la de enterrar a sus muertos en el interior de las casas, señalando el lugar con un túmulo de tierra y una cruz de madera, con más razón, se señalarían las- tumbas en las iglesias, mas si tenemos en cuenta el empleo de lápidas escritas y decoradas sobre las fuesas de enterramiento. Si esto fuera así, tendría perfecto sentido que en la vecina iglesia parroquial de San Martin de Unx se hubieran encontrado varias estelas enterradas bajo las naves.

[3] Gonzalo MANSO DE ZÚÑIGA, Museo San Telmo. Bilbao, Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián. La Gran Enciclopedia Vasca, 1976. P. 61.

[4] Gonzalo MANSO DE ZÚÑIGA, Op. Cit. P. 66.

[5] No es necesario decir que la medida media se ha obtenido sumando los cm. de cada una de las partes ya citadas de la estela, y dividiendo este total por! el número de piezas catalogadas. Pero en los casos de mutilaciones -p. ej. cuando no todas las estelas disponían de pie para calcular su longitud total-, la medida media es resultado de la suma de la dimensión de los ejemplares completos, dividida por el número de éstos. Esto ocurrió al hallar el tipo medio de espesor (la est. 5 no lo tiene), de longitud (las est. 2 y 5 están mutiladas de pie) y de anchura de la base (ídem).

[6] Si prescindiéramos del espesor del disco de la est. 2, que es de 6 cm., la media total sería de 14,5 cm.

[7] Juan Antonio GAYA NUÑO, “Artistas y artesanos del románico español”. En Goya, Revista de Arte. Madrid, Fundación Lázaro Galdiano, 1976. Núm. 130, en-feb. pp. 214-219.

[8] Una excepción importante a las divergencias habituales entre artista y artesano en época románica se da precisamente en esta parte de Navarra (la comprendida entre Sangüesa, San Martín de Unx, Echano y Uncastillo, que incluye a Ujué e interesa la portada de la iglesia de San Salvador de Leire), donde trabajó un maestro muy enraizado en lo popular, y que ofrece en la segunda mitad de siglo XII la escultura más castiza de Navarra, con una personalidad indudable, y muy alejada de lo académico. Conocemos a este artista por el nombre de Maestro de Uncastillo.

[9] Son los cementerios de Saint Martin d’Arrossa, Irissarry, Ainhice-Mongelos, Bussunarits, Sarrasquette, Bustince, Mendive, Suhescun, Ayherre, Isturitz, Iholdy, Armendaritz, Larribar, Uhart-Mixe, Sorhapuru, Somberraute, Arhansus, Hosta, Juxue, Larcevau, Arros, Ostabat-Asme, Béhaume, Saint Martin de Lantabat y Larcevau. En Soule registro sólo cinco estelas, todas menos una en la parte alta. Y nada en Labourd.

La estrella de cinco puntas o pentalfa sólo se localiza en Navarra en los pueblos de Esparza de Salazar, Garayoa y Abaurrea Baja (en Aézcoa), más en una pieza sin procedencia del Museo San Telmo (San Sebastián) y en cinco cementerios bajonavarros.

[10] Son las de Ossès, Bascassan. Saint-Jean-le-Vieux, Uhart-Cize, Méharin, Saint Esteben, Hélette, Amorots, Beyrie, Somberraute, Arhansus, Ibarre, Pagolle, Behaume, y Biscay.

En el área vecina de Soule hay decoraciones similares en catorce cementerios, sobre todo en la parte alta (en Alcay, Cihigue, Haux, Laguinge, Restoue, Abense-de-bas, Arrast, Berrogain, Laruns, Moncayolle, y Mauleon), y menos en la baja (Domezain, Ithorrots- Olhaiby y Libarrenx).

En Labourd sólo registro este motivo en Cambó.

[11] Gonzalo MANSO DE ZÚÑIGA, Op. cit., p. 52. Datada como medieval.

[12] Consultar al respecto las reproducciones fotográficas de estos capiteles en el articulo de Georges GAILLARD “La escultura del siglo XI en Navarra antes de las peregrinaciones”, en Príncipe de Viana, tomo XVII. Pamplona, Diputación Foral de Navarra, 1956. Núm. LXIII, pp. 121-130 y láms. 11, 3; 111, 1-3 y IV, 1-3.

Para ver estos motivos reproducidos en los capiteles de la cabecera de la Iglesia de Ujué, consúltese el trabajo de José Mª LACARRA-José GUDIOL. “El primer románico en Navarra, estudio histórico-arqueológico”, en Príncipe de Viana, tomo V. Pamplona, Diputación Foral de Navarra, 1944, pp. 221-272 y figs. 53-54-55.

[13] Eugeniosz FRANKOWSKI. Estelas discoideas de la Península Ibérica. Madrid, Museo Nacional de Ciencias Naturales, 1920. Publicación de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas de la Junta para Ampliación de Estudios e, Investigaciones Científicas. Memoria núm. 25. La de Olóriz en p., 67 y fig. 204, y las de Eransus (Egüés) en pp. 74-76 y figs. 267 y 277 respectivamente.

[14] Vide Francisco MARCO SIMÓN. “Tres estelas discoideas de Chiprana (Zaragoza)”, en Miscelánea Arqueológica en Honor al Profesor Antonio Beltrán, Zaragoza, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, 1975, pp. 259-270.

[15] Eugeniosz FRANKOWSKOI. Op. cit. En el partido judicial de Valderrobles, p. 97 y figs. 434-435. Este ejemplar es parecido a otro portugués de Santarem, lam. VIII.

[16] El círculo decora las estelas discoideas bajonavarras de Lasse, Bussunarits-Sarrasquete, Bustince. Iriberry, Mendive, Saint-Esteben, Iholdy, Hélette, Camou-Mixe, Suhart, Garris, Biscay, Uhart-Mixe. Somberraute, Masparraute, Arhansus, Hosta, Juxue, Arros, Ostabat-Asme, Harambels, y Saint Martin de Lantabat.

En Soule se extiende a los cementerios altosuletinos de Abense-de-Haut, Etchebar, Licq, Sunhar, Tardets-Sorholus, Sainte-Engrace, Tr~isvilles, Ainharp. Charritte-de-Bas, Larrory, B’Ioncayolle, y Mauleon, y a los bajosuletinos de Lohitzun, Libarrenx, Roquiage y Ordiarp.

En el Labourd afecta a estelas de Espelette, tiscain, Arancou y Briscous.

En el Lauregais, en Marquein.

[17] Son los cementerios bajonavarros de Siint-Martin d’Arrossa, Bidarray, Bascassan, Ainhice-Mongelos, Bussunar~ts-Sarrasquette,l a Madeleine. Ayherre, Isturitz, Méharin, Sainte-Esteben, Iholdy, Armendaritz, Hélette, Gréciette, Sussaute, Beyrie, Garris, Uhart-Mixe, Uhart-Cize, Larcevau, Pagolle, y Saint-Martin de Lantabat.

Los labortanos de Bassusary, Lahonce, Arbontie, Larresore, Arboroue, Saint-Péesur- Nivelle, Itxassou, Louhossoa, Biriatou, Bardos, Hasparren, Macaye y Mendionde.

Los suletinos de Laguinge, Barcus, Sainte-Engrace, Larrau, Troisvilles, Ainharp, Moncayolle, Aroue, Libarrenx y Ordiarp.

[18] Gonzalo MANSO DE ZÚÑIGA, Op. Cit. Son de procedencia desconocida pero ciertamente navarras. Vide pp. 36 y 40.

[19] Francisco MARCO SIMÓN explica brevemente eii las pp. 269-270 de su trabajo sobre las estelas de Chiprana (op. cit) los motivos que han llevado o los estudiosos a esta conclusión del antropomorfismo. Yo mismo, en un articulo que tengo en preparación, titulado Hallazgo de tres nuevas estelas discoideas en la Villa de San Martin de Unx, doy un panorama de las piezas con perfil humanoide, por lo que me ciño aquí solamente a la situación en Navarra.

[20] Louis COLAS. La tombe busque. Recueil d’inscriptions funéraires et domestiques du Pays Busque Français. París, Honore Champion Editeur, 1923, p. 15.

[21] En Baja Navarra, los cementerios de Anhaux, Iroul&guy, Lasse, Saint-Martind’Arrossa, Alciette et Bascassan, Bussunarits-Sarrasquette, Lacarre, Lecumberry, Béhorléguy, Mendive, Saint-Michel-en-Cize, Uhart-Cize, Isturitz, Saint-Esteben, Saint-Martind’Arberoue, Hélette, Gréciette, Amendeuix, Béguios, Beyrie, Orsanco, Suhart, Garris, Ilharre, Luxe, Somberraute, Masparraute. Arhaiisus, lbarrolle, Arros, Harambels, Ibarre, Pagolle, Béhaume, Saint Martin de Lantabat y Aincille.

En Soule, los cementerios de Alcay Alcabéhéty, Alos, Lacarry, Etchebar, Licq, Lichans, Tardets-Sorholus, Barcus, Sainte-Engrace, Troisvilles, Arrast. Berrogain, Charritte-de-bas, Hapita1 Sainte-Blaise, Larrabieu, Laruns. Mendibieu, Aroue, Lohitzun, Domezain, Berraute, Mendy, Sainte-Etienne, Sanguis, Ossas, Ordiarp y Garindein.

En Labourd, los de Bassussary, Biarritz, Arcangues, Ahette, Arbonne, Jatxou, Larressore, Saint-Pée-sur-Nivelle, Villefranque. Espelette, Itxassou, SouraEde, Bidart, Behobie, Bergouey, Viellenave, Macaye y Mendionde.

En Guipúzcoa, Gaviria.