Estelas funerarias discoideas del Monasterio de Tulebras

Se presenta el estudio de cuatro estelas funerarias discoideas del Monasterio cisterciense femenino de Santa María de la Caridad de Tulebras (Navarra, España), cuya mayor importancia estriba en el hecho de haber sido halladas dentro de la Ribera de Navarra, área en la que el último hallazgo de este tipo de monumentos se produjo en Santacara (una estela depositada en el Museo de Navarra). Ostentan como decoración la cruz de malta y el motivo floral, muy extendidos en Navarra. Una de ellas, la número 1, prolonga el pie de su cruz al zócalo de la estela y, lo que es más singular, presenta en su canto superior una excrecencia de posible carácter ornamental islámico, pudiéndose relacionar con los pocos restos escultóricos que han perdurado de la época de la dominación musulmana en las tierras sureñas de Navarra. Sería, pues, éste, el primer caso de asociación de un ornamento musulmán y el símbolo cristiano de la cruz en una estela discoidea de Navarra. También se presentan dos dataciones seguras “ante quem”. La estela de influencia islámica sería de los siglos X u XI. Las demás serían medievales.

situaciontulebras_webLas estelas discoideas del Monasterio Cisterciense femenino de Santa María de la Caridad de Tulebras constituyen la muestra más meridional de Navarra. Esta localidad, situada al sur de Navarra y suroeste de Tudela, en medio del triángulo formado por las villas de Cascante, Monteagudo y Barillas, contribuye así, con las cuatro estelas funerarias de este estudio, a llenar el vacío existente de tales restos arqueológicos en la Ribera de Navarra desde Santacara al límite con Zaragoza.

En efecto, hace dos años señalaba en esta Revista [1] que la línea más meridional de las estelas discoideas halladas y catalogadas en Navarra no descendía más allá de la formada, de E-OE, por Peña, Ujué y Los Arcos. Con posterioridad a 1979, Juan Cruz Labeaga notificó y estudió las estelas discoideas de Viana [2], rompiendo felizmente con mi planteamiento anterior.

Las estelas de Tulebras pueden colaborar a desmentir la creencia, por mi no compartida, de que en la Ribera de Navarra no toparíamos con esta clase de monumentos.

Su existencia, conocida por las religiosas del Monasterio desde hacía tiempo, era ignorada fuera de él, debido sin duda al carácter de clausura del cenobio cisterciense. Incluso esta pudo ser la causa de su perduración y es muy posible que en su cementerio todavía duerman más estelas junto a los restos de tan venerables religiosas, bajo la tierra que acumulan los siglos.

Gracias a un permiso especial del Rvdo. P. Vicario para las Religiosas de la Diócesis de Pamplona y Tudela, D. Jesús Labiano, me fue posible contemplar las estelas discoideas del Monasterio y anotar sus características, con la amable colaboración de su Madre Abadesa y la información de Sor Margarita Barra, a quienes dedico estas páginas.

Procedencia de las piezas

De los cuatro ejemplares de que doy noticia en este estudio, dos permanecían al aire libre en el cementerio del Monasterio [3], tras el ábside del templo. Las numeraré como 2 y 4.

Otro más -la número 3- se descubrió al desmontar uno de los contrafuertes de dicho ábside, donde habría sido colocada a mediados del siglo XVI, cuando fueron edificados para contrarrestar el peso de la nueva cubierta de bóvedas estrelladas en la Iglesia consagrada a Nuestra Señora de la Caridad.

Dentro de ella, casi en la cimentación de la única nave de la iglesia, apareció entre huesos humanos la estela número 1, cerca de la puerta que da salida al claustro y a unos 3 m. del presbiterio. Esta es a mi juicio la más valiosa de todas, no tanto por su buena presencia escultórica cuanto por el remate de su disco, que pudiera ser reminiscencia ornamental islámica.

Estas dos últimas estelas -la 1 y la 3- fueron halladas dentro de los trabajos de restauración que la comunidad del Monasterio lleva a cabo desde 1968, con ejemplar y paciente entrega.

Descripción

tukebrasestela1_webEstela núm. 1

Se halla bien conservada, con algunas adherencias calcáreas. Es de piedra caliza y su color oscila entre gris y ocre.

Su diseño es casi perfecto. Ambas caras presentan el mismo motivo decorativo: una cruz de malta delineada a lo largo de los ejes principales del disco y realizada en bajorrelieve con sus cantos abiselados. No apura los márgenes, de forma que un ribete rodea perfectamente la periferia del círculo.

A pesar de su similitud sus dos caras se oponen parcialmente, por la solución dada en uno y en otro caso a los vanos de la cruz, pues mientras en el anverso se han tallado cuatro pétalos de flor con técnicas de bajorrelieve y de bisel (destacando netamente las formas y aumentando el efecto irradiador de la cruz), en el reverso se han dejado lisos.

Daré a continuación las medidas de una parte de estos elementos decorativos, para que pueda apreciarse mejor la exactitud del proyecto del cantero en cuanto al anverso y reverso.

 

tulebrasfotoest1_web

tulebrastabla1_webEl canto de la estela aparece recorrido en su totalidad por una incisión de 3 mm. de profundidad a 1,111,6 cm. de la periferia. Lo remata en su parte superior una excrecencia trilobular de perfiles redondeados en el anverso y un tanto apuntados en el reverso. Su anchura es de 17 cm. y su altura de 8 cm., siendo más altos los lóbulos de los lados y menos el central (5 y 6 cm. respectivamente). Su fondo es de 9,6 cm. tan solo, sin ocupar por tanto toda la anchura del disco, de forma que está centrado en él.

La decoración de las caras de esta excrecencia presenta cinco líneas concéntricas que se adaptan a la forma trilobular en el anverso, obtenidas por bajorrelieve; y en el reverso, catorce líneas de trazo curvo separadas entre sí de 6/8 mm., convergentes hacia el vértice de la excrecencia, como imitando el efecto de una llama. En su canto, las líneas son horizontales en los lóbulos laterales y perpendiculares a estas en el lóbulo central. En todos los casos la profundidad del relieve es de 4 mm.

Su objeto, a la par de ornamentar, busca sin duda un efecto reduplicador de la cruz que exhibe el disco.

Las medidas de la estela son:

  • Diámetro del disco: 27 cm.
  • Anchura de su cuello: 13 cm.
  • Altura total (sin medir la excrecencia): 47 cm.
  • Grosor: del disco, 14 cm.; del cuello, 15 cm.; del pie, 16 cm.
  • Excrecencia del disco: altura, 8 cm.; anchura, 17 cm.; grosor, 9,6 cm.

tulebrasestela2_webEstela núm. 2

Es de caliza de grano fino en tono gris, conservándose en buen estado, algo erosionado su canto.

La decoración del anverso es similar al reverso de la pieza anterior, a base de una cruz de malta de 12 cm. de longitud y de 13 cm. de anchura por brazo y pétalos resultantes entre ellos de 3,3 cm. de anchura por brazo y pétalos resultantes entre ellos de 3,3 cm. de anchura máxima. La región cero tiene un diámetro de 1,9 cm. y el ribete exterior, inciso, entre 1,8/2 cm. de anchura. Pero así como en aquél caso saltaba a la vista la

ornamentación por el trabajo de cincel en bajorrelieve, ahora se ha labrado por incisión y abiselado.

En el reverso, se compone la decoración de una especie de cruz de malta de seis brazos, separados entre sí por seis pétalos. Los brazos de la cruz son cóncavos, de forma que entre ellos y el ribete periférico resultan otros tantos pétalos de flor. Se trata, pues, de una estructura decorativa que sigue los ejes principales y secundarios del disco, en función de

 

tulebrasfotoest2_webun módulo seis, buscando el equilibrio en las formas. Lo que se comprende teniendo presentes algunas de las medidas:

– 9,4 cm. de longitud de los brazos de la “cruz”.

– 9,4 cm. de longitud de los pétalos de la roseta.

– 8,2 cm. de longitud de los pétalos periféricos.

– 1,7 cm. de anchura de los pétalos periféricos.

Las técnicas de labra han sido: incisión y suave abiselado. La divergencia del zócalo es decidida.

Estas son las medidas generales de la estela:

  • Diámetro del disco: 28 cm.
  • Anchura de su cuello: 12 cm.
  • Altura total (teniendo en cuenta la erosión que afecta al monumento en su parte superior): 44 cm.
  • Altura del pie: 28,5 cm.
  • Grosor: del disco, 16 cm.; del cuello, 15,5 cm.; del pie, 15 cm.
  • Anchura del pie: 28 cm.
  • Profundidad del relieve: 4/5 mm.

Estelas 3 (superior) y 4 (inferior)

Estela núm. 3

Mutilada del pie, es de arenisca de grano fino, en tono ocre claro, con adherencias calcáreas y fuertemente erosionada en su reservo.

Su disco es irregular y abombado. No tiene la categoría escultórica de sus precedentes.

Tanto en el anverso como en el reverso constituye su decoración una cruz de malta de medidas irregulares combinada a un ribete periférico. Sobresale la cruz del fondo del disco por su relieve, interrumpido a unos 2 cm. de la periferia. No se decoran los huecos resultantes.

Comprobemos cómo no se corresponden las medidas de una y de otra cara:

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Estela 3

Estela 4

Estela núm. 4

De piedra arenisca de grano fino, en color ocre y tono claro. Mutilada del pie y fuertemente erosionada, con adherencias calcáreas, además de acanaladuras de erosión en su canto. No es posible, pues, conocer con certeza las medidas exactas de los elementos decorativos que la adornan, sobre todo en el anverso.

La ornamentación repite la decoración y organización estructural de la estela 2, presentando las mismas técnicas de labra. No tiene, sin embargo, la calidad y perfección de aquella. Esta es en verdad tosca. Su disco está abombado.

Las medidas de los elementos decorativos del anverso son, no obstante:

  • Longitud de los brazos de la cruz: 15 cm.
  • Anchura brazos de la cruz: 14 cm.
  • Anchura de los pétalos intermedios: 4,3 cm.
  • Anchura de la región cero: 4,5 cm.
  • Anchura del ribete: 2,2 cm.
  • Profundidad del relieve: 0,5 cm.

Y del reverso:

  • Longitud de los brazos de la “cruz”: 12,9 cm.
  • Longitud de los pétalos de la roseta: 10,5/11,7 cm.
  • Anchura del ribete periférico: 1,5 cm.
  • Profundidad del relieve: 0,2/0,4 cm.
  • Las medidas generales de la pieza son:
  • Diámetro del disco (tomado de izquierda a derecha, pues serían 28 cm. de arriba-abajo, debido a la erosión): 36 cm.
  • Anchura de su cuello: unos 20 cm. aproximadamente.
  • Grosor del disco: 17,5 cm.

Mutilada del pie.

Observaciones a la decoración

Es sencilla su decoración, diría yo que sobria, de acuerdo al estilo cisterciense del Monasterio.

Todas las estelas ostentan la cruz de malta, con ligeras variaciones en cuanto a la forma de presentarla: a) sencilla en cuatro representaciones; b) con seis brazos en dos casos; y c) sencilla pero con prolongación de su pie al zócalo de la estela en otras dos manifestaciones, en una misma pieza (la 1). Casi todas ellas se han labrado con técnicas de bajorrelieve, abiselado o incisión. Dos de ellas en cambio -la 1 y la 2- son superiores en cuanto a realización técnica.

El motivo floral se repite tanto cuando es intencionadamente buscado (estelas 1, 2 y 4) como cuando es resultante en los vanos de la cruz.

Uno y otro motivo son abundantísimos en Navarra: la cruz de malta ha quedado registrada en estelas de más de 57 cementerios y la roseta o pétalo floral suelto en más de 60 y no en áreas geográficas definidas, sino por toda la Navarra donde se han producido hallazgos. No es extraño, pues son motivos sencillos, fáciles de obtener y por ello populares, además de universales.

No es tan corriente la “cruz de malta de seis brazos”. La he registrado no obstante en la Baja Navarra (antigua Tierra de Ultrapuertos), por ejemplo en Jatsu, St. Martin d’Arberoue, Isturitz e Irouleguy.

Tampoco es normal que la cruz se prolongue por el pie del monumento, imitando a una cruz procesional, y de esta peculiar ornamentación se dan varios casos en las estelas de Cáseda, Espinal, Gomácin (Puente la Reina), Sangüesa, San Martín de Unx, Monte de Peña, Ujué, Valcarlos, Zabalza y en alguna más del Museo de Navarra.

Totalmente inusitado es el remate del canto de la estela 1, pues no lo he visto en ningún ejemplar discoideo, dentro o fuera de Navarra. Parece ser su objetivo recargar el efecto irradiador de la cruz, mediante las ondas de los arcos trilobulados en el anverso y a través de las líneas paralelas o cordoncillos del reverso, que por su curvatura bien podrían imitar a una llama, motivo este que ha acompañado, en otras representaciones de estelas discoideas, al corazón místico. Así, por ejemplo, se ha representado el corazón llameante en Vera de Bidasoa y en Baja Navarra, en estelas de los cementerios de Amendeuix y Sumberraute (en el Valle de Mixe) y en Ostabat-Asme (Ostabarret). No es el mismo caso, pero sí el mismo efecto y comparten la misma intención simbólica, aunque aquí al servicio de la cruz.

Encuentro un aire islámico en su factura. Primero, la excrecencia tiene forma de arco trilobulado, es decir, está formado por tres arcos tangentes entre sí, dos de los cuales -los inferiores- tienen cierta forma de herradura, así como los arquillos que se repiten en relieve en su interior. Segundo, las líneas del reverso y exterior del bulto son semejantes a finos sogueados. Tercero, cronológicamente (se colocó la estela en la cimentación de la iglesia, datable a finales del siglo XII), pudo estar sometida a la influencia islámica de la Ribera y singularmente de Tudela, durante los cuatro siglos de dominación musulmana en esta villa (de fines del siglo VIII a 1119).

Si así fuera, y lo considero probable, esta sería la primera estela discoidea navarra con rasgos artísticos musulmanes y la primera donde estos se asocian al símbolo cristiano de la cruz.

Recordaré al respecto, para abundar en mi hipótesis, que los arcos trilobulados y el sogueado coinciden en aparecer al mismo tiempo en un fragmento de pila de abluciones de la antigua mezquita de la capital de la Ribera, del siglo X, hoy conservada en la llamada Escuela de Cristo de la Catedral de Tudela [4]. Por si fuera poco, Uranga e Iñiguez dicen refiriéndose a la decoración de esta época y a la pila referida en concreto que “los sogueados existen sólo en decoraciones menudas o ligeras” [5] ¿No es este el caso?

Otra hipótesis para hacernos pensar. La estela se encontró en la cimentación de la iglesia del Monasterio. Sabemos que data de fines del siglo XII o comienzos del XIII. Si el Monasterio de Tulebras fue fundado por García de Navarra hacia 1149 en Tudela, si ocho años más tarde se trasladó a su actual emplazamiento de Tulebras, que entonces -según refiere Yanguas [6]– no era más que un término de Barillas, sin existir por tanto pueblo, y si a fines del siglo XII se colocó esta estela en la base de la iglesia, ¿cuáles fueron los motivos para hacerlo? ¿Sería que la estela no pertenecía al Monasterio y había sido traída de fuera junto a otras cargas de piedra?, o, al contrario, ¿habría perdido ya su valor como monumento siendo propiedad de las religiosas? Si realmente fue propiedad de la comunidad cisterciense, no es creíble que hubiera perdido su valor en menos de cincuenta años. Pero la estela había olvidado su misión conmemorativa, hasta el punto de haberse convertido en material de construcción. Las circunstancias de este hallazgo me obligan a pensar que este objeto de consideración no era realmente en su origen del Monasterio de Tulebras. Fue llevado allí desde alguna de las poblaciones próximas.

Datación

Contamos con una datación “ante quem” en los casos de las estelas 1 y 3. La 1 tiene como límite real cronológico el de la fecha de erección de la iglesia de Nuestra Señora de la Caridad, entre los últimos años del siglo XII y los primeros del XIII. Si admitimos que fue colocada donde se encontró caída ya en desuso y si vemos en ella influencias islámicas, es probable que pueda ser datada entre los siglos X y XI.

En cuanto a la 3, aparecida en uno de los contrafuertes exteriores del ábside de la iglesia, seguramente erigidos en 1565 [7], bajo el mandato de la Abadesa Ana Pasquier, para sujetar la descarga de la cubierta del templo, es claro que no puede datarse más tarde de este año, sino mucho antes, según la razón del «desuso» a que me he referido, ya que no se destina a formar pared un monumento funerario si no es por el motivo expuesto. Será medieval con bastante seguridad. También creo en la datación medieval de las estelas 3 y 4, afines a las precedentes, aunque más vulgares.

En cualquier caso, si parece demostrado que en San Martín de Unx, cerca de Tafalla, las estelas entraron en desuso entre los siglos XIV y XVI [8], mientras que en los valles prepirenaicos y pirenaicos navarros permanecieron arraigadas bastante más tiempo (por no hablar ya de la continuidad que experimentaron en la Baja Navarra), razón de más para suponer que en la zona abierta de la Ribera se anticipara y progresara más deprisa la postración de la estela funeraria en forma de disco. Si así fuera, la datación de las estelas del Monasterio de Tulebras parecería más segura.

Dibujos y fotografías: Mª Amor Beguiristain.

Notas

[1] “Distribución geográfica de la estela discoidea en Navarra, en el estado actual de catalogación”, Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra [CEEN], 1979; 32, 373-376.

[2] LABEAGA MENDIOLA, J.C. “Estelas discoideas en Viana (Navarra)”, CEEN, 1980, 34, 103-108.

[3] Aunque sin asociarse a ninguna sepultura en especial. Fueron retiradas de allí hace seis años.

[4] Ver URANGA, J.E.-INIGUEZ, F. Arte medieval navarro. Volumen primero. Arte Prerrománico. Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1971. Págs. 106-107 y lám. 38c del Cap. III.

[5] Idem, pág. 106

[6] YANGUAS Y MIRANDA, J. Diccionario de Antigüedades del Reino de Navarra. Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1964. Tomo 111, págs. 137-138.

[7] RECONDO S.J., J.M. “Monasterio de Tulebras”, en Navarra. Temas de Cultura Popular. Pamplona, Diputación Foral de Navarra, 1972, pág. 15.

[8] ZUBIAUR CARRENO, F.J. “Nuevas estelas discoideas de San Martin de Unx”, CEEN, 1977, 26, 257-287.