Representación humana en las estelas discoideas de Navarra (España)

Las estelas discoideas funerarias que se han catalogado en Navarra (España) y que han sido publicadas hasta 1982 o están a punto de ser publicadas, suman la cantidad de 708. De ella el 4,23%, es decir, 30 ejemplares, están decorados con figuras humanas de distinto carácter.

Las estelas discoideas con representación humana no constituyen, cuantitativamente, una parte importante en el conjunto ornamental navarro. La frecuencia con que se dan otras decoraciones, como geometrías, cruces, vegetales y objetos atribuidos al difunto, relegan a un quinto puesto a las estelas con figuración humana, tan solo precediendo a otras que se adornan con animales, escudos y arquerías.

Desde el punto de vista cualitativo y teniendo en cuenta la escasez de tales representaciones fuera de Navarra, este reducido grupo de estelas es excepcional y presenta -como hemos de ver- una interesante iconografía.

La representación más importante es la de Jesucristo crucificado, que hace su aparición en san Martín de Unx en compañía de la Virgen con el Niño [1], así como en término de Gomácin (Puente la Reina) [2] y en Elía [3]. Se trata de un Cristo frontal y rígido, esquemático, aunque más acabado en el primero de los casos.

La presencia de un solo individuo de cuerpo entero es relativamente abundante. Está claro que se trata del difunto en los casos de las estelas de Roncal villa [4], Iranzu [5], Apardués [6], Oroz-Betelu [7] y de Sangüesa [8]. Otras representaciones son más dudosas, pues ya no se caracterizan las figuras por la solemnidad de las anteriores, sino por su expresividad exagerada -como en el caso de la estela de Amescoazarra [9]– o, por el contrario, por un esquematismo tan llevado al extremo, que las figuras carecen de rasgos faciales y parecen idolillos. Así sucede en las estelas de Soracoiz (Guirgillano) [10] y en otra más de Sangüesa [11].

Son más naturalistas y populares, podríamos decir, aquellas estelas en que por el atuendo de los personajes o por los objetos que portan, podemos reconstruir su género de vida. Tales las del pastor y del vendimiador que se perdieron en San Martín de Unx a comienzos de este siglo, otra más de la misma procedencia con la figura de un segador aplicado a su trabajo [12], la de otro pastor en una estela de Goizueta [13] y tal vez un recolector en otra estela de Espinal [14].

En cuatro estelas navarras se encuentran representaciones de varios personajes de cuerpo entero a un mismo tiempo. En una de ellas, la de Goldáraz [15], el disco de la estela se adorna por una serie de antropomorfos en disposición radiada, cuyo sentido no es posible precisar. En otra de San Martín de Unx se han hecho figurar los difuntos o dadores del monumento -hombre y mujer claramente definidos- bajo arquillo, que sorprende realmente como una posible perduración del modelo funerario hispanorromano, algunas de cuyas mejores muestras proceden de Tierra Estella, en la Navarra Media Oriental 16].

Hay otras dos estelas notables porque su decoración escultórica constituye verdaderas escenas en que se cuenta una historia. La estela de Goñi [17], por ejemplo, recoge -aunque esquemáticamente- la afrenta legendaria de Don Teodosio hacia sus padres, a quienes da muerte con varios venablos. Carente de escenografía también, pero de ejecución brillante era la desaparecida estela de Eguiarreta [18], en cuyo anverso se representaba una escena litúrgica con tres personajes eclesiásticos revestidos de los ornamentos sagrados y en el reverso un caballero sobre montura, tratando de presentar sin duda a un difunto de prosapia, perteneciente a alguna orden militar.

Muy significativa es la representación de la mujer en las estelas discoideas de Navarra. Desde la Virgen con el Niño, en la mencionada estela de San Martín de Unx, a otras encarnaciones más mundanas, en que se la figura en su desnudez -como en una pieza de Lizarraga [19]-, en su trabajo -por ejemplo, las mujeres hilanderas de las estelas de Igal [20] y de Izalzu [21]– y en su maternidad, como en un ejemplar de Azcona [22], llevando al niño en brazos.

La peculiar estructura del disco de la estela en sectores, que obliga a los motivos decorativos a adaptarse a su lugar, conlleva a veces una representación humana que toma la parte por el todo, es decir, simboliza al total de la persona por tan solo la representación de una parte de su anatomía. Esto es muy patente en dos estelas del Museo de Navarra -una de Añézcar y otra de procedencia desconocida-, en las cuales tan solo se hace figurar la cabeza del difunto, como si de un retrato se tratase [23]. En el patio de este Museo se advierte en dos estelas más, la representación de la mano en actitud de bendecir, de lo que se deduce que sin duda serían las estelas de dos sacerdotes. De todas ellas, sin embargo, la que más sorprende por su originalidad es la de Santacara, que en una de sus caras lleva un tetrascele de cuyas extremidades ha hecho el cantero las piernas de un ser humano, que parece correr [24].

No se produce en las estelas discoideas navarras asociación entre hombre y animal, fuera de la estela ya comentada de Eguiarreta. En cambio, es más rica la representación humana asociada a armas y a otras clases de objetos.

Se puede hablar de plasmación de la violencia por medio de las armas en la estela, ya citada, de Goñi, mientras que en las estelas de Arazuri [25] y de Azcona [26], se representa al guerrero. En la estela de Arazuri es un guerrero de tipo ibérico, en alto relieve, provisto de arco y carcaj, en actitud de sacar un dardo. En la segunda, es el guerrero yacente en su tumba, adornado con su espadón.

El muestreo de objetos de uso personal del difunto es considerable. Son los ornamentos de culto y de rezo -como el incensario, el báculo o el libro-, y de trabajo -el copo, el huso y el ovillo de hilandera; el cayado, el cesto, el escudo y las armas. Sin olvidar las vestiduras, que con mayor o menor destreza técnica, el cantero ha presentado en sus obras.

Sobre la interpretación de estas representaciones nada añadiré, a lo que escribieron en su momento los diferentes investigadores que o bien las catalogaron, o bien teorizaron sobre las corrientes estilísticas que pudieron afectarles.

Me detendré, sin más, en presentar una relación de los paralelismo que las estelas discoideas navarras encuentran en regiones limítrofes o próximas. Creo que éste es un camino válido para demostrar la originalidad o vulgaridad de tales monumentos.

La representación de Cristo Crucificado se ha podido constatar en varias estelas labortanas, en Arbonne [27], Arcangues [28] y tal vez en otra de Arrauntz [29], si bien el esquematismo del cuerpo del Señor se aleja bastante del que ofrecen los ejemplos navarros, más próximos a las interpretaciones, de las estelas de Biarritz [30], Beúnza [31] (Guipúzcoa), Cilda [32] (Santander) y en otra singularísima de Llangan de Glamorganshire, en el País de Gales [33].

El individuo, en la mayoría de los casos difunto, se ha encontrado en piezas de Arcangues [34] (Labourd), Salinas de Léniz [35] (Álva) y con los miembros extendidos -como en la estela navarra de Amescoazarra- en los cementerio de Sorhapuru [36] (Baja Navarra), Etchebar [37] (Soule) y Arancou [38] (Labourd).

La asociación de hombre más instrumentos propios de su oficio se registra en una estela de Sunharette [39] (Soule), a la que no podemos oponer un ejemplo navarro de semejante categoría, por el atrevimiento como se componen el animal y el ballestero. La relación entre la mano del difunto y el objeto de que se sirvió en vida reaparece en las estelas de Belloc [40] (Labourd) y Banca [41] (Baja Navarra). En una estela de Arbonne [42] (Labourd), he podido advertir que esta relación precisamente se establece, no con la mano, sino con el pie del difunto.

La representación de la cara del muerto, tal como se ofrece en las estelas del Museo de Navarra, que ya he citado, sólo decora una discoidea de Jatxou, en Labourd [43], y parece que es en esta región donde más de reprodujo, pero en estelas tabulares (en Larressore y Ainhoa, por ejemplo).

Y precisamente es en las estelas suletinas de Abense-de-Haut, Licq y Sunhar [44], y en otra bajonavarra de Jaxu, donde aparece representada la familia y en concreto la mujer [45].

El tema iconográfico del caballero encuentra antecedentes lejanos en el tiempo y en el espacio, en las estelas ibéricas burgalesas de Clunia y Lara de los Infantes, pero no es posible encontrar un guerrero ibérico de a pie semejante al de la estela de Arazuri [46].

Vemos, pues, que algunas de las variantes iconográficas de las estelas discoideas navarras, es posible encontrarlas fuera del área geográfica a la que pertenecen. A pesar de lo cual su originalidad sigue siendo importante, ya que las estelas con representación humana son la excepción ornamental en otras regiones.

En el futuro, se impondrá la necesidad de un estudio que contemple el origen de estas representaciones y sus conexiones mutuas, acercando estas muestras de arte popular a las corrientes del arte oficial que les corresponda, evitando así menospreciar un elemento valioso para la reconstrucción de la historia.

Notas

[1] ZUBIAUR CARREÑO, F. J. “Estelas discoideas de la Iglesia Parroquial de San Martín de Unx (Navarra)”, Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra [C.E.E.N.], vol. IX, núm. 25, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1977, pp. 123-152.

[2] ZUBIAUR CARREÑO, F. J. “Estela discoidea procedente del desolado de Gomácin (Puente la Reina)”, C.E.E.N., vol. X, núm. 29, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1978, pp. 339-347.

[3] ARRESE, P. “Nuevas estelas de Navarra (I): Valle de Egüés”, C.E.E.N., en prensa. Estela núm. 1 de Elía (Iglesia Parroquial), 12, fig. II.

[4] CRUCHAGA, J.-LÓPEZ SELLÉS, T.-SARALEGUI, C. “Piedras familiares y piedras de tumbas de Navarra”, en Problemas de la Prehistoria y de la etnología Vascas, IV Symposium de Prehistoria Peninsular, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1966, pp. 233-243.

[5] MEZQUÍRIZ DE CATALÁN, M. A. Museo de Navarra. Guía, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1963, 1ª ed., pp. 28-29.

[6] CRUCHAGA PURROY, J. “Un estudio etnográfico de Romanzado y Urraúl Bajo”, C.E.E.N., vol. II, núm. 5, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1970, pp. 143-265.

[7] URRUTIA, R. M. “Nuevas estelas discoideas del Valle de arce y Oroz-Betelu”, C.E.E.N., vol. VI, núm. 17, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1974, pp. 311-344.

[8] LABEAGA MENDIOLA, J. C. “ Las estelas discoideas de Sangüesa (Navarra)”, C.E.E.N., vol. X, núm. 29, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1978, pp. 299-337.

[9] LAPUENTE MARTÍNEZ, L. “Estudio etnográfico de Améscoa”, C.E.E.N., vol. III, núm. 8, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1971, pp. 148-152.

[10] URRUTIA, R. M.-FERNÁNDEZ GARCÍA, F. “Las estelas de Soracoiz (notas para el estudio de una necrópolis)”, C.E.E.N., vol. V, núm. 13, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1973, pp. 89-115.

[11] LABEAGA MENDIOLA, J. C., op. cit.

[12] ESCALADA, F. La Arqueología en la Villa y castillo de Javier y sus contornos, Pamplona, Editorial Leyre, 1942, pp. 118-119. Y ZUBIAUR CARREÑO, F. J. “Estelas discoideas de San Martín de Unx (Navarra)” , C.E.E.N., vol. VIII, núm. 24, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1976, pp. 523-536.

[13] LEIZAOLA, F. “Nota sobre una estela discoidea encontrada en la Parroquia de Goizueta (Navarra), C.E.E.N., vol. VIII, núm. 22, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1976, pp. 183-184.

[14] URRUTIA, R. M. “Las estelas de Espinal”, , C.E.E.N., vol. V, núm. 14, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1973, pp. 219-248.

[15] LEIZAOLA, F. “Las estelas discoideas de Goldáraz, Valle de Imoz (Navarra)”, C.E.E.N., vol. II, núm. 6, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1970, pp. 427-434.

[16] ZUBIAUR CARREÑO, F. J. “Nuevas estelas discoideas de San Martín de Unx”, C.E.E.N., vol. IX, núm. 26, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1977, pp. 257-287.

[17] BURGUI, T. San Miguel de Excelsis representado como Príncipe Supremo de todo el Reyno de Dios en Cielo y Tierra y como Protector Excelso, aparecido y adorado en el Reyno de Navarra, Pamplona, Oficina de Josef Miguel de Ezquerro, 1774, Libro segundo, pp. 13-16.

[18] SATRÚSTEGUI, J. M. “Estela discoidea desaparecida de Eguiarreta (Araquil)”, C.E.E.N., vol. II, núm. 5, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1970, pp. 275-276.

[19] MANSO DE ZÚÑIGA, G. Museo de San Telmo, San Sebastián, La Gran Enciclopedia Vasca-Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián, 1976, pp. 257-259; y LATXAGA. “Una piedra discoidea visigótica en Lizarraga (Navarra), C.E.E.N., vol. IX, núm. 25, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1977, pp. 119-122.

[20] CRUCHAGA, J.-LÓPEZ SELLÉS, T.-SARALEGUI, C., op. cit.

[21] CRUCHAGA, J.-LÓPEZ SELLÉS, T.-SARALEGUI, C., op. cit.

[22] MEZQUÍRIZ DE CATALÁN, M. A., op. cit.

[23] MEZQUÍRIZ DE CATALÁN, M. A., op. cit.

[24] PARIS, P. “Monumentos ibero-romanos del Museo de Navarra”, Boletín de la Comisión de Monumentos de Navarra, tomo X, Pamplona, 1919, pp. 46-50 y 118-122; FRANKOWSKI, E. Estelas discoideas de la Península Ibérica, Museo Nacional de Ciencias Naturales, Publicación de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, Memoria núm. 25, Madrid, 1920, pp. 57-86; MEZQUÍRIZ DE CATALÁN, M. A., op. cit.; CARO BAROJA, J. Etnografía histórica de Navarra, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1972, vol. II, fig. 136.

[25] FRANKOWSKI, E., op. cit.; CRUCHAGA, J.-LÓPEZ SELLÉS, T.-SARALEGUI, C., op. cit.

[26] MEZQUÍRIZ DE CATALÁN, M. A., op. cit.

[27] BARANDIARÁN, J. M. Estelas discoideas del País Vasco, en Obras completas, vol. XIX, p. 432, nº 314. Bilbao, La Gran Enciclopedia Vasca, 1981.

[28] BARANDIARÁN, J. M., op. cit, vol. XVIII, p. 361, nº 256.

[29] BARANDIARÁN, J. M., op. cit, vol. XIX, p. 446, nº 328.

[30] COLAS, L. Grafía, ornamentación y simbología vascas a través de mil antiguas estelas discoideas, Bilbao, La Gran Enciclopedia Vasca, 1972, núm. 9.

[31] LABORDE WERLINDEN, M. “Exposición de catorce nuevas estelas discoideas situadas en la Provincia de Guipúzcoa”, en Homenaje a Don José Miguel de Barandiarán, Bilbao, Diputación de Vizcaya, 1964, p. 153.

[32] IGLESIAS GIL, J. M. Epigrafía Cántabra. Estereometría. Decoración. Onomástica, Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1976, p. 133, núm. 28. Esta estela fue estudiada por Hübner, Fita y J. M. Fernández.

[33] SILVAVERÁSTEGUI, S. Iconografía de la Monarquía Pamplonesa en el siglo X, Institución Príncipe de Viana-Instituto de estudios Riojanos (en prensa).

[34] BARANDIARÁN, J. M., op. cit, vol. XVIII, p. 369, nº 266.

[35] MANSO DE ZÚÑIGA, G., op. cit., p. 57.

[36] COLAS, L., op. cit., nº 745; y BARANDIARÁN, J. M., op. cit, vol. XX, p. 913, nº 822

[37] COLAS, L., op. cit., nº 955.

[38] COLAS, L., op. cit., nº 232.

[39] COLAS, L., op. cit., nº 943.

[40] BARANDIARÁN, J. M., op. cit, vol. XX, p. 785, nº 649.

[41] COLAS, L., op. cit., nº 278.

[42] BARANDIARÁN, J. M., op. cit, vol. XIX, p. 429, nº 211.

[43] DUVERT, M. “Contribution à l’étude de la stèle discoidale basque”, Bulletin du Musée Basque, Bayonne, 1976, nums. 71 et 72. Première partie, planche V, fig. 7 et 8.

[44] COLAS, L., op. cit., nº 944-945, 965 y 974 respectivamente.

[45] COLAS, L., op. cit., nº 1123.

[46] FRANKOWSKI, E., op. cit.; COLAS, L., op. cit, núm. 1172, 1173 y 1176.